¡Buenas! Esta vez, aunque es bastante inusual vengo con un yaoi. Lo cierto es que rara vez lo shippeo, pero lo escribí a una amiga como regalo de cumpleaños porque es fan de esta pareja así que ya puestos, quería compartirlo. ¡Disfrutadlo!

Como siempre, ni la serie ni los personajes me pertenecen.


—Hm... ¿Aún sigues dormido...? Despierta, anda...

El joven aludido se encontraba tumbado en la cama de su habitación, envuelto en sábanas mientras ocultaba parte de su rostro con la almohada, huyendo de esa forma de los rayos de sol que se colaban por las cortinas y del menor, que no dejaba de intentar sacarle de la cama. Para una vez que quería dormir, aparecía él y se lo impedía. Parecía que lo hacía solo para fastidiar.

—Cinco minutos más...

—Te llevo dejando cinco minutos más desde hace más de una hora, Iwa-chan.

—¡Pero es mi cumpleaños! ¡Y siempre madrugo!

—¡Pero hoy es un día especial!

—El día seguirá siendo especial me levante a la hora a la que me levante. Buenas noches.

Oikawa se quedó mirando al contrario con el ceño fruncido, ya que sus intentos de sacarle de la cama, claramente, no estaban funcionando. Por otro lado, Iwaizumi había ocultado la cabeza por completo bajo la almohada, como si de esa forma de verdad fuese a conseguir librarse de él, hecho que creyó posible cuando sintió que el peso sobre el colchón se aligeraba, lo cuál indicaba que el otro se había levantado, probablemente para dejarle dormir otros ''cinco minutos'' o incluso más, quién sabe.

Nada más lejos de la realidad.

Oikawa sabía que de esa manera el moreno pensaría que se había ido para dejarle dormir, pero era todo lo contrario. Se había levantado para hacerle creer eso mismo y poder pillarlo con la guardia baja. La almohada cubría gran parte de su cabeza, pero su cuello estaba completamente despejado. El capitán sonrió con malicia y se relamió los labios para, seguidamente, inclinarse hacia él y rozar su cuello con los labios. Eso provocó que Iwaizumi diese un respigo debido a la sorpresa, pero tras eso pareció seguir como si nada.

Eso no molestó lo más mínimo al pequeño, ya que lo tenía todo calculado. Eso solo era el aviso. Tras eso, volvió a acercar los labios a su cuello y dejó un suave beso sobre su piel que fue precedido por varios más. Iwaizumi intentó mantenerse firme, con los ojos cerrados con fuerza y la almohada bien pegada a su rostro. Oikawa aguantó una risa traviesa y continuó con su trabajo, dejando varias mordidas sobre su cuello hasta llegar al hombro. Estuvo así durante varios minutos, en los que se preguntaba cuánto aguante tendría, aunque la respuesta no tardó demasiado en llegar.

De pronto, Iwaizumi apartó la almohada de su rostro de forma brusca e intentó incorporarse, pero Oikawa fue más rápido que él y no se lo permitió, colocándose encima de su cuerpo con una gran sonrisa adornando su rostro.

—Oh, ¿al fin has decidido levantarte, Iwa-chan? Al final sí que han sido cinco minutos de verdad.

La estrella no respondió. Si lo hacía, terminaría de caer en sus provocaciones, aunque pensándolo bien ya lo había hecho. No sabía cómo se las apañaba, pero siempre acababan igual.

—Venga, no pongas esa cara. Yo no te he obligado a nada.

—En parte sí.

—No es culpa mía que no puedas resistirte a mis encantos, mi amor.

Iwaizumi sintió que su rostro empezaba a arder, por lo que giró el rostro mientras soltaba maldiciones por lo bajo. Sin embargo, Oikawa colocó los dedos bajo el mentón del mayor e hizo que lo girara para volver a mirarle. Aprovechando que sus dedos rondaban por ahí, aprovechó para acariciar sus labios suavemente y seguidamente, se inclinó hacia él y los besó, aunque apenas fue un roce.

—Feliz cumpleaños, Hajime. —Susurró, permaneciendo a escasos centímetros de sus labios.

—Hmph... Más te vale que sea así, Trashikawa.

—Oh... Te aseguro que lo será. Espera y verás...