Disclaimer: Los personajes de Digimon no me pertenecen.
Julio de 2014
Odaiba, Japón.
Dio un sorbo a su champán y contempló el evento en el que se encontraba. En los últimos dos años Sora Takenouchi de 25 años se había convertido en una diseñadora de reconocimiento. Había sido invitada a una exposición de fotografías de desnudo artístico. Lo extraño era que la invitación le había llegado vía correo hasta su departamento (sintió curiosidad debido al anonimato de la misma). Sin embargo, supuso que por haber ganado renombre en los últimos dos años se debería a algún diseñador o colega de la universidad.
Se sentía un poco extraña al estar en un evento de tal magnitud en el cual no conocía a ningún invitado. La verdad era, que había asistido por curiosidad a saber que era lo que el destino tenía planeado para ella, por que, a decir verdad eso era algo que la caracterizaba.
Miró las obras con algo de desconfianza y continuó su camino, desnudos y desnudos de diferentes mujeres, de diferentes tamaños y formas, algunas delgadas otras más robustas. Debía de admitir que las chicas eran guapas y de buena proporción.
Sora suspiró y decidió que lo mejor largarse del lugar, de seguro se había tratado de alguna broma e inclusive peor… de una equivocación de destinatario (cosa extraña ya que la carta poseía su nombre). Salió del evento y miró las calles, estaban muy transitadas para ser las 11:00 pm. Tardaría años en coger un taxi. Pensó en caminar hasta la estación de metro, pero inmediatamente desechó la idea al mirar sus tacones –que por cierto quedaban geniales con su vestido negro-. Pero antes de poder pensar en otra alternativa una voz masculina la detuvo.
- Señorita Takenouchi, la noche es joven, no me dirá que ya tiene pensado en irse.
Sora volteó y encontró a un Joven de casi metro noventa, rubio, musculoso, se notaba seguro de sí mismo, vestía de negro y tenía unos ojos azules muy penetrantes que se acercaba a ella. El hombre era tremendamente atractivo, tanto, que la dejo sin palabras ¿Cómo era que sabía su nombre?
-Disculpe, no lo conozco- fue lo único que atinó a decir.
Él sonrió de lado y ella tragó saliva con dificultad.
-Yamato Ishida- dijo estirando su mano elegante con el puño blanco enmarcando la manga gris de su chaqueta de diseño.
Sora miró su mano con desconfianza pero finalmente se decidió acercar su mano y fue él el que la cogió con suma seguridad. Sora sintió una descarga eléctrica por todo el cuerpo, no sabía si se debía a que estaba estrechando la mano con un extraño sumamente sexy o por esa colonia que usaba tan embriagante. Ella pensó que debía de ser pecado el oler tan bien.
-Sora Takenouchi- indicó ella cuando él soltó su mano
- Lo sé- mencionó sonriendo de lado. Ella lo miró un tanto extrañada sin entender nada de lo que estaba pasando – Fui yo el que la invite a este evento Señorita Takenouchi-
Sora abrió los ojos sorprendida, se estremeció por completo y se sintió un poco incomoda ¿Cómo era posible que un extraño supiera su dirección y nombre completo como para hacerle una invitación a un evento extraño de pinturas de desnudos?
-Sé lo que piensa señorita Takenouchi y no debe de sentirse intimidada, recuerde que su nombre ha ido tomando popularidad estos últimos meses- continuó -Y ahora que nos conocemos- mencionó señalándola y luego a él mismo –me apetece preguntarle a ¿Dónde se dirigía?
Ella volvió a tragar saliva.
-A mi apartamento- dijo desconfiada.
-Es peligroso para una mujer andar sola por la noche en medio de la ciudad ¿No cree Señorita Takenouchi?- Sus ojos recorrieron todo su cuerpo. Sora maldijo el vestido negro que le llegaba arriba de las rodillas y ese escote que dejaba poco a la imaginación –Sobre todo para una mujer como usted- esto último lo dijo en un tono más bajo –Lo ideal sería que me deje llevarla a su casa.
-¿Y usted?- preguntó Sora con un tono firme- ¿Cómo sé que realmente su nombre es Yamato Ishida?
-Tiene razón- El rubio volvió a sonreír de lado y sin quitar la mirada de sus ojos, metió su mano derecha a su bolsillo y sacó una tarjeta entregándosela a la pelirroja. Ella la miró… era gris con letras negras Ishida Yamato además, en la misma tarjeta tenía grabado un número telefónico y el nombre de la empresa que supuso que era de él ya que tenía su nombre –Puede quedársela.
Sora sonrió.
-Muy bien Señor Ishida- metió la tarjeta a su bolso –creo que con eso es suficiente, aunque estaría más satisfecha si viniera con alguna fotografía- lo dijo mirándolo desafiante aún con su sonrisa.
-Descuide Señorita Takenouchi, le aseguro que mi pasatiempo de asesino serial ya pasó, lo juro- Sora dejó de sonreír y su semblante reflejó seriedad y miedo –Es broma- el rubio comenzó a reír –Que fácil es ponerte nerviosa, espera aquí... iré por el carro.
Dicho esto el rubio desapareció de su vista, Sora quedó plasmada y estática ¿Qué hacer? Su madre siempre le había dicho que hablar con extraños era peligroso y Rayos… ¿Qué pensaría su madre si supiera que se encontraba a punto de subir al carro de un completo desconocido? Cuya única información que tenía era una absurda tarjeta y su supuesto nombre... sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando un sorprendente Audi r8 color negro se parqueó enfrente suyo. Ishida tiene un cierto problema con los colores obscuros, pensó la pelirroja cuando lo vio salir del lado de piloto yendo a la puerta del copiloto para abrirla formalmente. Ella se mordió el labio, lo miró fijamente a los ojos y con determinación entró al carro...
-Dios… ¿qué he hecho?- Pensó la pelirroja.
Sora le dio las indicaciones de cómo llegar a su departamento, luego de 5 minutos de trayecto ella se encontraba en silencio al igual que él ¿Cómo era posible sentirse tan jodidamente bien en el carro de un completo extraño? Arriesgándose, la pelirroja volteó a verlo… De perfil, Yamato tenía una nariz recta que lo hacía ver demasiado guapo para su salud mental. Su semblante era serio y parecía que conocía bien Odaiba ya que no le preguntó nada más después de la última indicación. El olor de su fragancia comenzaba a afectarla… Necesitaba salir de ese automóvil.
Fijando su vista de nuevo a la carretera comenzó a sentirse cómoda, su auto y el asiento de cuero eran agradables bajo la fina tela de su vestido negro. La música también era buena pese a que iba en sonido apenas audible, sin embargo, Sora necesitaba respuestas. Decidida comenzó…
-Señor Ishida- El rubio volteó a verla rápido indicándole que continuara con la mirada- Emmm… esto… ¿Por qué decidió contactarme para ir a ese evento?- Él se sorprendió y luego sonrió de lado –Deja de hacer eso…- pensó la pelirroja, sintiéndose acalorada.
-Simple… quiero un traje.
-¿Un traje?- la chica se sorprendió.
-Si un traje, eres diseñadora ¿no?
-Claro. Pero…sabes que diseño solo para mujeres ¿no?- debatió Sora.
-Siempre es bueno iniciar nuevos proyectos Señorita Takenouchi.
Sora ya no dijo nada, prácticamente se quedó muda, miró de rápido a Ishida y se concentró en el traje que portaba el rubio…era fino, demasiado para ser sinceros ¿Cómo era posible que quisiera un traje pudiendo comprar uno de un mejor diseñador? Prefirió no seguir indagando, de seguro era una broma pesada y en cualquier rato saldrían las cámaras, de cierta manera le molestó.
Cuando llegaron a la zona departamental. Ninguno de los dos dijo nada, Sora seguía un tanto inquieta por la respuesta absurda que le había dado Yamato. De todas formas, tenía que salir de ahí…
-Gracias por traerme- comenzó la pelirroja, Yamato apretó un botón y los seguros se quitaron. Cuando estuvo a punto de salir del carro él la detuvo del brazo, Sora lo miró extrañada buscando respuesta…
-Lo siento- susurró –No tenía planeado que el encuentro se diera de esta manera. Llegue tarde al evento y…- el rubio tomo un silencio como si estuviese pensando que decir, luego de un momento la miró directamente a los ojos –Cuídate Sora Takenouchi ¿Tienes las llaves de tu departamento? Tienes mi numero… avísame cuando estés dentro por favor, estaré aquí esperando.
-Buenas noches Señor Ishida- Sora salió del auto y se dirigió a la entrada del edificio, sintió como los ojos de Ishida se clavaban en ella mientras caminaba. Cuando abrió la puerta de su departamento se quitó las zapatillas y encendió la luz. Se derrumbó literalmente en la puerta de madera y quedó ahí sentada mirando a la nada, ¿Qué demonios acaba de pasar? Pensó. Después de su transe recordó "Estaré aquí esperando"…
Rápidamente alcanzó su bolso, tomó su celular y la tarjeta gris, escribió un mensaje lo más rápido que sus dedos pudieron al número que estaba impreso y esperó.
"Que tenga linda noche Señorita Takenouchi, creo que no me equivoque y fue todo un placer conocerla
Atte: Yamato Ishida"
