Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto.
Se dirigían de regreso a Konoha, la misión no había sido complicada después de todo. Hacía una mañana esplendida. Habían decidido salir desde muy temprano para llegar cuanto antes a la aldea. Mientras corrían a ritmo vertiginoso sobre los árboles, Hinata no pudo resistirse a mirarlo.
¿Qué le estaba pasando? ¿Qué tenía Sasuke Uchiha que estaba mermando su salud?
Sintiéndose observado Sasuke volteó de repente.
-¿Qué pasa Hyuuga? ¿Por qué me ves así?- los penetrantes ojos negros la atravesaron.
Ella tenía una mirada extraña, diferente a la de los demás, a los que lo veían con temor, desprecio o fascinación; no, la mirada que reflejaban esos ojos opalinos era diferente. Parecería como si lo analizara de algún modo.
-Yo… etto… e-es que…
Hinata desvió la mirada de su compañero, y la clavó en el suelo. Tartamudeaba de nuevo, eso no era bueno, se suponía que ese problema ya lo había dejado atrás desde hacía mucho. Había crecido no solo en tamaño, también por dentro.
- No, no es nada… es que, me siento un poco…mareada.
- Humph. Deberías comer mejor Hyuuga, No serías de gran ayuda enferma, necesitamos tu Byakugan para poder detectar chakra de posibles enemigos.
Ella apretó los labios.
¿Comer bien? No, sus mareos no tenían nada que ver con no comer bien, era su presencia la que le provocaba ese malestar, un malestar extraño en general.
Se ponía nerviosa; esos nervios que hacía muchos años había logrado superar ahora hacían que las manos le temblaran. Él la miraba y sentía que todo su cuerpo se agitaba, incluso su corazón palpitaba de manera dramática, pero lo peor de todo era esas nauseas extrañas que se le presentaban cada vez que él se le acercaba y ese singular hormigueo que le producía en el pecho. Y eso, creía ella, no tenía nada que ver con la comida.
"¿Por qué? ¿Por qué?" se decía Hinata, ¿Qué había pasado que ahora Sasuke le causaba esto?
Cuando él había regresado a Konoha de nuevo, ella casi no se le había acercado, no había necesidad, ellos nunca había sido amigos. Le alegraba su regreso por Naruto y Sakura pero nada más. Las ocasiones en las que habían coincidido en algún lugar, siempre estaban rodeados por muchas personas, y las pocas veces que habían cruzado palabras eran por anuncios de misiones o comunicados de la Hokage y nunca había experimentado nada similar a lo de ahora.
Incluso cuando los habían destinado a realizar juntos esta misión nada le había sucedido.
Durante ésta, él había sido bastante indiferente con ella. Pero ¡Kami! Él era Sasuke Uchiha, distante, serio y sombrío, nunca se portaba amigable ni nada por el estilo. A veces lo miraba y se preguntaba como hacía para no parecer desvalido o débil por estar siempre tan solo, cómo lograba no estar triste. Ella nunca podría soportar el estar sola, si era honesta le admiraba de alguna manera. Nunca lo había visto reír, ni siquiera esbozar la más mínima sonrisa.
Hasta aquel día, cuando su presencia había comenzado a afectarle.
Fue durante una pelea con los ladrones que pretendían robarles los pergaminos que ellos llevaban de regreso a Konoha desde el País del Arroz y que era la misión que les había encomendado la Hokage. Había sido una pelea bastante fácil e incluso rápida. Ella sólo había tenido que usar taijutsu y un poco el juken, y él ni siquiera activo su Sharingan. Sasuke estaba terminando de atar a los bandidos cuando volteó a mirarla para decirle: "Lo hiciste bien Hyuuga," y luego le sonrió. Eso había sido todo, una efímera sonrisa. A partir de ese momento su cuerpo comenzó a experimentar esas raras anomalías.
- Además… - añadió Sasuke devolviéndola a la realidad.- No quisiera andar cargando contigo lo que queda de la misión, nos atrasaríamos en regresar a Konoha.- terminó sin verla siquiera.
-N-o, no se-será necesario Uchiha-san.
"¡Nani! ¡Cargarla él a ella!" Eso sería terrible, si eso llegara a pasar estaba segura que vomitaría. Si su sola cercanía le afectaba, qué pasaría si tuviera que ir en sus brazos, eso definitivamente sería fatal.
No, eso no lo soportaría, debía controlarse y tratar de encontrar que era lo que tenía Sasuke Uchiha que la ponía de esa manera.
Repentinamente Sasuke se detuvo, Hinata al no esperarse el movimiento chocó con el chico. Haciendo gala de sus increíbles reflejos Sasuke la sostuvo antes que ella cayera hacia el suelo, rodeando con el brazo la cintura de la chica, dejándola completamente pegada a su cuerpo. Hinata suspiró con fuerza ante el asombro, y entonces el aroma de Sasuke colmó sus pulmones.
Se sintió aturdida. Él olía tan bien. De pronto enrojeció completamente. ¡Oh no!, Ahí estaban las nauseas otra vez, y ese calor que la abrasaba.
Se alejó de él bruscamente, como si el brazo de Sasuke fuere algún tipo de alimaña que pudiera hacerle daño. Con ese movimiento repentino volvió a tropezar con una rama.
- Oye, ten más cuidado- le dijo de forma cortante. -¿Es qué no miras por dónde vas?
- Gome-gomenasai…-contestó con apuros
"¿Sería acaso su olor?" pensó de repente. Tal vez usaba alguna colonia o loción que su olfato no percibía, pero que su cerebro sí y eso era lo que le provocaba esa repentina enfermedad. Si, tal vez era eso y no su persona en sí, después de todo él siempre lucía limpio, debería preguntarle… A quién quería engañar, ella nunca se atrevería a cuestionar tal cosa ni a él ni a nadie, sería totalmente descortés y grosero.
- No lo creí necesario.- añadió él con fastidio. - Pero, será mejor que descansemos un momento, tal parece que el haber usado tanto el Byakugan en la misión te agotó.
-No, no se-será necesario Uchiha-san estoy bien.- intentó disuadirlo pero no le había hecho el menor caso.
Se habían detenido en un claro del bosque, era un sitio distinto al resto de la espesura que les rodeaba, era un lugar muy bello: un espacio despejado con grandes árboles y cientos de florecillas rodeando el lugar. En las cercanías se escuchaba el murmullo de agua, como de una cascada.
"¡Qué bien!" pensó Hinata animada un poco por el rumor, tal vez podría ir meterse al agua un momento. El abrazo repentino de Sasuke la había hecho sentirse con fiebre. Parar tal vez no había sido mala idea.
- Activa el Byakugan, Hyuuga. - le dijo Sasuke de pronto.- Ve si percibes algún chakra en los alrededores.
Hinata activó su dojutsu, y no detectó a nadie alrededor, ni percibió nada extraño, estaban seguros.
- Está bien, no hay nada.- comentó con seguridad.
- Siendo así podemos ir a refrescarnos un rato en la cascada que está más adelante.- señaló mientras bajaba su equipo y su katana en el suelo y los depositaba junto a un árbol.- Te haría bien el agua fría Hyuuga, tú puedes ir primero, mientras yo vigilo, ya sé que dijiste que no hay nada alrededor pero será mejor no confiarnos.
Hinata, sentada junto a unos arbustos, miraba fijamente el equipo de Sasuke, en un instante se iluminaba su mirada, ¡Por qué no lo había pensado antes! Tal vez ahí, en su equipo traía la loción o lo que fuere que utilizaba y que hacía que se enfermara de esa manera.
- ¡Oye! Oye, Hyuuga.- la miraba de forma singular. "Que tipa tan extraña" se dijo.- ¿Me escuchaste? Ve y no tardes mucho.
- ¿Eeh? Sí, ¡Gomenasai Uchiha-san!- contestó sin mirarlo, se levantó y se dirigió hacia el agua. Sería un gran alivio darse un baño.
Llegó al lugar en donde se encontraba la cascada y suspiró, era realmente hermoso: un salto de agua no muy grande que apenas formaba un pequeño estanque con su caída. Le recordaba a su lugar especial en donde practicaba en Konoha, su refugio; en donde encontraba la paz que a veces buscaba su alma.
La posición del sol indicaba que pasaba bastante del medio día. Hinata activó su Byakugan una vez más, pero no encontró nada extraño, a unos cuantos metros del lugar sólo se encontraba Sasuke que practicaba movimientos con su katana.
Hinata se sentó en la orilla y metió los pies en el agua, volvió a suspirar, estaba deliciosa, tomó un poco entre sus manos y lavó su cara. Un poco de tranquilidad se colaba a su cuerpo al sentir el contacto fresco en su piel.
Se levantó y comenzó a quitarse la ropa, quedando sólo en ropa interior. Un conjunto en azul, su color favorito, no muy atrevido pero bastante sugerente según palabras de Tenten. Sonrió al recordar la cara de Tenten, quien la había acompañado a comprarlo, y le había dicho con picardía que nunca hubiera imaginado que le gustara la ropa interior de ese estilo.
La chica se estiró y de un salto entró al agua, dejando que ésta tratase de quitarle la tensión que sentía.
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