Fuego Platinado

1

La realidad y el olvido

Todavía trataba de preguntarse por qué se sentía así, la mezcla de odio y amor se formaron en su corazón y su mente, y todo se nublaba en una almohada que recibía sus lágrimas mientras mitigaban el abrumador grito de desconsuelo que ahora sentía. Ginny Weasley se hallaba en su habitación desde hace un par de horas que había escuchado a su hermano y a cierto muchacho que tenía apenas si un día de estar ahí. Era horrible pensar así, con él tan cerca y ella llamándolo con la voz de sus lágrimas y sin respuesta alguna, terminó por refugiarse en un rincón de su recámara, la cama había resultado tan reconfortante que no quería consuelo, quería sentirse con la libertad de derramar su tristeza en ese momento, sacar todo ese dolor de su pecho, y, olvidar al chico que había sido culpable de ello.

Ginny Weasley estaba arrancando de su corazón a Harry Potter.

···

Era una mañana como cualquiera de verano, La Madriguera había comenzado con su rutina desde muy temprano, el sonido de los trastos lavando y los aromas que provenían de la cocina, indicaban a la Sra. Weasley atareada con sus labores del hogar. Afuera los gemelos Weasley practicaban su faena de lanzar gnomos de jardín y con la ayuda de un palo de escoba viejo, practicaban sus ingeniosas habilidades como golpeadores que eran, después de todo, ese año habían recibido solicitudes para algunos clubes de Quidditch que les pedían formar parte de sus equipos.
No muy lejos de ahí, Percy Weasley se dedicó a plantar sus nuevas adquisiciones botánicas para sus estudios en el Ministerio, quería dar una gran impresión y nadie se atrevía a interrumpirlo, salvo un par de gnomos chirriantes que "por casualidad" caían en su cabeza.
El Sr. Weasley terminaba su desayuno y alistándose para el trabajo, se despidió de su señora esposa y se fue directamente con -polvos flú- a través de la chimenea, algo demasiado común para una familia típica y -normal- de magos. Ron Weasley por su parte tenía tan sólo media hora de haberse levantado, y tras el grito reconfortante de su madre por la mañana de que se pusiera a arreglar su habitación, un quejido fue la respuesta del último varón de la casta Weasley.

- Y quiero en cuanto suba, ver esa habitación limpia o si no te las verás conmigo, muchachito.
- Sí mamá, ya te oí. Ahora mismo la dejo brillante... como la cabeza de papá. - murmuró al final Ron al aventar sus cobertores al suelo.
- Ya veremos si queda igual. - gritó por última vez la su madre.

El sobresalto de Ron indicaba claramente que no se tenía en cuenta que aquello lo hubiera escuchado, pero no era de sorprenderse, la Sra. Weasley claramente marcaba las habilidades típicas de una madre para escuchar hasta el rumor más leve o el comentario quejumbroso en cualquier situación (sin olvidar aquella -visión- estratégica para localizar ciertos objetos, y que bien lo sabían Fred y George).

Verano se respiraba solamente, a tan sólo 3 semanas de haber salido de Hogwarts, los Weasley celebraban la graduación de George y Fred, Ron finalizaba su quinto año y Ginny el cuarto.
Precisamente ésta última es la que no salía de su habitación aún, permanecía tranquilamente dormida y al parecer, nadie estaba empeñado a levantarla, un día antes ella se había empeñado en arreglar aquella casa tan bien, que decidió toda la familia en dejarla descansar, ya que hasta tarde había terminado.

Una razón era suficiente para tan ajetreado movimiento de limpieza en La Madriguera, hoy sería el día en que Harry Potter, el niño que sobrevivió, llegaría a quedarse lo que restaba del verano con ellos. La confirmación llegada unos tres días antes había puesto de cabeza a la familia, que se esmeraba por ser anfitriona perfecta de su huésped favorito.

- Listo, el jardín está «desgnomizado» totalmente, capitán. - señaló George mientras saludaba como un soldado ante su superior.
- Permiso para descansar, señor, digo, señora. - con voz fuerte, Fred llegó por detrás.
- Permiso concedido cabos, sólo después de asearse. - la señora Weasley siguió el juego de sus hijos.

Con sonrisas pícaras, ambos gemelos se fueron corriendo rumbo a su habitación para ducharse y cambiarse. La señora Weasley tras ver el reloj de la pared de la cocina, se limpió las manos con un paño y se fue también a las escaleras, tocó una puerta y al abrirla, Ron estaba colocando un poco de agua en la jaula de su diminuta lechuza. Con las manos que recordaban la posición de las asas de una jarra, la madre de Ron revisó con la mirada cada esquina de aquél cuarto, el pelirrojo se incorporó derecho y esperó el veredicto.

- Ese es mi Ronnie.
- Mamá, para.

Estaba abrazándolo mientras lo llenaba de besos, estaba tan orgullosa de que su retoño hubiera obedecido al pie de la letra sus órdenes que no pudo contenerse a felicitarlo de esa forma. Sabía que le provocaba a su hijo vergüenza el que hiciera eso, y para "enfadarlo" más, le plantó un beso en la frente y salió de la habitación riendo. Ron se limpió el beso y se rió ligeramente, al menos era una buena señal el ver que su madre no le hubiera mandado algún hechizo para reprenderlo.
Unos pasos más adelante, la señora Weasley se detuvo en la puerta de Ginny, dio tres suaves golpecitos para llamar la atención de su hija, y ligeramente la abrió para encontrarse a una cabecita roja revolviéndose en las cobijas y despertarse.

- Cariño, no quiero levantarte, pero si quieres estar presentable, será mejor que te apures.
- Gracias mamá. - terminó con un bostezo y restregándose un ojo.
- El desayuno será cuando llegue, ¿de acuerdo? así que tienes tiempo para arreglarte.
- Esta bien.

Al instante, Ginny se puso de pie y se restiró un poco con los brazos para arriba, la señora Weasley sonrió al ver como el camisón de su pequeña ya le quedaba chico.

- Recuérdame de comprarte un nuevo pijama cuando vayamos al callejón Diagon.
- ¿Ah? ¿Qué tiene de malo éste?
- Ya te está quedando muy chico. Estás creciendo y es obvio, ya no tienes 10 años.

Y tras guiñar un ojo, cerró la puerta, Ginny se vio así misma con el camisón y parpadeó un par de veces. Caminó rumbo a una pequeña ventana que Bill una vez hizo para ella el verano pasado a petición de su hermana, y la abrió completamente dejando entrar una deliciosa brisa matutina, su cabello, ahora largo a la altura de los codos, jugó un poco con el viento y ella rió complacida.

- Bien, es hora de apurarse.

Y como todo en la vida, cuando se espera algo con tantas ansías, siempre se hace el tiempo lento y no llega la hora para que llegue. Así era la situación, pues ya rayaba más de las once de la mañana y no había señales de que Harry llegara. Él mismo había escrito que trataría de llegar por su cuenta por medio de la chimenea (ya que había practicado un poco en el último curso de Hogwarts que tuvieron), así que todos estaban ahí reunidos en plena sala. Ron y George habían comenzado una partida de ajedrez mágico mientras que Fred charlaba con Ginny acerca de los clubes de Quidditch que más le interesaban. La señora Weasley tejía, para lo que era obvio, el regalo de Navidad para sus hijos, y Percy andaba de un lado a otro leyendo un libro grueso y gastado.

Un tronido, o al menos eso parecía, por que más tardaron en interrumpirse para escuchar aquello, que un humo púrpura invadió la mitad de la sala, tosidos de los Weasley se oyeron y alguien salía de ahí dando de manotazos para despejar la vista del humo, Ron se puso de pie de un brinco y Percy murmuró algo con la varita que hizo desaparecer cualquier rastro de polvo en el aire.
Harry estaba haciendo su entrada a la casa recibido por un Ron lleno de alegría.

- Lo siento, creo que no usé la cantidad exacta al principio de polvos, porque me fui a otras cuatro chimeneas más adelante de aquí.
- Oh cariño, no te preocupes, lo importante es que ya estés aquí y bien. - sonrió la señora Weasley tras abrazar sofocante a Harry.
- Bienvenido Harry. - estrechó su mano Percy.
- ¡Hey, Harry! Te perdiste una buena tanda de gnomos esta mañana. - rió George tras darle de palmadas al hombro.
- Vamos, hay que escribirle a Hermione que has llegado ya. ¡Tal vez así pronto ella venga!
- Anda, que a ti te alegraría el alma como nunca, ¿no es así, Ronnie? No hagas caso de nuestro ingrato hermano, Harry, sólo te utiliza. - "desilusionado" comentó Fred.

Ron se puso tan rojo como su cabello y tras darle un buen codazo a Fred, se rieron al unísono, Harry se percató si Fred estuviera bien tras risas y el gemelo se abalanzó contra su hermano dejando su lugar al descubierto donde atrás estaba Ginny con los brazos a su espalda y con rubor en sus mejillas, tenía la vista baja pero mirando a Harry.

- Ho-hola.
- Hola.

El silencio no hubiera podido ser peor, Ginny trataba de contener la mirada verde esmeralda de Harry, pero no pudo, así que viendo a sus hermanos pelear, sonrió nerviosa.

- Bueno, ya sabes, bienvenido a La Madriguera.
- Gracias.

Otro silencio, claro que los gritos de Ron, George y Fred eran las únicas voces que lo rompían, la señora Weasley estaba tan enfrascada en su tejido (sin mencionar que acostumbrada en esas escenas) que no se inmutó para detenerlos, Percy ya se encontraba confortándose así mismo por tener a esos como hermanos y se había ido a otra parte de la casa al fondo.

- ¿Todo bien? - preguntó Harry como sin querer la cosa y cortar el silencio entre ellos.
- Oh, sí, perfecto, no se podría mencionar mejor como verás. ("¿Qué rayos dije? Va a pensar que soy una tonta por decír esas cosas incoherentes").
- Que bien. Y... vas a iniciar quinto curso.
- Sí, para ustedes el anterior - rió, notó como Harry alzó ambas cejas e intentó sonreír - ("Eso si fue estúpido, Ginny. Felicidades, ahora piensa que no sólo eres tonta, si no que lo tachas a él también de tonto. ¡Obvio que sabe que él estuvo en quinto curso!").
- Cierto. Bueno...
- Bueno...
- Vamonos Harry. - interrumpió Ron frotándose las costillas.

La pelea había terminado, George y Fred se hallaban riendo y sobándose algunos golpes, Ron por su parte estaba diciendo algunas cosas entre dientes mientras caminaba a las escaleras, afortunadamente en el curso pasado, Ron había crecido notoriamente y ya no era un niño que sus hermanos podían vencerlo, quedaron en empate, pero aún así eran dos contra uno.

- Nos vemos.
- Si claro, si me necesitan estaré cerca, aquí vivo. - Ginny sonrió tras hacer ese último comentario y al ver como Harry lanzó unas risitas, se reprimió así misma una vez que no la viera - ¡Claro que aquí vivo, tonta!
- Ginny, en Hogwarts no aceptan gente loca que habla sola como tú, ¿sabías?
- Déjame en paz George. Te aceptaron a tí, ¿no es así?
- ¡Bien, bien! Así Ginny, duro con él. - animaba Fred.

Ginny sonrió un poco y empujó a sus hermanos para abrirse paso y salir de la casa, Fred y George se vieron uno al otro.

- No puedes negarlo, ya no hace efecto molestarla. - comentó Fred con una mano en la cintura.
- Crecen tan rápido... - "lloró" George.
- Eso es precisamente lo que temo.
- ¿Qué no podamos molestarla?
- So tonto, me refiero a que creció muy rápido.
- ¿Y qué es eso que temes tanto, Freddie? - sarcásticamente en tono de voz, imitó la pose de su hermano.
- George y, - también dijo sarcástico - que los demás lo noten.
- Pues si lo notan, quedara claro que sabrán que es una Weasley y que tiene a sus hermanos vigilando. - George terminó golpeando su puño contra su misma palma de la otra mano.
- Por supuesto.

Ginny caminó plácidamente por toda la extensión del jardín de su casa, llevaba las manos en los costados y de vez en cuando con el pie golpeaba alguna piedrita que salía volando. Sentía como algunos gnomos pasaban por sus pies, al fin llegó a una pequeña roca lo bastante grande para sentarse en ella, era la entrada de una colina llena de árboles y decidió sentarse un momento, se acomodó el vestido en sus piernas y las abrazó pegando su cara contra de ellas.

- Más estúpida no pude haberme visto. Obviamente quería escuchar alguna plática interesante, tal y como me lo dijo aquella vez cuando todavía estábamos en clases. - rió para sí - cómo olvidarlo, fue la primera vez que se dirigió a mí sin preguntarme por algo o por alguien.

Y así comenzó a regresar sus pensamientos en el tiempo:

- Cielos, cómo piensa el profesor Snape que voy a terminar con todo este trabajo para mañana. - una molesta Ginny revolvía pergaminos y hablaba para escucharse solamente ella - Señorita Weasley, mañana 2 pergaminos de un metro cada uno acerca de la poción revuelve-sueños y su explicación del origen de cada ingrediente. Y no me mire de esa forma, que podría confundirla con su hermano Ronald y le mandaría a hacer el trabajo que le corresponde a él. - imitó la voz de Snape - si claro, y yo podría confundirlo con un profesor y sentir respeto hacia usted.

Una risa se oyó a su lado, la reconoció y se asustó alzando la vista para ver el dueño, Harry se encontraba cargando un libro bajo su brazo y había escuchado. Estaban en la biblioteca, y por lo tanto él se sentó enfrente de Ginny mientras que terminaba de ahogar la risa para que no lo mandaran a callar.

- No-no te vi.
- Lo siento, no pude evitar el oírte, te veías tan enojada que me pregunté que te estaba pasando y sin darme cuenta, te estaba oyendo con la voz de Snape.
- ¡¿Lo escuchaste! Hoy no es mi día. - se cubrió el rostro con ambas manos.
- Yo tuve la culpa, no debí hacer eso. - terminó de contener la risa y aparentando culpabilidad.
- ¿Sabías qué no te queda esa cara? - dijo maliciosa.
- ¿Sabías qué nadie me había dicho eso?

Los dos rieron, pero se contuvieron al recordar el lugar dónde se encontraban.

- Vale, te perdono. Pero no le digas a mis hermanos, se pasarían el resto del curso recordándomelo.
- Trato hecho.
- ¿Y a qué has venido a la biblioteca? No veo a mi hermano por ninguna parte.
- Si por eso estoy aquí, tu hermano perdió mi copia del libro de Cuidado de Criaturas Mágicas y he venido a sacar uno para la clase de mañana.
- ¿Por qué no vino él?
- Es capaz de perderme éste.
- Típico de él, tiene la cabeza en otra parte.
- No puedes culparlo, sobre todo ahora que está más que feliz con ser la pareja de Hermione para el baile de este año.
- Es increíble que lo primero que le dijo fue pedirle que fuera con él al baile de Navidad.
- Más vale prevenir.

Ambos sonrieron, Ginny reaccionó, estaba hablando con el Harry Potter que tanto suspiraba en cada curso en ese momento, y le había conservado la conversación sin intimidarse. Pero no era la única que se había dado cuenta por lo visto, Harry se disponía a irse no sin antes comentar algo por último.

- ¿Sabes? No creí que fuera tan interesante platicar contigo. La mayoría de las veces que hablamos todos juntos, tú estás callada. No deberías hacerlo, es agradable conversar con alguien como tú. ¡Nos vemos en la sala común!

Y tras eso, Harry emprendió su camino a la torre de Gryffindor dejando a una Ginny ensimismada y con el rojo hasta las orejas. Rió como loca por debajo de un libro y curiosamente la tarea del profesor Snape había resultado relajante y divertida que la terminó pronto.

- Sí, él pensaba que iba a poder conversar conmigo como aquella vez. - suspiró Ginny mientras veía a una libélula pasar por sus ojos, se levantó lentamente.

Dentro de la madriguera, Ron enrollaba una carta a la pata de Pigwidgeon que gorjeaba estridentemente entre las manos de Harry que la sostenían. Al fin lo habían logrado y se dirigieron al alféizar de la ventana, ahí justamente Harry abrió un poco las manos y Ron le levantó un dedo a la pequeña lechuza.

- Directo a Hermione, ¿entiendes? Nada de competencias con otras lechuzas. - Pigwidgeon le mordisqueó el dedo en señal de entendimiento y cariño. - Bien Harry, suéltala. - y soltó el vuelo la grisácea lechuza. - Seguro que pronto vendrá.
- ¿Tan seguro estás? Vaya, jamás te había visto con tantas ganas de ver a Hermione.
- No sé de que me hablas. - Ron evadió a su amigo dejándose caer en su cama y viendo el único afiche nuevo que tenía de los Chuddley Cannons en el techo inclinado.
- Ron, desde el baile de Navidad no te he visto más que al lado de Hermione lo que restó del curso. Sé exactamente que pasó.
- Si sabes, entonces deja de estar molestando.
- ¿Piensas comentárselo a tu familia?
- No lo sé aún - se sentó en la cama alzando una rodilla y recargando su brazo en ella - papá y mamá seguramente se pondrían como locos, claro de felicidad, Percy me diría que primero son los estudios (como si él nunca hubiera estado con esa Clearwater, por cierto que ojalá se casen y así se largue), Fred y George... bueno, ya viste como reaccionan, - Harry dejó escapar un respiro de risa mientras que Ron se frotó un lado de las costillas - de Ginny no me preocupo, a decir verdad, ella lo comprendería inmediatamente. Charlie y Bill también.
- Cobarde.
- Di lo que quieras, pero por lo mientras, Hermione y yo estamos muy bien sin decirle a nadie que somos pareja.
- Tarde o temprano lo sabrán los demás.
- Ajá, pero mientras déjanos en paz.

Harry se encogió de hombros sonriente y también se dejó caer en la otra cama, Ron se dio media vuelta para mirarlo.

- Y bien, ¿qué me dices de ti?
- ¿Qué quieres que te diga?
- No te hagas tonto, no es secreto el que tú y Ginny fueron al baile juntos.
- Ah, eso...
- Sí, eso.
- No sé de qué hablas, no le veo nada de malo, además, sabes bien por qué lo hice.
- No, realmente no lo sé. Cuando te pregunté me evadiste con tanta sarta de tonterías que al final sólo quería largarme de ahí.
- Bien, te lo dije.
- De acuerdo, supongamos que me lo vas a volver a decir.

Harry soltó un suspiro y cerró los ojos para comenzar a contar todo aquello.

- Se acercaba la fecha para el baile, y a diferencia tuya, yo no me ví buscando con quien ir en el primer día de llegar a Hogwarts - Ron rió - y pues, quería invitar, ya sabes...
- Cho Chang. No puedo creer tu gusto por las chicas Harry.
- No puedo criticar el tuyo, es Hermione y es mi amiga. Pero bueno, ese no es el caso, pensé que sería bueno invitarla, después de todo, Cedric ya no estaría. - una ligera tristeza se escuchó en la voz de Harry.
- Ya, comprendo.
- Y justo cuando me armé de valor, no creí que la historia se repetiría. Ya la habían invitado, precisamente uno de los prefectos de su casa. Se disculpó como siempre y no pude reclamarle, después de todo también él estaba en su derecho y yo no fui lo bastante rápido. Así que regresé a la torre y estaba precisamente entrando a la sala común cuando vi sentada a Ginny leyendo enfrente de la chimenea, e instantáneamente pude ver que Colin Creevey iba directo a ella. No supe cómo lo hice, o por qué lo hice, pero intenté llegar antes, y le hablé.
- No me digas que hablaste con Colin...
- Si, si te digo, y traté de desviar un poco su propósito, le pregunté si acaso no tendría una cámara nueva para que sacara fotos en el próximo partido de Quidditch, y entusiasmado me dijo que iba a escribirle a su padre para que le mandaran una nueva.
- No puedo creerlo, Harry Potter pidiendo eso a Colin Creevey. ¿Porqué no estuve ahí? - comenzó a carcajearse Ron.
- Y surgió efecto, corrió a la lechucería para escribirle la carta y así olvidó lo que quería hacer. - Ron en ese momento dejó de reír para prestar más atención a Harry - así que me acerqué a Ginny y simplemente, se lo pedí.
- Se lo pediste.
- Sí, ir al baile.
- Que fuera contigo al baile.
- ¿Acaso no estás oyendo?
- Solamente por...
- Por que no tenía pareja, con ella sería más fácil y seguro ir.
- Fácil y seguro, ya veo. Y me pregunto, ¿no había otras chicas?
- Claro que sí, pero como te dije, sólo, la invité.
- Deja aclaro lo que escuché, querías ir con Chang, pero ella ya iría con otro y te enojaste que otro ganara, llegaste a la sala común y viste como Creevey estaba a punto de invitar a mi hermana, pero le dijiste una mentira (y vaya mentira) y ganaste ir con mi hermana.
- Lo dices todo de una manera no muy bien.
- Harry, ¿no lo comprendes? - al ver la cara de Harry, Ron se sentó completamente en la cama - invitaste a mi hermana sólo para que no te ganaran.
- Claro que no.
- Claro que sí. ¿Y sabes? No sé si reír o darte un golpe en la nariz por hacerle eso a Ginny, mi hermana ¿recuerdas?.
- Yo no lo veo de esa forma, Ron.
- Entonces, ¿de qué forma ves todo eso?
- Ginny, es una niña agradable, pensé que ir con ella sería mejor, no sería tan formal o no sé. Simplemente me pareció buena idea. Y como dijiste, es tu hermana, me sentía más en confianza.
- Y hablando también de la confianza, no creas que no vi cuando tu y ella salieron a mitad del baile. ¿Puedes explicarme qué pasó ahí? O también es que simplemente te pareció buena idea salir, mitad de una noche estrellada con ambiente sumamente romántico, a ver que bonita estaba la luna.
- ¡Y yo que creía que estabas más atento a como se veía Hermione ese día que a lo que hacía la demás gente!
- Harry, tratándose de mi hermana, mi vista alcanza perfectamente para ver lo que me interesa. Pero dime, como amigo, no como el hermano de Ginny que soy. ¿Qué sucedió?
- ¿Puedes confiar en mí?
- Claro que sí. Y tú siempre en mí.
- Entonces, confiarás cuando te diga, que no pasó nada malo.

Ron lo miró analizadoramente, y tras un par de segundos, asintió la cabeza en señal de contentamiento. Harry agradeciendo el gesto de su amigo, decidió cambiarse de ropa que estaba demasiado abrigadora para el día cálido que empezaba, afortunadamente su baúl ya había llegado el día anterior y estaba al pie de la cama, comenzó a sacar algo de ropa y Ron fue a revisar la pecera que contenía una rana enorme.

- Y dime, solamente ya para quitarme estas ideas de la cabeza, ¿qué es Ginny para ti?
- Obviamente, - Harry se sacó el grueso suéter - solamente la hermana de mi mejor amigo.

Harry se colocó una camisa color vino que combinaban con los pantalones café claro que llevaba, se desabotonó los dos primeros botones y guardando lo que se había quitado de ropa, se fueron rumbo a la puerta. Ron iba a abrirla cuando se oyó un ruido sordo del otro lado, mirándose extrañados, la abrió completamente.
Nada.
Así que no dándole importancia, la cerraron tras ellos y se fueron bajando escaleras. Harry volteó un poco atrás, le había parecido haber escuchado un ruidito, Ron lo apresuró y se olvidó de aquello.

No lo sabía, pero ese ruidito era Ginny que estaba llorando atrás de su puerta. La pelirroja había regresado y su madre le había pedido que fuera por ambos chicos para almorzar. Sin saber que justo cuando iba a tocar, lo irónico y lo predecible sucedió: escuchó la voz de su hermano, el nombre de Harry y el suyo. No pudo evitarlo, escuchó todo, absolutamente todo, y antes de que se dieran cuenta, había corrido para que no se percataran de que los había oído hablar.

Ahora ella estaba, resbalándose en la puerta, sus ojos estaban inundados de lágrimas, eran de dolor y desesperación por no creer lo que había escuchado. Cuando llego al suelo, se dejó caer sobre sus piernas, su cabello cubrió su rostro y mientras golpeaba el piso.

- ¿Por qué no me di cuenta? Estúpida, eso es lo que soy... ¿era tan obvio? Tonta-tonta-tonta - se golpeó la frente con la palma de su mano derecha - Si era tan claro, esa noche yo sólo fui la que pensó más, la que creyó más... yo solamente soy la culpable.

Un doloroso recuerdo cruzaba la mente de Ginny en el preciso momento en que se culpaba, era el preciso día en que Harry y ella irían juntos al baile de Navidad:

- No puedo creer cuanto se tardan, ¡es solamente un baile!
- Si es solamente un baile, no me explico como es que te has pasado todo lo que va del curso esperando este día, Ron.
- Bien Harry, touché. Pero eso no explica por qué se tardan tanto en bajar.
- Son chicas, siempre van a tardarse.

En cierta habitación del lado de las mujeres, varias chicas se estaban terminando de arreglar, aquella noche trataban de lucir lo más bellas posibles para sus respectivas parejas. Entre ellas, Ginny estaba ya casi lista, una Hermione se empeñaba en tratar de que luciera lo mejor y alisaba los pliegues de la elegante túnica que le había regalado por adelantado de Navidad a la pelirroja. Cuando revisaron los últimos toques, Ginny no pude evitar el ir ante el espejo y jugar un poco con la tela haciéndola volar con cada vuelta que daba.

- Te ves preciosa, Ginny.
- Hermione, es gracias a ti. No sé que hubiera pasado si tu no me hubieras regalado este hermoso vestido.
- Ni que lo menciones, pero tú eres linda Ginny. Eso jamás lo olvides, un vestido y los accesorios te ayudan a relucir esa belleza que lleves.

Ambas chicas sonrieron emocionadas, se tomaron de las manos y salieron juntas después de desearle suerte a las chicas que todavía no terminaban.
Precisamente ya estaban bajando de las escaleras cuando Ron solamente estaba dando vueltas por toda la sala y seguir preguntando cuál sería el tiempo indicado para un peinado, algo de maquillaje y ponerse un vestido, iba a quejarse nuevamente cuando se detuvo para quedar boquiabierto ante una Hermione que vestía una túnica de azul celeste que quedaba algo pegada al cuerpo, unos guantes y un peinado alto que terminaba con algunos mechones que enfatizaban su rostro.
Ron cerró la boca para evitar verse más bobo de lo que se sentía por cuestionar el tiempo y ver el resultado, ofreció su brazo a la chica y ella con risita nerviosa aceptó. Harry miraba feliz la escena y justo entonces Ginny apareció se detuvo antes de bajar el último escalón y Ron se asombró al ver a su hermana tanto que echó un grito de aprobación, Harry volteó y no se dio cuenta de la cara atónita que puso.
Ginny vestía una túnica escarlata, casi al color parejo de su cabello, si no fuera que al movimiento parecía ser que tenía un brillo plateado, era largo el vestido y la terminaba amplia en las piernas, tenía un ligero escote en la espalda que enmarcaba la línea de la misma, el cabello estaba en una elegante coleta con una linda y pequeña tiara.

Al sentir las miradas de todos, se puso un poco roja y desvió la mirada y terminó por bajar completamente las escaleras. Ron aprovechó y aventó a su amigo para que la recibiera, así que reaccionando éste, fue directamente con ella y también ofreció el brazo. Se encaminaban al hueco del retrato de la Señora Gorda para salir cuando Harry se acercó un poco al oído de Ginny.

- Te ves linda.

Ginny se puso del mismo color que su túnica, lo miró y vio como él estaba sonriendo, se contagió de la misma sonrisa, se puso más derecha y contestó evitando la felicidad que le había provocado aquél comentario pero con sinceridad.

- Gracias.

Dumbledore había decidido continuar con el baile de Navidad desde dos años atrás que había sido el Torneo de los Tres Magos. Creyó que era una buena manera de distraerse de lo que ocurría con Lord Voldemort. Aunque sólo se adelantaba el baile precisamente el día en que empezaban las vacaciones de invierno para que todo aquél que se fuera a pasar la Navidad fuera de Hogwarts, no se perdiera el baile.
Y ahí estaban entrando las dos parejas, Ron y Hermione se secreteaban cosas al oído y parecían estar demasiado concentrados en eso ya que olvidaron por completo a Ginny y Harry que ocuparon la mesa que les correspondían y les traían tarros de cerveza de mantequilla, brindaron por el baile y estaban contemplando a las demás parejas bailar en la pista al ritmo de la ya famosa banda Las Brujas de Macbeth. Ginny estaba fascinada con todo aquello que no se percató de que Harry la observaba de vez en cuando para notar lo cambiada que lucía. Sólo dejaron de hacer lo que estaban haciendo para percatarse de la presencia de un joven y apuesto mago con ropa desenfadada pero a la -moda- que se encontraba frente a Ginny.

- Disculpa, ¿no te molestaría si te invito a bailar un poco?
- ¡¿Ah! - Ginny se sobresaltó un poco, lo había reconocido, era nada menos que el guitarra solista de aquella banda, simplemente conocido como Kirley, aquél muchacho estaba extendiendo la mano para esperar la respuesta de la chica, ella volteó hacia Harry - ¿No te molesta, Harry? Me gustaría bailar algo y bueno...
- Si si, yo no te he invitado a que bailemos, así que anda... ve. Aquí espero. - dijo un tanto enfadado pero no le daba importancia.
- De acuerdo...
- ¡Vamos, linda!

Ginny no lo podía creer, ahí estaba, bailando con aquél mago guapo de la misma banda que tocaba en aquel baile, las muchachas la veían con envidia cada vez que daban alguna vuelta. Ginny entre todo eso, vislumbró a Harry entre el baile, él estaba de brazos cruzados, de pronto una cara le desvió su vista, era Lavender.

- ¡Ginny, que suerte tienes hoy pequeña! Nos tienes que decir tu secreto. - guiño y al momento, su pareja la llevó al otro lado de la pista.

Por otro lado, Ron y Hermione llegaban a la mesa terminando de bailar, cansados y aún riendo. Hermione solicitó un tarro de mantequilla mientras que Ron ventilaba su túnica para que pudiera entrar el aire. Se percató que su hermana ya no estaba en la mesa, así que le dio un golpe al hombro de Harry.

- ¿Estás ciego, o le falta graduación a tus lentes? Mi hermana está allá y tú estás aquí. ¿Qué rayos pasó?
- Nada, que la invitaron a bailar.
- ¿¡Acaso ese no es Kirley con quien está bailando?
- No sé ni quién sea. Pero la invitó a bailar y yo la dejé.
- Hola, Tierra hablando a Potter. Ginny se supone que viene contigo, ¿entiendes, verdad? con-ti-go.
- Qué querías que hiciera, ¿prohibirle?
- Al menos sacarla a bailar. - añadió Hermione que había escuchado todo.
- No soy del tipo de persona que guste de bailar.
- Pues eres del tipo de persona que deja que los demás aprovechen antes de que te des cuenta.

Ron lo dijo tan sólo para contrariar a su amigo, molesto, se llevó a Hermione para "tomar un poco el fresco del aire" y salieron de ahí. Harry se quedó todavía observando a Ginny que estaba bastante alegre bailando, sorbió lo último que le quedaba en el tarro, se acomodó el cuello de la túnica y se levantó al centro de la pista. Ahí, enfrente de ellos se encontraba.

- ¿Disculpa? Espero que no te incomode, pero quisiera bailar con mi pareja.
- Ah, claro amigo, adelante. Nos vemos linda.

Ginny se despidió de Kirley, o al menos eso trató ya que Harry la había tomado por la cintura y comenzaron a bailar. No sabía cómo, pero de pronto los pies se habían puesto de acuerdo para que no se tropezara y pudieran bailar un par de piezas. Ginny estaba encantada, estar ahí bailando con el chico que le había robado el corazón desde que tenía 10 años. Se dejó llevar por su pareja y continuaron bailando, hasta que Harry le llamó con la cabeza para salir al jardín, ella asintió nerviosa.
Ya afuera, se habían recargado en un balcón cercano, el aire casi no soplaba y el frío había sido mitigado por un hechizo de parte de la profesora McGonagall para evitar que se congelaran los que salieran no muy lejos de Hogwarts.

Comenzaron a hablar, intercambiaron opiniones del baile y otro par de cosas acerca de la relación que empezaban a notar en Ron y Hermione. De pronto Harry se calló para mirarla de frente, Ginny no sabía que le estuviera pasando para que la mirara de aquella forma, pero tampoco pudo apartar la vista de él.
Se acercó a ella y pasó una mano por su hombro, y sin que pasara un segundo de sobra, Ginny sintió como la respiración de Harry estaba tan cerca de ella que no evitó el que el rubor apareciera, Harry sonrió complacido ante aquella reacción y con otro movimiento, se encontraron en un beso, el cual Ginny no tardó en contestar.
La sensación era maravillosa, probar los labios de Harry era lo que más había deseado aquella pelirroja y ahora lo estaba haciendo, su primer beso era con el chico de sus sueños.
Harry por su parte se sentía a gusto con ese beso, sabía que era el primer beso de Ginny así que trató de que fuera lo más dulce posible, pero lo dulzura la sintió él, los labios de Ginny lo eran y él los disfrutó olvidándose de todo.

Cuando terminaron el beso, ambos soltaron sonrisas comprometedoras, no hablaron pero seguían conectados de alguna forma, o al menos Ginny así lo pensaba en ese momento, miraron la luna y cuando comenzó a soplar un poco el aire.

- ¿Vamos adentro? - preguntó Harry.
- Claro.

Y ambos regresaron al baile y sin mencionar nada acerca del beso.

- Y no me di cuenta, era tan obvio... - Ginny terminó de culparse al aventar el zapato que tenía más cerca. Corrió a su cama y se plantó la almohada en la cara.
- Muchachos, que bueno que bajaron ya. El almuerzo ya está servido desde hace un par de minutos.
- ¿Y por qué no nos avisaron, mamá?
- Ron, si le dije a Ginny que lo hiciera.
- ¿Ginny? Pero si no nos dijo nada, ni siquiera se pasó por mi cuarto.
- Qué extraño, entraba a la casa cuando le pedí que les avisara. Incluso vi como subió las escaleras.
- Pues a lo mejor antes fue al baño. - comentó George que estaba también en la cocina ayudando a su madre.
- Yo iré por ella. - se ofreció Fred y corriendo subió las escaleras, iba rumbo al baño cuando un sonido le indicó que alguien estaba en el cuarto de su hermana, así que lo más lógico que le pareció fue ir a tocar primero ahí - ¿Ginny, estás ahí? Soy Fred, mamá dice que ya es hora de almorzar.
- ¡No quiero!
- Ah, vamos, a ti te encanta el almuerzo, así que anda, abre la puerta y bajemos. Harry está esperando - rió maliciosamente.
- Más a mi razón, ¡no quiero!
- ¿Te encuentras bien?
- Estoy bien si me dejas en paz.
- Ginny...
- ¡Vete!

Fred no siguió, en silencio miró la puerta y se dio la vuelta, al regresar a la cocina su madre lo cuestionó con la mirada.

- No bajará. La encontré dormida y no quise despertarla.
- Pobre pequeña, hiciste bien Fred. Déjenla descansar.
- ¿Descansar? - preguntó Harry.
- Ayer Ginny se dedicó tanto a la limpieza de La Madriguera que se durmió hasta tarde. Ya sabes como es, se aloca con todo.

Harry y Ron se sentaron para almorzar, Percy tenía poco tiempo de haberse ido a su trabajo, así que solamente estaban la señora Weasley, ellos dos y George que aún cocinaba alguna cosa extraña. Fred se sentó algo sombrío.

- ¿Y esa cara de muerto, Fred? - dijo Ron.
- Cállate gusano.
- ¡Qué carácter!

En todo el día, Ginny no salió de su alcoba, no le tomaron importancia, conocían el carácter que a veces tenía y por lo tanto dejaron que -descansara-. Sin que nadie se diera cuenta, Fred tocó nuevamente para poder darle algo de comida a su hermana.

- Vamos, abre. Te traigo comida. En son de paz, lo prometo.

El ruido de la puerta abriendo fue la señal para que Fred pudiera entrar.

- Toma, te traje de lo que te gusta. - colocó una bandeja a un lado de la cama.
- Gracias. - Ginny se había vuelto a tumbar en la almohada.
- ¿Todo bien? - preguntó sentándose en un borde de la cama.
- Si, de maravilla.
- ¿Sabes? Me preocupa cuando te pones así y no me cuentas lo que te sucede. Pensé que nos contábamos todo.
- Es distinto Fred. Lo siento.
- De acuerdo, pero no me iré de aquí hasta que me mires y me digas que todo esta bien.
- Fred...
- Anda.

Ginny se apartó de la almohada, y miró a su hermano. Fred notó las lagrimas que había tratado de secar ella en la tela y la miró con consuelo. No lo pudo evitar, otras lágrimas se asomaron en los ojos castaños de la niña, apenada sólo se lanzó a los brazos de su hermano quién la recibió sin preguntarle ninguna otra cosa más, acariciando su cabello le dio a entender que la comprendía y que estaba bien que llorara.

Una semana exactamente había pasado desde que Harry había llegado, Hermione había escrito avisando que llegaría un lunes en la tarde, más precisamente, ese día. La señora Weasley indicó que se quedaría en la habitación de Ginny y ella aceptó. Lo curioso es que ni Ron y Harry vieron a Ginny durante ese periodo de tiempo, ni siquiera cuando Hermione llegó y cenaron todos.

- ¿Dónde está Ginny?
- Dónde más, en su recámara. No ha salido en todo el día. - cortante sonó Ron.
- Te equivocas, en la mañana desayunó conmigo. - reiteró Percy.
- Y nos ayudó con el jardín cuando estaban ustedes almorzando. - señaló George.
- ¿Harry, te has dado cuenta que somos los únicos que no coincidimos con ella? - susurró Ron a su amigo.
- Ahora que lo dices, no lo había notado. Tal vez es casualidad.
- Ni sé que pensar.

Cuando hubo terminado la cena y haber limpiado todo, se decidieron a ir a dormir un poco, ya que al día siguiente irían al callejón Diagon para las compras del siguiente curso. Hermione fue encaminada por la señora Weasley hasta el cuarto de Ginny, ahí, ella abrió para dejarla pasar.

- Hola Ginny, no te vi en la cena.
- Perdón por no haberte dado la bienvenida.
- No te preocupes. Siento que sé la razón.

Ginny se sintió aliviada, aquella chica había sido su mejor amiga desde que entró a Hogwarts, pudo hablarle con libertad tal y como se lo había comentado a Fred un día antes. Al terminar, Hermione la abrazó y le hizo prometer que todo estaría bien, que al estar ella ahí, trataría de ayudarla.

La noche pasó casi volando, Ron y Harry estaban listos esperando en la sala a su madre, pero en vez de eso, Percy fue el que llegó con los gemelos.

- ¿Y mamá?
- Ella ya se adelantó.
- ¿Cómo, no nos esperó?
- Ella fue con Ginny y Hermione. - contestó Fred.
- ¿También ellas?
- Si tonto, así que ya vamonos.

Al llegar al callejón (con los polvos flú), Harry y Ron se dedicaron a comprar lo nuevo de su lista y lo que necesitarían para comenzar el sexto curso. Percy indicó que su madre los esperaría en el Caldero Chorreante, y cansados se fueron al terminar las compras ahí.

- ¿Hermione y Ginny, dónde están?
- Todavía comprando. - sonrió su madre.
- ¡¿Todavía!

Se encogieron de brazos, y decidieron que los gemelos esperarían a que ambas chicas regresaran, ya tenían hambre y regresaron a la Madriguera.
Una vez ahí, ambos amigos tampoco se dieron cuenta a que hora llegaron aquellas chicas.

El verano fue mas o menos parecido, a diferencia que a Harry por poco y pudo ver a Ginny si no fuera que se había salido por la puerta de atrás de la cocina. Cuando veían a Hermione, no podían evitar el preguntar qué pasaba, ella los evadía o daba entender que no sabía a que se referían.
Era el día, tenían que llegar a King's Cross para abordar el expreso de Hogwarts y comenzar su nuevo curso. Tan atareados se encontraban, que ni se dieron cuenta que no iban en el mismo auto, el padre de Ron había logrado pedir dos autos al ministerio para poder llevar a todos cómodamente. Así que en el auto de enfrente se encontraban Ginny, la señora Weasley y los gemelos (George manejando), mientras que el de atrás lo ocupaban el señor Weasley, Ron, Hermione y Harry.

Al llegar, todos corrieron, como era de imaginarse, se les hizo tarde. Así que más tardaron en estacionar los autos en que ya se adelantaban para llegar a la plataforma. Ginny no se sentía con las fuerzas suficientes para poder ver a Harry todavía, así que estaba muy adelantada, ayudada por Fred. Cruzaron juntos la plataforma 9 ¾ y se arrodilló un poco para ver a su hermana y arreglarle el cabello.

- ¿Estás segura de lo que haces?
- Si, no te preocupes. Tal vez en Hogwarts ya pueda enfrentar esto. Por ahora, me siento mejor si no lo llego a ver.
- Tu decides. Cualquier cosa, aquí estaré para ayudarte. Una carta con Pig y listo.
- Gracias, hermano.

Se abrazaron y justo cuando vieron que Hermione y Ron atravesaban la plataforma, la pelirroja encaminó su carrito y comenzó a buscar vagón.

- Oye Fred, pensé que Ginny estaba contigo.
- Ronnie, Ronnie, te falta tanto para comprender. Aún no entiendo cómo puedes soportarlo, Hermione. - pícaramente sonrió, Hermione se puso roja cual tomate. - Harry... - llamó cuando vio que el mismo acababa de llegar a la plataforma.
- ¿Si?
- Suerte.

Todos se quedaron perplejos, los dejaron ahí en la plataforma y George también se despidió de los tres, y se fueron ambos hermanos para salir.

- ¿Todo estará bien? - preguntó George a su gemelo.
- Si, Ginny lo ha entendido todo mejor. Utilizó todo el verano para recuperarse. - dijo Fred cabizbajo.
- Eso espero, todavía en la noche la escuché...
- Yo también, pero por lo visto, eso fue lo último.
- Increíble, nuestra hermanita ha arrancado de su corazón al joven Potter.
- Irónico, ¿no te parece? Pasas tantos años queriendo a alguien, y usas esa misma fuerza para olvidarlo.
- Definitivamente Ginny es más madura que Ron.
- ¿Ron maduro? Todavía piensa que nos burlaremos de su relación con Hermione.
- Como si no fuera obvio, sólo por eso, ya verá en verano.

Los dos rieron con la malicia en los ojos, se reunieron con sus padres que los esperaban en la salida de King's Cross.
Por otra parte, en la plataforma, Hermione, Ron y Harry habían logrado conseguir un compartimiento para ellos tres. Estaban comentando acerca del nuevo curso cuando Harry súbitamente volteó al pasillo.

- ¿Qué pasa? - preguntó desconcertado Ron.
- Sólo me preguntaba si tu hermana vendría con nosotros.
- ¿Ginny? ¡Já! Lo dudo, si te das cuenta, todos los años siempre se va a otra parte.
- Sí, pero... creí que vendría.

Hermione estaba callada, miraba a Harry con cautela. Asomó un poco a lo que había fuera.

- ¡¿Vieron la cara de ese sangre sucia! Seguramente se hizo en los pantalones. - reía burlonamente una voz en el pasillo.
- Siempre logras intimidarlos.
- Por supuesto Goyle, amigo. ¿Quién podría enfrentarse al mismísimo Draco Malfoy? - dijo orgulloso el mismo dueño de aquél nombre.

Abrieron la puerta de su compartimiento, Malfoy, Crabbe y Goyle se quedaron de piedra al ver que alguien ya se encontraba cómodamente sentado.
Era Ginny Weasley.

- ¡Un Weasley en nuestro vagón! - gruñó Crabbe.
- ¿Qué demonios piensas que estás haciendo, pobretona? - un tono de maldad sonó en la voz de Draco.
- ¿No es obvio? Estoy esperando a que el tren nos lleve a Hogwarts.
- Claramente es obvio, como dijiste. Pero este es compartimiento exclusivamente para mí.
- Yo sólo veo a tres personas, y en este caben más.
- No te he invitado.
- Sé que no te incomodará que esté aquí.
- Así que eres necia. Tenias que ser una Weasley.
- Y tú un Malfoy. Estamos a mano.
- ¿Porqué no te vas con el soso de tu hermano y la sabe-lo-todo Granger? Por no olvidar al estúpido de me-creo-el-mejor-Potter?
- Precisamente, tú has dicho de lo último que quería apartarme. - dijo Ginny con mirada sombría.

Draco sonrió, con la cabeza indicó que se sentaran los gorilas que tenía por amigos y él se sentó a un lado de la chica.

- Así que, haremos el viaje juntos, pelirroja.
- Por lo visto, así es. - sonrió Ginny.

«Continuará...»

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Hola! Un agradecimiento a toda la gente que está leyendo este fic
Como verán, este fic está centrado en Ginny Weasley, está planeado ser un Draco/Ginny y aunque en este capt. no se notó, esperen un poco más, al menos apareció este chico de Slytherin al final P
Realmente me está gustando el giro que está tomando la historia, porque yo planeaba hacerla de un sólo capt. y resultó más de lo que imaginé! Esperemos entonces algunas sorpresas... Sólo les pido sus comentarios para saber si les está gustando como va la trama y que esperan de ver, un review ayuda bastante al que escribe y en verdad espero que les agrade lo que estoy haciendo. Muchas gracias nuevamente y nos vemos en el próx. capt.!

03/Mar/06: Como una manera de volver a publicar los siguientes capítulos, he corregido algunas fallas de este como la ortografía. Sobra señalar que obviamente este fic no tiene ninguna relación con la historia actual de los libros de Harry Potter, así que aunque ya pasaron "ciertos" acontecimientos, fingiremos que estamos en un universo paralelo donde no :P