¿Era traición lo que le habían hecho? No, no lo era, y no podía culparlas por nada de lo que sucedía en estos momentos.
Él solo se hizo esto, el dolor que sentía en su corazón era insoportable, pero se lo merecía.
Ellas dos le habían demostrado sus sentimientos desde que eran unos niños, sin embargo, él las ignoró por creer que tenía oportunidad con alguien que jamás lo vio como algo más que un simple "hermano pequeño" y que solo hizo a su corazón sufrir.
La ceremonia comenzó con el abrir de las puertas, todos voltearon, menos él, para ver a la chica que muy pronto se convertiría en una mujer casada.
El asombró no se hizo esperar para la mayoría de la gente, que no expresaba ninguna palabra, por la belleza que desbordaba la chica de cabellera castaña que usualmente usaba, en su juventud, dos coletas en su cabeza y ahora lo llevaba arreglado como toda una mujer madura y decidida a dar el siguiente paso con su pareja.
Los cumplidos, por parte de la audiencia, no se hizo esperar llenando de murmullos la iglesia que estaba siendo usada para la importante ceremonia.
Sus amigos, uno a cada lado de él, se mantenían callados a la expectativa de no causarle más dolor del que sentía.
Les agradecía, de todo corazón, que lo estuvieran acompañando para que no cometiera alguna tontería y terminará en una batalla que destruiría toda la ciudad.
El arcángel Michael dio inicio a la ceremonia con las palabras habituales, la pareja se miró a los ojos comenzando con el intercambio de votos entre ellos, dedicando todo su amor en las palabras que salían de sus labios.
Su visión se desvió a las damas de compañía de la esposa, para ser más específico, en cierta mujer de larga cabellera blanca como la misma nieve con un vestido de color verde claro, igual que las medias favoritas que usaba la esposa en la secundaria, pero no estaba mirando su bello rostro, que lo dejaba hipnotizado.
No.
Su vista se econtraba centrada en una de sus manos, la izquierda para ser exactos, en donde un bellísimo anillo, de compromiso, adornaba su dedo anular demostrando que ya estaba apartada por otro hombre.
Los recuerdos de esos días, en donde esas dos mujeres le mostraban el amor que más de uno hubiera querido tener, golpearon su corazón con una brutalidad que no podía describir.
Dolía... le hacía sentir un dolor que lo iba consumiendo poco a poco hasta acabar con él, y que pronto iba a cometer con su cometido.
Tan metido estaba en su dolor que no se percató de la humedad que recorría sua mejillas.
Si tan solo se hubiera dado cuenta a tiempo.
Si tan solo se hubiera rendido en tratar de enamorar a esa mujer.
Él estaría ahí, juntó a ella, colocando el anillo con delicadeza y ternura para después dejarse hacer lo mismo.
No lo podía soportar más...
Se levantó de su asiento y sin decir alguna palabra salió del lugar, dejando a todos los invitados y a la pareja mirándolo con ojos tristes y compasivos.
Sus dos amigos lo siguieron afuera para tratar de consolarlo.
Ellos no entendían su dolor pero al menos trataban de ayudarlo.
Sabía que nunca podría cambiar el error más grande de su vida, pero eso no evitaba que se sentiera como el hombre más tonto del mundo.
Sona le había dejado en claro que jamás lo iba a ver más que su sirviente, cosa que no aceptó hasta que ya era demasiado tarde.
Momo y Nimura habían hecho su vida lejos de él.
Trató de arreglar las cosas con ellas, lastimosamente, ya era demasiado tarde para conseguir algo que perdió hace mucho tiempo a causa de su estupidez.
Y ahora solo podía observar desde lejos como las chicas que una vez lo amaron hacían su vida sin él.
Este era el error más grande de su vida.
Fin.¿Qué puedo decir?Decidí probar algo nuevo y alejarme de lo típico.
