PROLOGO
Fuego.
Fuego por todos lados.
La aldea de Konoha ardía en llamas, cada minuto, cada segundo que pasaba desaparecía un poco más. Y ella también. Porque lo veía todo sin hacer nada, llorando en silencio, ahogando un grito de miedo y dolor que luchaba por nacer en su garganta.
Los cadáveres a su alrededor se consumían en silencio, los gritos habían cesado hacia tiempo, todos habían muerto. Menos ella.
O eso pensó.
No pudo ver nada, ni hacer el más mínimo movimiento cuando sintió algo atravesarla. No pudo ver nada, solo supo que en ese instante todo acabó, no supo que fue tan solo sintió como caía lentamente a un abismo negro del que no saldría.
Ella murió.
