Al diablo, el fic es una locura, la obsesión que tengo por escribir fics nuevos, también es una locura, y este fic es una idea absurda y tonta... pero algo me dice, que os va a molar... así que yo lo subo, y ya veré que me comentáis. LA LOCURA HA COMENZADO.


Narrado en tercera persona

Se había quedado observando la televisión, con una mueca de puro desagrado. No lo creía posible, pero los dos idiotas… lo habían hecho otra vez. Por una vez, llegó a plantearse que, con el tiempo, era posible que en la sexta temporada el SwanQueen llegase a ser posible. Pero nada más lejos de la realidad. Había habido un fogonazo y aquel pirata manco que en su día le pareció un personaje cómico y divertido, hizo acto de presencia.

Pero lejos quedaban aquellos días en los que, durante la segunda temporada, Garfio había despertado interés en el chico. Apagó su PC, desde el que había visto el episodio, subtitulado. Lo había hecho un Martes, a pesar de que lo habían emitido el domingo. Bufó y se tiró en la cama, con un solo pensamiento en su cabeza.

Ojalá pudiese hacer algo para que aquellos dos idiotas se dieran cuenta del potencial que estaban derrochando en la serie. De que Emma ya no era lo que era, y de que habían humillado tanto a Regina que ya no tiene ni gracia.

"Ojalá pudiese hacer algo para que la serie fuese la mitad de interesante que antes"

En el fondo de su corazón, el chico sólo esperaba alcanzar a ver algo digno de ser visto. Esperaba llegar a ver SwanQueen. Creía, como muchos además que él, que era lo lógico. Pero que dos personas cobardes no se atrevían a convertir a dos protagonistas con verdadera química en una pareja por ser del mismo sexo. Aunque eso, estaba a punto de cambiar.

Unas horas más tarde

?

Me desperté con una extraña sensación en el cuerpo. Por un momento pensé que debía estar aún en un sueño. Me sentía increíblemente ligero. Como si flotara. Y entonces, noté una mano sobre mi culo, y abrí los ojos de golpe. ¿Quién estaba durmiendo a mi lado? Me aparté, con la mala suerte de que me hice un lío con la manta y me caí al suelo. No parecía tener el mayor sentido del equilibrio. Traté de ponerme de pie, pero me fallaba el equilibrio. Todo a mi alrededor parecía increíblemente… grande. ¿O quizá yo era más pequeño?

_ ¿Swan? ¿Te pasa algo?

Me giré, sintiéndome desubicado. Estaba alucinando. ¿Por qué Colin O 'Donoghue estaba en la misma cama que yo?¿Y por qué acababa de llamarme… Swan? ¿Por qué hablaba en perfecto castellano?

Agité la cabeza, negando, y sentí como una larga melena dorada me golpeaba la cara. Perdí una vez más el equilibrio y tuve que sujetarme a la pared para no caer. Colin me estaba mirando como un cachorrito. ¿Qué diablos?

_ Necesito ir al baño un momento…_ Dije… bueno, creo que lo dije yo, puesto que de mis labios salió una voz completamente femenina.

Me metí en el lavabo, y cuando me miré en el espejo, ahogué un grito. Jennifer Morrison me devolvía la mirada desde el otro lado del cristal. ¿Qué diablos acababa de pasar? Debía estar soñando, pero lo cierto es que parecía todo bastante real. Me di un pellizco en hombro y sentí el dolor. Tenía que comprobar una cosa. Tomé uno de mis cabellos y di un leve tirón. Lo observé con detenimiento.

_ Rubio natural._ Murmuré, comprobando que no había rastros de tinte.

Jennifer nació morena. Colin me había llamado Swan. ¿Sería Emma Swan? Sonaba absurdo. Sin embargo, en aquel momento, mis preocupaciones eran otras. Lo admito. Soy un hombre, o al menos lo era unas horas antes, y soy débil. Me quité la camiseta y miré mis pechos, que parecían estarme invitando. Mi excitación los había dejado erectos, y preparados para la batalla. Me acaricié un poco, observándome… creo que nunca había hecho algo tan sexy. Mi mano comenzaba a escurrirse bajo el pantalón del pijama.

_ ¡Emma!_ La voz de Colin me llamó la atención._ ¿Estás bien?

_ Sí… estoy bien, Killian, no pasa nada._ Contesté, algo nervioso. Era mucho como para tragar de una sola vez.

_ De acuerdo, Swan. Déjame entrar un segundo._ No iba a decirle que no.

Me puse la parte de arriba del pijama e intenté que no se notase lo que acababa de hacer. Killian parecía algo confundido. ¿Habría notado la rabia que le tenía desde ya? Se acercó y trató de besarme en los labios. Le hice la cobra. ¡No! ¡No! De ninguna manera iba a dejar que ese hombre me besara. No sé, para las mujeres quizá sea bastante atractivo… pero yo solía ser un hombre heterosexual, y mis gustos no habían cambiado.

_ ¿Estás enfadada, Emma?_ Me preguntó, preocupado.

_ No… es que… te huele el aliento a ajo._ La peor excusa de la historia, lo sé. Pero… ¿Se me puede culpar? No es que hubiese tenido mucho tiempo.

_ Bueno… me lavaré los dientes._ Dijo, algo nervioso._ Nos vemos en Grannys, ¿Vale?

_ Vale, de acuerdo._ Dije, intentando parecer conciliadora… pero era difícil.

Esperé a que se fuera y me metí en la ducha. Acaricié el cuerpo de Emma, recreándome. Finalmente me toqué la perla que coronaba mi sexo, experimentando el placer femenino… algo completamente nuevo para mí. Gemí largamente, disfrutando de aquella irrealidad, mientras gemía. Mis manos tocaron mis pechos, y me mordí el labio. No sabía cuánto iba a durar aquello… pero pensaba disfrutarlo.

Me salí de la ducha, mirando a la mujer que me devolvía la mirada desde el espejo. Madre mía, menuda cara de viciosa… tenía que tratar de controlar mi lenguaje corporal. Me acerqué, respirando profundamente, me tenía que serenar.

_ Hola._ Dije, exagerando el tono._ Me llamo Emma Swan, soy la salvadora. La Sheriff.

Me reí un poco, aún incapaz de creérmelo del todo. Me sequé, tomándomelo con calma y esforzarme por no volver a caer ante mis propios encantos. Al salir me encontré con que sobre la silla había preparado la ropa para el día siguiente. Me puse la ropa interior, los vaqueros, una camiseta blanca y la sempiterna chaqueta roja. El estilo de Emma era bastante cómodo, punto a su favor.

Bostecé sonoramente y cogí las llaves del coche, observándolas. El llavero de Neal. Me sentía como un niño en Disneylandia. Y ya, si mencionamos lo que pasó cuando bajé y me subí al escarabajo… no tenía palabras. Era mucho más cómodo de lo que lo hacían creer en la serie.

Me perdí. Lo admito. En la serie hacían parecer que Grannys estaba justo al lado de la casa de Emma y sus padres, pero lo cierto es que en aquel momento tardé un buen rato en llegar. Entré en el local y me encontré siendo saludado con todos. Moví la mano nerviosamente, volviéndome hacia… bueno, los Charming. ¿He dicho que tampoco me cae especialmente bien? Todo les salía demasiado bien.

Saludé a todos y me senté en el sitio que quedaba libre junto a David. Tenía que acostumbrarme a todo aquello. Killian me hacía ojitos, frente a mí. ¿Delante de "mis padres"? ¿En serio, Killian, en serio? Bufé, cansado, y dio un sorbo a mi café con canela. Sí que estaba bueno, sí. Oí el tintineo de la campanita de la entrada y me giré por instinto.

No recuerdo aquel momento con exactitud… pero juraría que acababa de tener un orgasmo. Maldita sea… La tele no le hacía la más mínima justicia. Regina Mills había entrado y yo me había quedado mirándola embobado. Qué curvas… que rostro… que mirada. Ocupaba todo el local sólo con su presencia. Lana Parrilla no podía ser una mujer normal. Ella estaba por encima del resto de mortales.

_ Ponme un café, Ruby._ Dijo, con cierto aire de melancolía.

Claro… acababa de perder a Robin. El capítulo que había visto justo antes de dormirme. Regina era el personaje por el que seguía viendo la serie. Ahora todos parecían haber ido perdiendo el encanto. Bella, Gold, Ruby… incluso Emma. Pero… ya era ocasión de cambiar eso último.

_ Voy a hablar con Regina._ Dije, mirando a Mary Margaret.

Resultaba difícil no ver a Regina como el bombón que era. Sí, es verdad, era el personaje más interesante, pero desde luego también la mujer más sexy que había visto jamás. Me acerqué y la miré, sentándome a su lado.

_ Buenos días._ Saludé, poniéndome el cabello tras la oreja.

_ Buenos días, señorita Swan._ Me estaba hablando. Madre mía. Lo admito, soy un maldito fanboy. Le quería pedir un autógrafo.

_ ¿Cómo estás?_ Pregunté. Mi voz sonaba escasa.

_ ¿Cómo crees que estoy?_ Suspiró._ Acabo de perder a la persona a la que más quiero.

Esos ojos tristes de color oscuro. ¿Quién no se derretía antes esos ojos grises de color oscuro? No pude evitarlo, llevaba mucho tiempo soñando con hacer algo así. Rodeé a la morena con los brazos, tratando de darle un abrazo de consuelo. Fue superior a mis fuerzas.

Me apartó de un empujón, y eso me hizo caer al suelo. Desde luego mi sentido del equilibrio era aún penoso. Diferencias entre medir un metro noventa y tener… accesorios. A medir menos de metro setenta y tener… otros accesorios distintos.

_ ¿Qué haces, Swan?_ Me preguntó… estaba confundida.

_ Sólo… intentaba consolarte._ Dije, sincero.

Me había quedado prendada del olor de Regina, una mezcla de manzanas y frutos rojos. Daban ganas de morderla. Casi había sido una suerte que me empujara, porque estuve a punto de perder la cabeza. Regina… maldita sea. Era mi debilidad, desde luego.

_ Sé consolarme sola, señorita Swan… sin que me sobe._ Dijo, mirándome. Se había sonrojado.

_ Lo siento._ Dije, bajando la mirada.

_ ¿Cómo?_ Regina parecía sorprendida._ ¿Ningún comentario sarcástico e hiriente? ¿No vas a montar en cólera?

_ No… sólo… siento haberte molestado, Regina._ Dije, bajando la mirada. Seguro que estaba como un tomate._ Perdóname.

_ Vale… te perdono._ Murmuró, parecía confusa.

Me puse en pie, ajustándome la chaqueta roja. Cogí mi café y di otro sorbo. Regina me miraba. Parecía centrada en mí. ¿Acaso se había dado cuenta? Esperaba que no. Si me expulsaban del cuerpo de Emma iba a pasarlo mal, eso lo imaginaba, desde luego.

_ Oye… Emma._ La voz de Regina me dio escalofríos._ He pensado que podría volver a enseñarte magia. Ahora que… bueno, tengo tiempo libre. Y no quiero que la siguiente amenaza que venga… nos haga falta perder a nadie más.

_ Sí._ Dije, con tono solemne. Resultaba difícil no emocionarse ante la perspectiva de tener magia. Aprender a usarla y dominarla. Todo un sueño.

_ Yo… debería irme a trabajar por el momento. ¿Hablamos luego, Regina?_ Le pregunté.

_ Claro… llámame._ Parecía tan triste. No era digno de ella.

Me dirigí hacia la comisaría. No había nadie en las celdas. Y tampoco estaba David. Iba a ser una mañana aburrida, o eso aparentaba. Mis ojos captaron entonces un portátil sobre la mesa. Me acerqué y abrí. Tenía contraseña. Acerqué las manos a las teclas y, como por inercia, mis dedos pulsaron una clave. La clave correcta, además. Al parecer, la memoria muscular de Emma estaba siendo útil.

Fue entonces, al ver el icono de Skype en la barra de tareas, cuando se me ocurrió una idea estúpida. Se suponía que ese mundo estaba basado en el nuestro. Tecleé mi correo, pues aún usaba el viejo Hotmail, y me sorprendí al ver que al meter mi contraseña, cargaba el perfil.

No veía a nadie conectado. El perfil existía, pero, decididamente, no podía conectarse en ningún sitio. Suspiré, a punto de cerrar el portátil. Y entonces, escuché ese ruidito conocido, que indicaba que alguien se había conectado. Miré la pantalla y vi al único contacto disponible. Mi mejor amiga, Ely. Me estaba mandando un mensaje.

¿Has visto el último capítulo de once?

Menudo desplante que le ha hecho Emma al hombre-percha.

Le ha dejado con dos palmos de narices.

¿Cómo? No, no lo he visto._ Contesté. Estaba dentro de la serie… hablando con alguien sobre la serie. Suerte que me van este tipo de cosas, o no me enteraría de nada.

¿Te vas a esperar dos días otra vez? Hazme caso, este es bueno. Pero no te digo nada. Sin spoiler… pero hay SwanQueen.

¿Qué hay?

Regina quiere volver a enseñarle magia a Emma. Ella se la estaba comiendo con los ojos, no te digo más.

Ely… tengo que contarte algo. Es una alucinada… y no me vas a creer.

¿Qué pasa?

Bueno… es que… me he convertido en Emma Swan.

Ya, claro… ¿Me presentas a Regina? XD

Supongo que necesitas pruebas. Está bien. Te pongo la cam.

Me coloqué frente a la cámara, poniéndome en plan salvaje… porque sabía que Ely se iba a volver loca. Ella era toda una fan del SwanQueen… y del atractivo de las dos chicas implicadas. Le lancé una llamada y cuando la imagen cargó, Ely tenía una expresión de puro asombro.

_ Hola Ely… soy Emma… estoy loca por ti…_ Le dije, poniendo morritos.

_ ¡Joder! ¡Joder!_ Dijo, pasando un paño por la pantalla, para verme bien._ ¿Cómo coño ha pasado eso?

_ No sé… pero me he despertado y soy la sexy Sheriff de Storybrooke._ Dije, acomodándome en la silla.

_ Me acabas de dejar empapada, ¿Lo sabes, no?_ Me dijo.

_ Eres una descarada._ Le dije, riéndome._ Pero te lo paso porque yo estoy igual. ¿Ser mujer siempre es así?

_ Lo dudo, la verdad. Si yo fuese Emma… Un momento… ¿Has visto a Regina?_ Le brillaban los ojos. Ely era incluso más fan de Regina que yo. De hecho el avatar que tenía en el Skype era una imagen suya.

_ Sí… y ha sido… brutal._ Dije. Me brillaban los ojos, seguro._ Y te digo una cosa, Ely. SwanQueen va a ser real. Aunque me cueste la vida.

_ Vaya… se te ve muy… ¿Decidida?

_ No te haces una idea._ Me aparté el pelo de la cara._ Por lo que me cuentas… el desplante que le he hecho a Hook ha salido en la serie, ¿No?

_ Sí… Twitter ha petado. Los productores dicen que no rodaron esa escena.

_ Y más escenas que han rodado van a salir, te lo aseguro.