DISCLAIMMER: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son obra de las increíbles CLAMP.
SUMMARY:Oscuras fuerzas se ocultan detrás de los más puros deseos que puede despertar el amor, ¿Será que podrán superar todos los obstáculos que ha impuesto más de una vida sobre ellos?
Le dí un último vistazo a la cama que momentos antes ocupaba, y sin poder evitarlo recorrí la silueta que se distinguía bajo las oscuras sábanas. En verdad era una imagen para recordar, o eso pensaría cualquier otra persona, no yo.
Me agaché y recogí mi chaqueta, que por los afanes de la noche anterior había ido a parar a un costado de la cama, no me hubiese molestado en tenerla de vuelta, una prenda más de las muchas que poseía, pero teniendo en cuenta la época del año en la que estábamos y encontrándome en el primer nivel, no me hacía ninguna gracia tener que enfrentarme a tan inclemente clima, aún estando en un ambiente controlado.
No le ví caso a permanecer un segundo más en esa habitación, tampoco me preocupé por dejar una nota o algo parecido, no soy del tipo romántico, y la verdad sea dicha, ¿que podía decirle a alguien de quien no sabía ni el nombre? me encogí de hombros y cerré la puerta tras mío.
Caminé lentamente por el largo pasillo, y mientras lo hacía fuí dejando atrás un sin número de puertas, con tan poca distancia entre unas y otras que en ocasiones me daba la impresión de que no importaba cuál de ellas abriera si al final se trataría de una única habitación, una abarrotada de amos con sus esclavos sexuales, o aquellos que como yo no tenían compromiso con nadie, y podían considerarse afortunados de manejar cierta libertad, una enorme e impactante orgía.
"Libre", pensar en esa palabra me hizo reir, era una que creía me definía hacía ya mucho tiempo atras, pero en estos momentos estaba seguro de que en verdad, todo eso no había sido más que un circo, y muy a mi pesar yo había interpretado el papel del mayor payaso, aunque eso era ponerme en alta estima, vaya que me gustaría tener el carisma, la gracia y el poder que de esos seres se desprendía, pudiendo manipular el público que los admiraba, y no, como había sido mi caso, ser no más que un irrisorio títere que había visto mejores tiempos.
Esa mañana parecía ser una de las más movidas que había podido escuchar en todo el tiempo que llevaba frecuentando los "hormigueros", cosa que podía confirmar gracias a los gemidos, murmullos, gritos y una gran cantidad de sonidos que sinceramente no me apetecía reconocer.
Pero era más que obvio, que todos los "hormigueros" del núcleo y sus alrededores se encontraran hasta el tope, al fin y al cabo era época de cosecha, y prácticamente todo lo que el código del consejo estipulaba, para estas fechas, tenía carte blanche, excepto por supuesto atentar contra la existencia de otro ente, al parecer ese había sido un pequeño inconveniente cuando se trató de regular la tasa de natalidad en los diversos núcleos, aunque ya todo eso careciera de sentido.
Me dirigí con desgano hacia el localizador que se encontraba al final de este pasillo.
-Hey, Li- Me saludaba Yamazaki o era más preciso decir que su proyección era la que lo hacía, mientras yo esperaba el respectivo chequeo.
-Yamazaki- y un asentimiento con la cabeza fué todo lo que di como respuesta, esperando que ese saludo no desembocara en una conversación, para la que no me encontraba con ánimos, pero sabía que estaba esperando demasiado, como siempre.
-Oy, Li, últimamente la frecuencia de tus visitas ha disminuido, y cuando te apareces más te demoras en conseguir y llegar al habitáculo que en finiquitar tus negocios y poner pies en polvorosa ¿Sucede algo? -
Siendo otra persona quien hubiese hecho ese comentario no me hubiera molestado en responder, normalmente lo ignoraría, pero bueno Yamazaki era el ser con más cercanía a mí, y a quien podía medianamente darle algún tipo de respuesta, un hecho que en verdad debería dejarme un mal sabor de boca, que esta persona que podría encontrarse en cualquier parte del planeta, nos podían separar más que unos cuantos metros, era a quien mi enreversada cabeza le daba la oportunidad de saber algo acerca de mi, sonreí mentalmente ante las ironías de la vida .
Sin embargo, no sabía cómo responder a aquella afirmación hecha por Yamazaki, era una realidad que me venía persiguiendo hacía algo más de un ciclo, pero había decidido también que no era una cuestión con mucha importancia, y la decisión final: vivir con ello.
Sin darme cuenta me había ensimismado y Yamazaki seguía esperando que articulara algo, dije de lo que había tratado de convencerme todo este tiempo.
-No hay mucho de donde escoger –
Una total mentira, había mucho de donde escoger un amante, legal o ilegalmente. Había probado de todo con el fin de sacudirme la monotonía que me había caído encima, el único y verdadero problema no era la cantidad, ni la calidad sino falta de emoción.
Placer, sí, eso podía obtenerlo, pero hacía falta algo, algo que no atinaba a darle nombre, al darme cuenta de eso, cualquier relación física que me impusiera era siempre la misma, y en mi cabeza podía ver un desfile de rostros -con los que había compartido mi cuerpo- dando vueltas de una forma vertiginosa, a tal punto que sus rasgos se desdibujaban y ya no era capaz de distinguir ninguno.
Ese pensamiento debo corregirlo, no debía siempre irme por los extremos -una muy mala costumbre- y decir que ninguno, eso implicaría que no recordaba a nadie, y no era del todo cierto, podía ver perfectamente el rostro de mi último encuentro, que yacía pacíficamente en el habitáculo que acababa de abandonar.
¿Había disfrutado? Claro que sí, había superado mis espectativas físicas, pero también me sentía incómodo, había sentido que el acto era diferente, en qué forma, no sabía decirlo, mentalmente me encogí de hombros y como con cualquier otro tema que requiriera de demasiado tiempo y energía para analizar , lo dejaba de lado y lo empujaba al último rincón de mi cerebro, en ese rincón de pensamientos y actos estúpidos e inútiles.
-Inicio del reconocimiento del ente, por favor sea paciente, el escaneo iniciará en unos instantes, luego de verificada su identidad se procederá a realizar el cobro por su estadía de acuerdo al tiempo invertido en nuestro recinto, por favor separe las piernas a la distancia de los hombros y mantengase relajado-
No era consciente de la voz autómata del inspector, al menos esta tampoco le permitía a Yamazaki ser escuchado, por lo que su charla había cesado por el momento.
-Usuario: Li, Especie: Humano-Alterado, Tiempo de uso: 1 micra, Precio a pagar: 15 bits, por favor extienda su brazo derecho al frente con la palma hacia el piso-
Hice lo solicitado e inmediatamente tuve un segundo escaneo, esta vez en mi muñeca, donde se encontraba mi ID, y del cual se iba a descontar lo estipulado por el inspector, bien, esta vez no había gastado tan mal mi tiempo.
-Di, Li, vas a volver pronto?- Y ahí estaba de nuevo Yamazaki.
-Ni que eso hiciera mucha diferencia, estos lugares son bastante frecuentados-
-Venga hombre, que no es lo mismo con todos por aquí, casi ninguno se digna a dirigirme la palabra, ya sabes como si con eso perdieran su estatus ¡ja! En fin este trabajo es algo aburrido, con todo lo que tu puedas creer, que esto esté lleno no significa que pueda ver a alguien tan a menudo, pueden pasar días, es como si se quisieran desquitar con la vida y dejar hasta lo último cuando vienen-
Y ahí estaba uno de los motivos por los cuales podía soportar a Yamazaki, aunque pueda sonar algo extraño, cuando comenzaba a hablar era prácticamente imposible callarle, y ¿por qué podría gustarme eso?, bueno eso implicaba que no era necesario que yo articulara palabra alguna, y solo limitarme a escucharle, era algo como un monólogo que de vez en cuando esperaba alguna interacción del público.
Hoy no quería darle pie a Yamazaki para que se explayara en sus quejas acerca de su aburrido trabajo, uno de sus temas favoritos para montar conversación, no se si eso sería con todo el que mostrara algo de paciencia para escucharle, pero al parecer a mí me había tomado como su consejero privado, si es que en alguna ocasión le he dado algo parecido a un consejo, la mayoría del tiempo solo me limito a verle y a asentir de vez en cuando.
Decidí que ya era suficiente, sinceramente no quería encontrarme en la salida con quien había sido mi acompañante la noche anterior, sería algo incomodo si quisiera repetir el encuentro, no me gustaban las segundas veces, no ahora, solía hacerlo cuando era más joven, pero siempre terminaban queriendo algo que no estaba dispuesto a dar, así que lo mejor era evitar ese tipo de situaciones tan problemáticas.
-Yamazaki- Y un asentimiento de cabeza, todo lo que necesitaba para despedirme de mi hablador "amigo".
Era mejor emprender la marcha, metí mi mano derecha en el bolsillo de mi chaqueta, le di la espalda a Yamazaki, y paso a paso fuí alejandome.
-Hey, Li, no seas tan aguafiestas, venga, ¿si vas a venir más seguido?-
Alcé mi mano izquierda y la sacudí a modo de despedida, y seguí mi camino al localizador.
-Las proximas tres visitas corren por mi cuenta-
Me gritó cuando ya alcanzaba la entrada de mi destino, no me di la vuelta, pero en verdad debía estar muy aburrido aquí para querer mi compañía, aunque esta solo fuera posible al momento de dejar este lugar, que nunca se extendía más de dos minutos.
-Destino-
Escuché sobre los demás ofrecimientos que realizaba Yamazaki para garantizar mi pronto regreso, lamentablemente esa no era una promesa que pudiera hacer, no volvería a menos que encontrara algo interesante.
Quise sentirme animado ante la perspectiva de encontrar algo que trajera algo de entusiasmo a mi existencia, pero con mi situación actual, eso significaba que iba a demorar un tiempo en volver a pisar uno de estos sitios.
Moví la cabeza de derecha a izquierda, en un simple acto de resignación, me sentía derrotado y todavía no sabía que batalla era la que había perdido.
-Tercer nivel-
Respondí autómaticamente, sentí un ligero zumbido, y a continuación una puerta al parecer hecha de luz apareció frente a mí, di un paso y quedé inmerso en ella, ya no podía escuchar nada más, di un paso más y ví claramente el tercer nivel, podría haber especificado mi destino un poco más, así no me enfrentaría al frío que tanto me molestaba, que ya no era tan desagradable como si hubiese salido a la interperie en el primer nivel.
Siempre había sido algo friolento, no importaba si la temperatura solo caía un grado o menos, podía sentirlo inmediatamente, sin embargo una breve caminata hasta mi hogar me iba a hacer bien, depronto podría despejarme un poco, aunque lo que más quería era vaciar completamente mi cabeza de cualquier tipo de pensamiento.
-Maldición- dije apretando fuertemente los dientes, ahora me arrepentía de haber utilizado el último regulador corporal que tenía anoche, pero me lo tenía bien merecido.
En mi búsqueda por alguna fuente de placer, no ilimitada pero si lo suficientemente duradera como para saciar mi hambre, había descubierto que utilizando uno o dos reguladores podía incrementarlo unas diez veces, había probado con tres tambien pero en verdad no había sido una experiencia que valiera la pena, había quedado inconsciente, y lo mejor de todo, también había sufrido de amnesia, había perdido tiempo y dinero, no recordaba nada de lo que había pasado esa noche, aunque al parecer mi acompañante si que lo disfrutó, nada más leer la nota que dejó fué suficiente para corroborarlo.
Ya casi llegaba a mi departamento, llevaba alrededor de 30 minutos caminando, así que pensaba asearme, vestirme, tomar algo para desayunar y malgastar mi día leyendo o viendo algo en el sintonizador, ya había tenido algo de actividad física contando la noche anterior y esta relajante caminata, y aunque de vez en cuando añorara un respiro, poder holgazanear un poco, esta era la parte que menos me gustaba de esta semana, eran unas vacaciones en toda regla, además obligadas y muy largas para mi gusto.
Me molestaba porque no tenía nada con que distraerme, para eso utilizaba el trabajo, ¡Diablos!, me gustaría gritar de desesperación, me sentía como un león atrapado en una jaula, que poco a poco se iba encogiendo, estaba por volverme loco, cosa que nada más podía saber yo, me había entrenado para no dejar ver ninguna de mis emociones, y al parecer esto me estaba pasando la cuenta.
Atravecé el Lobby del muy exclusivo edificio en el que vivía, agradecía que no tuviera que hablar ni mover más que mis piernas para llegar a mi residencia.
Al acercarme al elevador, puedo oir una rutinaria voz dándome la bienvenida.
-Feliz comienzo de día Sr. Abbas, nos dirigimos al pent-house de la primera torre-
Como sea, solo quiero llegar pronto, me gustaría decirle que no era necesario que me saludara cada vez que me detecta, pero sería en vano, recosté la espalda contra la pared del fondo del elevador y con los puños apretados escondidos en los bolsillos de mi pantalón suspiré profundamente y cerré mis ojos.
No me gustaba ver la vertiginosa velocidad con que se movía el paisaje en estos ascensores con vista panorámica, en verdad no le veía el caso si no se podía ver prácticamente nada, en últimas lo único que lograba era descomponerme el estomago, hoy quería comer algo para variar.
Supe que habíamos llegado no porque lo hubiese sentido, en verdad a pesar de la gran velocidad no se podia estar seguro de estar moviendose a menos que llevara los ojos abiertos, si no porque volví a escuchar la voz.
-Que tenga una excelente semana de cosecha Sr. Abbas-
A mi también me gustaría tener una buena semana, será todo un logro si llego cuerdo al comienzo de la otra, un suspiro de resignación al tiempo que abría la puerta, esto no pintaba nada bien.
Notas de la autora: Esta es la primera historia que publico, espero con ansias sus comentarios al respecto, a ver si me animo a continuar con la trama, que tengan una excelente semana.
