Era una noche especialmente tranquila, en la calle un chico esbelto con la mirada perdida se paseaba sin rumbo, su cabello rubio brillaba con la luz de las farolas, a penas rondaba la veintena pero poseía una exótica belleza, unos ojos azule eléctrico hacían resaltar mas sus facciones. Se había detenido a observar el cielo, las estrellas se vislumbraban esplendidas, frías y distantes. Aquella imagen le resultaba hermosa y desgarradora por igual.
Había estado vagando durante horas, aunque si se lo hubieran preguntado no habría sido capaz de decir exactamente cuánto tiempo llevaba deambulando por aquellas calles tan silenciosas, lo cierto es que solo pensaba en alejarse de todo y de todos.
Llevaba un buen rato caminando, cuando se percato de que se había metido en un callejón apenas iluminado por un par de farolas, de las cuales una parecía a punto de fundirse y emitía una tenue luz, provocando que el lugar fuera mas lúgubre, de lo que ya era.
Al doblar la esquina noto como algo se deslizaba por detrás de su espalda, fue un segundo, una sensación tan rápida, que apenas pudo percibirla.
En aquel instante todo se volvió borroso, cayó pesadamente sobre el asfalto y aunque intento parar el golpe con las manos, su cabeza choco violentamente con el borde de la acera, lo único que pudo distinguir mientras se quedaba inconciente fue una figura que se movía sigilosamente hacia donde estaba, convirtiendo aquel momento en algo totalmente irreal.
Un dolor insoportable hizo que despertara, la sangre brotaba incontrolable de la herida en su antebrazo, intento moverse pero un pinchazo en la cabeza provoco por un instante que dejara de respirar, no recordaba haberse hecho semejante herida al caer, sin envergo tan poco recordaba nada después de la caída, apenas podía moverse, y su vista estaba algo borrosa.
La estancia lúgubre ya de por si había adoptado un tono aun mas oscuro, la tenue luz de la lámpara se balanceaba creando sombras grotescas i deformes en las paredes sucias i carcomidas de la pequeña habitación.
A parte de la cama en la cual estaba tumbado solo había un denso cortinaje en la pared contraria y un mueble muy viejo y carcomido, a penas podía distinguir su forma. Aunque intento encontrar algo que le resultara meramente familiar, no tenía ni la más remota idea del lugar en el que se encontraba.
Apenas le quedaban un par de horas de vida, mientras su sangre iba empapando la sucia sabana en la que permanecía, suspiraba con pesadez, el simple hecho de respirar le producía un dolor indescriptible.
La idea de que se moría era tan evidente que una leve risa escapo de sus labios seguida de una fuerte convulsión, los pulmones le ardían, solo podía esperar a que llegara el fin.
Abrió los ojos rápidamente cuando noto una mano alrededor de su cuyo seguido de una risa ensordecedora, sentado al lado de la cama un chico de piel extremadamente pálida y unos profundos ojos negros le contemplaba sin dejar de sonreír. Sintió como la figura se estiraba de tras suyo y le envolvía con sus brazos mientras le susurraba al oído.
esto no tiene que acabar así… solo tienes que pedírmelo, puedo hacer que vivas eternamente solo yo puedo salvarte, vamos pídemelo.
La figura volvió a moverse de forma vertiginosa quedando estirado enfrente de él. Apenas podía articular una palabra, el chico era extremadamente atractivo, no podía quitarle los ojos de encima.
¿Te gusta lo que ves?
Dijo el chico extraño con un tono de prepotencia en su voz, aquello no le gusto en absoluto que se creía aquel desgraciado, no solo le raptaba si no que en cima se pavoneaba de su belleza delante de el, un chico mediocre de 18 años recién cumplidos, delgado y un pelo rubio que se negaba a dejar peinarse de forma apropiada.
¡No te lo tengas tan creído!, ¡IDIOTA!
¡No seas imbecil!, estas desangrándote, por si no lo recuerdas.
Un dolor insoportable le sacudió todo el cuerpo como si le hubiera pasado la corriente, cerró los ojos para apaciguar el dolor, sintió como aquel chico le abrazaba logrando calmarle un poco.
Shhh…, tranquilízate, y escucha lo que tengo de decirte. ¿De acuerdo?... Tomare eso como un si. Esto es realmente un fastidio… no tengo demasiado tiempo… Solo contéstame a una pregunta ¿tu no quieres morir, verdad?
Ya no entendía nada, aquel tío estaba totalmente majareta, que clase de pregunta era aquella evidentemente que no quería morir acaso le había visto cara de suicida, aunque…
Echo un vistazo al moreno que esperaba su respuesta, parecía nervioso como si esperara algo, el se limito a negar con la cabeza, el otro enarco una ceja interrogante.
¿No?... ¿no que?
¡NO QUIERO MORIR INVECIL!
El chico se levanto de la cama satisfecho i saco un pequeño cuchillo del pantalón, el rubio sintió un miedo atroz, acaso se había equivocado, ¿iba a morir en aquel extraño lugar, en el que seguramente nadie le encontraría?, su cabeza imaginaba todo tipo de torturas. Cuando el tipo se hizo un corte en la muñeca izquierda, extendió su brazo hasta el.
¡Bebe!
¡Estas loco!
¿no vas a ponerlo fácil verdad?
Por alguna causa sobrenatural, que no llegaba a entender, la herida de su secuestrador avía cicatrizado en un instante sin dejar mayor marca que una mancha de sangre.
De repente estaba flotando en el aire, unos fuetes brazos le sujetaban fuertemente, lo único que pudo ver fue aquellos ojos penetrantes que le miraban, todo se volvió borroso lo único que notaba era una fuerte presión en su boca y un liquido caliente recorrer su garganta, un estruendo en su cabeza comenzó a resonar, un sin fin de gritos de que no terminaban, un golpe sordo y al fin, silencio.
