Kuroko no Basuke es propiedad de Tadatoshi Fujimaki y esta historia participa en la convocatoria MidoHimu day

Semi AU donde Himuro nunca fue a Japón y Midorima está en segundo año. Spoilers si no conocen a Yuya Miyaji.


Alguna vez Midorima Shintaro consiguió una novia.

Vamos, la cuestión en sí no era impactante; encanto no le faltaba. Lo que le había sorprendido a Takao era la duración de la relación y lo larga que ésta había sido (dos semanas) tratándose de su mejor amigo.

Para quienes no conocieran personalmente al tirador estrella del equipo ese sería un dato extraño ¿Por qué terminarían tan rápido las relaciones de Midorima? Era un chico responsable, elegante, culto, atractivo y hasta sus malditas pestañas eran envidiables. Ya, el color de su cabello era poco natural y tenía una que otra costumbre preocupante, pero todo eso era requisito indispensable si querías ser miembro de la Generación de los Milagros. No todos podían ser perfectos.

Nuestro querido Takao era chismoso hasta decir basta, así que apenas llegó a sus oídos la noticia se le echó encima a su amigo para preguntarle los pormenores del suceso, aunque más o menos se olía de qué había tratado todo.

No había que ser genio para deducirlo.

─Tuve el descuido de no preguntar la fecha de su cumpleaños─ contó Midorima en los vestidores─. Cuando me lo dijo decidí que no podíamos continuar.

Pobrecito, la desilusión amorosa había sido tan fuerte que lo estaba contando como si no le importara ¡Oh, pobres de aquéllos que aman sin reservas!

─ ¿Por falta de confianza o qué fue?

─En lo absoluto. Simplemente era Libra─ contestó como si aquello diera por zanjada la cuestión.

─ ¿Pero y eso qué? ¡La chiga estaba guapísima y era bien simpática! Aparte era de esas chicas inteligentes que tanto te gustan─ intentó razonar Takao, aunque sabía que sus palabras, a oídos del otro, eran polvo en el viento.

La verdad, no le importaba mucho que Midorima estuviera ignorando sus bien intencionados argumentos y consejos de la manera más cruel y descarada. De todas maneras, lo divertido de esas situaciones era dejar que dijera sus ridiculeces astrológicas y la madre a sus anchas. Uno nunca sabía que nueva estupidez disfrazada de sabiduría mística se le iba a salir.

─Tal vez, pero la compatibilidad entre Cáncer y Libra es una de las más bajas. Las probabilidades de una relación a largo plazo eran prácticamente nulas.

Siempre que Takao recibía ese tipo de razones como si estuvieran cimentadas a base de pura lógica y sentido común, no podía reprimir las ganas de echarse una buena carcajada. Midorima, cómo no, siempre lo juzgaba en silencio. Takao era un pobre incrédulo.

─Pero si eres joven y eso, Shin-chan, deberías aflojar un poquito y divertirte ¡No vas a tener esta edad por siempre! ¿Y qué si no eran compatibles? Tampoco ibas a casarte con ella, sólo te habías echado una noviecita.

─Ya lo sé, no seas ridículo. Igualmente no tenía por qué arriesgarme si no me daba la gana. Y no es tu asunto, en todo caso.

─Pero no te me enojes, respira hondo─ le dio una palmadita a su amigo, sonriéndole─. Entonces ¿Qué? ¿Nos echamos las suertes para ver quién pedalea hoy?

Así lo hicieron y, naturalmente, fue a Takao a quien le tocó hacerla de chofer de su extravagante carroza, también conocida como Carretilla del Swag. Eso le pasaba por desafiar los poderes del cosmos.

Lo dicho: pobre incrédulo.


Fue durante el verano de su segundo año en Shutoku cuando el equipo de basquetbol tuvo la oportunidad de participar en un intercambio escolar, a una escuela de Los Angeles de cuyo nombre no quiero acordarme.

Se había invitado a todos los clubs deportivos asistir a un campamento de verano en nada más y nada menos que las nalgas del mundo, al menos para ellos, que eran tokiotas bien arraigados a su ciudad. El club de baloncesto, que destacaba por mucho entre las demás organizaciones estudiantiles por sus brillantes participaciones en los torneos, tenía que ir sí o sí. No es que los hubieran obligado directamente, pero todo el cuerpo docente y hasta los de la cafetería habían estado insistiendo con ellos desde que salió la convocatoria.

La opinión de Takao era que una más y Midorima iba a lanzarle su artículo de la suerte (un pisapapeles homicida) al chico del café.

Él mismo decidió no tocar el tema con él… durante un rato. Moría de curiosidad por saber si su amigo ya había decidido algo, así que se decidió a preguntarle en el gimnasio, apenas tuvieron un rato libre.

─Ah, pues no sé a qué jugamos a los difíciles─ comentó Takao, mirando el folleto con la información del campamento de verano después de dar un buen trago a su botella de agua─. Suena muy divertido y hasta estamos becados y todo ¿Tu irás, Shin-chan?

─Es mi deber como miembro del equipo─ le contestó con la responsabilidad tatuada en la frente─. Igualmente, no creo que al capitán Miyaji deje que lo decidamos.

Las predicciones de Midorima dieron al blanco, como siempre; Yuya Miyaji no iba a dar su brazo a torcer a la primera. Aparentemente la determinación y el mal humor eran cosas de familia, la buena noticia es que aún no había amenazado a nadie a base de piñas y atropellamientos. Claro, tampoco era un capitán exageradamente inflexible, al fin y al cabo, había dado la posibilidad de no ir a los del segundo y tercer grupo, pero los titulares tenían que ir a la de a fuerzas y eso incluía a Midorima y Takao.

─Deben traer sus permiso y el pago correspondiente, no se esperen a la fecha límite─ avisó Yuya al final de la práctica─ ¡Más les vale tener buenas notas! Porque si se pierden el campamento por tener que ir a las clases de regularización…

El crujir de sus nudillos fue más elocuente que cualquier amenaza que pudiera haber formulado.


Midorima no quería volver a saber nada más de aviones durante un buen rato.

No es que les tuviera miedo, ni que fuera la primera vez que subía a uno, pero un vuelo de tantas horas siempre resultaba agotador. Ahora, agregando a Takao en la ecuación, la experiencia se convertía en un auténtico infierno, con el chico exclamando en voz alta sobre la bonita vista, que la película que transmitieron en el camino le gustaba, la de planes que tenía cuando llegaran a California y tatatatá, blablablá. Si hubiera podido, hubiera echado a Takao al mar, eso seguro.

Ese era su castigo por no haber podido pasar con su artículo de la suerte de ese día: una navaja suiza. La seguridad de los aeropuertos no entendía de razones, en verdad.

El caso era que por fin habían llegado a California, milagrosamente vivos aunque con su estabilidad mental más que dañada, recibidos por una oleada de calor sofocante ¿Pero qué demonios? ¿Habían llegado a Los Angeles o al Valle de la Muerte? Hasta ser recibidos en la aduana y contestar a sus preguntas con un dudoso nivel de inglés era un paraíso, allí al menos estaba fresquito.

─Bien, ya está─ dijo Miyaji Yuya, asegurándose de que ningún jugador se le quedaba─. La comitiva estudiantil no tardará en recogernos.

─Jo, aún no me creo que estoy en otro país─ comentó Takao, observando maravillado y a detalle la sala del inmenso aeropuerto─. ¿Alguna vez habían escuchado a tanta gente hablar inglés? Qué bonita sensación de poder, eso de saber lo que dicen de ti pero que ellos no puedan entenderte si te insultan.

Hasta la gente más vivaracha tenía su lado oscuro, aparentemente.

─Eso es retorcido─ lo regañó Midorima, frunciendo el ceño y manteniendo su porte de adolescente relamido─. Además, hay mucha gente hablando español, ellos bien podrían estar hablando mal de ti. Están mirando hacia acá, al fin y al cabo.

Lo que Midorima no sabía era que los hispanohablantes en realidad estaban criticando su elección de tinte ¿Verde? ¡Qué horror y qué poco fashion!

─Oh, allí están ellos─ habló uno de sus compañero, y ambos siguieron la dirección de su mirada.

Efectivamente, hacia ellos se acercaba una comitiva de adolescentes portando banderines de Shutoku para llamar su atención. Ellos debían de ser el equipo de basquetbol de la escuela que los había invitado al campamento; una bonita mezcolanza de norteamericanos, latinos, afroamericanos y orientales. Parecía un grupo muy alegre y Takao desde ya comenzaba a apreciar a ese colorido grupo.

Lo que no entendía era porqué Midorima y otro chico japonés con una mueca de subnormal se miraban fijamente, casi como si estuvieran horrorizados. Incluso se olvidaron de sus buenos modales y se señalaron el uno al otro.

─ ¡¿Midorima?!

─ ¡¿Capitán Nijimura?!

─ ¡Pero calla! ¿Ya cuánto tiempo va desde que no soy tu capitán?

Oh, qué chiquitico que era el mundo.


Para cuando se instalaron en la cabaña del campestre donde iban a hospedarse, Takao ya conocía varios detalles sobre la relación de Midorima con Duck Face, quien resultó llamarse Nijimura Shuuzou y ser nada más y nada menos que el ex capitán de la Generación de los Milagros. Desde allí el respeto de Takao por ese chico, pese a su ridícula mueca, subió como la espuma. Ya, tenía cara chiste, eso nadie lo negaba, pero si aún con eso había logrado domar a esos chiquillos insufribles entonces no había más que agregar.

─Entonces vinieron al campamento por lo del básquet y eso ¿Dices que vas a Shutoku?─comentó Nijimura, sentado en la cama que le correspondía a Midorima, quien lo había permitido solamente porque era Cáncer como él. O algo así argumentó─. Anda… Ya tendrás que contarme en qué andan los demás. Tiene como siglos que no le veo el pelo a ninguno de ustedes, mucho menos sé cómo les fue después de todo.

Midorima se ajustó las gafas y asintió en gesto solemne, mientras Takao se aguantaba la risa, para variar. Qué cosa iba a ser eso de contarle al ex capitán las desventuras de sus chiquillos, ya quería ver eso.

─Qué vueltas da la vida. Hasta parece que es una de esas cosas que predeciría Oha-Asa ¿No creen? ─comentó Takao, achispado de más.

Claro que estaba contento, aunque el calor le seguía provocando unas ganas locas de encamorrarse por ahí, hasta las paredes desgastadas y húmedas de la cabaña le insuflaban energías. Se moría por echar ya una partida de basquetbol con los jovencitos californianos y sabía que, pese a la cara de mosqueo que se cargaba Midorima, él también querría volver a jugar con su antiguo capitán.

Hasta podría ser que ese tal Nijimura también quisiera echarse un partido, tenía el espíritu de lucha en los ojos y, sobro todo, en el hocico.

─ ¿Quién sabe?─se encogió de hombros Nijimura, obviamente sin ganas de ponerse en plan esotérico─. Como sea, los estaré viendo seguido, ahora los dejo para que acomoden sus cosas y todo eso.

El muchacho se incorporó de la cama en el preciso instante en el que la puerta de la cabaña se abrió.

─Shuu ¿Estás aquí? El entrenador quiere que nos reunamos para una junta.

Takao no era de los chicos que se asustaban por pensar que alguien de su mismo sexo era atractivo ¡Qué va! Era completamente normal aceptar que una persona era atractiva, y ese era el caso del muchachón que había entrado. Todo en él exudaba misterio, belleza y peligro; desde el cabello negro enmarcando su pálido rostro hasta el lunar que ostentaba bajo esa mirada penetrante, por no hablar de su cuerpo bien equilibrado. Incluso ese peinado pasado de moda que le cubría media cara lo lucía como nadie y no se veía ridículo, en lo absoluto ¿Para rematar? Todas esas características físicas valían para pura si no fuera por su porte y el aura que transmitía.

Iba a ser muy sincero: No creía haber conocido nunca a un chico que atrajera tantas miradas de a una, prueba de ello era que incluso Midorima había centrado su atención en él. Normal, cuando ese chico había entrado había eclipsado las caras de tontos que se cargaban Nijimura y Takao.

─Pffff, allá voy, me entretuve de más─ Nijimura se rascó la cabeza y se acercó al chico─. Mira Tatsuya, quiero presentarte a unos chicos.

─Oh, hola─ les saludó el recién llegado, con una sonrisa moderada. Aparentemente no necesitaba la ayuda de Nijimura para socializar─. Ustedes deben ser el equipo de basquetbol japonés ¿No? Mi nombre es Himuro Tatsuya.

─Oye, yo iba a presentarlos ¿Y qué es eso de llamarme así frente a ellos? Que ellos no están educados como acá─ se quejó Nijimura, frunciendo su infame labio─. Mira, Tatsuya, ya te he hablado antes de Midorima Shintaro ¿Recuerdas? El chico de los triples infalibles en Teiko. Y él es su compañero de equipo.

─ Un placer─ habló Midorima, subiendo sus lentes, su gesto genérico para cuando quería impresionar a alguien haciéndose el intelectual, sospechaba Takao.

─ ¡Un gustazo! ¿Entonces los dos están en el equipo de basquetbol?

─Así es─ asintió Himuro, dándole una palmadita a Nijimura en la espalda─. Shuu es ala-pívot y yo juego como escolta.

─Ohhhh ¿Qué cosas, no? Shin-chan también es escolta, las coincidencias con las que se topa uno…

─No seas ridículo, Takao, las posiciones de basquetbol no son únicas como para considerarlo coincidencia.

Claro que Midorima se estaba dando cuenta de que Takao estaba tratando de echarle la soga a Himuro por él, y no iba a dejar que eso sucediera.

─Madre mía, si te escuchara Oha-Asa estaría muy decepcionado de ti y tu poca fe en el destino. Herejía, eso es lo que es.

Nijimura puso los ojos en blanco y Himuro simplemente los miró confundido, sin enterarse de quién demonios era Oha-Asa. Mejor para él, no había necesidad de adelantarle la mala noticia de que ese chico de aires dignos era un fan rabioso del horóscopo.

Al final Nijimura y Himuro tuvieron que retirarse, dejando a Takao y Midorima acomodando sus cosas.

─Bueno ¿Y qué opinas de ellos, Shin-chan?─preguntó Takao, demostrando una vez más que jamás se iba a quedar con la curiosidad para él solito.

─Nijimura es un jugador ejemplar, ya lo verás.

─Ajá ¿Pero qué opinas de Himuro Tatsuya?

Takao observó atentamente cada reacción de Midorima, con una sonrisita traviesa.

─No tengo nada que opinar de él porque no lo conozco de nada─ contestó Midorima, sacando a flote su sentido común aún no tan atrofiado por Oha-Asa.

─Ya, pero ¿No crees que es guapo y eso?

Midorima no se dignó a contestarle, a sabiendas de que Takao lo había atrapado echándole miradas furtivas a Himuro Tatsuya. Obviamente no era algo que iba a aceptar ni ésta ni en la otra vida.


Las actividades recreativas del campamento estaban muy bien, pero para Midorima estaba resultando un suplicio estar tan lejos de su colección de posibles artículos de la suerte ¿Cómo iba a sobrevivir sin el pollo de goma que Oha-Asa le urgía a conseguir? Inconcebible.

Pero lo verdaderamente alarmante era lo que le habían predicho para ese mes respecto a los Escorpio: que iban a traer cambios en su vida, para bien o para mal, en distintos planos, ya fuera el económico, romántico o espiritual. No era de extrañar que se la pasara mirando con recelo a Takao, ese Escorpio de aguijón traicionero, por si se le ocurría hacer algo que no debía y poder pararle los pies a tiempo. Es más, Nijimura era Cáncer como él, así que su deber era ir a advertirle sobre el peligro que representaba su compañero de Shutoku.

Así lo hizo después de una práctica en conjunto con el equipo anfitrión

─Ah, qué chistoso, Tatsuya también es Escorpio. Voy a cuidarme de él más que de costumbre─ comentó Nijimura, más por decir algo que porque realmente le importara toda esa barbaridad que le decían.

Midorima entrecerró los ojos y miró a Himuro, quien hablaba con algunos compañeros de su equipo en inglés, quitado de la pena. Así hasta parecía inocente y bastante normal, no como el peligro que en realidad representaba para los buenos y honrados Cáncer.

Ahora sí tenía razones -o excusas- para no quitarle el ojo de encima.


A pesar de que trabajaban muy duro en los entrenamientos bajo la atenta mirada de Miyaji Yuya, también tenían ratos de esparcimiento que aprovechaban para irse a pasear. Takao era quien insistía en que fueran a turistear y lo hacía con mucha razón ¿Volverían alguna vez a California? Eso nadie lo sabía, excepto quizás Oha-Asa, así que tenían que aprovechar que tenían a la juventud de su lado para hacer y deshacer.

Midorima y Takao terminaban casi siempre acompañados por Nijimura y Himuro. El resto del equipo de Shutoku había hecho migas con los demás asistentes del campamento y al final cada quién tenía su grupito. En realidad era divertido, hasta Midorima había aceptado alguna vez que sí se la estaba pasando muy bien con ellos.

Ese fin de semana les tocó ir a Hollywood, específicamente al Paseo de la Fama, lo que significaba que iban a caminar y mucho.

─ Uff, a mí sáquenme foto junto a la estrella de Bugs Bunny, de favor.

Midorima y Himuro se quedaron a la sombra de un edificio, junto a un hombre disfrazado de Rambo pidiendo cambio. Los dos habían decidido quedarse a observar y dejar que Nijimura fuera el que lidiara con la emoción de Takao. Al fin y al cabo, él tenía mucha pila gracias a la convivencia con sus dos hermanos menores.

─Cuánta energía tiene Kazunari─ se asombró Himuro─. En todo caso es divertido ¿Siempre es así?

─Ni te lo imaginas─ contestó Midorima, conteniendo un suspiro.

Durante un rato no dijeron nada, se limitaron a observar a Nijimura acomodándole un golpazo a Takao en la cabeza por intentar que posara en la foto con él, intentando contenerse para no ponerse a imitar la legendaria mueca de pato. Eso quería decir que esa amistad estaba floreciendo; no había mejor representación de lazos amistosos que los golpes y las burlas.

─Bueno, vamos a extrañarlos cuando regresen a Tokio─ suspiró Himuro, desviando la mirada del violento espectáculo que ofrecían Nijimura y Takao─. Tiene mucho que no jugamos con jugadores tan buenos como ustedes, imagino que han ganado torneos en Japón.

─No exactamente─ contestó Midorima, con sus pensamientos volando hacia Rakuzan y Seirin. Malditos─. Pero no importa, vamos a obtener nuestra venganza la próxima vez.

Esas palabras parecieron complacer a Himuro, quien le ofrecía una sonrisa enigmática. Por el bien de su buen juicio, Midorima decidió no pasarse demasiado tiempo contemplándola, mucho menos tratando de desentrañar su misterio.

─Como debe ser─ Himuro guardó silencio un momento, toqueteando el anillo que llevaba colgado al cuello─. Un amigo mío se fue a Japón. Era muy bueno en el basquetbol, así que supongo que allá debe haberse anotado a algún equipo. Me pregunto si habrán coincidido alguna vez con él…

Que le contara eso descolocó un poco a Midorima. Ya había intercambiado palabras con Himuro antes, pero jamás a solas y mucho menos de un tema que, por el tono de voz y la mirada en su ojillo visible, era importante para él y eso. En cierta manera, le causaba conflicto, él no solía ser el íntimo de nadie, ni a quien la gente le contara sus penas, así que no sabía exactamente que responder a eso.

─Ta vez─ fue su torpe respuesta─. Imagino que el anillo es por él ¿No?

Más meteduras de pata. Y todo ese asunto de la amistad y los anillos sonaba sospechoso…

─Podría decir que es la prueba de que somos hermanos─ contestó, aparentemente sin inmutarse por las desafortunadas interacciones sociales de Midorima─. También debo vengarme de él y volverme más fuerte.

Midorima estaba por preguntar cómo se llamaba el dichoso hermanito cuando Nijimura decidió aparecerse, cogiendo a Takao del cogote.

─Hey, no me dejen sólo con él y vengan también, parecen apestados aquí─ los regañó Nijimura con cara de mala leche, para después soltar a su presa─. Anden, que éste chico quiere ir a verse la estrella de Michael Jackson.

─Y una estrella que diga Kazunari. O Takao, lo que encontremos primero.

─Joder ¡Ya te digo que no hay estrellas con ese nombre! Tatsuya, Midorima, ustedes díganle algo.

─Yo escuché a un chico llamado Antonio diciendo que se iba a tomar una foto con la estrella de Antonio Banderas, seguro que también debe haber una con mi nombre.

─Bien sabes que es imposible, Takao, sólo quieres hacernos caminar más tiempo─ lo acusó Midorima con justa razón. La mente de ese chico trabajaba en malévolas formas.

─Entonces Shuu-chan me acompañará─ decidió Takao, volviendo a arrastrar a su víctima del día─ ¡Ustedes diviértanse sentados haciendo nada, nosotros vamos a ir a buscar la estrella!

Nijimura pudo haber puesto resistencia si Takao no lo hubiera tomado por sorpresa, eso era un hecho. Midorima observó disgustado cómo al fin su ya no tan respetado senpai intentaba luchar por sus derechos y, cómo no, Takao susurraba algo a su oído que pareció haberlo convencido para desistir. Hasta ahí no habría tenido problemas, pero que se voltearan a observarlos con unas expresiones retorcidas en sus rostros, bien cercanas a la mofa, no le daba buena espina.

No por nada Oha-Asa lo había colocado en el noveno lugar del ranking. El día no estaba resultando tan afortunado para él.

─Y allá van─ comentó Himuro, soltando un suspiro─. Tal vez deberíamos esperarlos en otro lado ¿No crees? Desde hace rato que Jack Sparrow nos está mirando, tal vez quiera cambio.

Cuando se giró hacia la izquierda se dio cuenta de que, efectivamente, Jack Sparrow los observaba. Sin más, decidieron meterse a la primera tienda de souvenirs que se encontraron, ya después mandarían un mensaje a Nijimura y Takao para avisarles dónde habían quedado.

Mientras, Midorima se dedicó a admirarse con el enorme local, ese que era el paraíso de los artículos de la suerte de Oha-Asa, o bien, de las mierdas inservibles. Allí a donde mirara se encontraba con postales de California, algunas sobrias y elegantes, otras coloridas y alegres y luego estaban esas que seguramente las había diseñado un ciego. También había un apartado dedicado exclusivamente dedicado a los imanes, los llaveros, las tazas, etcétera. El grupo de los textiles también ocupaba buena parte y también estaba el rincón de merchandising exclusivamente de The Beatles, porque todo el mundo sabe que esos chicos eran orgullosamente californianos, duh.

Rápidamente y sin temor a parecer maleducado frente a Himuro, Midorima se puso a consultar las predicciones de Oha-Asa y luego observó con ojo crítico a la tienda. Iba llevar algunos cachivaches que pudieran ser posibles artículos de la suerte, sí, pero también llevaría algunos para su familia como recuerdos, tal vez algunos para los finalmente universitarios Ootsubo, Miyaji y Kimura. Y claro, también tenía que llevarles algunas cosas a la Generación de los Milagros.

─ ¿Encontraste algo que te gustara?─ preguntó Himuro, acercándose con curiosidad a la pared cubierta de imanes y botones.

─No en específico para mí─ contestó Midorima, tomando un botón amarillo y otro azul rey con la leyenda "Fucking Idiot" en ellos. Impresionante la intensidad con la que gritaban los nombres de Aomine y Kise─. Llevaré algunos recuerdos a Japón.

─Ya veo─ Himuro observó los botones, divertido─. Aunque tal vez esos se lo tomen a mal.

─Tal vez, pero saben que yo jamás les mentiría─ contestó Midorima con una seriedad que no iba acorde a los insultos hacia sus antiguos colegas.

Al final, Midorima había desistido del regalo pasivo-agresivo y se hizo de cosas más neutrales, como postales, camisas y llaveros, todo a sugerencia de Himuro, quien afortunadamente tenía un gusto refinado para la elección de souvenirs y fue de gran ayuda. Habría estado muy bien eso de poder llevarles un recuerdo a sus pseudo amigos con sus nombres grabados en ellos, pero aparentemente, y sólo por poner un ejemplo, Murasakibara Atsushi no era un nombre muy común en un país lleno de Michaels y Ashleys.

─Sí que has llevado muchos recuerdos para tus amigos─ comentó Himuro una vez hubieron pagado los artículos.

─Tengo que aclarar que no son mis amigos, simplemente son compañeros─ declaró Midorima, sin ganas de dejarse atrapar en medio de su buena acción del año.

─Entiendo─ contestó Himuro, y algo en su tono de voz irritó a Midorima, pero lo dejó estar─. También llevas bastantes cosas para ti ¿No?

─Pueden llegar a ser útiles según las predicciones de Oha-Asa─ explicó Midorima─. Por ejemplo, el artículo de la suerte de mañana es una camiseta estampada con el nombre de una ciudad.

Dicho eso desdobló la camiseta que había comprado, esa que Himuro y él había elegido juntos durante un buen rato. Cabe acotar que se habían tardado bastante eligiendo esa compra en específico, la bonita camiseta blanca con la leyenda de Los Angeles en ella estuvo compitiendo contra la camiseta de I CORAZÓN NY. En serio ¿Qué hacía una camiseta haciéndole publicidad a Nueva York en una tienda de recuerdos en Los Angeles?

─Me gusta mucho esa─ asintió Himuro, dándole su aprobación─. Aunque creo que es la primera vez que escucho lo de los artículos de la suerte. Eso explica el oso de cerámica de aquélla vez en los entrenamientos.

Midorima se encogió de hombros y asintió. No le gustaba hablar de su oso de cerámica, que en paz descanse por culpa de un balón asesino.

─ ¿Y cuál es mi artículo de la suerte? Soy Escorpio, por cierto.

─Espera.

Se dispuso a buscar en su celular, sin mencionar el detallito de que ya sabía su signo gracias Nijimura bocafloja. También iba a ahorrarse el hecho de que se había estado mirando las predicciones para ese signo, y no precisamente porque le deseara a Takao el bien.

─Mañana tienes el quinto puesto en términos de suerte en el ranking─ leyó con solemnidad─. Tu artículo de la suerte son una gorra y tu color de la suerte será el verde.

─ ¿En serio? Mejor así ¿No? Si mi color de la suerte es el verde entonces voy a tener que estar cerca de ti todo el día.

Qué.

─Espera, debo comprar una gorra para mañana─ dijo Himuro, revisando entre los estantes. Midorima ni lo siguió, aún estaba demasiado ocupado tratando de procesar la bomba verbal que le había soltado─. Dime ¿Qué opinas de ésta?

Himuro mostró orgulloso una gorra con el mismo gráfico del estampado de la camisa que se compró Midorima, la única diferencia era que la gorra lo llevaba bordado. Si lo que había dicho antes Himuro no lo había destruido, eso sí lo había conseguido.

─Será útil para mañana─ consiguió decir de alguna manera entre su desesperación.

─Definitivamente. Además, si mañana estaré pegado a ti por el asunto del color verde, mejor que vayamos a juego ¿No?─comentó Himuro con tanta naturalidad, como si no estuviera diciendo estupideces.

Estupideces que estaban tocándole la vena sensible a Midorima, que sí la tenía, aunque se creyera lo contrario.


Mientras Himuro estaba aniquilando el buen juicio de Midorima, Takao y Nijimura observaban por la ventana, fuera del local.

─Creo que Tatsuya rompió a Midorima o algo─ comentó Nijimura, frunciendo el labio superior─. Porque Midorima está actuando como un tarado zombie.

─Ya te digo yo que tenía razón, Shuu-chan, para estas cosas nunca me equivoco.

Se quedaron un rato más observando a Midorima y Himuro, al parecer el primero ya había recuperado la capacidad del habla y se estaba comportando de nuevo como él. Era todo un espectáculo ver a esos dos juntos ¿Quién se lo iba a imaginar? Nijimura no, por supuesto.

─No sé si estás interesado en todo esto por Midorima o porque te gusta jugar a ser el celestino─ comentó Nijimura, apartando la mirada del vidrio para emprender el camino por la calle de nueva cuenta.

─Claro que por Shin-chan y nuestra amistad─ canturreó Takao, con un tono de voz que no convencía a nadie─. ¿O tú no piensas lo mismo con Tat-chan? No es por nada, pero creo que es él quien está siendo más sugerente.

─Es la naturaleza de Tatsuya─ contestó Nijimura, encogiéndose de hombros─. Ahora supongo que tenemos que esperar a que dejen de flirtear y luego ya nos reunimos con ellos.

Takao le dio una última ojeada al local antes de seguir a Nijimura, con una sonrisa traviesa en los labios. Si las interacciones entre esos dos habían estado así en el Paseo de la Fama qué pasaría si…

─ ¿Sabes, Shuu-chan? Lo he estado pensando mucho y para la semana que viene me encantaría ir a visitar Long Beach, al fin y al cabo tenemos todo el fin de semana libre ¿Qué opinas? Disneylandia puede esperar.

Nijimura observó con desconfianza a Takao. Ese chico algo se traía entre manos.


Notas de la Autora:

Mi prima me pasó A song about California de Hey Ocean mientras me preguntaba si volvería a visitarlos algún día (demasiada pobreza como para considerarlo siquiera y pocas ganas de nadar al otro lado). Gracias a ella y a la canción por hacer que el fic se escribiera solito. Si buscan la canción y no les gusta, no me juzguen, por favor, déjense llevar.

Y así es como el one-shot se convirtió en un multichapter o mínimo un two-shots. Publicaré la segunda parte el siguiente viernes, lo prometo, y dependiendo de cómo se vaya desenvolviendo el fic decidiré si tendrá dos o más capítulo.

P.D. Nijimura y Takao tienen potencial como bros, sólo digo.