Declaimer: Crepúsculo no me pertenece, sino que es propiedad de la Sra. Meyer. Esta historia esta basada en un libro de Linda Howard y adaptada a los personajes de Crepúsculo.

N/A: desde que leí por primera vez esta historia original, me los imaginé a nuestros queridos Edward y Bella en esta situación por más que los personajes eran distintos físicamente, algo en ellos me hizo relacionarlos con ed/be. Y como pude ingresar al mundo de fanfic, me animo a compartir con ustedes mi visión de esta historia. Espero les guste tanto como a mi.

1-Soledad.

La larga semana llegaba a su fin y yo sabia que debía volver a casa, pero la perspectiva de ahogarme en la soledad hogareña bastaba para mantenerme pegada a la silla, escuchando el incesante zumbido del aire acondicionado

.

No estaba trabajando. Había girado el asiento y elevaba un cuarto de hora mirando por la ventana, demasiado relajada para preocuparme por nada más. Las características luces anaranjadas del crepúsculo sobre los edificios característicos del centro de Phoenix me indicaban que nuevamente me había perdido las noticias de las seis.

Era viernes por la tarde; mi jefe, el Sr. Ulley, se había ido hacia más de una hora.

Me había empecinado en decorar mi propio departamento, en hacerlo acogedor y confortable pero, últimamente, el vacío que sentía cuando llegaba a el me atormentaba. Podía llenarlo de música, alquilar una película, ensimismarme en la lectura que tanto me apasionaba, imaginar que vivía en otro país pero, aun así, seguiría sola. Había pasado de ser una mujer solitaria estar "sola".

"Tal vez fuera el tiempo" pensé cansada de esta horrible sensación. El verano había sido húmedo y caluroso, agotador para todo el mundo, pero, en el fondo, yo sabía que no era el bochorno lo que me desalentaba. Era la inevitable sensación de que el tiempo se me escurría entre los dedos, al igual que el verano perecía y daba paso al otro otoño. Incluso a pleno sol del mediodía, sentía el frío invernal en los huesos.

Con el paso de los años me había volcado al trabajo por completo porque no había nada mas y no me di cuenta en qué momento mis sueños me habían dejado atrás.

Nunca había ambicionado riquezas ni posesiones materiales. Todo lo que quería era amor, un marido y unos hijos, un hogar alegre y seguro, todo lo que no pude tener en mi niñez. Ya ni siquiera albergaba ese sueño, y esa era la raíz de todo el problema, eso era lo que mas me deprimía.

Claro que era solo una fantasía, me había enamorado del único hombre que jamás podría ser mío y, al parecer, yo era una de esas mujeres que solo amaban una vez en la vida.

Fruncí levemente el ceño levemente ante el sonido apagado del timbre del teléfono.

"¿Quién podría llamar a la oficina a aquella hora?"

-Bella Swan al habla- respondí en tono enérgico.

-Bella, soy Edward- contesto una voz aterciopelada.

El corazón me dio un vuelco y se me hizo un nudo en la garganta. No necesitaba oír su nombre para saber quien hablaba. Conozca aquella voz tan bien como la mía, y el tono suave y aterciopelado que no había desaparecido con la dureza adquirida por los años, siempre lo delataría.

Enderece mi espalda, trague saliva y fingí que se trataba de una llamada cualquiera.

-¿si señor Cullen?- del otro lado se escucho un resoplido de impaciencia.

-Maldita sea, no me llames así. En la oficina bueno, pero ahora… ahora no estamos trabajando.- contesto en tono brusco.

Trague saliva nuevamente, pero fui incapaz de articular palabra de todas formas.

"¿habría provocado su llamada al pensar en él?"

Hacia meses que no le decía nada, aparte de un educado "buenos días", siempre que entraba en el despacho para hablar con el señor Newton.

-¿Bella?- rugió. Estaba perdiendo la paciencia.

-Si, te escucho- atine a decir.

-Voy a vender la casa- anuncio sin preámbulos- estoy embalando las cosas de Tanya… y los niños. Voy a donarlo todo a la beneficencia. Pero he encontrado una caja con los recuerdos de Tanya del instituto, cosas que hicieron las dos juntas, dibujo, y pensé que querrías echarle un vistazo. Si quieres quedarte con algo, puedes hacerlo. Sino…

No termino la frase, pero no hacia falta, yo entendía perfectamente. "sino las quemaría", destruiría todos aquellos recuerdos.

Me desgarraba el alma pensar en abrir la caja y revivir los años de adolescencia con Tanya, todavía dolía pensar en la perdida de quien había sido mi mejor amiga. Todavía no superaba su perdida, pero tampoco podía permitir que Edward condenara al fuego a aquellos recuerdos.

"si todavía no puedes, quizás con el tiempo…" alego la voz de mi conciencia.

-si- dije con voz ronca y débil- si, la quiero.

-me voy ya a terminar de embalar. Puedes pasarte a recoger la caja cuando quieras.

-Iré, gracias- susurré. El colgó y me dejo con el auricular pegado a la oreja, escuchando el zumbido de la línea.

La mano me temblaba mientras colgaba y, de repente, advertí que ya no estaba sentada. En algún momento de la conversación, la tensión me había impulsado a ponerme de pie. Enseguida, me incline para sacar el bolso del cajón inferior del escritorio, lo cerré con llave, apague las luces y me asegure de cerrar la puerta al salir

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No solo me temblaba la mano, sino el cuerpo entero. "Siempre que hablo con Edward me pasa lo mismo".

Me había ejercitado durante años en no pensar en él, en ni siquiera soñar con él, pero oír su voz bastaba para que me pusiera como un flan.

Trabajar en la misma compañía ya era desgracia suficiente; incluso me había trasladado a otro departamento para no verlo seguido, pero haciéndome gala de mi mala suerte, el tiro me salio por la culata.

Edward había ido ascendiendo y, en aquellos momentos, era uno de los vicepresidentes. Mi cargo de "secretaria del vicepresidente primero" me mantenía en constante comunicación con el; mi única salvación era que Edward mantenía una actitud estrictamente profesional, y yo me había disciplinado para darle el mismo trato.

¿Qué otra cosa podía hacer cuando había cometido la estupidez de enamorarme del marido de mi mejor amiga?

Gracias por leer. Espero me dejen su opinión, siempre es bienvenida…