-Buenas noches, querida.

-Buenas noches, mamá.

Sonreí con cariño hacia mi madre, antes de entrar bajo las sábanas de mi cama como era ya costumbre habitual en mi vida y cerrar los ojos, en busca del sueño.

Sin embargo, como en tantas ocasiones, cuando las luces se apagaban y lo único que escuchaba era el cantar de los insectos a nuestro alrededor, mi mente se negaba a descansar como era debido. Mis pensamientos se volvían distantes y viajaban hasta la casa de mi infancia. Aquel hogar que nunca olvidaría y que siempre traía consigo los recuerdos de un joven , de mirada gentil y cabellos azabaches. -suspiré y mi cuerpo se giró automáticamente hacia la ventana, ovillándose hasta quedar oculto por la ropa de cama- Aún recordaba la primera vez que sus ojos me vieron. Aún.. si nunca nos habíamos visto, supe en ese mismo momento, algo que me costaba creer. Él era... alguien importante para mi. Alguien a quien siempre quería ver. - presioné mis manos sobre mi pecho, intentando contener todas las emociones que me embargaban.- Me escabullía tantas veces de casa, tan sólo intentando averiguar que era lo que tanta curiosidad me causaba de él. - cerré los ojos, decidida a olvidarlo y a dormir. Pero poco después volvieron a abrirse- Él era humano. Tan humano como en parte, yo también lo era. Lo único lejano , que nos dividía a ambos... era el tamaño. Y ,aunque todo parecía así de simple, eso era lo que lo hacía más dificil. Ellos era grandes ... capaces de destruir todo nuestro pequeño mundo.

"Al igual que esas especies... ustedes van a extinguirse"

Esas palabras, que fueron pronunciadas de un niño, eran las que más ardían en mi corazón.

Dolían, porque eran la realidad de mi mundo ahora.

Hacía tan solo unos años, mi padre había sido víctima de los tantos peligros del mundo de los más grandes. Lo extrañabamos , tanto como nos hacía falta a mi madre y a mi. Sin embargo, como todos, sólo nos quedaba aceptar su perdida y seguir adelante, viviendo.

Sabía que su perdida no había sido en vano. Todo lo que aprendí y que usaba a mi favor se lo debía a él. Y a pesar de su poca demostracion de afecto... el lo hacía a su manera y eso lo apreciaría como un tesoro, por el resto de mi vida.

"...Arriety..."

El sonrojo cubrió mis mejillas, haciendo que el vello de mis brazos se erizara. Alzé las manos y pellizque mis mejillas.- Ya sal de mi mente..!.

No importaba lo mucho que intentara despreciarlo, su recuerdo siempre volvía a mi.

Aunque tal vez... al igual que su padre.. él...

No. Se negaba a creer siquiera en la posibilidad de su muerte.

Y si , a pesar de todo esa fuera la realidad que ella desconocía, prefería recordarlo del único modo en que lo había conocido. Con una sonrisa en los labios y una gran mirada llena de bondad.

Sí.

Así lo recordaría.- suspiró y cerró los ojos lentamente- Siempre ... sonriéndole.

-/-

En algún lugar de la gran ciudad, un joven hombre de pelo azabache y ojos morados, veía a traves de un gran ventanal, más allá de las luces que lo iluminaban todo. Una leve sonrisa cubrió sus labios ,mientras de su bolsillo sacaba una pequeña pinza de ropa colorada. La observó por unos momentos, para después resguardarla en su puño y volverla a esconder.

Habían pasado años... pero aún tenía en su memoria ,los recuerdos de aquel verano.