Nací y me criaron para ser reina, no pertenecía a esa clases social pero se me crio así, asistí a las mejores escuelas, con el hijo del Jeque, pero no esperaba que se me tratara como una esclava.

Capitulo Uno

Creciendo.

Siempre se dice que la vida es tan complicada como tú lo haces que sea, bueno en mi caso es diferente, déjenme contar mi historia.

Nací en 1985 provengo de una familia modesta, mi madre era una de las doncellas de un Jeque árabe, de mi padre nunca supe su existencia, solo sé que era un americano que estaba de visita en nuestro país, mi infancia fue como el de una princesa, sabia que mi madre era una de las queridas de un Jeque pero aun así no comprendía porque se me trataba de esa manera.

Cuando comencé la escuela secundaria, seria la primera vez que saliera de palacio desde pequeña se me dieron clases particulares, aprendí lenguas, historia, ciencias, música y danza. En la escuela todos me trataban como si fuera de la realeza no entendía el origen de ese trato. Constantemente veía a la lejanía al hijo del Cheik (Jeque) el príncipe Edward heredero del Dubái, su trato hacia mi no era el mejor, era como si tratara constantemente de colocarme en mi lugar, recuerdo cuando estaba en la cafetería de la escuela, cabe decir que era una escuela de elite a ella asistían hijos de cónsules, militares y miembros importantes de la nobleza, y ahí estaba yo la hija bastarda de la querida del Jeque. Estaba tranquilamente frente a la maquina expendedora sacando una coca light cuando llego el de la mano de su eterna novia la Sta. Tanya Delani, hija del cónsul italiano en Dubái, cuando llegaron a mi lado ella no pudo evitar humillarme.

_alteza mira lo que tenemos aquí, desde cuando las hijas de la servidumbre asisten a escuelas privadas, ¿dime bastarda, estas buscando trabajo aquí?

_Srta. Delani porque no sigue por donde venia y me deja en paz- le respondí mordazmente, nunca me deje intimidar por nadie y esta no seria la primera vez.

_Ten mas respeto en como te diriges a mi novia, tu solo estas aquí porque tu madre "sirve" bien a mi padre no te tomes atribuciones que no te corresponden, tu eres servidumbre y que te quede claro, las cosas en este país han cambiado mucho, pero tu aun eres menos que nosotros- dijo el príncipe a la ves que tomaba mi brazo y lo apretaba en su mano, no pude evitar dejar escapar un sollozo realmente me dolía.

_Lo siento su alteza no volverá a suceder, señorita Delani mis disculpas- de dije mirándola, ella me observaba con una mescla de satisfacción al verme humillada, mirándome de pies a cabeza se alejó de ahí junto a sus amigas, dejándonos solos al príncipe y a mi.

_Recuerda tu lugar Isabella, eres la hija de una de las doncellas de mi padre, sabes a lo que se dedica tu madre verdad, ella es una de las tantas mujeres que tiene mi padre para satisfacer sus necesidades y tu lo harás conmigo- dijo acercándose peligrosamente a mi, estaba asustada, savia que el tenia el poder para hacerlo- algún día estarás bajo mi cuerpo- me dijo mientras me soltaba con brusquedad y se encaminaba a sentarse junto a su novia.

Desde ese momento los evitaba a toda costa, cada vez que los veía me alejaba, sabía que me humillarían y no quería que lo hicieran.

Al terminar el instituto el príncipe Edward fue a la universidad de Harvard a estudiar economía y administración, no sentí su partida, no lo odiaba pero si me molestaba su trato, cada vez que me veía en los pasillos de palacio me daba una mirada lasciva. Sé que se fue con su novia y su madre una mujer muy hermosa pero nada agradable, yo muchas veces fui llamada a las habitaciones de la Sheikh's Wife (Jequesa), ella cada vez que me veía me trataba con odio.

Entre a las habitaciones de la Jequesa era hermosa, grandes arcos daban acceso a una cámara de amplios techos, el suelo era de mármol, podías ver tu reflejo en el, habían amplios cortinajes de las sedas mas finas, eran tan delicadas que solo eran sacudidas con plumas de pavos reales. Los colores zafiro, y violetas dominaban la estancia, habían amplios sillones en los cuales podían sentarse todos los habitantes de palacio. Una fuente dominaba la estancia, donde se veían Ángeles de mármol, era la habitación de una reina y ella era una reina. Grandes fuentes de cristal y oro portaban frutas frescas, una gran cama de dosel estaba en una esquina de la habitación, la cual estaba cubierta por cortinas de encaje hechas a mano. Los amplios ventanales dejaban entrar la luz del sol de desierto. La habitación olía a orquídeas las cuales eran cultivadas exclusivamente para ambientar la habitación de la Jequesa. Estaba tan embelesada observando la maravillosa habitación que no me percate que la Jequesa me estaba hablando, solo lo note cuando sentí que un racimo de uvas golpeo mi cabeza

_Doncella te estoy hablando, ¿no sabes respetar a tus superiores?, dime bastarda.

_disculpe alteza, no volverá a ocurrir, dígame como puedo servirla- le dije inclinándome, al hacerlo algunos gajos de uva cayeron de mi cabello.

_Eres una idiota estas ensuciando mis pisos, ahora deberás pulirlos tu sola a mano, ¿queda claro?

_Si alteza- le respondí mirando al suelo.

_Doncella hoy quiero que me preparen mi baño, pero lo quiero solo con leche, debes hacerlo tu y solo tu, ¿queda claro?- me dijo sin mirarme, para la realeza era imperdonable mirar a los ojos a sus empleados.

Después de prepararle el baño a la Jequesa la ayude a tomarlo.

_Quiero que talles mi espalda- dijo mientras se sumergía en casi 80 litros de leche, para mi esto era un total y completo desperdicio, es decir habían niños que morían de hambre y ella ¿Debía bañarse con leche? Le talle la espalda suavemente con una esponja marina, luego me hizo enjuagar su cuerpo con agua de rosas y terminar dándole un masaje con aceite de jazmín.

_Ahora termina con tu trabajo, pule mis pisos- dijo la Jequesa dejándome sola en la habitación. Ya eran las 9 de la noche no sabía cuanto mas tardaría, solo sabia que estaba muy cansada

Termine de pulir sus pisos de mármol como a las 4 de la mañana, lentamente me fui a mi habitación que estaba en el mismo piso del Jeque, si porque aunque era una simple doncella mi habitación estaba junto la habitación del aren personal del Jeque. Estaba por llegar a mi habitación cuando una voz conocida me llamo.

_Isabella, Habib, que haces despierta tan tarde- me dijo su alteza el Jeque.

_Buenas noches su alteza, espero no haberlo despertado- dije inclinando mi cabeza. El Jeque era un hombre muy guapo, ahora entendía el origen del príncipe, tenia el pelo rubio, algo muy poco común para las personas que Vivian en Dubái, según se decía era herencia de la Jequesa Helena, quien era la madre de este, su piel era blanca con leves matices olivo, se sabia que la difunta Jequesa era muy hermosa además era europea, cuando el Jeque Amir conoció a Helena en una cena de estado callo rendido a sus pies, era una hermosa historia de amor, es mas se decía que después de que conoció a la Jequesa mando sacar a todas las doncellas de su aren. Fruto de este amor nació el Jeque Carlisle hijo único.

Carlisle estaba casado con Elizabeth, la nueva Jequesa, quien tenía una belleza exótica, su cabello era negro azabache y sus ojos como 2 aceitunas negras, su piel era olivo, era muy hermosa. Pese a tener un hijo su cuerpo estaba muy bien conservado. Ambos tenían 39 años, habían contraído nupcias cuando tenían 20 años. La voz de mi señor me saco de mis pensamientos.

_Isabella mi niña ¿que edad tienes ahora?- me pregunto colocando sus manos sobre mis hombros obligándome a mirarlo. Pero no podía hacerlo estaba prohibido, no se debía mirar a los ojos a la familia real.

_Cumpliré los 18 en 3 meses más, mi señor- le dije bajando la mirada.

_Eso me complace, Isabella no bajes tus ojos a mi, soy tu señor, pero tu siempre serás mi princesa- dijo acariciando mi rosto, a la ves que se acercaba y depositaba un beso en mi frente. En ese momento salió de la habitación mi madre, quien me miro con una extraña mezcla de emociones en sus ojos, podía ver miedo, decepción y ¿alegría?

_Mi señor, me retiro por esta noche si a Ud. Le parece correcto- dijo mi madre al Jeque

_Tranquila Esmeralda, que tengas muy buena noche, Isabella espero verte en 3 meses mas, te has convertido en una hermosa mujer- dijo, sin mas se dio la vuelta y entro a sus habitaciones.

_Bella ¿Qué haces a estas horas fuera de tu habitación?- pregunto mi madre, mientras nos dirigíamos a mi habitación, mamá muchas veces se quedaba conmigo, si bien su obligación era dormir con el resto de las doncellas tenia permitido hacerme compañía.

_lo que sucede es que la Jequesa me obligo a pulir sus pisos y a darle un baño- le dije sentándome en mi cama, mi habitación era hermosa, si bien era mucho mas pequeña que la de la Jequesa, mantenía el encanto de oriente, tenia una cama de dosel, con cortinaje de tul en tonos burdeos, tenia muchas alfombras y mullidas almohadas sobre el suelo, un amplio armario, pero lo que mas me gustaba era el tocador que el mismo Jeque mando hacer para mi cuando cumplí 15 años, era de madera tallado, con un hermoso espejo el cual estaba enmarcado en oro delicadamente tallado, sobre este habían muchas peinetas todas de madreperla, hermosas joyas de diamantes, zafiros, esmeraldas y perlas, cuando su majestad llego con semejante regalo no puede evitar lanzarme a sus brazos y darle un fuerte abrazo, cuando me di cuenta de mi desfachatez pensé que seria castigada, pero no fue así, su majestad simplemente beso mi frente y salió de la habitación.

_esa maldita arpía, lo hace solo para molestar a Carlisle. Tranquila ya llegara tu momento, ahora debes descansar, mira como dejo tus manos esa bruja- dijo mi madre a la ves que las tomaba entre las suyas, la verdad es que me dolían mucho los nudillos, estaba segura que mañana no podría mover ni un musculo. Lentamente me puse mi pijama que no era más que una camiseta de tirantes y un short, las noches aquí en Dubái eran frías, pero todo el día el sol calentaba las paredes de palacio por lo que dentro de este la sensación era muy cálida.

_ ¿A que te refieres madre?- le pregunte

_Nada que deba preocuparte solo descansar- dijo mi madre.

Dos meses después de ese día el Jeque se separo de su esposa, legalmente estaba soltero pero aun así mantenía una obligación económica para con la Sra. Elisabeth, al no ser ya su esposa legalmente perdía el titulo de Jequesa. Se especulaba que al momento de su partida, la cual coincidió con la partida a estudiar del príncipe a américa, el Jeque buscaría esposa todas las cartas apuntaban a mi madre, sabia que Carlisle y Esme estaban profundamente enamorados, lo que me hacia muy feliz. Pero lamentablemente en este mundo nadie dijo que la vida fuera justa.

Hoy era el gran día cumpliría mi mayoría de edad, estaba seriamente pensado que quería estudiar a futuro, sabia que debía pasar un año en palacio antes de pensar en estudiar, quería aprender comercio, quería ayudar al Jeque a sacra adelante a nuestro país, si bien la economía de dubai era una de las mas solidad de los países arábicos, debíamos tratar de mantener este mimo estilo de vida para con nuestros habitantes, mas aun cuando Europa estaba atravesando una de sus mayores crisis.

Desperté con una suave caricia en mi rostro, cuando abrí los ojos me encontré con los amorosos ojos de mi madre, pero en ellos vi algo mas que amor, vi tristeza, vi miedo, pero por sobre todo vi temor.

_ ¿Que sucede Mami?- le pregunte a mi madre, no me gustaba ver sus ojos tan triste.

_nada mi amor, es que estas tan grande, bueno pero dejemos eso para después, Feliz cumpleaños mi niña.- dijo Mamá abrazándome y entregándome un regalo.

_Mami sabes que no tenías que molestarte- le dije.

_ ¿que clase de madre seria si no te diera tu regalo de cumpleaños?- dijo mi madre a la ves que abría su regalo, dentro había un hermoso juego de peinetas de madre perla, eran hermosas, tenían incrustaciones de zafiros.

_no sé que decirte mami- le dije.

_Bueno no tienes nada que decir hija, solo espero que te gusten- dijo Mamá ayudándome a ponérmelas.

_Bromeas me encantan- le dije mientras veía mi reflejo en mi tocador, mi cabello de un color castaño rojizo contrastaba a la perfección con las peinetas, fue ahí cuando me di cuenta de como había pasado el tiempo, mi cuerpo no era el mismo, ya no era la muchacha patosa que llego a primer año de secundaria, era ya una mujer, mis ojos eran de un tono marrón, supongo que era herencia de mi padre ya que mi madre los tenia violeta, mis caderas eran mas pronunciadas, tenia el cuerpo de una mujer.

_Me alegro que te gusten hija, ya eres toda una mujer, debo decirte algo antes de que salgas a bañarte- dijo mamá.

_ ¿Que sucede?-Le pregunte.

_debo contarte algo que he guardado por mucho tiempo- me dijo

_Dime que sucede.

_no soy tu verdadera madre- dijo mamá mirándome fijamente.

_ ¿Como dices?- le pregunte choqueada.

_déjame contarte como fue

Flash Back Esme POV

Cuando yo tenia 20 años trabajaba en palacio, su alteza y yo teníamos una relación muy hermosa, lamentablemente su matrimonio había sido concretado, con la hija de un aristócrata de renombre aquí en Dubái. Era miércoles, estaba por anochecer, cuando fue enviada al mercado a comprar dátiles para su alteza la Sra. Elizabeth, cuando vi a una muchacha que corría desesperada por las calles de Dubái, cuando me percate esta muchacha estaba muy mal herida, ella corría con un bulto en sus brazos, eras tu hija. Cuando me vio me dijo que necesitaba esconderte ya que te querían matar, no entendida porque, pero hice lo que me pidió. Poco después de que te entregara a mi me volví para preguntarle su nombre, me dijo que era Rene y el tuyo Isabella, dijo que era realmente importante que tu vivieras. Tu en ese momento lloraste y volví mi atención hacia ti, cuando me volví nuevamente ella ya no estaba era como si se hubiera desvanecido. Te traje a palacio, una vez aquí pedí de inmediato una audiencia con su alteza para hablarle de mi nueva situación. Uno de los guardias me informo que podría atenderme, cuando entre a su habitación me encontré con el amor de mi vida.

_Esme cariño, que es lo tan urgente que debes decirme- pregunto Carlisle, llegando a mi lado y besando mis labios.

_Su alteza lo que sucede es que el día de hoy en el mercado me he encontrado con una joven que huía, en sus brazos cargaba una pequeña niña, cuando me volví para hablarle ella había desaparecido, lo único que se es que se llamaba Renne y la pequeña Isabella. No quiero alejarme de la pequeña, así que es por eso que vengo a informarle que debo partir del palacio- le dije con lagrimas en mis ojos, partir de palacio significaba abandonar al amor de mi vida.

_Esme, tu no dejaras el palacio bajo ninguna circunstancia, yo te amo y no permitiré que partas, así que esa pequeña será criada como uno mas de mis hijos, dejando en claro que será solo tuya ¿esta claro mi vida?- dijo tomando mi rostro entre sus manos y besándome.

_Si su alteza- le dije mientras le respondía el beso cargado de intensidad.

Fin Flash back

_entonces ¿desde ese momento has sido mi madre?- le pregunte a mi madre.

_si cariño, pero quiero que sepas que no te lo podía decir antes, era peligroso, el ser mi hija es lo que te ha mantenido segura en este palacio. Sabes que la Jequesa no aguantaba que estuvieras aquí, esa regla se aplicaba tanto para ti como para mí, ha criado a su hijo el príncipe Edward con ese mismo resentimiento.

_Entonces ¿Quién es mi madre?- le pregunte, estaba angustiada, por una parte me enteraba que mi vida era una mentira, nunca fui la hija de la amante del Jeque, eso me hacia cuestionarme toda mi vida. Pero tenía una gran duda ¿Quién era realmente el americano?

_Solo sé que su nombre es Renne y no se si sobrevivió. Solo menciono que tú eras muy importante y que debías vivir, pero Bella quiero que sepas que siempre te ame como una madre ama a un hijo. Lo sabes ¿verdad?

_si madre lo se, gracias por cuidarme y quererme como una madre- le dije sonriéndole- pero tengo otra pregunta ¿Quién es entonces el americano del que me hablabas?

_Ese americano es un gran amigo mio, se dijo que era mí pareja, pero realmente esta casado, su nombre es Jasper Halle. Su esposa es una mujer encantadora llamada Alice Brandon, Te ruego me perdones por no habértelo dicho antes, de verdad hija.

_Tranquila mamá solo lo hiciste por mi bien. Ahora debo ir a ducharme.- le dije dirigiéndome a el baño, mientras enjabonaba mi cuerpo y cabello pensaba en lo mucho que le debo estar agradecida a Esme, había sido una excelente madre, había cuidado de mi cuando otras en su lugar me habrían abandonado, ella siempre estaba ahí para mi, también pensé en lo mucho que le debo estar agradecida a su alteza el Jeque Carlisle si no fuera por su bondad y amor hacia mi madre estaría en estos momentos en la calle o quizás muerta. Termine de ducharme y salí a mi habitación me sorprendió ver a mi madre junto a otras muchachas todas vestían trajes típicos arábicos, esos trajes estaban reservado solo para las ocasiones especiales y por mucho que fuera mi cumpleaños no comprendía porque vestían así.

_Madre ¿Qué sucede?- le pregunte mirándola.

_Nada solo hoy es un gran día, su majestad te espera en su habitación, debes estar presentable- una lagrima corría por su mejilla mientras decía esto

Se me vistió de blanco, había 8 chicas arreglando mi cabello, perfumándome, vistiéndome, colocándome joyas, realmente no entendía que sucedía, mi madre me había dejado en manos de estas personas y había salido rápidamente de la habitación.

_Disculpen ¿alguien puede decirme que sucede?- les pregunte mientras me arreglaban

_Tranquila pequeña, serás una hermosa khateeba- dijo una de las doncellas del Jeque.

Un momento, dijo novia, yo no podía ser novia de nadie, ¿Por qué mamá no me dijo nada?, ¿Qué demonios estaba sucediendo? Ahora las palabras del Jeque resonaban en mi mente, Nos vemos en 3 meses, me casarían con el príncipe, dios nada de esto tenia sentido, sentí la bilis subir por mi garganta, solo quería vomitar. Me apresure a levantarme de el taburete donde estaba sentada y corrí hacia el baño. Vomite como nunca, me sentía traicionada, ¿Cómo me podían hacer esto? Para eso fui criada para ser la mascota del príncipe, no podía desobedecer al Jeque, cualquier confrontación era seriamente castigada. Afrontando la situación salí del baño y me volví a sentar en el taburete, dejando que ellas hicieran lo que quisieran con migo, mi voluntad estaba destruida, ya no me quedaba nada.

Aquí les traigo una nueva historia, doy las Gracias a mi Beta Zoe, quien me ayudo con la ortografía y a dar un sentido lógico a la historia. Gracias Amiga Te quiero Mucho!

Debo niña perdida te extraño