Si hay algo que Bella conoce muy bien es como romper con chicos. Su interminable lista de ex novios la han hecho una experta. Aunque esto no le de la mejor de las reputaciones, ella sabe que es más seguro romper con ellos antes de que las cosas se vuelvan demasiado serias. Bella es una cínica, una chica que a sus cortos 18 años de edad piensa que el amor simplemente no existe, que es un sentimiento co dependiente y que impide la libertad. ¿Pero como juzgarla cuando su padre les abandonó mucho antes de que ella naciera y su madre actualmente se encuentra lidiando con su quinto matrimonio?

Así que, en cuanto a chicos se refiere, siempre es más seguro tener una lista de requisitos, una lista de reglas y un tiempo límite de duración. Y así siempre ha sido, llevando su vida y sus relaciones meticulosamente controladas, hasta que Edward llega a su vida en el verano, en ese tiempo intermedio cuando terminas un año escolar y comienzas la universidad, y por primera vez en su vida, a Bella no le funcionan sus estrictas reglas.

Y es que Edward es todo lo contrario al tipo de chicos que Bella ha frecuentado. Es un joven músico de 19 años de edad y su vida es todo un desorden. Vive como nómada junto a sus compañeros de banda. Se la pasan de pueblo en pueblo buscando una casa disquera que finalmente firme contrato con ellos y es así como sus vidas se cruzan. Un simple momento que cambiará la vida de ambos.