Nota de la Autora (5/02/2014): He decidido realizar un pequeño trabajo de edición al cumplirse pronto

tres años de la publicación del fic.

Miles, miles e infinitas gracias a todos por su apoyo y paciencia durante todo este camino.

No voy a realizar cambios significativos, simplemente corregiré errores ortográficos y

de redacción cometidos como escritora principiante.

Aún no decido cuando daré por finalizado el fic, pienso escribir un par de capítulos más pero estoy a la orden de sus sugerencias.

Espero que lo disfruten, una vez más.

Melrosse.


*Nota Original*

Aquí les traigo esta nueva propuesta.

Se trata de un fic ambientado en la vida familiar de Draco y Hermione como matrimonio y padres de familia.

Serie de escenas humorísticas, o al menos eso intento.

Espero les guste, va con mucho cariño.

Personajes de J.K Rowling, lo demás es únicamente mío.

Di no al plagio.


Paternal

Por Melrosse


Sí, Soy un Padre

- No puede ser posible, esto es el colmo – le comentaba a mi guapa esposa que bajaba por las escaleras con el bebé más hermoso del mundo mágico y muggle juntos, en brazos – Aquí en El Profeta dice que los malditos duendes quieren hacerse cargo por completo de Gringotts, despidiendo sin liquidación a todos los magos que laboran en cajas y en administración – leía completamente indignado – Si el Ministerio no interviene pronto, uno de estos días tendremos como ministro a un duende de esos – le comenté, levantando la vista a ella y doblando el periódico para luego ponerlo sobre la mesa de café, acomodándome en mi adorado sillón de cuero negro.

- Oh no es para tanto – la miré como si estuviera loca – No mientras el Ministerio lo arregle rápido- corrigió al notar mi expresión, regalándome una de esas sonrisas que tanto adoraba.

- Si despiden a la comadreja mayor y a la francesa – me miró con el ceño fruncido, no le gustaba que me refiriera a sus amigos con apodos – Quiero decir, a Bill y a Fleur, al menos él tiene su "banda de rock" y la chica el montón de galeones que heredó de su familia.

- De todas maneras Gringotts es mejor que eso – me dijo mientras caminaba hasta su mecedora, lugar donde acostumbraba leer sus enormes libros, para traer su bolso café.

- Claro – dudé un poco ante sus distraídas respuestas - Vas a salir? – le dije mirándola a los ojos con sospecha – Hoy es noche de hombres.

- Sí, Ginny acaba de llamar, al parecer tiene algunos problemas con la organización de la fiesta de cumpleaños de James y ya sabes, Harry está en Rumania con Ron y los demás con todo lo de la capacitación para Aurores, de visita en casa de Charlie – hablaba con nerviosismo - Y bueno yo me sé desenvolver mejor en el mundo muggle que ella – ahora estaba frente a mí. Me puse de pie y miré de nuevo a sus ojos marrones, con una gota de culpabilidad - La voy a ayudar – me miró arrepentida – Ya sé que hoy es noche de chicos con Blaise y Nott pero de verdad necesito que cuides de Scorp un par de horas – la miré serio pero todo se fue a la basura cuando se mordió su labio inferior y me miró con inocencia fingida – Por favor – me suplicó haciendo un puchero como una niña de 5 años.

Me reí. Adoraba verla haciendo eso y cómo lo conseguía todo de mí con esa pequeña expresión.

- Por supuesto que sí, llamaré a Zabini. Pasaremos todo para mañana – bajé mi cabeza levemente para besar su frente y volé lentamente hasta su oído para susurrar con esa voz que sabía la derretía – Pero me debes una, Granger– sentí cómo se estremeció.

- Oh no te preocupes – me dijo riendo coquetamente – Esta noche recibirás tu recompensa – pasaba su mano libre por mi pecho (en su otro brazo cargaba a mi hijo quién jugaba con un rizo de ella) hasta llegar a mi cuello, provocándome una electricidad inigualable.

Llegó a mi nuca, enredó mis cabellos en sus dedos y me atrajo para besarme. Al principio fue tierno y cálido, pero no, jodido Merlín como me había enloquecido esta mujer. La tomé firmemente de la cintura, siendo delicado debido a Scorpius en sus brazos y la bese con intensidad y pasión, haciéndole saber lo que le esperaba en casa apenas regresara.

Nos separamos cuando nuestro hijo empezó a pegarnos ligeros golpecitos en nuestros rostros con sus pequeñas manos. Reí, tomándolo de los brazos de su madre para poder cargarlo.

- Yo sé que ahora no te gusta Scorpius, pero ya quiero verte cuando estés en cuarto o quinto año, ahí es justo cuando ellas se convierten en tu único pensamiento - murmuré señalando a Hermione - y lo único que vas a querer hacer es lo que yo hago con tu madre – le dije a mi pequeño acariciando su suave y rizado cabello platino; tan claro como el mío, tan rizado como el de su madre.

- Gracias Draco, volveré pronto, en la cocina está la cena de Scorpius y la tuya por supuesto. Acabo de cambiarle el pañal, te prometo que te recompensaré – me dijo pícaramente antes de besarme en la mejilla – En un rato nos vemos mi amor – besó a Scorpius en la frente – Los amo – dijo cerrando la puerta a sus espaldas.


- De acuerdo Scorp, qué quieres hacer? ¿Miraremos algo de ese aburrido fútbol muggle? ¿Beberemos cervezas? ¿O prefieres practicar Quidditch? – me reí de su mirada confundida - Perfecto, nos sentaremos en esa mecedora y hablaremos de hombre a hombre.

Caminé con él sobre mi pecho, sintiendo como retorcía sus pequeños pies contra mí.

- Muy bien, eres un Malfoy y como tal debes estar instruido y educado para comportarte como un caballero y no un gilipollas. Tu abuelo no es un muy buen ejemplo que digamos, por lo que aquí estoy yo para que preguntes lo que quieras – sonreí estúpidamente, esperando que un bebé de diez meses como él me fuese a contestar verbalmente – Bien, empecemos por la actitud. Nunca juzgues a la gente si no la conoces, yo sé por qué te lo digo, debemos desechar esa estúpida maña Malfoy. Eso nos lleva a Hogwarts. Con prejuicios inculcados o no, siempre juzgué a tu madre sin conocerla mucho. De acuerdo, de acuerdo, pero dame puntos. Ella era una insufrible rata de biblioteca y se pasaba horas enteras, fines de semana completos rebuscando ejemplares gastados y viejos de pociones y transformaciones.

- Además, todo el tiempo andaba detrás de ese par que dicen ser llamados tus tíos. La comadreja y el cara rajada. Calla, no le digas a tu madre que los he llamado así – le hice una seña con el dedo, sonriendole cómplice - Con sus notas perfectas pavoneándose como premio anual – Reí nostálgicamente, recordando aquellos años – Claramente, después de conocer a la encantadora y dulce mujer que tienes como madre, me arrepentí terriblemente de todos esos años que la hice pasar mal, incluso a Potter y Weasel, porque aunque no lo quiera ellos la cuidaron cuando yo no lo hice y les debo eso.

Mi hijo me miró con esos ojos grises idénticos a los míos, riendo alegremente. Cada momento en el que oía su llanto o sus risas, lo veía dormir, comer o jugar era de lo mejor. Cuando Hermione me dijo que estaba embarazada, por Merlín, fui el jodido hombre más feliz del mundo.

- Y cuando mi padre se enteró de lo nuestro, bueno, sé que tu abuela Narcissa casi siempre estuvo de nuestro lado, pero sabes que tu… abuelo tiene sus creencias con respecto a la sangre y demás tonterías. Cosas que yo creía pero que el amor que siento por tu madre me hizo ver la realidad tras ellas.

- Luego de eso estalló la guerra entre Voldemort y Potter, y tu mamá fue una heroína. Si no hubiese sido por ella y las declaraciones de los demás a favor de los Malfoy, mi padre y yo estaríamos en estos momentos en Azkaban. Y ni que decir de tu simple nacimiento. Tu madre y yo jamás hubiésemos podido estar juntos -

Senté a Scorpius en mi regazo y acaricie sus rizos plateados.

- Empezamos nuestra relación desde mitades del séptimo año y espero seguir así por mucho tiempo – dije tratando de encaminar mis pensamientos en una línea más cálida.

-¿Quieres que te cuente un secreto? Yo siempre fui un chico frío y engreído, me creía la mejor cosa de todo el mundo mágico. ¿Y quién me podía culpar sobre eso cuando toda mi vida tuve todo lo que quise? Pero llegó un momento en el que siempre que estaba con ella en alguna clase o la veía en el comedor, en sus rondas, yo sentía… sentía que la necesitaba, que cada pelea por más insignificante que tuviéramos significaba un contacto, un momento que compartíamos juntos. Y deseaba aunque no lo quisiese admitir, tenerla para mí siempre, que el mundo supiera que esa chica le pertenecía a Draco Malfoy y que nadie le podía hacer daño porque yo siempre iba a estar ahí para protegerla.

- ¡Pero qué sorpresa me lleve cuando tu adorada madre seguía saliendo después de tres años con el dichoso Viktor Krum! – exclamé incrédulo y con rabia a la vez.

- Sentía que la sangre me hervía. Sólo podía imaginar que era ese neandertal el que la abrazaba o la besaba y no yo – me reí al recordar esa horrible sensación. Un Malfoy con celos – Y cuando la cuestioné sobre eso, pues era obvio que no me tenía que dar a mi explicaciones de nada, pero se las exigí. Le exigí que me dijera que demonios pasaba con ese animal de mago y cuál fue mi sorpresa cuándo muy tranquilamente me dijo: "¿Por qué? ¿Acaso estas celoso Malfoy?".

Reí. No por nada Granger era una Gryffindor.

Mientras tanto, Scorpius jugaba con los botones de mi camisa negra sentado sobre mi regazo.

– Claro que tu padre no se iba a quedar callado, por supuesto que no. La acorralé contra la pared de piedra y le dije: "Sí Granger, no tienes permitido salir más con ese maldito bastardo". Y la besé. Jodido Merlín cómo la besé. Creo que fue uno de los mejores besos de mi vida, lleno de pasión. Fue agresivo pero tu madre se encargó de suavizarlo cuando empezó a acariciar mi pecho y a subir su pierna hasta mi cadera - sonreí satisfecho recordando esos momentos de locura – Pero los detalles sobre esas situaciones los sabrás cuando tengas edad, no voy a corromperte – empecé a mecernos lentamente.

-Scorpius Malfoy, contigo no cometeré errores. Es decir, no quiero cometerlos, porque por más que quiera serlo no soy un padre perfecto y tú tampoco serás un hijo perfecto, pero te prometo que juntos vamos a solucionarlo todo y seremos amigos, sí, porque antes de ser tu padre, soy tu amigo, y aunque ya sé que esas cosas siempre van de la mano de la madre, Hermione no entiende ciertas cosas de chicos así que tú y yo tendremos un pacto - lo volví hacia mí para que me mirara con atención – tú y yo tenemos una alianza, somos los hombres de la casa por lo que, lo que se habla entre nosotros, se queda entre nosotros. Y cuando yo no esté, serás tú el encargado de cuidar de tu madre. No seas duro con ella, sólo hazla rabiar de vez en cuando. Amo su expresión cuando está enojada – Sonreí para mí, estoy casi seguro de que esa mirada suya cuando estaba cabreada había sido un punto clave en mi enamoramiento por ella.

Sólo Merlín sabe cuántas veces la provoqué para observar sólo un par de segundos esa expresión.

- Por último, no tengas miedo de ser tú mismo Scorpius, porque ten por seguro que tu madre y yo siempre estaremos allí para ti, apoyándote y enseñándote todo lo que sabemos. Gracias a Merlín te tocaron unos padres que han vivido una de las más jodidas épocas del mundo mágico y saben bastantes cosas. Súmale mi astucia y la inteligencia de esa dulzura a la que no puedo esperar le llames mamá y sencillamente te comerás el mundo.

- ¿Así como yo me lo estoy comiendo contigo?

Casi se me para el corazón.

-Hermione, nena, no te oí llegar – ¿En qué momento había llegado esta mujer? – ¿Cómo te fue? ¿Y lo de la fiesta? Si sólo ha pasado media hora – Le dije a mi esposa, levantándome de la mecedora para besarla dulce y levemente en los labios y llevando a nuestro hijo a sus brazos, quién ya la reclamaba.

- Parece que Ginny no necesitaba tanta ayuda después de todo así que dediqué mi tiempo a un par de diligencias y ya estoy lista – me dijo sonriente y con un brillo especial que no veía desde…

Un momento.

- ¿Qué tienes entre manos, Granger? – me acerqué a su rostro para ahogarla con mi perfume, que según ella olía a menta.

Y además me confesó una vez también le enloquecía.

- Literalmente, a tu hijo, Malfoy – me contestó sarcástica – ¿Cómo sabes que te estoy ocultando algo?- dijo riendo, seduciéndome.

- Bueno, en primer lugar me lo acabas de confirmar – murmuré entornando los ojos, sonriéndole - y en segundo, tus ojos están brillando especialmente - respondí besando la punta de su nariz.

- Felicidades Draco, eres un perfecto conocedor de las expresiones de tu esposa. Estoy segura de que tratarás de reconocer y memorizar las de tu próximo hijo también.

Y con un jodido coño.

¿Qué?

- ¿Qué yo… que… que tú… estas… ¿estás? – tartamudeaba como un completo idiota.

Me miró tierna y sonriente.

– Sí Draco, vamos a ser padres otra vez – dijo tomando mi mano y colocándola sobre su vientre murmuró – Un poco pronto pero bueno, eso aumenta un poco más tu ego, o no ¿Malfoy? – Se mordió su labio inferior exquisitamente rosado para luego sonreír abiertamente.

La miré compartiendo su expresión de entera dicha. Tomé a Scorpius de sus brazos y lo introduje en su pequeña mecedora junto a mi sillón negro en la sala de estar. Lo recosté sobre sus suaves mantas verdes y volví al lado de mi mujer, encerrando con mis brazos su cintura desde atrás susurrándole con mi voz ronca.

La que a ambos nos encantaba.

- No tengas duda alguna nena – la apreté contra mí - Y bueno – besaba su cuello trazando un camino de puro amor – si el cumpleaños de James no tiene problemas en celebrarse, no veo por qué la celebración de la concepción de mi segundo hijo no pueda darse al cien por ciento - dije escuchando sus risas acaloradas llenas de emoción y alegría, observando su sonrojo mientras besaba y acariciaba cada centímetro de piel a mi alcance

Me dispuse a tomarla para llevar en brazos a la mujer más hermosa del mundo. A mi mujer, la madre de mis hijos, mi Hermione, a la habitación principal.

Scorpius se puede entretener solo un rato con su móvil sobre la mecedora.


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Nos estamos leyendo.

Melrosse.