Gótico Ocaso
Sabia que no me quería heredar esa maldición que el por miles de años llevaba, ¿Por qué no lo hacia? Tal vez ¿porque no era lo suficiente digno de llevar con esa carga? o ¿Por qué de verdad me amaba? Aunque quisiera quedarme a su lado, el tenia que irse, aunque su corazón me perteneciera, su naturaleza le marcaba que la noche era su madre, su cuidadora y con quien siempre debía estar, solo entre las sombras y el silencio. Así era el.
Entraba a mi primer año de preparatoria, sensación extraña, volver a conocer gente. La primera semana solo mis compañeros de clase fueron, transcurrida esta, se nos unieron los alumnos de los demás grados.
Me gusta la compañía, pero a veces prefiero la soledad y pasarla con un buen libro. Entre mi pequeña biblioteca halle un libro que hacia meses que quería leer Drácula de Bram Stoker. Lo leía en las noches, para que la adrenalina fluyera al leerlo, aunque me inquietaba, ya que el parque estaba en completo silencio. Cualquier ruido me alarmaba.
Había una gran tumba, más señorial que las demás.
Era enorme y de nobles proporciones.
En ella había grabado una sola palabra:
Drácula
Era un fragmento de mi libro, era lo que estaba leyendo, pero alguien había dicho las mismas palabras en voz alta. Alguien estaba junto conmigo en el parque. Me levante de mi banca.
- ¡¿Quién anda ahí?!- Grite asustado. Una voz entré grave y elegante, me contesto
- No es muy noche, para que un jovencito este leyendo solo en medio de la oscuridad, aparte de estar leyendo Drácula.- Un muchacho salio de entre la oscuridad, era mucho mas grande que yo, con un pelo chino corto, un cuerpo musculoso sin ir a los excesos y era todo lo que podía ver ya que la luz de la luna no me favorecía mucho, pero sentía como clavaba su mirada en mis ojos.
- La verdad a ti no te afecta en nada, ni te importa-dije a la defensiva.
- Es muy cierto, pero que tal si llegas a tener una alucinación y pienses que ves vampiros- Dijo y sonrió, sus dientes estaban muy bien estructurados, pero sobre todo sobresalían sus colmillos muy puntiagudos y afilados.
- Se muy bien distinguir la realidad de la fantasía y toda esta obra es pura fantasía- Dije, un poco asustado.
- ¿De verdad crees que sea fantasía?- Pregunto este intruso
- Que más podría ser, más que eso.
- Cada quien tiene su punto de vista de lo que es real que no
- Entonces estas insinuado que tu crees en vampiros- Dije y se quedo callado, al no recibir respuesta di media vuelta. Y ahí estaba parado enfrente de mí de nuevo, mi corazón empezó acelerarse como pudo cambiar de lugar tan rápido. Trate de correr por un lado, pero el estaba de nuevo allí.
- ¿Quién eres? ¿Qué quieres?- Dije, este hombre se acerco a mi y se puso enfrente de mi
- Que si quien soy, que quiero. Te quiero a ti- por primera vez vi sus ojos, de un color verde esmeralda, no que fue si el hechizo de sus ojos mezclados con el de la luna, pero algo se apodero de mi cuerpo. Este hombre se acerco a mi, los dos nos empezamos a besar, sus labios tan suaves y un jugueteó de lenguas me hizo desmayarme.
Desperté a la mañana siguiente, me sentía presa de un sueño, recuerdos vagos invadían mi mente. Sentí un gran ardor en mi cuello. Agarre un espejo, observe que en mi cuello había dos marcas, como una mordida de una serpiente o de una araña. La verdad no se por que me quede callado. Solo agarre una bufanda y me fui a la escuela. Ya era mi segundo recreo, cuando vi pasar a un grupo de alumnos del último año. Entre ellos distinguí a uno. De estatura alta, unos brazos fuertes, un cuerpo atlético, musculoso sin llegar a excesos, un pelo chino corto, sus grandes colmillos y unos hermosos ojos verdes. Paso a mi lado y pronuncio unas palabras:
- Soy Drácula por cierto…
