Hola a todos!

Aquí estoy nuevamente con otro proyecto que espero tenga aprobación.

Espero que disfruten.


Disclaimer

Los personajes no me pertenecen y pertenecen a Saint Seiya de Masami Kurumada. Solo algunos personajes son míos. La imagen de la historia tampoco me pertenece, la tomé prestada de un fanart.


Capítulo 1: Prólogo

En el Santuario de Athena se viven tiempos de paz. Después de la última Guerra Santa contra Hades, Zeus había decidido intervenir para que ambos dioses –Athena y Hades- se reconciliasen y limaran todas sus asperezas.

Como nuevo comienzo, el mismísimo Zeus decidió revivir a todos y cada uno de los caballeros caídos durante la guerra, ya fuera que hubiesen portado su armadura dorada o la sapuris al momento de su deceso, no importaba. Además, los espectros de Hades también serían dotados de esta nueva oportunidad. De esa manera estaría promoviendo, además, la fraternidad entre los dioses y sus seguidores, cosa que poco le había importado antes. ¿Por qué lo hacía ahora? Pues porque había visto el sufrimiento del que su hija favorita había sido víctima durante todos esos meses y simplemente no pudo soportarlo más. Fue así que por el bienestar principalmente de su hija, hizo prometer a ambos dioses que la relación entre ellos sería diferente a contar de ese momento, y estos así lo hicieron, estrechando sus manos como símbolo de tregua.

Dos años habían pasado ya desde aquel maravilloso evento en que los dorados y los caballeros de plata habían vuelto a la vida. Athena estaba simplemente feliz. Siempre creyó que era muy injusto que sus caballeros perecieran en aquella batalla y todo por protegerla a ella. Poco a poco las cosas en el santuario volvían a la normalidad y de una forma muy diferente a la que estaba acostumbrada, dado que no había ninguna guerra de por medio y sentía que nunca más la habría.

Para la orden dorada todo aquello resultaba por lo menos extraño. Aunque seguían sirviendo a su diosa, ya no debían estar alerta para protegerla a cada minuto de algún ataque como estaban acostumbrados. Su día a día transcurría tranquilo y entre sus actividades diarias estaba principalmente entrenar y hacer cosas más corrientes y banales dentro del santuario. En algunas ocasiones tenían permitido inclusive salir de él para dedicarse al ocio o cualquier actividad recreativaen el pueblo de Rodorio. Esto último les resultó un tanto difícil de digerir a los caballeros dorados y plateados en un principio. Sin embargo, para algunos, como por ejemplo Milo y Deathmask, no fue tan difícil asimilarlo.

Eran tantos los cambios que se estaban dando que hasta hubo incluso una ocasión en la que Athena les había dicho, muy tácitamente, que ella y Shion estaban estudiando la posibilidad de que no permanecieran solteros si lo deseaban. Claro, no usó esas palabras, pero eso entendieron ellos. Sin embargo, nada estaba decidido, puesto que el Patriarca añadió, para concluir, que nada podía tomar el lugar de su diosa Athena en sus vidas.

Desafortunadamente los caballeros estaban recién acostumbrándose a todo ese cambio cuando una nueva amenaza se hizo presente: el dios de la guerra Ares tenía intenciones de atacar el santuario. Por ser él dios de la guerra y la lucha indiscriminada, no soportaba la idea de que Athena y Hades estuviesen en paz. Llevaba tiempo planeando qué hacer para encender los ánimos entre esos dos y comenzar así una Guerra Santa nuevamente, pero nada vino a su mente que pudiese funcionar. Finalmente decidió que no necesitaría de terceros y que él directamente haría algo contra Athena. Aunque extrañamente antes de hacer aquello efectivo, decidió que le advertiría en la siguiente reunión que tuviesen los olímpicos y así lo hizo. En un principio, Athena pensó que se trataba de alguna especie de broma por parte de Ares, ya que no había motivos para iniciar una guerra. Sin embargo, el dios afirmó que no lo era y que tenía todas las intenciones.

-¿Pero por qué me adviertes y no simplemente nos atacas? – inquirió la diosa.

Pues porque quiero que además resulte divertido. Si les ataco de improviso no tendrán tiempo de defenderse y todo acabará muy rápido- decía el dios de Marte con una sonrisa burlona dibujada en su rostro.

Por más que Athena abogó por la paz, el dios Ares simplemente no le hizo caso, argumentando que no estaba acostumbrado a ver tanta tranquilidad ni aires tan pacíficos entre los mortales y que sencillamente estaba harto.

Athena regresó al Santuario solicitando a Shion que mandase a llamar a todos y cada uno de sus caballeros. Una vez que todos se reunieron, ella procedió a hablar:

- Queridos caballeros. Vengo de reunirme con los dioses del Olimpo…- su semblante apesumbrado se hizo más evidente. Hizo una pausa y luego continuó - El dios Ares, dios de la guerra, no ha visto con buenos ojos estos tiempos de paz que hemos estado disfrutando. En su cabeza no concibe la idea de fraternidad entre dioses y entre seres humanos, por lo que ha dicho que en cualquier momento atacará el santuario…- finalizó.

-¿Solo por un capricho?- añadió en forma de pregunta el dorado de Libra. Ante aquella pregunta, Athena asintió.

La cara de decepción y desaprobación en los caballeros era evidente.

- Querida diosa – hablaba Mu al mismo tiempo que agachaba su cabeza a modo de respecto – Y el dios Zeus, ¿no dijo nada al respecto? ¿No se suponía que él había intervenido por la paz entre los dioses?-

Athena cambió su semblante de preocupación a un de molestia.

-Él simplemente decidió hacer oídos sordos ante esto….claro!, como no era Hades quien me amenazaba decidió no intervenir. Ahora solo nos resta estar preparados. Ustedes como fieles caballeros saben cómo defender el santuario al momento de un ataque. Por ahora solo les puedo decir que confío en ustedes mis valientes caballeros. – habiendo dicho esto, Athena se retiró a sus aposentos con una mezcla de sentimientos que pasaban de la pena al enojo, del enojo a la frustración y así sucesivamente.

Cuando la diosa se hubo perdido de vista, los dorados comenzar a discutir respecto a este potencial ataque del que serían víctimas. Shion, por ser el Patriarca habló primero.

-Muy bien queridos caballeros. Todos fuimos formados para luchar por Athena nuestra diosa y defender el Santuario. Esta vez no será la excepción. Nos organizaremos por turnos para vigilar día y noche el santuario y evitar una tragedia mayúscula.-

Cada uno de los caballeros presentes asentía con la cabeza. Muchos lucían decepcionados puesto que la nueva vida que estaban comenzando a llevar se les hacía muy interesante. Sin embargo, tenían muy claras sus prioridades como servidores de Athena.

- Lo primordial- habló nuevamente Shion – es proteger a Athena, por lo que la labor de cuidarla estará a cargo del caballero de la casa más cercana al Templo, como lo hiciese Milo durante la guerra contra Hades. En esta oportunidad esta labor estará a cargo de Afrodita, ¿de acuerdo?-

El caballero de la doceava casa aceptó lo ordenado sin objeción.

- En el caso que Afrodita se ausente, la misión de proteger a Athena estará en manos de Camus. Por su parte, si Camus no se halla en el santuario, será obligación de Shura velar por Athena y así sucesivamente. ¿Entendido? –

Todos los presentes respondieron afirmativamente. Luego de ello, organizaron los turnos para vigilar la entrada al santuario, hacer rondas en los terrenos de éste y en los alrededores de las doce casas. Estuvieron organizándose durante horas hasta que todo quedó preparado y cada uno de los caballeros tenía claro cuál sería su tarea día y noche y qué hacer al momento del ataque. Ningún caballero quedó fuera de los planes. Desde los de bronce hasta los dorados cada uno tenía una tarea que cumplir.

Esa misma noche cada uno de los asignados tomó su turno. Afrodita se dirigió hasta la puerta de la habitación de Athena y permaneció fuera de ella. A diferencia de sus camaradas, él debía dedicarse día y noche a cumplir su labor. En cada actividad que su diosa hiciera él debía estar con ella. La idea no le molestaba en absoluto, pero no podía negar que se le hacía un tanto incómodo tener que compartir momentos más íntimos con su diosa como lo fuera desayunar, cenar, etc. Es que simplemente no podía ni debía apartarse de ella.

Saori por su parte, se sentía muy afligida por el inminente ataque y por la posibilidad de que sus queridos caballeros perdieran la vida nuevamente.

Después de una semana, todo seguía normal en el Santuario. Ares no daba señales de querer atacar aún. Sin embargo, no se podían descuidar.

La relación entre Afrodita y Saori –Athena- era buena, pero no pasaba de ser la de un caballero al servicio de su diosa, donde las palabras que intercambiaban estaban todas relacionadas al Santuario, el ataque y las responsabilidades de cada caballero.

Saori tenía muy claro su rol, pero después de tres semanas encerrada en su Templo ya sentía la necesidad salir de ahí. Las conversaciones con el dorado de Piscis ya se estaban tornando monótonas. Sin embargo, no sabía que pronto su divinal vida tendría un giro inesperado.

Continuará….


Espero les haya gustado el prólogo. Es un poco corto y tal vez no sea vea muy interesante, pero como en otra historia que escribí antes, necesitaba introducir la situación. Espero el siguiente capítulo les parezca más interesante…aunque no adelantaré nada.

Quiero excusarme con mis lectoras que seguían mi fic "La razón o el corazón" pero simplemente no lo pude continuar y lo tuve que eliminar. Lo que pasa es que era tanta mi preocupación por cuidar el ambiente que le di que me estaba costando mucho trabajo llevar bien la trama. A diferencia de esta historia donde tengo toda la trama principal lista. Me llegó la inspiración.

Gracias por leer y háganme saber su parecer a través de un review.

Saludos!

Saga Dreamer