Disclaimer: Esto debería venir incorporado en ff, algo así como una aplicación, porque después de casi dos años en el sitio, cansa xD
Claim: Joham/Pire.
Advertencias: Nein.
Notas: Participa en el Reto Palabras para el recuerdo, del foro LOL.
Había sido una ilusión
(54# Ilusión)
Pire.
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Joham le había dicho que lo hacía por cariño, que era porque la amaba y que ella era especial. Que por eso lo había hecho, que era lo que ella siempre había querido, a lo que estaba destinada, aunque ella no lo hubiese pensado nunca. Si su ángel lo decía, debía ser cierto. Joham le había dicho muchas cosas, y con el tiempo descubrió que casi todas ellas eran mentira.
Joham le había dicho que el ser que crecía dentro suyo era único e irrepetible, y que ella sería la madre más feliz y orgullosa del mundo, con un hijo perfecto que combinaba su belleza con la del ser inmortal que proclamaba su amor hacia ella. Le dijo que ella no debía decirle a nadie nada acerca de aquello, pero ella le traicionó cuando le dijo a su hermana que un nuevo ser crecía dentro de ella.
Y Joham la había abandonado, le había mentido, traicionó su amor y su confianza. La dejó sola, con aquel ser creciendo y apoderándose de su cuerpo, quitándole las fuerzas, obligándola a sufrir; pero aun así amaba a su hijo como a ninguna otra cosa. La dejó sola bebiendo sangre de animales que su hermana le ayudaba a cazar en el bosque, la dejó sola sin saber qué hacer y cómo reaccionar. La dejó sola con una panza gigantesca que le dolía con el paso de cada minuto.
Joham le había dicho muchas cosas; todas habían sido mentira. Pero no le había dicho que aquella criatura acabaría con su vida, que buscaría la forma de salir, rompiendo y quebrando, haciendo sangrar y causando dolor, rompiendo aquella ilusión de que Joham era su ángel, el ser más perfecto en el planeta. Porque, ¿cómo un ser perfecto podría provocarle tal dolor? Joham le había abandonado, se lo repetía siempre.
El Joham perfecto que ella veía, el Ángel, había sido una ilusión, a fin de cuentas, y ella lo había descubierto en el segundo en el que vio a los ojos a su hijo, al hermoso Nahuel, antes de morir.
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