Comenzamos con la traducción de este fic titulado Jolly Rogers y escrito por Evelyn_cla, la misma autora de Double Trouble

Espero que lo disfrutéis.

Capítulo 1

La zambullida había sido aterradora. Emma se había agarrado lo más fuerte posible a la viga de madera, controlando rápidamente que todos los pasajeros estuviesen seguros. Hook estaba al timón, impávido y seguro de sí mismo. Rumpel estaba aferrado a una de las cuerdas que colgaban del palo mayor, la mirada vítrea. Snow se había abrazado a Charming, que estaba a su vez amarrado a una segunda cuerda que se sujetaba de quién sabe dónde. Regina se había envuelto una fina cuerda alrededor del brazo e intentaba de todas las formas no ceder al pánico.

Emma apretó los dientes y miró hacia arriba. El mar del pequeño golfo de Storybrooke se estaba cerrando sobre sí mismo a una velocidad impresionante. La muchacha encajó la cabeza entre los hombros, preparada para absorber el golpe

Que no llegó.

Cuando el agua se cerró sobre sus cabezas, la nave fue envuelta por una luz verde, una intensa luz verde semejante a la que había surgido con el portal. Junto a la luz, llegó también el silencio, innatural y, sin duda, demasiado preocupante. No volaba una mosca, no había viento, no había nada. Las velas de la nave se habían aflojado, y el único sonido presente era el de sus respiraciones.

Cada miembro del grupo aflojó el agarre, intuyendo que lo peor ya había pasado.

«¿Estáis todo aún a bordo?» preguntó Snow, preocupada

Un gruñido sale de Rumpel, que a causa de la pierna se había puesto a rodar sin control por todo el puente. Regina simplemente asintió.

Emma miró con aprensión hacia Hook, pero él parecía completamente cómodo en esa situación

«Hook»

«Dime, querida mía» respondió él, jovial, apoyándose en el timón.

Charming se asomó al puente de la nave, arrugando las cejas

«¿Dónde estamos?» exclamó perpleja Snow

Hook estiró los brazos

«Nunca habéis viajado entre dos mundos, ¿eh?»

Cinco pares de ojos se dirigieron ansiosos hacia el pirata, Hook cedió «Quiero decir…conscientes de lo que estaba sucediendo»

«No, nunca» respondió Charming, envolviendo la mano alrededor de la culata de su pistola. «Hook, ¿nos quieres explicar qué está pasando? Estamos flotando en la nada»

Emma se acercó al puente, donde Regina estaba apoyada, inmóvil.

El Jolly Rogers parecía de verdad flotar en la nada. Estaba envuelto por una sutil niebla verde, que parecía sostenerlo en la infinita oscuridad. Sin embargo, absurdamente, la atmosfera a su alrededor, estaba iluminada, como si fuera de día, exactamente igual a la luz de Srorybrooke.

«Estamos en una especie de túnel de unión» explicó Hook, cansado «Una vía de conexión entre dos mundos. Hay muchos, yo mismo los he navegado, pero el camino a Neverland es el más tortuoso»

«¿Qué entiendes por tortuoso?» preguntó Snow en un susurro angustiado

Hook exhibió medio guiño «Quiero decir que no tengo ni idea de cuánto tiempo pasará hasta que lleguemos»

Regina tuvo la primera reacción desde que habían entrado en el portal. Se giró a mirar al pirata con una expresión de puro odio, alzó una mano y Hook se encontró de pronto colgado en el aire por un tobillo.

«¡Hey!»

«¡Regina!» exclamó Snow, dando unos pasos hacia delante.

Pero Regina alzó la otra mano y Snow se encontró bloqueada por una especie de muro invisible.

«Explícate, pirata»

«Regina, bájalo»

La voz de Emma llegó baja y silbante

Regina se giró brevemente a mirarla, decidiendo ignorar sus palabras

«EXPLÍCATE» chilló, directamente a la cara de Hook

El pirata intentó liberarse del agarre, poniéndose en una situación ridícula

«Bájame y te lo explico» rechinó Hook, rindiéndose

Regina miró al hombre que tenía delante por unos momentos que se hicieron eternos, después movió los dedos y Hook cayó al suelo como un saco de papas; el hombre se puso en pie lo más rápido que pudo.

«Explícate» repitió Regina por tercera vez

«Lo que quería decir es que los pasajes entre los mundos son imprevisibles» escupió Hook, arreglándose nerviosamente la capa «Aquellos tres han pasado pocos minutos antes que nosotros, pero cuando lleguemos a Neverland, podremos haber llegado días después que ellos. No hay una cuantificación precisa del tiempo. Eso quiere decir que podemos quedarnos bloqueados en esta…situación durante mucho tiempo. Incluso por días enteros»

Había explicado todo velozmente, agitando la mano sana para señalar la nube verde que los envolvía.

El silencio se apoderó del grupo mientras todos asimilaban el discurso que Hook les acababa de dar.

«Como un agujero negro» agregó una voz

Todos, incluido Hook, se giraron para mirar a Emma, que se enrojece levemente. Se cruzó de brazos.

«Sí, en fin…habré visto algunas películas de ciencia ficción cuando era joven» dijo, evitando la mirada de todos «Sucede lo mismo cuando se entre en lo agujeros negros: dos personas pueden entrar con pocos segundos de distancia, pero pueden salir con un lapso de…mucho tiempo» dijo, corrigiéndose al vuelo sobre las últimas palabras.

Regina se acercó a la muchacha, con una expresión visiblemente preocupada dibujada en el rostro «¿Ibas a decir años, verdad?»

Emma continuó mirando fijamente al suelo, los brazos alrededor de sus propias caderas.

«Son solo películas de ciencia ficción» susurró, intentando convencerse sobre todo a sí misma.

Snow se llevó las manos a la boca y Charming palideció levemente. Rumpel, que había asistido a toda la conversación sentado sobre un cajón cercano, bajó la mirada

«Esperemos que solo sean de verdad películas, entonces…» susurró Regina, la mirada perdida, más allá de la nave.

Emma podía intuir muy bien qué le estaba pasando por la cabeza. Henry podía estar ya en Neverland, y ellos estaban bloqueados aquí, sin posibilidad de hacer nada para ayudarlo. Estaba solo, contra todos, sin ningún familiar para socorrerlo.

Podía estar herido, o peor… Tamara y Greg ya habían demostrado que son personas sin escrúpulos. En el mundo real eran peligrosos. Emma no se atrevía a imaginar cuánto lo podían ser en un mundo lleno de magia.

Emma apretó los puños.

«Necesito estar sola» soltó, pasando por delante de sus padres para bajar los escalones que la separaban del puente. Percibió que su madre intentaba seguirlo y a su padre que la detuvo con algunas palabras. Emma bajó los escalones de dos en dos y entró por la portezuela de debajo del puente de mandos, descendiendo los pocos escalones que llevaban a los camarotes. Escuchó algunas pocas palabras que venían pronunciadas por Hook, respondiendo alguna pregunta.

«…¿veis aquellas dos estrellas ahí arriba, en la nada? Lo único que puedo hacer es regular la dirección hacia la segunda estrella a la derecha»

«Y después rectos, hasta la mañana» susurró Emma entre dientes, sacudiendo la portezuela a sus espaldas

Emma sintió abrirse la portezuela lentamente y se cubrió la cabeza con las mantas. Decididamente, en aquel momento, no tenía ganas de hablar con su madre. O su padre. O su suegro.

Tembló.

El pensamiento de Rumpel como suegro le aterrorizaba cada vez.

«No quiero hablar» refunfuñó

«No estoy aquí para hablar» responde una voz seca con fastidio, que obviamente no era la de Snow White

El rostro de Emma salió de entre las mantas

«¿Qué haces tú aquí?» preguntó de mala gana

Regina no le dirigió la mirada; se quitó el pañuelo rojo sangre y lo tiró sobre uno de los catres, al que siguió la chaqueta negra.

«¿Qué estás haciendo?» pregunta ahora Emma

Regina se sentó de golpe en el catre, acomodándose los cabellos con un gesto nervioso.

«Estoy haciendo lo que tus quedísimos padres me han dicho que hiciera» dijo la reina a disgusto «Y eso es compartir el camarote contigo»

Emma espero unos instantes. Miró la puerta, preparándose para ver aparecer a Mary Margaret y David gritando "¡Era una broma!". Pero nada sucedió

Cuando comprendió que Regina no le estaba tomando el pelo, se pone en pie

«¡No puede ser!» exclamó, desencajando los ojos

Regina movió una mano en el aire, antes de dejarse caer hacia atrás sobre el catre.

«Mira, a mí tampoco me gusta. Pero solo hay cuatro camarotes en esta maldita nave. Hook tiene el suyo, Charming y Snow estarán en la segundo, la tercera está inutilizable y a nosotras nos queda esta»

Emma se vuelve a sentar lentamente, rendida ante la triste evidencia «¿Inutilizable?»

«Eso dice Hokk»

Se quedaron en silencio unos segundos.

«¿Y Rumpel?»

Regina hizo una mueca

«Se quedara en la bodega. Así lo quiere él»

Emma se pasó las manos por la cara.

«Grandioso. Solo nos faltaba esto»

La única respuesta de Regina fue un hostil y obstinado silencio.

«¿Crees que seguirá vivo?»

Regina se había pasado las últimas dos horas tendida sobre su catre, la mirada fija en el techo y la expresión vacía.

Emma, en cierto momento, había subido al puente para encontrarse con las miradas preocupadas de sus padres y aquellas cargadas de malicia de Hook. Había intentado bajar a la bodega a buscar a Rumpel y lo había encontrado perdido en la contemplación de una vieja taza desportillada. Una vez de vuelta en el puente, Hook había intentado convencerla para que se mudara a su camarote.

Desesperada, había vuelto a bajar a los camarotes, encontrándose a Regina en la misma posición en la que la había dejado. Por eso se había dirigido hacia su catre y se había dejado caer encima, rendida

Pero aquella pregunta le había llegado como un rayo en el cielo sereno.

No es que Emma se hubiese distraído. Sus pensamientos se entrecruzaban, chocaban todos en el mismo punto: Henry.

El hecho de no ser la única con una inmensa preocupación en el pecho la aliviaba un poco, aunque tuviera que compartir ese sentimiento exactamente con Regina.

«No lo sé»

Sintió cómo Regina suspiraba y se incorporaba de repente para sentarse.

«Miss Swan»

Emma se cubrió los ojos con un brazo «¿Mmm?»

Regina le lanzó una mirada de fastidio

«Agradecería que me mirase cuando le hablo»

Emma levantó ligeramente el brazo y la miró con un solo ojo, sin dignarse a cambiar de posición.

La reina se detuvo a duras penas de lanzarle un hechizo

«Quería solo darte las gracias»

Eso. Eso hace que Emma cambie de posición. La muchacha se sentó y miró a la mujer del lado opuesto de la estancia. Regina había elegido la cama más alejada de la suya, de las seis disponibles.

«¿Perdón?»

Regina entrelazó las manos en el regazo, poniéndose recta y lanzándole una mirada indescifrable.

«Has entendido muy bien»

Emma la miró, escéptica

«En realidad, creo que he entendido mal, porque en ningún mundo, en ningún reino, te me agradecerías…»

«Quería darte las gracias, Emma Swan» la interrumpe Regina con un aire de desafío, los ojos reducidos a dos hendiduras

Eso bastó para cerrarle la boca a la muchacha.

«¿Lo dices en serio?» murmuró Emma, asombrada »¿Y por qué?»

Regina se levantó

«Por no haberme dejado morir»

La mujer se dirigía a la puerta, pero en el último momento, se paró y se dio la vuelta nuevamente para mirar a la rubia que se había levantado dispuesta a seguirla

«No, espera» dice Regina «¿Por qué no me dejaste detrás? Podías escapar, ir a buscar a Hook y su judía. Hubieras podido buscar otro modo para sobrevivir. Nadie te habría culpado. Tendrías a tus padres, a Henry. ¿Por qué no te escapaste con ellos?»

Regina miró a la muchacha que se acercaba lentamente a ella

«Habrías podido morir, intentando bloquear aquel hechizo»

Emma suspiró, parada ante ella. La chaqueta le colgaba, abierta, sobre las caderas. Parecía cansada.

«Somos dos personas muy diferentes, Regina» dijo cansadamente, antes de pasar por delante de ella y subir nuevamente a cubierta.

Regina se quedó parada, de pie, con la mirada fija en la portezuela que llevaba al puente. Alargó la mano para agarrar la manilla, pero después pareció pensárselo. No necesitaba otros motivos para apreciar a Emma Swan.

Se dio la vuelta para mirar el interior del que sería su cuarto y suspiró. Sería mejor que se acostumbrara a esa situación, porque temía que sería para largo.

La cena, esa noche, transcurrió en el más absoluto silencio.

Rumpel no se había dignado a dejarse ver. Se había encerrado en la bodega en el momento de la partida y no había salido de allí.

Hook tragaba un jarro de cerveza tras otro, mordiendo de vez en cuando un trozo de pan o de carne.

Snow y Charming comían con compostura, no muy diferente a como Emma estaba acostumbrada a verlos. Los dos se intercambiaban algunas miradas de preocupación, compartiendo, de un modo u otro, sus pensamientos.

La que más había sorprendido había sido Regina. Se había comido mitad de su pan, dejando intacto el resto de la cena.

Emma continuó comiendo en silencio, desviando una mirada ahora a sus padres, ahora a Regina y a Hook.

Este acabó velozmente de cenar, satisfecho con su comida.

«Sois afortunados, me hice con provisiones antes de partir» comunicó el pirata, levantándose para coger una cesta de fruta. Emma pensaba que se podría llamar suerte, teniendo en cuenta que Hook casi se había escapado con la judía.

El pirata deslizó el cesto de fruta por la mesa, y este se paró exactamente delante de Snow.

«¿Manzanas?» preguntó Hook, mordiendo la suya con gusto.

Las miradas homicidas que Snow y Charming le dedicaron al pirata fueron tan crueles que Emma intenta sofocar una risa detrás de su vaso. En el otro lado de la mesa, vio cómo Regina apretaba los labios intentando que no se le escapase una pequeña risa burlona.

Las dos intercambiaron una mirada sobre los platos, desviándola rápidamente. Pareciera que ambas hubiesen decidido no mostrarse demasiado amigables con respecto a la otra madre de su hijo.

«¿Nos estás tomando el pelo, Hook?» preguntó Charming, con la voz cargada de resentimiento. «¿Estás realmente ofreciendo una manzana a mi mujer? ¿A Snow White?»

Emma se deslizó bajo cubierta casi corriendo. No veía la hora de poder meterse en la cama. David le había prometido que al día siguiente le enseñaría a usar la espada, para que no estuviera completamente indefensa una vez llegados a Neverland.

Emma nunca lo habría admitido en voz alta, pero la idea de finalmente aprender a usar un arma blanca la excitaba como si fuese una niña en la entrada de un parque de juegos.

Pero aquel día había sido bastante cansado, ya sea física o emotivamente hablando. La muchacha solo necesitaba cerrar los ojos y dejar que volaran al menos una pequeña parte de las preocupaciones acumuladas.

Cuando abrió la puerta del camarote, encontró a Regina ya en su interior, con la camisa que había llevado puesta en una mano y una casaca de noche en la otra. Los pantalones yacían a los pies de la cama.

Encima, Regina solo llevaba la ropa interior negra

«Se suele tocar antes de entrar» dijo la mujer, ceñuda. Tiro la camisa cerca del pantalón y se puso la casaca.

Emma se enrojece rápidamente, cubriéndose los ojos con una mano

«L-Lo siento» exclamó, moviéndose a ciegas hacia su catre «No pensaba que fueses…no pensaba que ya hubieras…que tú…»

«Miss Swan»

La mano de Regina se cerró delicadamente sobre la muñeca de Emma.

Ella tembló. Dejo que Regina le quitase las manos de la cara, y miró a la otra mujer directamente a los ojos

«No hay ningún problema» dijo Regina con calma «No ha pasado nada»

A Emma por poco se le cayó la mandíbula al suelo.

«¿Quién eres tú?» pregunta estúpidamente «¿Qué has hecho con la Regina malvada?»

El rostro de Regina se transformó en una mueca, mientras el agarre sobre la muñeca de Emma se hacía menos amable

«¿Es así como aún me ves?» escupió la mujer «¿Cómo la reina malvada?»

Emma se dio de cuenta que el agarre de Regina se había debilitado, y se dio prisa en retirar la mano, sustrayéndose de su presa.

«No…No era lo que quería decir, Regina» murmuró la muchacha, turbada y culpable «Lo siento»

Regina no respondió y se giró hacia su catre, dispuesta a irse a dormir.

La mirada de Emma se dirigió inconscientemente hacia los muslos de la mujer, dejados al descubierto por la casaca de hombre que Regina llevaba.

La muchacha tragó saliva y desvió la mirada, poniéndose roja al momento, agradecida de que Regina no pudiese verla. Tropezando con sus propios pies, alcanzó su cama y se dejó caer encima. Siente inmediatamente un bulto en la espalda, pasó la mano por debajo y agarró algo que debía ser una camisa.

La sacó de debajo de su cuerpo y la observó bajo la poca luz de la estancia. Era, como había imaginado, una casaca de hombre, no diferente a la que llevaba Regina.

En ese momento, Regina habló, la voz ligeramente enronquecida por el sueño

«He mirado por la estancia. Solo he encontrado estas viejas camisas; no son gran cosa, pero podemos utilizarlas como pijama»

Emma continuó dándole vueltas a la casaca en las manos.

«Gracias…» murmuró, ya arrepentida de lo que hacía un momento le había dicho a Regina. Evidentemente, la mujer se estaba esforzando para ser una persona mejor. Ella, en cambio, no estaba haciendo nada, ni siquiera estaba intentando hacer la convivencia un poco más fácil para ambas. Emma se prometió tratar a su nueva coinquilina con más respeto.

«Mañana tenemos que pedirle a Hook verdadera ropa» añadió Regina, ya casi dormida, sin haber dado señales de que había escuchado su agradecimiento.

Emma asintió y se desnudó deprisa, no deseando dejarse ver desnuda por Regina: de repente, se sentía incómoda mostrándose sin ropa delante de otra mujer, aunque no es capaz de explicarse por qué.

«No pensaba que una reina se pusiese sin problema una vieja camisa de pirata» dijo Emma, soplando la vela y dejando caer la oscuridad en la estancia.

Con la oscuridad como cómplice, o quizás solo el cansancio que ha hacía hablar sin razonar, Regina responde «Hace tiempo era muy diversa a como me conoces ahora»

Emma se quedó paralizada en el acto de meterse bajo las sábanas, asombrada ante la imprevista confesión de Regina. Quizás era la primera cosa que le decía sobre sí misma, la primera cosa que le decía sin una segunda intención. A Emma le parece haber vuelto a la fiesta de bienvenida de pocos meses antes en la que Regina se había demostrado, por primera vez, como la persona agradable que podía ser.

«Buenas noches, Regina» murmuró la muchacha, recibiendo un gruñido como respuesta

«Buenas noches Henry» susurró en la nada, deseando más que nada poder abrazar a su hijo.

Emma se giró sobre el otro lado, con un resoplido de irritación. No lograba comprender si su imposibilidad para dormir se debía a aquella cama tan incómoda o a la áspera casaca que le rozaba la piel; o incluso a la pesada respiración del suelo agitado de Regina.

En cualquier caso, hacía un par de horas que daba vueltas en la cama, buscando en vano una posición que le permitiese dormir

Se tiende de espaldas, las manos cruzadas en el estómago.

Ok. Quizás haya encontrado la posición correcta.

Satisfecha, Emma cerró los ojos, preparándose finalmente para dormir.

Y un grito helador rasgó el silencio de la estancia.