Diclaimer: Lo únivo mí es el plot y el personaje de Dulce.

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Llovía, llovía fuertemente. Eso le alegró el día a Dulce, todos la conocían como la chica dulce que daba todo por todos. Ella era una chica excepcional.

Pero muy pura, muy linda, muy dulce, muy buena y aunque eso la hacía ser una chica de la cual todos le sentían pena, de cierto modo, eso le daba un toque paz, pero del tipo de paz en el cual sabes que en tu vida no va a pasa nada.

Incluso Sirius Black, jamás la miraba, en comparación de las demás chicas que él conocía. Solo los de Slytherin le gastaban bromas. Y además la llamaban Santa Dulce, la virgen de la misericordia.

Y eso era exactamente lo que le pasaba ese día. Ese era su mayor problema… los benditos slytherin. En el día de ayer, le habían lanzado un hechizo y ella había salido volando y cayendo de lado, el único problema era que había una piedra en el suelo y su brazo izquierdo quedó impactado por ella. Ahora tenía un gran moretón en su brazo izquierdo, que le dolía a tan solo el rose.

El hecho de que lloviera tranquilizó a Dulce, para ella la lluvia era lo que le daba gracia a la vida. Cuando de repente se escuchó un sonido. Unos pasos se escucharon en el los splash del agua. Alguien estaba por allí, Dulce comenzó a mirar a todos lados, preocupada por que fuera otra broma más. Tomo su mochila en su hombro y se preparó para cualquier cosa.

Se rindió pensando que solo era una ardilla cuando vio a un muchacho de cabello negro estaba sentado en la raíz de un árbol. Ella se acercó a el confirmando que era Sirius Black. Por un momento, aunque ella no lo considere muy agradable, como toda chica en la escuela, tenía sus fantasías. Y Sirius Black tenía su pelo negro y unos ojos grises que mataban a cualquiera. Sin mencionar su cuerpo bien formado, su sonrisa y la manera que se ponía los pantalones: ajustados pero lo suficientemente libres para que se lo pudieran quitar fácilmente en la cama.

- Hola – dijo acercándose a su lado. No sabía porque había llegado allí para saludarlo, y su acción involuntaria le produjo nervios pero los pudo controlar rápidamente. El chico no respondió, la miro a los ojos y se limitó a asentir con la cabeza. Dulce pudo notar que sus puños estaban cerrados con fuerza y cuando lo miró bien, estaba tenso. – ¿Te encuentras bien? – preguntó un poco más preocupada. Las gotas de lluvia caían en el suelo como si fueran de otro planeta, uno más fuerte del que tenían. Tomó una sombrilla de su mochila y se sentó al lado del chico, dándosela por un momento en lo que cerraba su bulto, Sirius la abrió y se la paso a ella, para su sorpresa ella la utilizaba para que ninguna de los dos se mojara, lo que implicó un poco de acercamiento, y eso puso, muy , pero que muy nerviosa a Dulce. A quien no le gustaba mucho el contacto físico con nadie. El le noto que había algo raro e ella. Al ver su nerviosismo y se alejo 

para-brindarle-seguridad.

- Si. – se limitó a contestar Sirius, Dulce lo miró, era obvio que estaba enojado.

- Si es acerca de Patty, Sirius, no te quiero ofender pero ella es la chica mas p.u.t.a. de la escuela y además no sabe contar hasta el diez. Por lo menos tu, aunque seas un… jugador… tienes mucha capacidad mental para ella. Yo personalmente considero que te deberías ir con Gila, ella… - Sirius Black la miro a sus ojos y antes de que pudiera terminar la oración se comenzó a reír.

- ¿Te llamas Dulce cierto? - preguntó con otra carcajada. Ella asintió. – Que cute! Perdóname, es que se me hace imposible pensar que alguien piense que YO Sirius Black me preocupe por peleas de gatas. – dijo como si se fuera a morir de la risa. Reina alzo una ceja y pensó "presumido".

- Ya sabía yo que el famoso Sirius Black no sufría por nosotras – dijo ella, tratando de ignorar su profundo achaque de decirle idiota engreído – Pero no me tienes que molestar… tengo bastante con tu hermano. – Sirius se tranquilizo inmediatamente después de la mención de su hermano. Luego la miró.

- Hueles a frutas. – dijo tranquilamente.

- ¿Yo…? Pero si yo no uso perfume de… Ahhhh… tienes un buen olfato. – dijo ella sorprendida, ella le paso la sombrilla y el la miró mientras buscaba en su mochila. De ellas sacó dos ollas blancas. – No hay nada mejor para aliviar un malhumor que mi receta especial. Tiene las frutas que hueles.

- ¿Cómo se llama?

- No lo sé, todavía no le he puesto nombre…

- ¿Así? ¿Cuándo lo inventaste?

- El año pasado. – Sirius alzó una ceja y la miro de manera rara.

- Mejor nos vamos a los comedores. – Rara lo miró extrañada. El soltó una carcajada.

- No te preocupes preciosa. – dijo.



Ella lo siguió atra vez de los corredores mirando al suelo como siempre solía al caminar. Sirius la miró constantemente. Ella tenía los ojos grandes y profundos de un color has le, una tez blanca, pero de color moreno y le pelo de un laceo natural, su nariz era un poco grande, pero no aguileña. Ella caminaba lentamente, con pasos cortos y sin mover las caderas casi. No era alta, su frente le llegaba a sus ojos y su boca a su quijada. Sirius se fijo en sus "beneficios", no tenía mucho, pero no era plana, sus senos eran de poca carne pero puntiagudos, sus caderas eran humildes pero bien curvadas, ella en si no era flaca, su figura no le permitía estar flaca. El camino era largo, y estaban en silencio. Sirius se cansó de mirarla detenidamente, pero aun así, se preguntaba por qué demonios una chica había salido de la nada para tratar de ayudarlo, con una receta rara de fresas. Cuando llegaron al cuadro de frutas. Sirius la detuvo, y ella obedeció tranquilamente. Pero antes de que el extendiera su mano, ella lo detuvo.

- Sirius, ¿los elfos no se sentirían mal si llegamos ya con comida? – dijo ella preocupada, Sirius la miró a los ojos solprendido. Y luego recordó por que la llamaban encontraran la virgen de la misericordia.

- Creo que lo encontraran refrescante, ¿sabes? Siempre cocinan, limpian…

- Pero… les encanta hacer eso… ella le dijo mirando hacia el suelo.

- ¿Siempre piensas en todo, no? – preguntó y ella asintió con la cabeza. Sirius respiro profundamente sin preocuparse mucho pero tratando de ser amable con la chica. – No te preocupes – le dijo sonriente, convenciéndola. Dulce, insegura, le sonrió.

Sirius Black extendió su mano a una pera en el cuadro le hiso cosquillas, y se abrió una puerta, cuando Dulce comenzó a entrar por ella, se sorprendió por la cantidad de elfos domésticos que había. Sirius la miró y le puso una mano en el hombro. Ella se comenzó a mover cuando este le dio un empujoncito en el hombro, y sin quitarle la mano, la guiaba a una mesa solitaria donde no había casi elfos. Sirius se sentó y ella también, se miraron por un momento y para su asistencia vino un elfo domestico. Tenía los ojos grandes y una gran sonrisa, que se notaba no importa su fealdad.

- Tráeme dos cucharas. – le dijo Sirius al elfo mientras ella sacaba las dos ollas. Cuando Dulce le paso el suyo el notó que estaba frío. Cuando lo abrió, vio que se veía muy bonito. Primero era una capa de una crema que sabía dulce llena de pequeñas bolas de un color verde, fresas, pedasos de guineo, pedazos de piña, etcétera… En el centro, había el dibujo de un yin yang y los puntos que veía, eran chocolates.



- Dulce, explícame el plato.

- Claro, en el medio hay una figura abajo a, la mitad de esta es un bizcocho de vainilla y otro un bizcocho de chocolate. El resto de la olla también esta dividida. Aunque todo este cubierto por la misma crema. En la izquierda arriba, yogurt de frutas, en la derecha yogurt de frutas. Al lado del yogurt de frutas derecha, helado de vainilla y al lado de el yogurt arriba izquierda. En la capa de frosty, hay fresas, y fe muchas frutas. – Y con esto Sirius le miró y luego le sonrió, Dulce vio que empezaba por el helado de chocolate Mientras que ella chupaba todo el chocolate de unas fresas gigantes que ella tenía en su plato. Cuando Sirius finalmente se fijo en ella embozó una sonrisa, y la miró con ojos precavidos.

- ¿Sabes? Hay cosas que simplemente no se hacen al frente de chicos como yo. Chupar frutas de esa manera cuenta como una, cualquiera diría que insinúas algo más. - Dulce lo miro serena mente. Mientras el se introducía la cuchara llena de helado de chocolate a la boca. Ella bajo las fresas y comenzó a partirlas.

- Pues deberías intentar, no tener ideas, o ¿acaso, no es suficiente tener ideas de toda la populación femenina en el colegio? Bueno, si no es que te has revolcado con todas. – cuando lo dijo, lo dijo calmada mente, como si fuera natural.

- Sirius la miró sorprendido, con la cuchara (virada) todavía en su boca, la miró aun mas, mas sorprendido de lo que había dicho cada segundo que pasaba. Habían varias cosas en la actitud de la chica que lo sorprendieron mas, primero, la manera en como lo decía sin ningún tipo de prevención al decirlo. Segundo, la manera en la cual se le habían puesto las orejas rojas, tercero, el simple hecho de que se le había atrevido a hablar así, cuarto, la sensación que sintió cuando ella se lo dijo así, porque siy finalmente quinto: La manera en que aunque hablaba de temas "no para niñas" seguía con esa sonrisa adorable y todavía la veía como una, tan pura como una. Había sentido Luego de recuperar el shock. Sirius lentamente dijo:

- Yo no me he acostado con todas las chicas… Respeto a las buenas. – dijo mientras le sonreía ¿significaba eso que el no iba a tratar nada con Dulce? Al menos eso Dulce pensó y se sintió más segura.

- Bueno, pero tienes que admitir que por lo menos medio colegio. – Sirius la volvió a mirar confundido. Y alzó una ceja

- Umm… tienes que mirar ciertas cosas. Nunca he citado con una de primero, ni con una fea, he citado a unas cuantas nerds por pena, pero nada mas. Las de defensiva alta las ignoro, las machuas cualifican como feas, las bichas he citado a muchas, pero la mayoría son muy inmaduras. Las puras, como tu preciosa, se respetan. Las dramáticas son súper inmaduras, aun así he citado a muchas. Normalmente no me las llevo a la cama, al menos que ya no pueda mas, y sepa que ella tampoco. Así que principalmente me dedico a meterles mano en un callejón oscuro. –

Dulce, era ahora la callada. Al principio pensó en decirle egoísta, presumido, idiota, y puto. Pero no quería herir sus sentimientos, además, estaba demasiado hipnotizada por sus ojos. Sirius se había dado cuenta de eso, y parpadeaba lenta y repetidamente. Sin saber si era porque quería que los dejara de mirar, quería que los mirara o si lo hacía involuntariamente por el hecho de le había explicado a la chica su vida "privada". Así que la miro de arriba para abajo, como si buscara algo en ella.

- ¿Sabes? Hablando de vida intima. ¿Eres virgen? – Dulce por poco se ahoga con la fresa, Sirius sonrió – Ósea, te ves lo suficiente pura, pero, tu cuerpo, tus ojos, dicen lo contrario. – Dulce se intentó recuperar de la tos pero por un momento no pudo. Esperó su respuesta sabiendo que la pregunta había sido la clave que necesitaba para hacerla sentir lo que le hizo pasar a él.

Dulce se quedó callada. Sin saber que contestar, pero él, esperaba paciente.

- No, no soy virgen. – Sirius se quedó intacto. Por cierta razón, Dulce se lo había contado a él, a él, Sirius se esperaba un "PUES CLARO QUE LO SOY" y esto le sorprendió mucho. Por algún motivo, tenía más de mil preguntas. Luego la miró, era obvio que le había confesado algo grande.

Era raro… pero, de repente le dio pena, de repente, se sintió como si la conociera, de repente, ya no estaba pendiente a sus "beneficios", okey aquella última era mentira, Sirius Black siempre se fijaba en los "beneficios". De repente, la quería hacer suya. Dulce, se había quedado pálida, al otro extremo de la mesa.

- No me esperaba eso de ti – simplemente dijo. Pero su curiosidad no pudo ser limitada. – ¿Muchas veces?

- Desde los siete, es lo mismo… no te lo debí haberlo contado… - ante esto, Sirius se quedó inmovilizado. – No… te… preocupes por mí, muchas chicas son violadas. – Sirius trato de disimular y tomo otro bocado de helado. Quería preguntar mas, pero la chica estaba tan pálida que tal vez desmayaría. – Espero que te guste, si no te lo puedes comer completo, se lo puedes dar a tus amigos. – De repente le vinó o la pregunta que lo mataba más que todas.

- ¿Por qué te sentaste hoy conmigo? – Dulce rió.



- Solo quería ayudar. – dijo y el no dudó. Era raro, en esos momentos se sentía como si hablara con James, o con Remus.

- Vámonos, te acompaño a la sala común. - y se fueron ambos hacia la misma dirección. Sirius la miraba tranquilamente, preguntándose, como pudo haber engañado a todos con lo de "soy pura", lo único puro de ella era su corazón. – Finalmente llegaron a la sala común.

- ¿Sirius? ¿Por que estabas tan molesto hoy? – preguntó ella.

- Porque habían desheredado a mi prima. – dijo con mucha confianza. – gracias – añadió.

- Gracias – dijo ella, el, la abrazó. De repente, le pasaron muchas imágenes en la cabeza, sin poder ver ninguna de ellas bien. – Se que se lo vas a decir a los merodeadores, pero, por favor, a nadie más. – el la apretó, presionando la herida que tenía en su brazo. – Ouch – dijó.

Sirius la miro extrañado y le alzo la manga de la camisa, Ella se sintió incomoda. Se bajó la manga y dejo que Sirius le soltara el brazo izquierdo.

- Solo fueron los estúpidos de Slytherin. – dijo ella mirando para el piso.

- ¿Qué Slytherins?

- No lo se… - mintió

- No me mientas

- Malfoy y un tal Regulos… - Dulce vio como se le frunció el ceño y se preguntó por que se lo dijo. - Sirius…

- No te preocupes Dulce. – dijo y ella se tranquilizó. Luego le entregó la olla. Y el sonrió. Dulce le dio un mero beso en la mejilla y se alejó. Era definitivo, algundía en los últimos dos años que le quedaban de Hogwarts, ella lo iba a amar, e iba a ser suya.

Los merodeadores, se le acercaron. Extrañados por la manera en que Sirius miraba a las escaleras del dormitorio de las chicas, de la olla que tenía en la mano, y de conciencia perdida.

- ¿Canuto? ¿Qué te pasa? - preguntó James Potter preocupado.

- Mañana, habrá gran broma para Malfoy y mi "hermanito".

- ¿Por qué?

- Lastimaron a Dulce…

- ¿La Virgen…?

- De hecho, no es virgen. – sus amigos lo miraron extrañado y el comenzó a contar su historia.

Al final todos se quedaron callados, Sirius había contado todo detalladamente, incluso las emociones que había sentido.

- Canuto, creo que esta chica realmente te gusta. – dijo James

- El verdadero problema es que, tienes que tener cuidado, puede ser que este traumatizada. – ese era Remus. Sirius los miró y se sentó en la cama.

Todo había sido absolutamente raro, y sus amigos decían que esa era la chica, y se alegraron, el no. Quería que ella lo amara, quería hacerla suya. Pero, no quería cambiar como lo había hecho James con Lily.

La mañana a las 6:00am siguiente los cuatro merodeadores, se levantaron con sabiendo exactamente lo que iban a hacer.


James y Remus estaban sentados en el sofá de la sala común. Cuando ella bajó, ambos se pararon y la saludaron. Ella se sentía incomoda, era normal. Ellos la acompañaron al gran comedor y se sentaron en una mesa juntos.

- ¿Dónde esta Sirius? – preguntó esta.

- Se esta encargando de unos asuntos junto a Peter. – fue la respuesta de James. Comieron en silencio, y de repente, Sirius apareció junto a Peter

- Hola – le dijo a los demás inocentemente. Sirius se unió al grupo y sintió un murmullo.

- Sirius tus amigos me asustan. – el sonrió ante el comentario y le robó un pequeño beso en la mejilla. Sus cachetes estaban calientes y a ella se le pusieron las orejas coloradas.

Ella comenzó a mirar a todas partes y de repente se quedó mirando a la mesa Slytherin. El gran comedor. Estalló en carcajadas cuando vieron a Regulus

Black y a Malfoy declarándole su amor a Snape. Todos menos Dulce… quien suspiró un "oh es mi culpa". Sirius la miró y le dio un suave beso, como si solo quisiera acariciarle los labios. Ella se quedó en blanco por un momento, luego agarro sus cosas y se fue de allí. Sirius suspiró, esperaba esa reacción, rehusándose a buscarla, James y Remus lo miraron. El se paró de la mesa dirigiéndose a una chica de Ravenclaw. James y Remus suspiraron.


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