Drabble que participa en la actividad del grupo 'Zona Hero'. Primer día. Celos.
Sabe a la perfección que la vida siempre da giros inesperados, pero nunca creyó verse a sí mismo en una relación con Bakugo. No parecían ser compatibles, al menos eso pensó en su momento, pero conforme fueron pasando los días se dieron cuenta que era todo lo contrario. El contraste que existía en sus personalidades nivelaba la relación, no siempre hacía faltan las palabras para que entendiera al rubio cenizo. Para Bakugo, Aoyama era tan… extraño que le daba gracia. Era dulce, amable y no importaba cuantos tropiezos o rasguño le diera, él siempre le daría un suave beso y una sonrisa. Es por ello que no ha sido capaz de entender el comportamiento extraño que ha estado teniendo últimamente, parecía mucho más serio a cómo era lo usual, y se empieza a hartar de su silencio.
Aoyama nunca se ha considerado alguien celoso, por supuesto que no, pero cuando observaba a Kirishima pegarse tanto a su novio… algo empieza a arder en su interior. Su relación era un secreto, y aunque lo hicieran público era probable que no les creyeran ¿quién lo haría? En un principio ni siquiera ellos mismos lo hicieron. Pero era real, sus sentimientos eran reales. Es por ello que un día no puede soportarlo más, se levanta con cierta brusquedad de su asiento y se retira del salón. Era una hora libre, la mayoría de la clase de 1-A se habían dispersado y los pocos que se quedaron se sorprendieron ante su actitud. Se siente estúpido, fastidiado, pero ahora que ha llegado a su límite tiene que huir. No haría una escena, claro que no.
El baño sería su escondite perfecto o eso es lo que quiere creer, pero al ver llegar a Bakugo no mucho después sabe que era demasiado predecible.
—¿Qué fue esa mierda?
—¿De qué hablas, Bakugo~? —Nada perdía con intentar hacerse el desentendido, simplemente se arregla el peinado en el espejo.
—La mierda esa, ¿por qué estás molesto?
—No estoy molesto.
—Ah, sí y mis bolas son de chocolate. —Gruñe. —Habla.
Duda, pero cuando él usaba esa voz ronca y varonil para exigirle algo… le era imposible llevarle la contraria.
—Kirishima…
—¿Qué pasa con el cabello de mierda?
—Se pega mucho a ti.
Ante esa respuesta, arquea una ceja. Aoyama le mira fijamente, y aunque el chico no lo note, está haciendo un puchero en ese momento. Para él es jodidamente lindo. Y molesto. Se acerca lo suficiente como para encerrarlo entre su cuerpo y la pared.
—¿Crees que con ese bote de gel andante estaría así?
—Uhm… —Sus mejillas se colorean de un rosa pálido, el temblor se ha hecho presente. Era demasiado para él en ese momento.
Bakugo junta sus labios de manera casta, preguntándose por qué incluso si estaba celoso seguía siendo tan malditamente lindo.
