Antes de empezar con la historia agradezco a Masashi Kisimoto por prestarme a sus personajes.... gracias, dejen reviews se los agradeceré
1. La Llegada
Esta historia comienza con una pequeña niña de ojos negros, cabello oscuro y piel mulata durmiendo en un bosque lleno de criaturas extrañas a la mitad de la noche, esta niña estaba soñando que por fin habiendo escapado de su mundo había logrado hacer realidad el sueño por el que siempre vivió, aquel sueño que ella sabía jamás se cumpliría porque a pesar de que creció con la idea de que los sueños se hacen realidad éste en especial era imposible.
A unos cuantos metros de ahí se encontraban 3 sujetos vestidos de la misma manera y los 3 utilizaban máscaras extrañas con diferentes formas y estilos, sintieron de pronto un escalofrío terrible a pesar de que estaba haciendo calor, por sus mentes pasaron muchas cosas pero nunca imaginaron lo que se encontrarían, ni lo que esa persona iba a hacer para cambiar la vida de todos aquellos que la conocieran sea para bien o para mal. Caminaron sigilosamente y mientras más se acercaban sentían como sus cuerpos empezaban a sentirse diferentes como si el destino quisiera que se acercaran y cuando estuvieron más cerca percibieron un olor, un olor que jamás hubieran pensado siquiera que existía, era un olor diferente, raro, casi embriagante; los 3 sintieron la necesidad de encontrar la fuente de este olor que los estaba haciendo comportarse de forma extraña cuando de repente la vieron, tenía un rostro hermoso a pesar de ser una niña de aproximadamente 4 años, se veía tan tranquila como si estuviera teniendo un hermoso sueño, los 3 la miraron fijamente hasta que amaneció.
Cuando se despertó observó que estaba en un lugar que se parecía mucho a un hospital, por lo que al principio pensó que seguía durmiendo, vio que se encontraba acostada en una cama y había una cortina blanca separándola de otras camas, se levantó y miró hacia la ventana, no podía creer lo que sus ojos veían, era hermoso, las calles, los edificios, las personas, todo. De pronto sintió las ganas de satisfacer sus necesidades biológicas por lo que buscó una puerta que condujera al baño y la encontró, cuando se metió pensó que todo se veía muy grande, el retrete, el lavamanos, absolutamente todo, la hacían sentir como si fuera una niña pequeña, pero como su necesidad era muy urgente hizo todo lo posible para terminar con eso lo más rápido que pudo, en su interior únicamente maldijo el sueño que estaba teniendo, cuando de pronto su mente se distrajo en sus pequeños pies, sus piernas, sus manos, su cabeza, todo se sentía mucho más pequeño, trató de buscar un espejo desesperadamente hasta que encontró uno pero se dio cuenta que no lo alcanzaba a ver porque estaba enanísima, dentro de ella ya había una desesperación enorme y quería despertar, sentía como si estuviera atrapada en ese estúpido sueño y no podía salirse de él, se acercó con una silla en donde se encontraba el espejo, se subió sobre ella y gritó.
En otra parte del hospital se encontraba el equipo ANBU que la encontró, junto con uno que otro Ninja de la Aldea de la Hoja y el Tercer Hokage platicando sobre la situación en la que habían encontrado a la niña, nunca antes nadie la había visto por lo que pensaron que estaba perdida, cuando estaban decidiendo lo que iban a hacer con ella escucharon un grito desconsolado, todos corrieron hacia la habitación de la cual había salido ese grito y cuando entraron encontraron a la niña dentro del baño arriba de una silla mirándose al espejo detenidamente y sus ojos mostraban incredulidad, ella no podía creer lo que estaba mirando. Escuchó un extraño sonido, un idioma desconocido que ella antes había escuchado, era aquel idioma que tanto se había empeñado en aprender pero que nunca lo hizo porque jamás pensó que lo necesitaría en un futuro, aquel futuro en el que ella sabía nunca iba a ser feliz.
Volteó rápidamente a ver quién le estaba hablando así, cuando vio aquella escena que jamás olvidaría, frente a ella se encontraba el Tercer Hokage y detrás de él estaba el equipo ANBU y los Ninjas de la Aldea de la Hoja a los cuales reconoció en seguida por ese extraño chaleco que siempre llevan todos ellos, aquel chaleco de color verde que en la parte de atrás tiene un extraño símbolo; al terminar de mirar aquella escena extrañamente ridícula supo que realmente estaba soñando y que su mente le estaba jugando una broma muy pero muy pesada por lo que no tuvo más remedio que reír como una loca.
Mientras la niña seguía riendo, no podía dejar de pensar que aunque fuera extraño simplemente lo estaba disfrutando porque a pesar de las circunstancias ella siempre quiso ser parte de la Aldea de la Hoja y su mente le estaba ayudando a serlo aunque fuera por un momento. Lo que esta criatura no sabía era que nada de esto era un sueño y que realmente se encontraba en la Aldea de la Hoja, que su vida había dado un giro de 360º y que ella estaba por cumplir su destino.
Pasaron unos cuantos días, nadie sabía de dónde venía esta niña ni qué estaba haciendo en su aldea, la gran mayoría querían deshacerse de ella porque a pesar de que se veía tan inocente y pequeña nunca se sabe quién o qué puede estar implicado detrás de cualquier incidente. Pero el Tercer Hokage decidió que él mismo se encargaría de ella porque dentro de sí mismo sentía la necesidad de protegerla, ayudarla y enseñarle todo lo que sabía; se paró frente a ella y le dijo que él sería su Maestro y que de ese día en adelante todos debían conocerla por el nombre de Mayzet.
Seis meses después Mayzet ya estaba dentro de la academia más prestigiosa de Ninjas de todo el País de Fuego, aún cuando ella se veía de 4 años su mente no representaba la edad física de Mayzet, porque su mente seguía siendo la misma de antes de que ella apareciera de la nada en la Aldea de la Hoja, ella guardaba un secreto, un secreto que no podía seguir ocultando por lo que decidió que confiaría en la persona que la protegió. Cuando llegó ante el Hokage le contó todo lo que recordaba y lo que pensaba, él puso su semblante serio y después de unos cuantos minutos comenzó a hablar y le dijo que él ya había notado algo muy raro en ella, le dijo que creía en cada una de las palabras que había dicho y que por nada del mundo le comentara esto a alguien en quién Mayzet no confiara; y fue en ese mismo momento cuando Mayzet se dio cuenta que jamás regresaría a su mundo y que tenía que rehacer su vida aquí en el lugar que siempre soñó.
