Disclaimer: Los personajes NO son míos, son TODOS, de la gran J., a la cual agradezco que nos haya dado una infancia a muchos:)

Bueno, esta es una historia cuya idea surgió de mi mente hace bastante tiempo: Cuando leí por primera vez un fanfic de Harry Potter fuera de fanfiction también de la siguiente generación que estaba tan mal escrito que me daba repulsión leerlo, pero como tenía curiosidad lo seguí y quise hacer yo uno propio para ver si se me daba tan mal (lo siento por el creador del fanfic por tratarle así, lo mantendré en el anonimato). No quiero parecer prepotente, yo no creo que yo escriba espeluznantemente bien, pero creedme si os digo que mejor que ese autor/a escribe cualquiera.

Es una especie de continuación de la saga, situado en la historia dos años después del epílogo. Saldrán momentos de la nueva generación y a veces de nuestros tres amigos. Toda la historia la sigo escribiendo y tiene una aventura de por medio, no son solo las cosas que pasan en Hogwarts. Trato de que las cosas sean lo más fieles posibles a los libros y si véis algún error agradecería que me lo comunicaseis.

Y tras este rollo, ¡Espero que os guste, de verdad!


CAPÍTULO 1. UNA NUEVA GENERACIÓN

"10:43 AM, Estación King's Cross"

El ruido de unos carritos parecidos a los de la compra cargados de pesados baúles y diferentes lechuzas quedaba amortiguado por el estruendo que se producía al ponerse un tren en marcha.

Un hombre de mediana estatura, pelo negro azabache, con una cicatriz en forma de rayo en su frente y unos ojos verdes esmeralda, arrastraba un carro cargado con 2 animales semejantes a los búhos, 3 baúles con un escudo estampado en el lateral y una diminuta criatura que parecía una bola de algodón rosa. Le seguía una mujer de ojos castaños brillantes con una melena pelirroja que oscilaba a cada paso que daba, mientras sujetaba un montón de extraños libros con cubiertas y encuadernaciones que parecían de otro mundo, y que de hecho, lo eran.

Harry Potter caminaba apresuradamente por la estación y a su lado Ginny Weasley, despreocupada, miraba una moneda de oro, en apariencia verdadera, el caso era ese, solo lo era en apariencia.

-Ron dice que nos demos prisa, que Hugo quiere subirse al tren con Lily porque no quiere ir solo, Rose quiere ver a Albus y a James y… ¡Vaya!

-¿Qué pasa? – preguntó girando la cabeza hacia ella y mostrándose interesado por primera vez en la conversación.

-¡Me parece increíble que solo nos quieran por los niños! ¿Qué pasa? ¿Qué solo estamos de mayordomos para llevarles las cosas o qué?

A Harry le extrañó que Ginny utilizara el término mayordomo, puesto que era un nombre utilizado por los muggles, pero no le preguntó dónde lo había oído. En lugar de eso se dedicó a quitarle la moneda de las manos y a guardársela en el bolsillo.

-¿Por qué sigues comunicándote con esas monedas? ¿No puedes usar un móvil como la gente normal? – le reprochó con suavidad – podrían pensar que estás loca si te ven toqueteando una moneda que ni si quiera es de verdad.

-Para empezar – contestó ella parando de andar - no, no puedo usar el móvil como las personas normales porque no soy una persona normal, y para seguir – continuó mientras volvía a caminar ante la mirada impaciente de su marido – sigo usando las monedas porque por si no te acuerdas son las que usábamos cuando estábamos en Hogwarts y teníamos que hablar con los del ED

-Sí, claro que me acuerdo – y esta vez consiguió sacarle una sonrisa que no se esfumó hasta pasados unos cuantos segundos, cuando le devolvió a regañadientes el galeón falso con el que se comunicaron al formar el Ejército de Dumbledore en quinto curso.

La verdad es que no podía reprocharle que quisiera acordarse de cosas como esas, había pasado tanto tiempo… Entonces él estaba enamorado de Cho, Ginny salía con Michael Corner, Hermione hacía gorritos de lana para elfos, Ron practicaba en secreto para ser guardián de quiditch y Vol… bueno, Voldemort estaba vivo… Ahora todo era tan diferente; Ginny y él felizmente casados con tres hijos, Hermione trabajando en el ministerio de magia, Ron ganando más galeones de los que nunca pensó que iba a ganar ayudando a George en la tienda de artículos de broma, Voldemort muerto, … Dumbledore muerto…

-Ey – Harry levantó la cabeza y sintió la mano de Ginny en su hombro con mirada segura y tranquila, ella le quitaba los temores - ¿En qué pensabas?

Llevaba demasiado tiempo ensimismado y a ella no podía mentirle, a ella no.

-En el pasado – contestó mirando hacia el frente, ya estaban llegando a un pequeño grupo que esperaba entre los andenes nueve y diez de la estación – Pensaba en el pasado ¿Sabes?

-Ya

-Ha pasado tanto tiempo…

-¡21 años ya desde que todo acabó!

-Y me siento raro, cuando vengo por cuarta vez a atravesar la barrera – prosiguió mientras señalaba uno de los pequeños muros entre los andenes – y no es para que nosotros montemos en el tren, si no nuestros hijos… - hizo una pausa durante la cual Ginny se le quedó mirando fijamente, como tratando de absorber y disipar sus malos recuerdos y hacer que solo le quedaran buenos, provocando el efecto contrario a cuando un dementor trataba de absorberte el alma - No sé, da la sensación de que todo ha cambiado tanto y…

-Harry – le paró ella y le cogió de la mano – Sé lo que quieres decir – no podía saberlo con exactitud sin embargo parecía que antes de hablar escogía cuidadosamente las palabras para demostrarle que entendía lo que sentía o creía sentir – Te entiendo de verdad, pero, no tienes nada de qué preocuparte, la cicatriz no te ha dolido en todo este tiempo, ¿Verdad?

Harry se quedó mirándola, si la miraba mucho sabría que le ocultaba algo y si no le contestaba o si no le miraba a los ojos al contestar sabría que le mentía, no quería preocuparla por una estupidez así pero por otra parte a lo mejor ella podía tranquilizarle y decirle que seguro que había sido un dolor de cabeza con más intensidad en esa zona de la frente, nada extraño.

-¿Verdad? – volvió a preguntar ella pero esta vez pudo distinguir alguna arruga de preocupación en su rostro.

La miró pero no le dio tiempo a contestar porque al momento llegaron tres personitas que revolucionaron la situación.

-¡Jo papá que son ya las once menos diez! ¡Vamos!

-¡Mamá que no quiero llegar la última ahora que precisamente me toca montarme!

Harry le hizo un gesto a Ginny con la cabeza en señal de que era mejor que hablaran luego y le dio las lechuzas a James y a Albus Severus.

-A ver, Wheelie para Albus y Hedwig para James.

-¡Eh no! Pero espera a que pasemos el andén, mientras llévalas tú.

-A ver James, ¿Me ves a mi pinta de Elfo doméstico?

-Calla que sí Hermione te oye te pone una amonestación por falta de respeto a los elfos – le susurró Ginny por detrás, seguía intranquila – ya sabes lo nerviosa que le ponen ese tipo de comparaciones

-Ya, bueno coged la lechuza por lo menos y ya llevo yo el carrito ¿Vale?

-¿Y yo cuándo podré tener una lechuza?

-Cariño, tú hasta dentro de dos o tres añitos nada, pero ya lo sabías ¡Lo hemos estado hablando todo el verano!

-Ya… Pero James y Albus tienen una…

-Lily, preciosa, a ti que no sé si cogerás aritmancia pero ¿cuántos años tienen tus hermanos?

-Buff… 13 y 14

-Bien, por lo que van a…

-Tercer y cuarto curso, ¡Jo mamá no me hables como si fuera una cría que ya tengo once años!

-Precisamente porque tienes once años todavía no tienes edad para una lechuza

-Pero tú nos contaste que tu lechuza te la compraron con once años

-Mm… ya – el recuerdo de su Hedwig le vino a la cabeza y le produjo una pequeña punzada de fastidio en medio del estómago, ya había sido un poco difícil que James le hubiese querido poner el mismo nombre cuando les contó que su lechuza "supuestamente" se había perdido – pero eso es algo muy distinto

-¿Por qué? – Se veía claramente que la respuesta no le convencía

-Pues hija Lily porque…

-Porque a él no le regalaron un micropuff – intervino Ginny

-¿UN QUÉEE? – preguntaron a la vez Albus y James

-Mi micropuff – dijo Ginny sacando de una jaula muy pequeña la criatura parecida a una bola de algodón – Arnold

-¿Todavía lo tienes? – preguntó Harry tan asombrado como encantado, pues Lily ya no se mostraba interesada en lechuzas si no que parecía asombrada por el animalito de peluche que saltaba alegremente en su mano.

-Pues claro, que esperabas – contestó Ginny mientras le esbozaba una sonrisa.

-Oye, venga que nos hemos retrasado mucho y es ya casi la hora.

-Sí, mejor nos vamos ya, James, Albus vosotros primero, Lily pasa luego con cuidado y después…

No terminó la frase porque al pronunciar las primeras palabras James salió corriendo hacia el muro y lo atravesó, lo mismo pasó con Albus, Lily y Ginny que le dedicó una sonrisa que decía "Sea lo que sea saldrá bien" y también desapareció. Luego él cogió impulso y fue a toda la velocidad que pudo hacia la pared que separaba el mundo mágico del mundo muggle.

Cuando llegó al otro lado, dejó los baúles en el tren, Ginny ya estaba saludando a Ron y a Hermione que miraban alegres el expreso de Hogwarts. Harry vio a James hablando con unos de su curso y a Lily entusiasmada mientras le enseñaba a Hugo su micropuff.

-¡Colega! - le gritó Ron mientras iba hacia él y le daba un fuerte abrazo - ¿Qué tal el verano?

-Genial, fuimos a los bosques del norte de Francia porque hubo rumores de que se había visto una manada de unicornios.

-¿De unicornios dices? – Preguntó Hermione alterada – ¡Pero sí no se dejan apenas tocar por la gente! ¿Os hicieron algo?

-Hermione no te preocupes – contestó Harry tranquilizándola, aunque la verdad no debería extrañarle esa actitud suya de preocuparse por aquello que uno no debe preocuparse – No nos hicieron nada, son muy tranquilos y fue genial estar cerca de ellos.

-Sí pero ellos no los vieron tan de cerca como nosotras – dijo Ginny divertida señalando a Lily y a sí misma – al parecer los unicornios tienen preferencias ¿sabéis? Les gustan más las brujas que los magos

-Bueno ¿Y vosotros qué tal?

-Genial – contestó Hermione pero en su voz se notaba claramente un tono de fastidio y desprecio

-Ya estamos… - contestó Ron mientras jugueteaba con un hilo que se había soltado de su camisa

-Mm… ¿Qué pasa?

-Oh, nada, que Rose y yo nos fuimos a Dublín y a ver a mis padres una semana dejando a Hugo y a su padre solos en casa – Ginny susurró algo como "qué peligro" pero a Harry le dio la sensación de que nadie lo había oído – Y resulta que al señorito Ronald Weasley no le dio la gana de limpiar por debajo de las tablillas de madera y de las alfombras como yo le había dicho porque decía que era imposible que ahí se acumulase suciedad…

-¡Es verdad! ¡Me parecía una tontería! ¡¿Y a quién no?

-Bien pues cuando volvíamos nos enviaron una lechuza diciendo que había una plaga de asquerosos bundimuns acompañado de un olor a muebles putrefactos horrible

-¿Qué hicisteis? – preguntó Harry intrigado pues no se imaginaba a Ron con unos guantes muggles desinfectando el cuarto de estar.

-Qué vamos a hacer, tuvimos que avisar al Ministerio de Magia – Contestó Ron y Harry miró sin comprender, lo cierto es que tampoco podía imaginarse a los funcionarios estirados del ministerio yendo a limpiar su casa.

-Al Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas – explicó Hermione – más concretamente a la Subdivisión de Plagas porque estaban acabando con todos los muebles.

-Pero eso no os ocuparía todo el verano ¿No? Qué hicisteis después

-¡Claro que nos llevó todo el verano! Tuvimos que sellar las tablillas que se habían soltado con fermaportus para que no volvieran a abrirse, reparar los muebles y utilizar evanesco para que desaparecieran todos los rastros que quedaban de esos… bichos.

-Claro hablas de los elfos como si fueran humanos pero luego los bundimuns son solo bichos ¿No? Voy a buscar a Hugo…

Hermione se quedó mirándolo unos instantes incrédula, como pensando que lo que acababa de decir no tenía ningún sentido y después le siguió para reprocharle que no hubieran tenido unas bonitas vacaciones, como se suponía que iban a tener. A pesar de los altibajos que llevaban teniendo desde que se conocían, Harry estaba completamente seguro de que ni Ron podría vivir sin Hermione, ni Hermione podría vivir sin Ron.

-Pues parece que han estado bien – comentó en voz alta mientras miraba como Hermione le decía un último consejo a Hugo y le daba un beso en la mejilla; después Ron le contaba algo al oído, gesticulaba con los puños y le desordenaba su pelirrojo cabello.

Harry miró a Ginny y vio que esta le miraba fijamente, como cuando un doctor examina a un paciente.

-¿Qué? – preguntó, pero era una pregunta estúpida pues sabía perfectamente lo que le preocupaba

-Aún no me has contestado si te ha dolido últimamente la cicatriz…-Harry la miró dudando- Harry ya somos mayorcitos, no tienes porque ocultarme este tipo de cosas, ya no… – Harry dio una seca cabezada y Ginny se mordió el labio inferior – O sea que sí… Pero… Sí Vol… - bajó la voz - Voldemort fue destruido, tú lo mataste, nosotros lo vimos…

Harry no miró a Ginny, pensó que iba a preocuparse y que en cualquier momento lloraría, pero no lloró, se limitó a mirar a sus hijos que seguían hablando con los de Ron momentos antes de ir a despedirse de sus padres para empezar un nuevo curso en Hogwarts. Siempre había dicho que una de las cosas que más lo maravillaban de Ginny era que apenas lloraba, era valiente, fuerte y decidida, en general, una verdadera Gryffindor.

-A ver Ginny, no tienes de que preocuparte, me ha dolido una o dos veces, nada más – dijo él para tranquilizarla

-Pero la cuestión es que antes te dolía cuando él estaba cerca, si ahora te duele, ¿Por qué iba a ser distinto?

-Porque está muerto, tú misma lo has dicho, por eso es distinto, tiene que serlo…

-¿Y si no lo fuera?

-Tendremos que creer en que así sea

A Ginny no le dio tiempo a contestar, vio de lejos a sus hermanos y se acercó a saludarlos. Albus y los demás también fueron a encontrarse con sus primos ya que no se veían muy a menudo. Dejó de preocuparse por ellos porque llegó Lily muy deprisa mientras miraba a todas partes.

-¿No habrás perdido ya a Arnold? – le preguntó sin dejar de mostrarse preocupado por la conversación que había tenido con Ginny, ver a su hija se la había recordado.

-No, es que…

-¿Qué pasa?

-Pues que… Si toda la familia ha estado en Gryffindor, ¿A mí también me pondrán ahí?

Ginny terminó de coger los baúles del carrito y con ayuda de Ron y Hermione los subió al tren para que Albus y Rose los cogiera, Harry se agachó, como había hecho dos años atrás con Albus, para poder mirar a los ojos a su hija.

-¿Pero tú también estás preocupada como tu hermano? – La niña asintió – Mira Lily no tienes nada de que asustarte o por lo que estar intranquila, en Hogwarts estarás muy bien, y por la casa en la que te pongan tampoco debes estar mal, nosotros estaremos orgullosos vayas donde vayas y tu estarás feliz te quedes donde te quedes ¿Lo has entendido? – le dijo todo esto dulcemente para indicarle que realmente no había nada por lo que pudiera estar asustada.

-Pero es que Albus decía que hay un chico que hace cosas raras en el séptimo piso

-¿Qué pasa? ¿Te da miedo el número 7? – preguntó divertido y consiguió sacarle una sonrisa

-No pero es que a lo mejor es verdad que es un colegio de… pues eso… bichos raros

-Cielo, sois todos iguales, y no pienses que es un colegio para bichos raros, piensa que es para gente especial ¿Vale? Gente que sabe hacer cosas fantásticas – con palabras como fantástica dejaba a Lily impresionada porque se veía a sí misma como una heroína con poderes fantásticos - Venga y ahora súbete al tren que es ya la hora. ¿Querrás que te envíe algo especial chica especial? – preguntó cariñosamente

-¡Sí! Algo de la tienda del tío George, no mucho, una magicaja sencilla de fuegos artificiales, un par de orejas extensibles, un paquete de surtido saltaclases… ¡Ah! Y una caja de caramelos de la verdad – se acercó a su padre y le susurró – dicen que son muuuy efectivos – le dio un beso en la mejilla a él y a su madre y junto con Hugo salió corriendo hacia el tren porque ya era la hora de partir.

-¿Qué os contabáis? – preguntó Ginny mientras le cogía la mano.

-Nada, me pedía unas cosillas para hacer más entretenido su año escolar – contestó despreocupadamente y Ginny lo miró extrañada y divertida.

-Anda vamos que se van ya

Harry caminó para juntarse con Ron, Hermione y Ginny pero de pronto vio a una mujer con el cabello rubio platino, ojos muy claros y de aspecto distraído acompañada de alguien que no conocía.

-¡Luna! – Luna Lovegood se giró y sonrió al ver a Harry.

-¡Hola Harry! – Saludó alegremente, los años pasaban pero esa chica no cambiaba – Hemos venido a ver la partida a Hogwarts – Lo cierto es que él siempre la veía en la estación sin tener hijos pero no le preguntó porqué porque podía imaginárselo - ¿Tú qué tal todo?

-Genial, genial – contestó sin dejar de fijarse en el caballero que la acompañaba – Precisamente ahora iba a despedirme con Hermione, Ron y…

-¡Oh perdón! – Luna hizo un gesto para que el desconocido se acercara – Supongo que te estarías preguntando quién venía conmigo pero sigues siendo demasiado educado para preguntarlo – Luna siempre franca – Él es el biólogo Rolf Scamander.

-¡Oh! Mucho gusto – ese nombre le sonaba de algo - ¿Por casualidad está usted emparentado con el escritor del libro "Animales Fantásticos y dónde encontrarlos"? – Hasta a Harry le impresionó saber que él mismo conocía el nombre de dicho autor.

-¡El señor Harry Potter! Que honor conocerle – Le estrechó la mano y contestó con una gentil sonrisa – sí, exacto, Newt Scamander era mi abuelo.

-El señor Scamander y yo trabajamos juntos en la investigación sobre el Snorckack de cuerno arrugado ¡Él también piensa que existe y lo demostraremos! – Luna parecía feliz de poder por fin compartir con alguien sus intereses por la biología mágica, después de decir aquello de manera que parecía que estaba dictando una sentencia se marchó andando tranquilamente hacia el final del andén.

-Lo cierto Señor Potter es que su amiga Luna llamó mi atención desde el momento que vi como llevaba su varita puesta en la oreja izquierda y que descubrí que creía en cosas como los blibbers maravillosos. No dudé en tratar de ayudarla en cuanto pude, lo cierto es que pasar el rato con ella es… ¡Muy divertido! – Rolf miró soñador hacia Luna y se despidió con la mano – ¡Hasta la vista Señor Potter!

Lo que Harry creía es que para fijarse en Luna hacía falta ser muy especial y para enamorarte tenías que tener una personalidad muy soñadora y paciente. Pero para enamorarte de ella por llevar una varita en la oreja y por creer en cosas inexistentes… ¡Había que estar loco! "En fin, ojalá se casen y sean muy felices" pensó Harry. Esperaba que Luna tuviera tiempo para el amor porque por lo que había visto Rolf Scamander parecía dispuesto hasta a crear un Snorckack de cuerno arrugado.

Dejó de pensar en Luna y su acompañante y volvió con Ron, Hermione y Ginny. Ginny le dio la mano, como a él le gustaba que hiciera porque se sentía seguro y saludó a Lily, James y Albus que iban en distintos compartimentos. A su lado Ron y Hermione abrazados también saludaban a sus hijos. Miró por la coronilla de Ginny como se alejaba el tren y vio a la pareja Malfoy. Y esperaba que fuera por casualidad porque justo en ese momento sintió una terrible punzada en la cicatriz que disimuló para no preocupar a Ginny. Debía hablar con Hermione y Ron cuanto antes…

-Harry, saluda – le indicó Ginny y juntos saludaron a los hijos que no verían hasta tres meses después – Todo saldrá bien – y le dio un pequeño beso en la boca de esos tan dulces y reconfortantes que prefería no darle cuando alguno de los niños estaba cerca.

-Eso espero – contestó el intentando esbozar una verdadera sonrisa

Siguieron saludando hasta que el tren se perdió completamente de vista al girar la curva.


Bueno ¿Y qué os parece? Espero de verdad que os haya gustado y... bueno, si no es mucho pedir ¡Quiero reviews! :)

Un abrazo a todos!