Descargo: Los personajes utilizados en este fanfic son propiedad de Sorachi Hideaki.


Ser padre te hace querer correr en círculos

Gintoki no es el tipo de ser humano que planea, él solo vive el presente, quizá, a veces, piensa en el desayuno del día siguiente, pero eso es sólo cuando le toca cocinar a él; no se preocupa ni del azúcar o el alcohol que consume, mucho menos de las enfermedades que eso pueda causarle.

No piensa en un futuro arrugado o un pasado escarlata.

Vive el presente; es feliz tal como está.

Su primer pensamiento cuando su pareja le anuncia que va a ser padre es: debí usar condón. En un primer momento se sintió tentado a largarse y correr en círculos, no lo hizo porque eso garantizaría su muerte; se quedó de pie, procesando lo que acababan de comunicarle, luego no supo qué hacer. Eso no estaba entre sus planes; él no tenía planes.

Ocho meses después de eso aún no lograba reaccionar de la manera adecuada. Seguía sorprendido de encontrarse a si mismo comprando ropa para su hijo no nato, controlando su consumo de alcohol, más importante aún ¡casi no podía comer dulces! ¡Él, un ser de azúcar, no tenía permitido consumir su droga hasta desmallarse! Era un infierno. Todo porque según todos él debía cuidar su salud y no dar mal ejemplo a su futuro hijo. Kagura se burlaba, divertida por la situación, Shinpachi estaba feliz de que la familia se volverá más grande, Gintoki se lamenta por su libertad perdida, por el azúcar que lloraba porque su devorador preferido no iba por ella, para engullirla y regodearse en felicidad.

Durante los meses que duró el embarazo Gintoki no estaba demasiado feliz. Lo único que traería serían responsabilidades. Las cosas cambiaron cuando tuvo a la bola de grasa en sus brazos.

No sabía que pensar al respecto, un calor desconocido se había instalado en su pecho.

Él no quería bebes. Sólo lloran y cagan, pensaba.

Aún así no pudo evitar sonreír como idiota baboso cuando vio por primera vez a su hijo. Nadie le había dicho jamás que lo miraría de esa manera, con ojos iguales a los suyo, pero más brillantes e infinitamente más inocentes.

Gintoki no pensaba en el futuro. No lo hacía desde hace años, hoy o mañana serían iguales. Pero de pronto se encontró a si mismo pensando en qué sería lo próximo que el enano haría o la primera palabra que diría.

De alguna forma su mundo se volteó en un instante.

Y no le importó para nada.


Los finales de mierda son mi talento, nadie puede superarlos.

Creo que todos en el fandom tenemos una idea general de cómo sería Gintoki como padre, pero pienso que es más una imagen externa. Así que quería mostrar como yo creo que sería el cambio a nivel sentimental y resultó esto.

Gracias por leer.

La osa roja