Hola! bueno, pues este es mi primer fic, es un Dramione post-hogwarts, pero le cambie algunas cosas. Espero que les guste, y espero sus reviews.

TODOS LOS PERSONAJES PERTENECEN A J.K ROWLING


Tenía la boca seca y la cabeza le daba vueltas. Agarró un vaso que estaba en el buró junto a su cama y se tomó el resto del whisky que había adentro de un trago. Se rasco la barbilla donde se veía una barba de ya varios días, se levantó con trabajo y se metió al baño. Se bañó, se rasuró y se puso una camisa blanca con su mejor traje negro y una corbata también negra. Cuando tuvo un aspecto más presentable, se desapareció para luego aparecer en la entrada de visitantes del ministerio de magia. Entró a una cabina de teléfono aparentemente descompuesta y marcó 2442.

-Bienvenido al Ministerio de Magia. Por favor diga su nombre y el motivo de su visita.- dijo una voz gélida de mujer.

-Draco Malfoy, entrevista de trabajo.

-Gracias, visitante. Tome la identificación y colóquesela en un lugar visible. Tendrá que someterse a un cateo y entregar su varita en el mostrador de seguridad. Tenga un buen día.

Malfoy se puso la identificación y salió de la cabina para encontrarse con un vestíbulo gugantesco, con un montón de magos que caminaban de un lado a otro sin importarle que un ex-mortífago estuviera ahí. Fue hacia el atrio y entregó su varita al hombre del mostrador.

-Madera de espino, 24.5 centímetros, elástica. Esto es correcto?-preguntó el hombre del mostrador

-Si- le dijo solamente Malfoy.

El hombre le devolvó su varita y Draco continuó hasta llegar al elevador.

-Quinta planta, Departamento de Cooperación Mágica Internacional, que incluye el Organismo Internacional de Normas de la Instrucción Mágica, la Oficina Internacional de Ley Mágica y la Confederación Internacional de Magos, Sede Británica.

Se abrieron las puertas y Draco salió.

Oficina Internacional de Ley Mágica. Se leía en la puerta. Se dirigió a la oficina del fondo. Tocó tres veces a la puerta y entró. Había una mujer agachada con cabello castaño revolviendo unos papeles que le resultaba bastante familiar a Draco.

-Buenas tardes, vengo para la entrevista de trabajo...-al ver que no levantaba la cabeza agregó- soy Draco, Draco Malfoy.

En ese momento la castaña levantó su cabeza mirando a Mvalfoy con asombro. Había cambiado mucho. Su cabello rubio caía en mechones despeinados sobre su frente, sus ojos grises ya no eran gélidos, sino que tenían un cierto misterio y cierta tristeza en ellos; se veía más pálido que antes y más... guapo.

-Hola- dijo sorprendida Hermione- no te esperaba a ti-poniendo énfasis en la última palabra.

-Pues si, te sorprende Granger? el famoso Draco Malfoy desempleado-le respondió con amargura-pero por difícil que sea de creer, no hay mucha gente dispuesta a emplear a un ex-mortífago.

Su voz ya no era altanera ni presumida. Se oía muy ronca y amarga.

-No me tienes porque tratar así Malfoy, recuerda que en mis manos está que te de empleo o no, y hasta ahora no lo has hecho muy bien- le dijo enojada, pero sorprendida de lo cambiado que estaba Malfoy.

-Muy bien-respondió Draco con ira contenida-que me tienes que preguntar?

Hermione volvió a revolver sus papeles y sacó un formulario.

-Debes de llenar esto, cuando acabes, me lo das y te haré unas cuantas preguntas.

Draco recibió el formulario y se dispuso a llenarlo, cuando vio que Hermione se había vuelto a agachar y estaba escribiendo algo. Había una ventana atrás de ella por la cual entraba una luz que le caía suavemente a la cara. Había cambiado. Ya no era aquel ratón de biblioteca sabelotodo que era en Hogwarts. Su cabello era ligeramente más corto y tenía unas cuantas diferencias que solo alguien que estuvo enamorado de ella en secreto por 7 años hubiera notado. Hermione sentía esos ojos grises sobre ella, pero no se atrevía a levantar la cabeza. No sabía por qué esa mirada la ponía ten nerviosa, Draco se la había pasado insultándola en todos los años que habían estado en Hogwarts y jamás había sentido algo por él... o si?

-Ejem, ya terminaste Malfoy?- le dijo Hermione atreviéndose a voltear. Cuando vio esos ojos grises viéndola tan intensamente se sonrojó.

-Si, he terminado, creo que ya me puedes hacer la entrevista- le respondió entregandole el formulario y mirándola fijamente a los ojos

-Ah si, claro, emm...-buscó entre sus papeles- aqui está. Bien, por qué quieres trabajar en la Oficina Internacional de Ley Mágica?

-Pues me interesaría trabajar en una oficina internacional para relacionarme con otros países y proponer reformas para que la comunidad mágica trabaje mejor en conjunto.

Hermione quedó muda por la respuesta de Malfoy. Se veía tan serio, tan profesional, tan... guapo...

-Ejem, si muy bien, tienes el trabajo-le dijo nerviosa y deseando acabar la entrevista cuanto antes.

A Draco, quien tenía una mirada derrotada desde que entró, se le iluminaron los ojos-de verdad? oh, muchas gracias Hermione, cuando empiezo?- le dijo emocionado y levantándose para abrazarla.

-Mañana mismo te quiero aqui a las 8 de la mañana, puntual.-contestó Hermione sonrojada por el abrazo.

-Bueno, nos vemos mañana entonces, hasta luego- le dijo Draco con una sonrisa pequeña, pero sincera.

Cuando salió se sentía abrumado. Nunca había tenido un trabajo. Cuando salió de Hogwarts, intentó buscar trabajo, pero nunca nadie lo contrató. Aparentemente no hay mucha gente dispuesta a contratar a un ex-mortífago. Vivió prácticamente de la herencia de sus padres, quienes habían caido en batalla siendo mortífagos, por lo cual no muchos lo compadecían. Se dedicaba a salir solamente a comprar whisky cuando se le acababa, y una vez cada 6 meses iba a intentar encontrar trabajo. Este era uno de esos días de cada 6 meses y también era el día en el que se le había acabado el whisky, así que fue al caldero chorreante y compró 3 botellas. Todavía había gente que se alejaba de él, como si de un momento a otro Lord Voldemort fuera a renacer adentro de él, pero ya se había acostumbrado, lo cual no significaba que ya no le molestara. La única razón por la que no había ido a Azkaban era porque Cara Rajada había abogado por él. Draco se sentía muy agradecido por eso, pero nunca lo admitiría.

Cuando llegó a su casa se aflojó la corbata, se abrió algunos botones de su camisa y se dispuso a beber, hasta que algo lo detuvo. "No puedo, ahora tengo trabajo y no puedo llegar con resaca, lo debo de dejar", y tiró 2 de las botellas, pero no tuvo el valor de desechar la tercera.