Los rayos del sol, golpearon su cara y a pesar de que se removió por la molesta luz. Zack terminó despertándose, abrió los ojos y al poco rato un bostezo lo acompaño.

Se levantó con pereza y arrastrando los pies se dirigió hacia donde dormía Ray, que no era un lugar muy lejano, la vio y sin impórtale lo plácidamente que dormía, quitó las frazadas descubriéndolas y pronunció su nombre para que se despertara. Después de todo tenía un libro que leer y un final que contar.

Ese nombre en el que el llamado bajo su intensidad al ver una mancha de sangre en el colchón.

Sangre.

—Ray —pronunció zarandeándola, ella se removió levemente. Estaba viva, pero ¿Y esa sangre?

—Uuuugggh...

Zack se alarmó.

—¿Qué te pasa? ¿Estás bien? —preguntó— ¡Vamos, contéstame!

—Estoy bien.

—No pareces bien. Tu cara... —¡Esa cara no lucia nada bien!— ¡Mierda! ¡Y esa sangre!

Ella no contesto, solo hizo una mueca de dolor, sus manos llevándosela a su estómago y poniéndose en posición fetal. Zack frunció el ceño al verla en ese estado.

—¿Me vas a decir? ¡No tengo todo el maldito día! ¿Con que mierda te lastimaste! ¡Quita tus manos de tu estómago y déjame ver!

—Zack...

—¿Qué?

—Mátame... por favor.

—¿Qué diablos? ¿Queeee mierda me estas pidiendo? ¡Te estoy preguntando algo y estoy esperando una respuesta!

—Mátame... por favor —repitió. Zack se llevó sus manos a su pelo en señal de frustración.

—¡Respóndeme, carajo!

Ray lo miraba de manera suplicante, Zack se irritó mucho más y se quedó incrédulo cuando la escucho lloriquear. Su voz sonaba quebradiza.

—¿Por qué no me quieres matar? ¡Te lo estoy rogando!

—¿Qué demonios te está pasando?

¡Se había vuelto loca!

—¡Contrólate! —y le dio un leve golpe en la cabeza.

—¿Por qué me golpeas? ¡Yo quiero que me acuchilles! —El asesino la observó plenamente desconcertado mucho más al ver que no tenía una herida visible en el estómago— Solo quiero morir ¿Por qué no cumples nuestro juramento?

—¡Ya hablamos de eso!

Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, Zack la seguía mirando como si fuera una completa lunática.

—Deja de llorar, mierda.

Ray lo hizo pasado unos segundos.

—Zack... —su nombre fue pronunciado seguido de muchas suplicas. Ella deseaba morir más que nunca.

"Mátame... Mátame... Mátame... Mátame... "

El asesino se hartó tanto que tuvo que largarse de ahí. Restándole importancia a esa mancha de sangre.

"Debe estar bien" "Solo con un maldito tornillo suelto" Pensó Zack. El mismo que preocupado para su indignación luego de unos minutos, salió a la farmacia tratando de buscar alguna medicina que le calme como había notado el dolor de estómago y si era posible si le dicen que mierda le estaba pasando a ella con eso de la sangre, dejando sus lloriqueos de lado y su deseo de morir.

...

—Ray ¡Maldita sea! —exclamó al regresar y dirigirse a donde ella estaba en la cama hecha un ovillo, tapada hasta la cabeza— Toma tu porquería de alas, toallitas o lo que fuera y esas pastillas para calmar tu dolor—le dijo tirándoselo en el colchón, ella se destapo lentamente— Tienes la menstruación, durara algunos días y lo tendrás cada mes. Usa esas cosas que te traje en la ropa interior, lee las instrucciones y toma esta porquería de libro que explica tu fastidioso estado como esos putos cambios hormonales.

—Gracias.

—¡No me agradezcas! ¡No lo volveré a hacer! —exclamó— Para la próxima arréglatelas tu sola y ni se te ocurra decir que quieres que te mate, después de traerte toda esta mierda.

Ella sonrió levemente, para levantarse de la cama. Tomó ropa y la bolsa que trajo Zack, para luego dirigirse al baño.

—Eres un dolor en el trasero —masculló entre dientes cuando cuando vió la puerta del baño cerrarse y mientras la miraba, su mente pronuncio: "Estaba bien... no había sido nada grave"

Zack se sentía aliviado.