Work it

Caminaba apresuradamente por los estrechos pasillos de aquel descuidado edificio, dejando un rastro mojado tras sus pasos.

-Maldición.- espetó a secas, mientras exprimía el agua que había en la manga de su chaqueta.

Se detuvo en frente a una de las muchas puertas del pasillo, sacó la llave de su bolsillo y se dispuso a ingresar a su pequeño apartamento, en busca de calidez después de haber recorrido cuadras interminables a semejantes horas de la noche bajo la lluvia.

Empezó a sacarse el uniforme de camarera que llevaba puesto, estaba completamente empapado, y al instante lo metio a la lavadora, después de todo, lo volvería a usar mañana.

Se sentó en frente al televisor con una taza de chocolate caliente, sobre el televisor yacían sobres que ni si quiera se había molestado en abrir, ya sabía lo que eran; cuentas. No podía lidiar con ellas en ese mismo momento de todas formas.

Cuando se dispuso a apagar el televisor para intentar conciliar el sueño, un nombre resonó a través del aparato.

-La magnífica Jeanne está con nosotros ésta noche, para hablarnos de su reciente salida de la campaña de…-

Era ella. Jeanne Maiden. Habían sido compañeras de colegio durante toda su vida, y también amigas. Ahora ella, con su misma edad, 22 años, estaba en la cima del mundo, era una famosa actriz y modelo, había conseguido todo lo que cualquier persona en su sano juicio querría. Incluso ella.

Apagó la televisión, y de nuevo aquellas preguntas se formaron en su mente. Acaso ella hizo bien en mudarse de su ciudad natal a una ciudad tan grande y competitiva como ésta? Había pasado más de un año desde que decidió abandonar su "hogar" –si así se lo podía llamar- había agarrado sus valijas y se largó, en busca del sueño de muchas otras jovencitas, le apasionaba la moda, las pasarelas, y su aspecto único y singular cuadraban perfectamente con todo eso. Cuando se había ido, al comienzo, pensaba que ella era diferente, que ella lo lograría… Pero ya había pasado más de un año, y ahí estaba, en un pequeño apartamento estudio, trabajando de camarera durante 10 horas al día y con una paga miserable.

Tal vez había hecho algo mal, tal vez no se relacionaba con las personas correctas, pero ¿Cómo hacerlo? Cada vez que creía lograr algo, era siempre porque las personas que le habían dado la mano pretendían acostarse con ella. Su suerte no había sido la mejor ese año, no había ido a muchas audiciones, por el poco tiempo que tenía gracias a su absorbente trabajo, pero tampoco podía darse el lujo de tener un trabajo con menos carga horaria o se quedaría con sus maletas en la calle y viviendo bajo un puente.

-Nada te lo dan fácil eh, Anna… - se dijo a si misma mientras se dirigía a la cama, debía descansar, mañana le esperaba otro agotador día de trabajo.


-Buenos días, Anna!- saludó eufórica una muchacha de cabellos azules y baja de estatura.

-Buenos días, Pilika. Veo que amaneciste más animada de lo normal-

La peliazul sonrió alegremente, más alegre que de costumbre. Pilika era una chica muy enérgica, pero ese día, parecía estarlo el doble.

-A que no adivinas quien tiene reservación el día de hoy para comer aquí!-

-Pues espero que alguien bastante generoso con las propinas…- soltó la rubia, recogiendo su larga melena dorada en un recogido sencillo.

-Jeanne Maiden, Anna! Por Dios! Solo espero que me toque atenderla! Me encantaría sacarme una foto con ella o pedirle un autógrafo- chilló con una voz aguda.

-Y es por eso que no la vas a atender tú, Pilika. Anna, quiero que te encargues de su mesa por favor. – habló de sorpresa un hombre delgado y alto, de cabellos verdes y mirada arrogante. Lyserg Diethel. El hijo del dueño de aquel refinado restaurante.

-De acuerdo, señor Diethel.- respondió la rubia.

Le parecía ridículo llamarlo señor, después de todo, era solo un mocoso caprichoso, tenía unos 23 años, pero él creía que tenía 40, se hacía llamar señor Diethel, y si no lo llamaban así, lo consideraba como una falta de respeto hacia su pomposo y pretencioso trasero.

-Así me gusta. Y Pilika… te quiero lejos de esa mesa, entiendes? No deberías molestar a las personas que vienen a comer a mi restaurante.-

-Vaya, pero qué genio tiene el día de hoy…- susurró la peliazul tan pronto como el muchacho empezó a alejarse.

-Déjalo, Pilika, no le des importancia. Mejor pongámonos a trabajar-

El día había sido pesado, demasiados clientes, todos exigentes y quisquillosos, pero al menos las propinas habían sido buenas.

-Llegó el momento- se dijo a si misma mientras observaba a una hermosa joven de cabellos plateados en todo su esplendor entrando al recinto. Estaba elegantemente vestida de pies a cabeza, tras ella iban dos hombres altos e imponentes, vestidos de traje, aparentemente era su equipo de seguridad. La joven tomó asiento en un lugar reservado especialmente para ella, y entonces Anna se acercó.

-La rubia tomó la carta, y se la puso en frente, luego tomó una botella del más refinado champagne que tenían, y se lo ofreció.

-Es cortesía de la casa, madame. Gusta?-

La hermosa mujer de alzó la vista, y sus ojos se encontraron con el rostro tan familiar de la bella rubia.

-Anna?- dijo incrédula, sus curiosos ojos examinándola de pies a cabeza, aún sorprendida de haberla encontrado en ese lugar. Una sonrisa se formó en su rostro al reconocer a su ex compañera de colegio, y también amiga.

-Si, soy yo Jeanne- afirmó la rubia, sonriendo levemente en respuesta.

-Ha pasado tanto tiempo! Mira dónde venimos a encontrarnos! Qué ha sido de ti? No me esperaba encontrarte en Nueva York –

-Me mudé para probar suerte, hace un año y medio… Y pues.. aquí estoy.- dijo sonriendo, aunque en el fondo era lo que menos quería hacer. Recordarse a si misma que su plan no iba exactamente como lo había planeado, era una bofetada en la cara cada vez que lo pensaba.

Para su sorpresa, Jeanne la había reconocido rápidamente, y seguía siendo la misma chica agraciada de siempre. Ya apenas recordaba la última vez que había hablado con ella, después de terminar el colegio perdió contacto con todos los que alguna vez habían sido sus compañeros de clase.

-Y dime, Anna, viniste aquí para hacer lo que siempre quisiste hacer? Recuerdo muy bien que te apasionaba la moda. Imagino que es por eso que estás en una ciudad como Nueva York, no es así?-

-Eh, así es Jeanne. Es sólo que aún no he tenido suerte en las audiciones, creo.- dijo nerviosamente al notar que Lyserg Diethel se acercaba a la mesa, con cara de muy pocos amigos.

-Pues no se como ha pasado eso, eres perfecta para modelar en pasarelas, realmente creo que podrías estar al nivel de cualquier supermodelo, Anna.

Jeanne sonrió. Había sido de su agrado haber encontrado un rostro familiar de su antigua vida en aquella gigantesca ciudad, en donde todos pretendían ser amigos siempre y cuando las cosas marcharan bien y dicha amistad convenga.

-Disculpe, señorita Maiden. Creo que ésta empleada la está incomodando. De inmediato le asignaré otra server mas capaz, disculpe las molestias.- se escuchó en un tono amable pero aún así pretencioso. Lyserg Diethel estaba parado al lado de ellas dos, lanzando miradas fulminantes a la rubia.

Anna maldijo en su interior al engreído hijo del verdadero señor Diethel. Ya podía escuchar los regaños que vendrían luego, cada vez que aquel sujeto emitía sus desagradables quejas, lo único que quería hacer era insertar su puño en medio de su cara y hacerlo callar de una buena vez. Pero no podía pegarse semejante lujo, a menos de que quisiera terminar bajo algún puente.

-De hecho, señor… Lo siento, no sé su nombre. De hecho, Anna es una amiga mía, hacía mucho tiempo no la veía y nos estábamos poniendo al tanto de algunas cosas antes de que usted nos interrumpa. Puede estar tranquilo-

-Oh.. De acuerdo, señorita Maiden. En ese caso, me retiro-

-Veo que tu jefe no es muy agradable- comentó Jeanne mientras veían al hombre marcharse.

-No lo es, pero son cosas que pasan, no?-

-Mira.. Anótame tu número aquí- dijo pasándole un móvil –Con gusto podría presentarte a algunas personas que te podrían ayudar con tu carrera.-

La rubia tomó el móvil y anotó su teléfono, incrédula. Sería este el pequeño empujón que necesitaba?


Aloha! En éstos días se me ha dado por escribir.

Y pues bueno, con las ganas de escribir, pensé en hacer un fanfiction de Shaman King, hacía años no escribía uno. En éste fanfiction veremos a una Anna que recorre los caminos de la fama, empezando bien de abajo como hemos visto en este primer episodio.

Quiero que sea un HaoxAnna, aunque Hao no aparece aún. Él aparece más adelante, las cosas entre ellos se darán, pero aviso, que en los primeros capítulos, no veremos mucho de Hao, luego entenderán por qué.

Muchas gracias si es que lo leyeron hasta aquí :)

Me pueden dejar sugerencias o alguna crítica en un review. Adios! :)