La chica movió las caderas y la falda bailó. Sonrió contenta y terminó de peinarse el largo cabello rubio para luego recogerlo en una cola de caballo. Tomó un pequeño y delicado frasco rosado de perfume y se roció con él. Finalmente dio media vuelta provocando que la falda bailase otra vez y recogió un bolso amarillo que se encontraba en la cama y rió.

El muchacho que se encontraba acostado, esperándola para irse, frunció el entrecejo e hizo un mohín de desagrado. Colocó la mano en su mentón y la observó completa.

Su cabello rubio combinaba a la perfección con sus brillantes ojos azules; llevaba una musculosa blanca algo floja, y debajo el corpiño de su traje de baño y más abajo llevaba una falda negra a tablas, pero había un problema: la falda era demasiado corta, o eso pensaba el Elric.

Hacía calor, mucho calor. Y la pareja pensaba salir a refrescarse un poco en algún arroyo, río, o algo por el estilo. Pero el hecho de que el maldito calor casi ni los dejaba respirar, ¡no era excusa para que ella se ponga una falda tan corta!

—Quítate esa falda —le dijo Edward casi ordenándole.

—¿Perdón?

—Es muy corta —contestó apartando la vista.

—Me estoy muriendo de calor, no permitiré que tus estúpidos celos me molesten, Edward —exclamó la chica acercándose a él muy enfadada.

El rubio movió la cabeza y fijó la vista en ella, ambos se miraban a los ojos, desafiándose.

—Entonces tu préndete la camisa —refutó Winry señalándole con el dedo y una media sonrisa de lado.

Edward llevaba puesta una camisa medio amarilla con los primeros botones desprendidos, producto del calor, dejando a la vista su pecho. Él abrió la boca como para decirle algo, más se había quedado sin palabras. Él le lanzó algo y ella se lo devolvió.

Él no se prendería la camisa y ella no se quitaría esa falda. "Maldito calor". Pensó el Elric.

Fin.

N/A: espero que les haya gustado.