Lo reconozco, soy un desastre con la continuidad de mis historias, pero no puedo evitarlo, cuando me llega la inspiración tengo que aprovecharla y ahora me ha venido con esta nueva historia. Que conste que no voy a dejar las otras, tendrán sus continuaciones y su futuro final, os lo prometo.

Pensé en escribir esta historia entera y luego publicarla pero no he podido evitar subirla, necesito saber como vais viendo la historia para saber mas o menos por donde seguir o si lo estoy haciendo bien, ya que es un genero que nunca he tratado.

Título: Ocho

Resumen: Todo comenzó con ella pero muchas otras la siguieron ¿Alguien será capaz de detenerlo?

Advertencias: Categoría M por las escenas de fuerte contenido tanto sexual como de terror. Si no te sientes cómodo con ello te recomiendo que no continúes leyendo. No es una historia de amor épica y llena de romanticismo así que si buscas eso recomiendo lo mismo.

Genero: Principalmente quiero que sea una historia de Terror con contenido Sobrenatural, pero la Angustia y el Misterio estará muy presente.

Aclaraciones: Nos encontramos a mediados de la primera temporada. Quinn nunca se quedó embarazada de Puck. Los padres de Quinn difieren mucho de la serie, son comprensivos y apoyan a su hija de manera incondicional. Shelby y Jess nunca han aparecido, por tanto Rachel no sabe quien es su madre biológica.

Nota: Todos los capítulos tienen la misma extensión. Unas 2000 palabras cada uno. Aun no la he terminado así que no puedo deciros cuantos capítulos son pero pongamos mas o menos unos 20 para que os hagáis una idea.


Capítulo 1: Extraña sensación

Quinn abrió los ojos perezosamente acostumbrándose a los rayos del sol que se filtraban por la ventana mientras fruncía el ceño y tanteaba con la mano intentando apagar el ruidoso despertador que no le permitía dormir más.

Después de unos segundos intentándolo se dio por vencida y abrió del todo los ojos fulminándolo con la mirada y apagándolo con fuerza, suspiró y se volvió a tumbar disfrutando de unos minutos de tranquilidad antes de tener que levantarse.

Esos pocos minutos hicieron que se diese cuenta de algo extraño, algo que nunca antes había sentido y que no sabía muy bien como definir o como explicar. Frunció de nuevo el ceño aun con los ojos cerrados intentando descubrir de que se trataba, pero era inútil, solo sentía algo en su interior, algo raro, una sensación que se agolpaba en su pecho dificultándole el respirar con normalidad.

No sabía porque, pero tenía la impresión de que esa sensación era una premonición de que su día no iba a ser como cualquier otro, que algo iba a pasar.

Se planteó quedarse en la cama, fingir estar enferma y de esa manera permanecer en la seguridad de la casa donde sabía que nada podría ocurrir, aunque pensándolo bien, quedarse sola en casa durante una mañana donde se supone que nunca hay nadie no le dio tampoco muy buena sensación, lo último que quería es ser asesinada en su propia cama por un psicópata, o algo mucho peor.

Gruñó y se levantó a regañadientes de la cama para después comenzar con su rutina de la mañana y prepararse para comenzar el día.

Cuando estuvo totalmente lista se miró en el espejo durante unos momentos asegurándose que estaba perfecta. Su pelo rubio estaba perfectamente atado en una coleta y el uniforme de animadora pegado a cada parte de su piel perfectamente colocado. Miró sus ojos verdes a través del cristal dándose fuerzas para el largo día que la esperaba y después se encaminó hacia la planta baja, concretamente hacia la cocina, donde su madre ya estaba preparando el desayuno para el resto de la familia.

-Buenos días –murmuró Quinn no muy animada.

Su madre la miró de reojo mientras hacía los huevos revueltos.

-Buenos días cariño –le sonrió dulcemente- ¿Has dormido bien?

Quinn se encogió de hombros y se sentó a la mesa comenzando a servirse un zumo mientras Judy se acercaba con la sartén sirviéndole los huevos en su plato, acompañado ya por el bacon que tanto adoraba su hija.

-¿Todo bien? –le preguntó después de unos minutos en los que Quinn solo removía la comida mirándola fijamente perdida en sus pensamientos.

-Es solo que me encuentro… -se calló durante unos segundos meditando como explicarlo- rara –fue el único adjetivo que se le ocurrió.

-Cualquier problema a estas horas se soluciona con un buen desayuno –le sonrió intentando animarla a lo que Quinn asintió lentamente comiendo un poco.

Justo en ese momento Russell apareció por la puerta, ya totalmente vestido con su traje y con su maletín en la mano, se acercó a Quinn dejándole un suave beso en la cabeza y luego se acercó hasta su mujer dándole un beso en los labios para después sentarse a la mesa, dejando el maletín a un lado.

-¿Cómo está mi niña preciosa? –le preguntó Russell con dulzura.

-Bien papá –murmuró Quinn- Creo que es mejor que me vaya, sino llegaré tarde –les dijo para después levantarse de la mesa.

Les dio un beso a cada uno y después de coger su mochila salió de la casa rumbo a su coche.

Los dos padres la miraron extrañados y luego se miraron entre ellos para encogiéndose de hombros no entendiendo muy bien que le pasaba a su hija.

Cuando Quinn llegó al instituto se dio cuenta que iba un poco retrasada, nada que no pudiera solucionar dándose prisa en coger sus libros de la taquilla y luego ir directamente a la clase de Biología que la esperaba.

Caminó por los pasillos mientras la marea de estudiantes se alejaban dejándole paso, por algo era la jefa de animadoras, todo el mundo la temía y si no lo hacían ella se encargaba de demostrarles el motivo por el que el resto lo hacía.

No tardó nada en llegar a su taquilla, dándose cuenta que le quedaban un par de minutos para que empezara la clase, así que se relajó y se dispuso a abrir su taquilla, pero antes de hacerlo se dio cuenta de algo extraño en ella.

No sabía muy bien que era lo que estaba mal, pero había algo diferente, quizás una nueva mancha o algo así pero no conseguía descifrarlo y mientras seguía intentándolo un fuerte golpe en su hombro la hizo salir de sus pensamientos.

Se tambaleó gruñendo a quien se hubiese atrevido a chocar con ella provocando que su mochila se cayese al suelo con un golpe sordo junto con los libros de la otra persona. Levantó la vista totalmente furiosa dispuesta a aniquilar a quien fuese cuando se dio cuenta que era Rachel la que se encontraba frente a ella, con el rostro totalmente pálido, ojeras y mirándola con un terror absoluto.

-Yo… lo siento –farfulló temblando ligeramente mientras se inclinaba a recoger lo que se había caído.

Quinn colocó sus manos en las caderas mirándola mientras la otra se encargaba de todo. Cuando por fin recogió su mochila y se la tendió para que la cogiese la rubia se dio cuenta que su mano temblaba considerablemente.

-Mira por donde andas –gruñó Quinn arrebatándole la mochila mientras Rachel recogía en esta ocasión sus pertenencias encogiéndose ligeramente- ¿Estas bien? –preguntó después de unos segundos mirándola extrañada.

-Si, por supuesto, siento mucho haber chocado contigo Quinn, iba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta que te habías situado en mi camino, no volverá a ocurrir –dijo rápidamente casi sin respirar para después alejarse con paso ligero del lugar.

Quinn la siguió con la mirada frunciendo el ceño. No entendía la actitud de la chica, si bien no eran amigas, el tiempo en el que Rachel tenía miedo de la rubia ya había pasado y de un tiempo atrás habían podido mantener alguna conversación civilizada sin intentar matarse la una a la otra, así que esa actitud de pánico que presentaba Rachel era demasiado raro, sobretodo porque parecía que no era por ella por lo que tenía miedo. ¿Qué podría causar que Rachel Berry actuase de esa manera?

El sonido de la campana anunciando el principio de las clases sacó a Quinn de sus pensamientos. Gruñó dándose cuenta que ahora si que llegaba tarde y abrió rápidamente la taquilla para coger sus libros.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH! –gritó con todas sus fuerzas retrocediendo rápidamente.

Debido a la impresión resbaló acabando en el suelo pero aun así siguió retrocediendo hasta que la pared se lo impedía sin dejar de mirar el interior de su taquilla.

El pasillo entero se quedó en silencio mirándola entre asustados y totalmente confundidos mientras Quinn estaba en estado de shock sin poder moverse.

El interior de su taquilla estaba repleto de arañas. Se movían con velocidad entre sus libros y las multitud de telas de araña que habían formado en el interior. Comenzaron a deslizarse al exterior acercándose lentamente a Quinn pero la chica no reaccionó hasta que una comenzó a subirle por la pierna, acariciando su piel a cada paso que daba, en ese momento se sacudió violentamente y comenzó a patalear intentando alejarlas inútilmente. Las arañas comenzaron a rodearla y metérsele por la ropa sin poder ya evitarlo, hasta que de repente algo muy frio chocó con fuerza contra ella.

Todo se volvió blanco y no conseguía ver lo que ocurría, solo sentía las pequeñas patas arrastrándose por su cuerpo y una mano que la agarró con fuerza levantándola y alejándola de allí. Cuando el humo blanco había desaparecido levemente se dio cuenta que era Puck el que se encontraba a su lado, con un extintor apretándolo con fuerza intentando que las arañas dejaran de seguirla.

Quinn rápidamente comenzó a sacudirse mientras chillaba asqueada pero no conseguía que la sensación de las arañas se fuese de su cuerpo.

Cuando por fin Puck pudo deshacerse de todas ellas se giró para mirar a la rubia que seguía sacudiéndose horrorizada.

-Dios, parecía que te iban a comer entre todas, además solo te seguían a ti –dijo el chico con poco tacto acercándose a ella- Creo que será mejor que vayas a cambiarte y a darte una ducha –le propuso.

Quinn asintió rápidamente ignorando su primer comentario y se alejó de allí lo más rápido posible en dirección a los vestuarios. Sentía todo su cuerpo asqueado y un hormigueo se había instalado en cada parte de su piel haciendo que se volviese loca intentando eliminar las arañas que ya no se encontraban allí.

Entró con un gran estruendo en el vestuario vacío y se desvistió todo lo deprisa que pudo para después meterse bajo el agua caliente de las duchas frotando su cuerpo y sacudiéndose el pelo con fuerza no queriendo que ninguno de esos bicho siguiese alojado en ella.

Se pasó el resto de la hora bajo aquel agua intentando que cualquier rastro de ellas fuese eliminado y solo salió de allí cuando el agua ya estaba demasiado fría y se encontraba tiritando. Se envolvió en una toalla y caminó hacia donde había dejado su uniforme, arrugado y tirado sobre uno de los bancos. Lo miró desde lejos mientras se mordía el labio no atreviéndose a acercarse.

Se mantuvo allí durante unos minutos hasta que vio como una de las arañas se deslizaba por los pliegues de la falda hasta el suelo y luego se acercaba lentamente a ella. Quinn retrocedió totalmente asustada de nuevo y dando pequeños saltitos intentando mantenerse lo más alejada posible de aquel inmundo bicho. De repente, cuando la araña ya se encontraba casi deslizándose por su pie apareció en su ángulo de visión un gran pie envuelto en unas zapatillas deportivas que se estrelló contra el aplastándolo con fuerza.

La rubia respiró aliviada y por fin levantó la vista enfrentando a Sue Sylvester, entrenadora de las animadoras, mirándola frunciendo el ceño.

-¿Y tú eres mi jefa de animadoras? ¿La que tiene miedo de unas simples arañas? –gruñó.

Quinn retrocedió encogiéndose en su toalla esperando que la entrenadora siguiese gritándole.

-Quizás hubiese sido mejor que aquel grupo de arañas te comiese, así no tendría que ver tu cara todos los días –continuó mientras se acercaba al uniforme tirado sobre el banco- Me llevo esto para quemarlo, tú coge otro del armario y mas te vale que esta vez no lo contamines –se alejó hacia la puerta de su despacho- Por cierto, será mejor que pidas otra taquilla, no creo que quieras volver a abrir aquella –murmuró para después dejar completamente sola a la rubia.

Quinn suspiró aliviada, a pesar de las duras palabras de la entrenadora, sabía que todo aquello había sido su forma de mostrar preocupación y ayuda por lo que acababa de pasar, una forma un poco rara, pero así era ella.

Mientras se vestía y se peinaba de nuevo, recordó de nuevo esa sensación que había sentido esa misma mañana, quizás había sido un aviso sobre este extraño accidente que acababa de tener. No eran normales esas arañas, su tamaño y forma no coincidía con las comunes por esa zona geográfica y era imposible que tal cantidad de ellas se hubiesen reunido allí entre el día anterior cuando abandonó la escuela y esta misma mañana. Además tenían una extraña fijación por ella, no habían intentado atacar a ningún otro alumno que se encontraba cerca de ella en esos momentos, la miraban a ella, se centraban en ella, se sentía como si fuese su presa y ellos la estuviesen cazando.

Quizás todo había sido una broma de mal gusto, pero aun así era muy raro. También podría haber sido obra de alguno de los muchos chicos que atormentaba, a lo mejor había entrenado a cada una de esas arañas para que la atacasen y las había metido en su taquilla para acabar con ella de una vez por todas.

Sacudió la cabeza rápidamente ante esa idea, era una total tontería. Estaba comenzando a delirar al igual que Rachel y eso no era una buena señal. Seguramente era una de esas cosas de la naturaleza inexplicables y le había tocado a ella sufrirla, por desgracia.


Nota importante: Automáticamente después de subir este capítulo subiré el siguiente para que os metáis un poco mas en la historia pero después de eso sereis vosotros los que manejéis la frecuencia con la que actualice. Me explico. Cuantos mas comentarios haya mas rapido subiré la historia y que conste que con comentarios me refiero a los que me dicen algo, no simplemente que la siga o cosas así. Necesito que me digais como la vais viendo, quejas, lo que os gusta, os da asco, miedo, cualquiera de estas cosas me sirve. También me sirve que me odiéis y esas cosas con tal de que me digáis el porqué. Esto no es para conseguir mas comentarios, es para que os deis cuenta lo importante que son los comentarios coherentes y con fundamento para los escritores y sobretodo para ayudarme un poco con la historia. Asi que ya sabéis. ¡Comentar!

Twitter:

SaraChana1