¿Será el destino o lo inevitable?

Capitulo 1: ¿Cómo llegué aquí?

Era un día dentro de lo que se le puede llamar "normal" en el Sengoku. Una muchacha de cabellera negra se aproximaba hacía el pozo con la intención de volver a su querida época. Pero detrás de ella, un joven peli-plateado estaba dispuesto a detenerla.

-No puedes irte ahora, Kagome – Gritó un muy enojado Inuyasha, mientras la perseguía – Tenemos que encontrar a Naraku.

-Ya lo se, Inuyasha – Contesto la joven sin intención de detenerse – Pero tengo que visitar a mi familia, ya hace mucho que no voy a mi época, ellos deben de estar preocupados por mi.

-Feh, esta bien, pero tienes como limite dos días, si no vuelves en ese tiempo, te iré a buscar, ¿entendido?

-Si, claro, Inuyasha – Respondió la miko sin detenerse.

-Adiós, Kagome – Se despidió la exterminadora.

-Kagome, vuelve pronto – Dijo un pequeño zorrito.

-Cuídese mucho señorita Kagome – Habló un monje mientras movía su mano en señal de despedida - ¿Cuánto tiempo se quedará en su época esta vez?

-Dos semanas, adiós, chicos – Dicho esto saltó al interior del pozo.

-¡¿Dos semanas?! – Gritó un híbrido muy enojado - ¡Yo le dije dos días!

Kagome atravesó el pozo, luego lo subió y caminó hasta su casa. Pero cual fue su sorpresa, que al entrar, vio algo que nunca se imaginó, o mejor dicho, a alguien.

-¡¿Selene?! – Gritó la muchacha bastante sorprendida – Pero, ¿Qué haces aquí?

-¿Acaso no te da gusto verme, amiga? – Preguntó la otra fingiendo tristeza y luciendo un infantil puchero en su rostro – Pensé que me abrazarías y me dirías algo como: "Oh, Selene, tanto tiempo sin vernos – Comenzó tratando de imitar la voz de Kagome - ¡Pero como has crecido en estos cuatro años! Debemos de recuperar el tiempo perdido" mientras finjo tener sarampión crónica – Esto ultimo lo dijo mirando al abuelo de la Higurashi.

-Era más que obvio que alguien tan inteligente como tú se daría cuenta – Se excusó el anciano.

-No hay que ser un genio para darse cuenta – Luego de estas palabras la de cabellera morada volvió la vista hacía su amiga – Ahora dime la verdad.

-¿La verdad?

-¿Que no me escuchaste?, ¿o tu novio rebelde te tiene sorda?

-¡¿Qué novio rebelde?! – Por alguna razón a Kagome se le vino a la mente la cara de Inuyasha.

-Es obvio que tienes uno así – Selene suspiró resignada – Tu abuelo no tendría la necesidad de mentirme si no fuera verdad, además no has ido a clases en mucho tiempo, y de la nada apareces aquí cuando se supone que tienes sarampión, a todo esto, ¿Por que me mienten así tan descaradamente?

-Es que… Bueno… Yo… - Kagome no sabía que responderle a su amiga, no le podía mentir, ella se daría cuenta, pero tampoco le podía decir la verdad, la creería loca. A la pobre pelinegra no le quedó otra más que contarle la verdad – Esta bien, te diré la verdad, pero vas a pensar que estoy loca.

-Pero amiga, yo no pensaría tal cosa.

Y así Kagome comenzó a relatar la vida que lleva en el Sengoku ante la mirada inexpresiva de Selene, la cual, no interrumpió en ningún momento. La pelinegra le contó absolutamente todo con lujo de detalles, desde los fragmentos de la perla, hasta Naraku.

-Definitivamente estas loca – Le acusó su amiga con una gran preocupación – Hay que llamar al manicomio.

-Sabía que no me ibas a creer – A la muchacha se le escaparon un río de lagrimas por los ojos.

-Lo que dice mi hija es verdad, Selene – Comenzó la madre de Kagome – Ya veras, dentro de un par de días llegará Inuyasha y…

-Con que Inuyasha ¿Eh? – La de ojos carmesí miró a su amiga con cara de "con que así se llama el rebelde"

-¿Cuánto tiempo estarás aquí, Selene? – Preguntó el pequeño Sota.

-Hasta fin de año, o tal vez mas – Se encogió de hombros para restarle importancia – Depende de si mi padre decide volver.

-El señor Hotta está teniendo muy buena suerte en su trabajo ¿verdad? – Habló el abuelo.

-Así es, por eso viaja tanto.

-¿Dónde te quedaras? – Preguntó amablemente la madre de Kagome.

-Obviamente me quedaré en mi casa – Respondió encogiéndose de hombros para restarle importancia – Albert se quedó para cuidar de mi.

-Veo que tu mayordomo se preocupa mucho por ti – Dijo tranquilamente Sota.

-Si, es muy sobre protector – Miró al chico mientras le hablaba, para después observar a Kagome – Me gustaría conocer a Inuyasha.

-¡¿Qué?! – Gritó la aludida - ¿Por qué lo quieres conocer?

-Porque quiero confirmar tu historia – Dijo sin perder la expresión aburrida que tanto la caracterizaba – Y conociéndolo es la única forma.

Y así fueron pasando los dos días de límite que tenía Kagome para estar en su época. Ese tiempo lo gastó para contar la gran cantidad de historias que tenía sobre el Sengoku a su querida amiga, aunque claro, ella aún no le creía absolutamente nada.

Ya iban para el cuarto día, y de Kagome no se sabía nada. Inuyasha no estaba dispuesto a seguir esperando ni un poco más, así que se decidió a cruzar el pozo.

-¡Kagome! – Gritó el peliplateado mientras sin previo aviso entraba al comedor – Nos tenemos que ir a derrotar a Naraku, ¡Feh!

-Inuyasha – Dijo tranquilamente la miko - ¡SIENTATE!

-¡Auch! – Se quejó el híbrido mientras se ponía de pie - ¿Por que hiciste eso?

-Asi que tu eres su novio rebelde – Habló tranquilamente Selene, mientras su rostro de aburrida se cambiaba a uno de curiosidad.

-¡No es mi novio! – Gritó Kagome ya fuera de si completamente sonrojada – Solo somos amigos.

-Si, eso, solo amigos – Dijo Inuyasha también ruborizado.

-Bueno, Inuyasha – Comenzó la muchacha de cabellera morada – Quisiera que me mostraras lo que puedes hacer con esa espada.

-¿Por qué?

-Simple curiosidad – Respondió encogiéndose de hombros nuevamente.

-Esta bien.

Todos salieron se la casa, Inuyasha desenfundó a colmillo de acero y lo agitó, haciendo aparecer su tan conocida técnica el viento cortante.

-¿Qué te pareció? – Preguntó el híbrido muy orgulloso de si mismo.

-Estuvo bien – Contestó la de ojos color carmín sin mucho interés en lo que veía. Solo se concentraba en que la historia que le contaba su amiga era verdad y en lo genial que sería poder hacer lo mismo que ella.

-¡¿Solo bien?! – El de cabellos plateados se molestó bastante – Kagome, vámonos.

-¿Qué?... Pero

-Nos tenemos que ir, Miroku encontró una pista de Naraku – Habló fríamente el hanyu – Si nos tardamos mas perderemos el rastro.

-Si… pero – La miko no quería irse ahora, tenía el gran deseo de quedarse un tiempo con su amiga, de estar con ella, de recuperar el tiempo perdido, pero no era posible.

-Tienes que ir, Kagome – Dijo Selene con rostro de aburrimiento – Es tu obligación.

-Tienes razón – Dicho esto, Kagome se fue a armar su "pequeño" equipaje.

Ya era la hora de la partida, Kagome estaba a punto de saltar a la era Sengoku junto con Inuyasha, solo faltaba la despedida. Selene se sentó junto a Kagome en el pozo y la tomó del brazo.

-Cuídate mucho, amiga – La de cabellos morados le mostró una dulce sonrisa a la pelinegra.

-Claro, lo…

La muchacha no pudo completar la frase, en un movimiento en falso cayó dentro del pozo, arrastrando con ella a Selene.

-¡Auch! – Se quejó la de ojos carmín – te dije que tuvieras cuidado ¿No?

-Si, lo siento – Kagome se levantó, estaban en el fondo del pozo, pero, algo estaba mal – Tú no deberías estar aquí.

-Gracias, Kagome, yo también te quiero – dijo esto con un pequeño puchero en sus labios.

-No lo digo por eso, se supone que los únicos que podemos traspasar el pozo somos Inuyasha y yo.

-Ya veo, por que mejor no subimos a ver que pasó.

Y así hicieron, llegaron hasta la parte superior del pozo, y para sorpresa de Selene, no estaban en la casa de Kagome, el lugar donde se encontraban no era nada mas ni nada menos que la época Sengoku.

-¡Esto es increíble! – Exclamó la de cabellos morados sin esconder su asombro.


Espero que les haya gustado el fic ^^ espero sus reviews x3