Lo había logrado. Había conseguido su mayor deseo, poder volar como lo hacían las aves... libremente.

Tantas veces miraba el cielo y las veía volando sin ninguna preocupación, sin nada que molestara su vuelo, sin ninguna jaula.

Las envidiaba, él quería sentir lo mismo, deseaba sentirse libre, saber que era libre de hacer lo que quiera, libre para amar a quien el quisiera y no tener que aceptar las reglas de su clan. Esas reglas que no la aceptaban a ella como su mujer.

Quería ser libre para poder amarla como ella se lo merecía.

Por fin lo era. Volaba con las aves a las que tanto tiempo había envidiado...Pero no se sentía bien, no estaba conforme solo con su libertad... el quería que ella esté bien, pero no era así... ella lloraba y sabía que lo hacía por su culpa, por dejarla sola.

La ama tanto que preferiría ser por siempre un ave enjaulada a ser una en libertad pero sin ella. Desearía poder volver a estar a su lado, pero sabe que no puede. Porque un ave es libre cuando muere, y él lo había hecho, había muerto. Murió protegiendo a su prima, pero la única persona en su mente era ella. Su amor. Su Tenten.

Ahora la cuida desde el cielo. Donde la observa todo el día, mientras vuela libremente sobre ella.

La esperará, sabe que en algún momento ella también será libre... Y en ese momento se sentirá completo, podrá volar junto a su amor.