Ni la historia ni los personajes me pertenecen.

La historia pertenece a Abbi Gilnes, del libro del mismo nombre ~ Personajes pertenecen a Masashi Kishimoto

Disfruten la lectura :)


Si Fueras Mío

Prólogo

Sasuke

Aoi se subió a la rama y se sentó. Tiempo atrás, hubiese reclamado mi ayuda. Ahora ya no me necesitaba para nada. Le había fallado en tantos sentidos... Había oído la expresión "tener el corazón roto", pero no había comprendido su significado hasta ahora. Ahí sentado, mirándola, el corazón me dolía de verdad. Desde el día en que salí de la iglesia y la vi con Itachi, me costaba respirar. En ese momento fue cuando lo supe.

Hubiese querido que me dijese cualquier cosa para demostrarme que estaba equivocado. Pero, en el fondo, lo sabía. Aoi ya no era mía.

- Impresionante. Haces que parezca fácil - dije en voz alta para que me oyera. Me había enviado un mensaje diciéndome que estaba en el lago. Pero resulta que yo llevaba horas en nuestro sitio: había ido a reflexionar. Aquí era donde todo había empezado, resultaba apropiado que también terminase aquí. La expresión de Aoi delataba confusión. Me encantaba esa mirada. Era adorable.

- Ya había venido, cuando mandaste el mensaje - expliqué, y sus labios dibujaron una sonrisa.

- Ah - respondió.

- ¿A qué se debe la visita? - pregunté, aunque sospechaba la razón. Sólo quería que lo dijese en voz alta. Ya era hora de que aclarásemos las cosas. Me puse de pie y caminé hasta donde estaba sentada, después de advertir una presencia oculta entre las sombras. Era de esperar que Itachi hubiese venido a verme. O quizá la había seguido a ella.

- Quería saber cómo estabas. Itachi dijo que tenías una contusión.

No pude evitar que se me escapara la risa. Tenía una buena magulladura. Lancé una piedra al agua.

- ¿Te ha explicado cómo me la hice?

- Sí - los remordimientos que sentía eran evidentes en su tono de voz. Itachi debió de confesarle que me había reventado la cabeza. Aunque no era culpa suya.

- Lo merecía. Esta semana me he comportado contigo como un cretino.

El dolor que sentía en el pecho empeoró. Recordar a todo el mundo tratándola con crueldad mientras yo me quedaba de brazos cruzados era algo que me perseguiría durante mucho tiempo.

- Mmm - no parecía muy segura de qué más decir. Le había fallado. Me había fallado a mí mismo. Esa reacción no era propia de mí.

- No debería haberles permitido que te hicieran todo eso. La verdad es que la paliza de Itachi fue un alivio. Me sentía culpable, a si que recibir una buena resultó liberador.

-¿Qué?

Le sorprendía que me sintiese culpable por lo que había permitido que le hicieran. Maldita sea, esto lo hacía aún más difícil. Cada vez me costaba más respirar.

- Aoi, fuiste mi chica durante años, pero antes de eso fuimos amigos. Los mejores amigos. No debí dejar que un bache en el camino me pusiera en tu contra de esa manera. Estuvo mal. Cargaste con toda la culpa de algo que no era sólo responsabilidad tuya. Era responsabilidad de Itachi, y también mía.

- ¿Tuya? ¿Por qué?

- Sabía que él te quería. Había visto cómo te miraba. También sabía que le querías más que a mí. Los dos compartían un vínculo secreto del que yo no formaba parte. Estaba celoso. Itachi era mi primo y tú eras la chica más guapa que había visto en toda mi vida. Te quería para mí. Así que te invité a salir. No lo comenté primero con Itachi. No le pregunté cómo se sentía al respecto. Aceptaste y, como por arte de magia, rompí su vínculo. Se dejaron de hablar. Se acabaron las charlas nocturnas en el tejado y ya no tuve que sacarte de ningún otro lío. Itachi era mi amigo y tú eras mi novia, era como si su amistad nunca hubiese existido. Fui egoísta e ignoré el sentimiento de culpa hasta que desapareció. Sólo cuando lo veía observándote con esa expresión de anhelo y sufrimiento volvía a la sensación de culpabilidad mezclada con miedo. Miedo a que descubrieses lo que había hecho y volvieses junto a él. Miedo a perderte.

Esta era la primera vez que decía abiertamente la verdad. La había escondido en mi interior durante años, le había dado la espalda cuando me corroía la conciencia. Ver cómo Aoi cambiaba de personalidad y no decir ni una sola palabra al respecto... todo aquello era culpa mía.

La mano de Aoi jugueteaba con mi pelo, y quise cerrar los ojos y suspirar bajo esa caricia inocente. ¿La amaría siempre de esa forma? ¿Tendría que pagar por mi falta durante el resto de mi vida con este dolor constante en el pecho?

- Yo también te quería. Quería ser digna de ti. Quería ser la chica buena que merecías.

Oír que quería ser digna de mí me recordó una vez más por qué nuestra relación no había funcionado. Aoi era perfecta desde el día en que la conocí, pero dejé que creyera que esperaba más de ella.

- Aoi, eras perfecta tal como eras. Fui o el que te dejó cambiar. Me gustaba el cambio. Era una de las muchas razones por las que temía perderte. En el fondo, sabía que el espíritu libre que habías sofocado lucharía para liberarse. AL final, ocurrió, y el hecho de que fuese con Itachi no me sorprende en lo más mínimo.

- Lo siento Sasuke, nunca quise hacerte daño. Lo eché todo a perder. No tendrás que vernos a Itachi y a mí juntos. Voy a salir de sus vidas. Podrás recuperar lo que perdiste.

Cuando vi que Itachi no salía corriendo del bosque maldiciendo como un marinero, comprendí que estaba demasiado lejos para oírnos. Alargué el brazo y la tomé de la mano. Yo era el único capaz de convencerla de que no debía hacerlo. Era hora de dejarla marchar...

- No lo hagas Aoi. Te necesita. - negó con la cabeza y me ofreció una sonrisa triste.

- No, él también está de acuerdo. Hoy casi ni me ha mirado. Sólo me dirigió la palabra cuando quiso dejar claro a todo el mundo que tenían que dejarme en paz.

No tenía ni idea.

- No aguantará demasiado. Nunca ha sido capaz de ignorarte, ni siquiera cuando sabía que le estaba observando. Ahora mismo está lidiando con muchas cosas, y lo está haciendo solo. No lo apartes de tu lado.

Aoi bajó de la rama de un salto, se puso de puntillas y me pasó los brazos por detrás del cuello. Su último abrazo.

- Gracias. Tu aprobación lo es todo para mí, pero ahora mismo te necesita. Eres su hermano, yo sólo sería un obstáculo.

El dolor era casi insoportable. Alargué la mano y jugueteé con un mechón de su pelo. Ese rubio perfecto me fascinaba desde los cinco años. Siempre me había recordado a una princesa de cuento de hadas, incluso cuando preparaba cebos de pesca con hígados de pollo. Había perdido a mi princesa, pero su recuerdo valía hasta la última punzada de dolor que sentía en el corazón.

- A pesar de que estuvo mal quedarme contigo sin tener en cuenta los sentimientos de Itachi, no soy capaz de sentirme arrepentido. He pasado tres años maravillosos a tu lado, Aoi.

Éste era mi adiós. Itachi estaba ahí fuera, esperando a que me alejase. Había llegado su momento. Yo había echado a perder mi oportunidad a lo grande. Le solté el pelo, di un paso atrás, me di la vuelta y me adentré en el bosque en busca de mi hermano.