-¿Por qué hoy?
-¿Quiere oírme decirlo?
- Dieciocho meses desde la última sesión.
-¿Lee el periódico?
-A veces
-Y ve las noticias. Sabe por qué estoy aquí. Estoy aquí por... - Su voz se quebró. Mordió su labio, ahogando el nudo de su garganta y froto su mentón, tratando de sonreír
-¿Qué pasa John?
-Sherlock... - Sonrío con ironía. Aún le costaba asimilar esto.
-Necesitas dejarlo salir.
-Mi mejor amigo, Sherlock, está muerto. -Dijo por fin, ocultando su rostro en ambas manos. En la oscuridad de sus ojos se materializaba su caída, su mano extendida hacia el. Sherlock volvía a caer.
Se despertó agitado. Las sabanas oscuras de su cama estaban húmedas, producto de su sudor. Sentía que vomitaría su corazón.
Debía tranquilizarse. Debía.
Se sentó en el borde de su cama. El dolor de su pierna había vuelto. Varios panfletos con el rostro de Moriarty lo miraban. Moriarty era real, rezaban. Si lo era. El creía en Sherlock Holmes y haría que todo el mundo se tragara sus palabras.
No aguanto. Una vez más gotas cristalinas, amargas como hiel, corrían por sus mejillas, llorando al falso genio. ¿Falso? ¡Jamás! El lo conocía. Sherlock era tan real como todas aquellas muertes que había presenciado. Sherlock...
No duro mucho lejos de 221B de la calle Baker. Necesitaba estar ahí. Necesitaba engañarse con que Sherlock llegaría en cualquier momento y, antes de que se diera cuenta, estarían invadiendo propiedades privadas.
Necesitaba un milagro.
Se había levantado tarde aquel día. No había razón para ir a trabajar o lo que sea que lo obligará a salir al mundo exterior. Eran las 13 pm. o eso deducía por la posición del sol, cuando salió de su habitación. Varios rayos dorados se colaban por la ventana, ligeramente tapados por la clara cortina de un color claro. Su te se enfriaba intacto frente a el y el único ruido que se oía era el zumbido de las moscas sobre la comida que la Sra. Hudson le había llevado la noche anterior.
No recordaba cuándo fue la última vez que comió o durmió bien. Quizás fue aquella vez que corrieron toda la noche por un callejón, guiados por lo que le había dicho un vagabundo. Quizás aquella vez fue la última vez que se sintió vivo.
Sus ojos se desviaron hacia afuera. Un hermoso cielo turquesa cubría a Londres, ajeno a que aquel mundo era diferente, vacío, por lo menos para un hombre.
No sabía cuánto tiempo estuvo mirando hacia afuera. El sol casi se ocultaba y el crepúsculo del final iluminaba la habitación con un encantador y brillante color cobrizo. Su cabeza reposaba en el brazo del sofá, mirando hacia la calavera frente a el. La suavidad del satín azul del batín acariciaba su rostro. Aún se podía oler el aroma de Sherlock en el.
Sus ojos se volvían a cerrar. Se volvían cada vez más pesados. La imagen de la calavera se volvía borrosa.
-... Esta llamada telefónica es... es... mi nota. ¿Es lo que la gente hace, no? Dejar una nota.
-¿Dejar una nota, cuándo?
-Adiós, John.
-No... ¡NO!-
-¡SHERLOCK! - Gritó exaltado. Tardó varios minutos en darse cuenta que estaba durmiendo en el suelo. El nudo de su garganta volvía a estar presente. Varios mechones dorados estaban pegados a su frente.
Nuevamente se había despertado, volviendo a soñar con aquella caída.
Bueno… aquí la persona detrás de Jawn :D Por primera vez hablo. Como este es mi primer fic dramático me pareció correcto hablar. Este empezó como un one-shot pero termino siendo un two o three shot. Está inspirado en un fan art (penosamente no lo encuentro. Si lo encuentro, se los mostraré) Bueno, espero que les guste, que lo disfruten y nada. Dejen Reviews si fue de su agrado ^^ Siempre es estimulante ver Reviews :D So, Allons-Y!
