Syusuke extendió la mano hasta alcanzar la lámpara de mesa. Casi al instante la habitación se vio iluminada por la suave luz. El lugar era muy reducido, apenas con el espacio suficiente para la cama. Era una habitación típica de un hotel de Tokio. El estaba realmente apenado por la situación, pero no había nada que se pudiera hacer. Bueno en realidad si, es decir si hubiera hecho la reservación antes de venir no estarían en este apuro. Pero su plan era venir solo así que no lo considero necesario. Entonces volvió su mirada hacia quien dormía a su lado. Aunque hubiese sido inesperado, le alegraba que Yuta lo acompañara.

Su hermano dormía placidamente, sin importar la incomodidad que suponía estar juntos en una cama. Cuando llegaron, se encontraron con que el lugar estaba ocupado en su totalidad y lo único disponible era una habitación individual. La fatiga fue la razón principal por la que se hospedaron ahí en lugar de ir a buscar otro sitio.

Syusuke sonrió. Sin Yuta probablemente habría muerto de tristeza. En ese momento el mencionado estiro sus extremidades, haciendo que una de ellas fuera a parar sobre el estomago de Syusuke, dejandolo sin aire. Mirando la pierna de Yuta recordó que después de todo, su hermano pequeño ya no era tan pequeño. Es mas, estaba seguro que si ahora, como cuando eran niños, se presentaran un par de bravucones a molestarlos, seria Yuta quien se pondría delante de el para protegerlo. Y además lo haría muy bien.

Syusuke siempre había sido de rasgos delicados y complexión delgada. Su hermano en cambio poseía un aspecto muy varonil y además lo superaba en estatura por diez centímetros. En realidad no había nada que Syusuke no haría por su hermano y viceversa. Pero no siempre fue así. Hubo una época en la que su relación con Yuta atravesó por una crisis que estuvo a punto de separarlos definitivamente. Curiosamente aquello sucedió en esos días que Syusuke recordaba con especial cariño. Sus días como titular del equipo de tenis de la escuela secundaria Seishun Gakuen. Yuta se matriculo en el internado de St. Rudolph, con el único objetivo de desaparecer de su vida la molesta presencia de su hermano mayor.

Inicialmente Yuta ingreso a la escuela secundaria Seishun Gakuen, en la cual Syusuke cursaba el segundo grado. Pero el panorama con el que se topo el menor de los hermanos Fuji no fue otra cosa sino humillante. Los profesores, sus compañeros de clase e incluso las chicas, solo se acercaban a el porque era hermano del alumno mas sobresaliente en su clase, hermano de uno de los chicos mas atractivos de la escuela, hermano de uno de los titulares del equipo de tenis, el cual por su maestría en aquel deporte era conocido con el sobrenombre de "Tensai". En la escuela nadie se tomo la molestia de recordar su nombre, el solo era "el hermano de..."

Pidio a sus padres su traslado a otro colegio. Pero no cualquier colegio, si no un internado. Fue hasta ese momento cuando Syusuke comprendió cuanto había lastimado la situación a su hermano. Syusuke gozaba de una posición privilegiada dentro de la escuela. Era respetado por todos y sin duda, el pudo haber hecho algo para detener todo aquello, pero no lo hizo. A cambio, tuvo que ver como la repulsión que sentía su hermano hacia el ya ni siquiera les permitía vivir juntos bajo el mismo techo.

Mientras Syusuke curso la secundaria, la relación con su hermano fue nefasta. Yuta solo regresaba algunos fines de semana para visitar a su madre y hermana, a Syusuke simplemente lo trataba como si fuese un mueble mas. Durante su último año en Seigaku, el equipo de Syusuke se enfrento al de Yuta en el torneo de distrito. Ahí, el Tensai hizo un descubrimiento que no le agrado en lo absoluto. Yuta tenía pareja, un chico de actitud altiva y despreciable. Su nombre era Hajime Mizuki, el manager del equipo de tenis de St. Rudolph. Mizuki le enseño a Yuta un tiro realmente poderoso, pero no le advirtió que usado con desmesura, ese movimiento podía lesionar su brazo. Syusuke odio la forma en que Mizuki admitió frente a el, estar manipulando a Yuta. Raqueta en mano, Syusuke utilizo el lenguaje del tenis para dejarle muy claro que se arrepentiría si algo malo le ocurría a su hermano. Hajime Mizuki cayó totalmente derrotado con un marcador de 7-5. Syusuke continuo su camino hacia el campeonato nacional, llevándose un mal sabor de boca y esperando que Yuta pudiera cuidarse solo.

Con el pase del Seigaku al campeonato nacional, llego también una noticia que alegro a todos: el regreso de Kunimitsu Tezuka. Tezuka era el capitán del equipo y debido a una lesión que había arrastrado durante años, tuvo que dejar por un tiempo a sus compañeros y dedicarse de lleno a su rehabilitación. Para el nacional, Tezuka estaba al cien por ciento de su capacidad y con la convicción de llevar a su equipo a lo más alto.

Durante muchas noches Syusuke no había dormido pensando en una sola cosa: el capitán. Al principio del tercer año, el Tensai se percato que su atención hacia Kunimitsu iba más allá de lo normal. Por meses una idea rondo por su cabeza, pero no fue confirmada hasta el momento en que el capitán se unió nuevamente a ellos. La emoción que su corazón experimento, era sin lugar a dudas la felicidad de ver a la persona amada. Pero el sabia bien como era Tezuka. Había sido educado para anteponer sus deberes a cualquier cosa. En ese momento, el objetivo principal del capitán era obtener el campeonato, y Syusuke no quería de ninguna manera convertirse en un dolor de cabeza innecesario.

Cuando el pequeño Ryoma Echizen se llevo la victoria en el ultimo partido de individuales de la final y le dio al Seigaku el campeonato, Syusuke tuvo la oportunidad de ver por primera vez, una sonrisa en el rostro del por demás serio Tezuka. Syusuke sabia que el momento había llegado y sabía también que se dirigía a un territorio totalmente desconocido. Pero por alguna razón no sintió temor ante lo que iba a hacer: el, Syusuke Fuji, un chico de catorce años, le confesaría su amor nada mas ni nada menos que a otro hombre de su misma edad. El no saber si el muchacho en cuestión le correspondía o lo revelador que resultaría este hecho para todos los que le rodeaban, no parecía razón suficiente para detenerse.

Era culpa de Tezuka. Siempre cumpliendo sus compromisos a toda costa. Siempre recordándole que a pesar de ser rivales, también eran parte de un todo, de un equipo, de Seigaku. Demostrándole con cada gota de sudor y cada movimiento de su dolorido brazo, que uno debe hacer lo que desea en este preciso momento, porque nadie nos asegura que habrá otra oportunidad para volver a intentarlo. Y eso es lo que haría. El futuro vendría mañana. El se ocuparía del hoy.

Syusuke reservo una mesa en el restaurante de Kawamura. El lugar era perfecto, pues poseía la privacidad acorde con la situación. Esa mañana Takashi se levanto muy temprano para terminar con sus deberes y después preparar un sushi especial para sus invitados. Syusuke hizo personalmente la reservación con Takashi y le contó el objetivo que tenia la reunión. Por unos momentos Takashi, se quedo sin habla, tratando de digerir lo que había escuchado. Luego con una tímida sonrisa le deseo suerte. Syusuke no esperaba menos de su pareja de dobles. Takashi Kawamura se había distinguido entre los miembros del equipo por ser un chico prudente y maduro.

Eran las siete de la noche de un jueves. Tras beber un sorbo del te de trigo, dejo que las palabras fluyeran en sus labios, junto con el vapor que la bebida caliente había dejado en su boca. Los ojos de Kunimitsu abandonaron el tono frió y severo que por lo regular los enmarcaba. Syusuke sentía que la calidez recién descubierta en esas pupilas, estremecía su corazón.

-Fuji, mañana me iré a Alemania y no cometeré la crueldad de pedirte que me esperes. Así que por favor, vive tu vida y disfrutala, porque yo haré lo mismo.

Los dedos de Syusuke se aferraron con fuerza al yunomi, mientras Kunimitsu se despedía. El Tensai le regalo la sonrisa más hermosa que tenía junto con sus últimas palabras.

-Gracias, Tezuka. Estoy muy orgulloso de haberte conocido.

La primavera llego y con ella el inicio de un nuevo ciclo escolar. Yuta pasó al último grado de la secundaria. Se convirtió en el subcapitan de St. Rudolph, con Atsushi Kizarasu como capitán. Aquel año, St. Rudolph consiguió una mejor posición en el ranking nacional. Su relación con Mizuki, que ya cursaba la preparatoria en otra escuela, continúo.

Syusuke ingreso a Rikkaidai Fuzoku. Ahí se encontró con aquellos con los que un día se había debatido el campeonato nacional. Todos resultaron ser unos excelentes compañeros y recibieron con gusto al Tensai. Como para no perder la costumbre, Syusuke formo parte de una generación que marco época en Rikkaidai. Coincidió en la misma clase con Masaharu Nioh, Genichiro Sanada y el legendario ex capitán del club de tenis, Seiichi Yukimura. Sanada y Nioh continuaron su exitoso camino en el mundo del deporte, esta vez en el basketball. Yukimura destaco como el alumno con el mejor rendimiento escolar. Aunque muchos seguían lamentando el hecho de que tuviera que dejar las actividades físicas en beneficio de su salud, Yukimura no perdió el tiempo y pronto les demostró que las lamentaciones no iban con el.

Cuando sus ocupaciones les daban un respiro, el y sus amigos de Seigaku se reunían. Fue en una de esas reuniones en donde Syusuke recibió, después siete meses, las primeras noticias de Kunimitsu. Kunimitsu solo mantenía contacto con Suychiroh Oishi, su mejor amigo. Todos los ex titulares del equipo de tenis escucharon con atención como Oishi hablaba de las aventuras del joven en aquel país tan diferente al suyo. Todo el tiempo, Syusuke tuvo la esperanza de que habría algunas palabras especiales para el, pero nada.

Recordaba muy bien su último encuentro con Tezuka. Aun sin una palabra amorosa de por medio, Kunimitsu le había dicho que era correspondido. ¿Entonces por que no estaban juntos? ¿Había actuado demasiado tarde? No. Por más que deseara a Kunimitsu a su lado, Syusuke no se arrepentía de haber esperado hasta el fin del curso para hablar con Tezuka. El no cambiaria por nada los momentos vividos durante el campeonato. Sabia que para el capitán, el momento en que recibió el reconocimiento que acreditaba al Seigaku como el número uno del país, estaba grabado a fuego en su corazón. ¿Como podría siquiera pensar en arrebatarle ese momento de verdadera felicidad? Si el hubiera expresado sus sentimientos durante el campeonato, tal vez lo habría arruinado todo. Su decisión fue la correcta y si no estaban juntos tal vez era porque lo suyo simplemente no debía ser.

Diciembre llego y con el las vacaciones de invierno. Su hermana mayor Yumiko, Yuta y el se encontraban realizando la tradicional limpieza de fin de año. Su padre por desgracia no podría regresar a Japón para las festividades, debido a la carga de trabajo. El timbre sonó y Syusuke corrió para abrir la puerta. Un hombre de la oficina de correos le hizo una entrega. Era una postal navideña venida desde Alemania, de Kunimitsu. El mensaje escrito en ella era corto, solo un par de saludos y buenos deseos. Pero a Syusuke no le extraño, después de todo Tezuka siempre había sido una persona de pocas palabras. Esa noche antes de ir a dormir, coloco la postal en la mesita frente a la ventana. De esa manera podría verla todas las mañanas, cuando le diera los buenos días a sus queridos cactus. Al día siguiente el nuevo año daría comienzo, y Syusuke tenia el presentimiento de que seria uno bueno.

-Feliz año nuevo, Kunimitsu.

De regreso a clases y ya en Febrero, Syusuke descubrió lo interesante que podía llegar a ser el día de San Valentín. Y es que con sus hermosas facciones, su dulce sonrisa y sus hipnotizantes ojos azules, el carismático Tensai fue considerado el chico más atractivo en Rikkaidai. Era tanta su popularidad que el día catorce, recibió chocolates incluso de chicas que ya estaban en el nivel universitario del colegio. Durante varios días Syusuke dedico su tiempo libre a leer los mensajes, aunque muy rara vez comió alguno de los chocolates porque no le gustaba lo dulce. Abrir cada carta fue una aventura. La caligrafía, el color de la tinta, los dibujos impresos en las hojas, el aroma a perfume y a veces también, los pétalos de flores, las hacían diferentes y especiales a cada una de ellas. Este ritual se repitió los tres años que estuvo en Rikkaidai. Syusuke siempre estuvo agradecido por el día se San Valentín que le hacían disfrutar. Esto por supuesto, solo para sus adentros, ya que ninguno de los remitentes recibió jamás algo el Día Blanco.

Al final de su primer año en la preparatoria, Syusuke se encontró con la sorpresa de que Yuta regresaría a casa. Después de graduarse, Yuta tenía planeado ingresar a la misma escuela que Mizuki pero repentinamente decidió permanecer en St. Rudolph. Lo mas extraño fue que opto por el sistema escolar normal, es decir que ya no viviría en las instalaciones del colegio. Totalmente intrigado con este hecho Syusuke observo con atención a su hermano. No fue difícil para el descubrir la verdad. Mizuki había terminado con Yuta por un chico que había conocido en su nueva escuela. Si bien Yuta no era del tipo que iba llorando por los rincones, su falta de interés en las cosas y su inusual docilidad delataban su estado de ánimo. Desde el principio, Yuta fue solo un capricho para Mizuki. Pero en este tema (como en muchos otros) Yuta no lo quiso escuchar. Si quería ayudar a su hermano debía olvidarse del típico "te lo advertí" y los largos sermones. Tomar cartas en el asunto seria mejor. Ese Hajime Mizuki (si, recordaba perfectamente el nombre de ese idiota descerebrado) sabría con quien se había metido.

Hajime seguía practicando el tenis y también seguía con sus sueños de grandeza. Así que Syusuke con la ayuda de Sanada arreglo un encuentro deportivo entre sus escuelas. El club de tenis de Rikkaidai solo llegaba hasta el nivel de secundaria, por lo que Mizuki no tardo en hacer gala de sus punzantes burlas. Unos chiquillos de secundaria no eran unos rivales dignos. Lastima que Akaya Kirihara, el capitán del club de tenis, no estuviera de acuerdo con el. Aunque el objetivo de Syusuke era que Mizuki no olvidara el hecho de que era un pequeño e insignificante insecto perdedor, lo que sucedería después del evento ni siquiera el Tensai lo habría podido imaginar. A la mitad del partido donde Kirihara aplasto sin piedad a Mizuki, apareció Yuta. A la sombra de los árboles y en silencio observo. Yuta adivino de inmediato el plan de su hermano mayor. Sin duda Syusuke era bastante peculiar, no conocía a nadie mas que tuviera un sentido de la protección tan fuerte y agresivo. ¿Pero acaso el tenia derecho a hacer algo como esto? ¿Tenia derecho de juzgar y sentenciar a Mizuki? Con tristeza tuvo que admitir que no había forma de salvarlo, dadas la pruebas de sus actos.

Habian pasado unos meses desde su ruptura y se sentía muy triste y solo. Fue esa soledad la que hizo que recordara que fuera del colegio, el tenia un hogar y una familia que lo recibiría con una sonrisa. Por eso eligió el sistema escolarizado y regreso a casa. A veces se sentía patético pensando en lo que diría Mizuki si lo viera. No eres más que un niñato que corre con mamá para que lo consuele. De repente el tren de sus pensamientos se detuvo cuando se dio cuenta que un chico estaba parado justo frente a el. El susodicho se le fue encima a golpes. En medio de la confusión alcanzo a escuchar como el tipo le lanzaba todo tipo de maldiciones e insultos.

En cierto momento Syusuke apareció y de una sola patada en la cara, lanzo al descocido al suelo. A continuación los ojos de Yuta se llenaron de horror: Hajime tomo uno de los bat de los niños del club de béisbol, que se encontraban sentados en el pasto viendo los partidos de tenis y golpeo a Syusuke en el estomago. Por primera vez, Yuta comprendio los sentimientos de su hermano. Hajime se disponía a asestar otro golpe al Tensai tirado en el suelo, cuando un par de brazos detuvieron la trayectoria del bat y le arrancaron de tajo el objeto. Lanzando lejos el bat, Akaya se puso de pie frente a los dos hermanos, dispuesto a encarar a Mizuki. Entonces con dificultad Syusuke estiro un brazo y tomo a Akaya por el tobillo. Por un momento Kirihara miro hacia atrás y luego safo su pie del agarre del Tensai. Sus ojos se habían teñido de rojo. Con una voz débil, Syusuke no paraba de pedirle que se detuviera, pero Kirihara ya tenia agarrado a Mizuki por la camisa. A Yuta ya no le importaba más lo que sucediera con Hajime. Se arrodillo al lado de su hermano, lo abrazo con todas sus fuerzas y comenzó a llorar. No sabia realmente porque lo hacia, tal vez por el dolor de haber sido abandonado por quien amaba, tal vez por la decepción que esa misma persona le había provocado o tal vez por que necesitaba decirle a su hermano lo importante que era para el.

En ese momento Yuta escucho una voz que contenía dentro de ella un grado de mando que muy pocos se atreverían a desafiar. Levantando la vista se dio cuenta que era Yukimura. Fue una suerte, porque se trataba de una de las pocas personas de las que Kirihara aceptaba ordenes. De no haber sido por el, aquello habría acabado aun peor. Tal y como lo había sido con sus rivales en el tenis, Yukimura no mostró clemencia ante los agresores. Inmediatamente reporto el incidente al director y a las autoridades. Mizuki y su novio tuvieron que retirarse escoltados por la policía, como delincuentes. Para Yukimura, a gente como esa no podía llamársele de otra manera.

Los días que Syusuke permaneció en casa en reposo marcaron la diferencia para los dos hermanos. Yuta se abrió a su hermano y le relato todo lo que había vivido desde que se fue a St. Rudolph, incluyendo su relación con Mizuki. Por su parte, Syusuke le pidió una disculpa por lo que voluntaria e involuntariamente le había hecho sufrir y también le hablo de Tezuka. El asombro del menor de los Fuji no fue poco.

-Aniki, nunca dejaras de sorprenderme.

-¿Acaso te parece que tengo mal gusto?

-No es eso. Pero tú sabes, a la mayoría de la gente Tezuka les inspira temor no atracción.

-¿De verdad?

-Si. Ahora que lo pienso debe ser por eso.

-¿Por eso que?

-Debe ser por eso que te fijaste en el. Siempre has tenido aficion por las cosas poco comunes.

-Si tú lo dices.

El corto periodo de vacaciones termino y Syusuke regreso al colegio para empezar el segundo grado. Habia estado ausente los últimos días del curso anterior debido a su lesión y cuando regreso sus compañeros se le acercaron a saludarlo, felices de verlo recuperado. Incluso Yukimura, preocupado por su seguridad, insistió en llevarlo hasta su casa durante las dos primeras semanas. En agradecimiento, el Tensai le ofrecía un pequeño refrigerio para que pudiera descansar un poco, antes de regresar a su propia casa. Para el segundo lunes, Syusuke le pidió ayuda con su tarea de ingles (en ocasiones como esta, realmente lamentaba que Echizen hubiese regresado a América). Yukimura ayudo con gusto al Tensai y al final terminaron haciendo la tarea juntos toda la semana.

Poco a poco su amistad con Yukimura se hizo mas estrecha. Pasaban mucho tiempo juntos no solo durante las clases, si no también fuera de ellas, yendo al cine, de compras, paseando o simplemente viendo los partidos del club de tenis. Syusuke comenzó a notar como Seiichi buscaba el contacto físico con el. Lo abrazaba para conmemorar alguna victoria del colegio, se recostaba sobre su hombro para tomar una siesta, lo tomaba del brazo de camino a sus casas y al despedirse, lo hacia con un beso en la mejilla. El Tensai nunca lo detuvo porque no le molestaba, pero no dejaba de sentirse un tanto inquieto.

A la mitad de Junio y en plena temporada de lluvias, Fuji y Yukimura formaron equipo para realizar un trabajo escolar. Tenían dos semanas para terminarlo y de ello dependía su calificación en esa materia. Fueron días sumamente pesados, llenos de trabajo y con la incesante lluvia acechándolos cada que daban un paso afuera. Tres días antes de la fecha de entrega los chicos lograron terminar la pesada tarea. Los dos estaban felices, además de que el trabajo había quedado justo como lo habían planeado, estaban seguros que serian los mejores de su clase. Yukimura preparo dos tazas de chocolate caliente y le entrego una al Tensai. Syusuke la acepto un tanto renuente, por su poca tolerancia a lo dulce. Pero se llevo una grata sorpresa al probarlo y percatarse que se trataba de cocoa pura, sin azúcar. Seiichi lo miraba con una sonrisa, sentado en una cómoda silla frente a su escritorio.

-¿Que te parece?

-Esta delicioso. ¿Donde lo conseguiste?

-En Chiba. Siendo tu tierra natal no debe ser extraño que las cosas de ahí te agraden.

-Pero en Chiba no se produce el cacao, es mas no se produce en ninguna parte de Japón.

-Bueno, en eso tienes razón. En realidad es un producto originario de Latino América. La tienda en Chiba se dedica a la importación de productos tipo gourmet de diferentes países.

- Debió ser muy caro.

-¿Sabes? Me alegra que te gustara...porque lo compre especialmente para ti.

El Tensai vio a Yukimura sentarse junto a el en la cama, y luego muy cerca de su oído sintió el aliento del chico, susurrándole aquellas palabras. Con sus deslumbrantes ojos totalmente abiertos, volteo para encontrarse cara a cara con su amigo, que lo miraba como si frente a el tuviera al manjar mas exquisito del mundo. El muchacho de pelo azul retiro la taza de las manos del Tensai, colocándola en la mesita de noche. Con suavidad tomo el rostro de Fuji entre sus manos y lo beso. El cuerpo entero de Syusuke se tenso al sentir la lengua húmeda abrirse paso entre sus labios. Aunque ya sospechaba algo acerca de los sentimientos de Yukimura, nunca pensó que realmente se decidiría a revelárselos abiertamente. Entonces comprendió que su amigo iba en serio, porque de no ser así, jamás habría dado este paso que cambiaria todo entre ellos. Pero... ¿Y el? ¿Estaba dispuesto a tomarse esto en serio? Lo primero que vino a su mente fue un no, porque Tezuka aun estaba en sus pensamientos. Tezuka, ¿Cuanto tiempo había pasado desde que se fue? ¿Cuanto tiempo más tendría que esperar por su regreso? Si es que algún día regresaba...

Yukimura inclino su cuerpo contra el de Fuji, haciendo que este se recostara en la cama. Dejando los labios del Tensai, Seiichi permaneció varios segundos contemplando los espectaculares topacios que coronaban el rostro mas bello del que tuviese memoria. Siempre había pensado que los ojos de Syusuke eran la ventana a su alma y que por esa razón los mantenía ocultos la mayor parte del tiempo, para protegerse del mundo exterior. En ese preciso momento esas pupilas eran un mar de confusión. Tras colocar un pequeño beso en la nariz del Tensai, Yukimura se dirigió a su cuello. Este contacto, aun mas intimo que el anterior, hizo que por reflejo Syusuke intentara levantarse. Seiichi no lo permitio. Volvió a atacar los labios de Fuji. Esta vez Syusuke se quedo quieto. Las delgadas manos de Yukimura comenzaron a recorrer su cuerpo. Eran suaves y calidas, y aliviaban enormemente la tensión en su cuerpo. El podía sentirlo, en cada beso, en cada caricia, podía sentir el amor y la pasión que despertaba en Seiichi. Mirando hacia atrás, recordó como Yukimura tenia la paciencia para impulsarlo a dar lo mejor de si mismo y al mismo tiempo, la espontaneidad para reír cada vez que le jugaba una broma alguien, cosa que nadie mas hacia. El chico era muy atractivo y se daba a querer. Tenia que admitirlo, no le era indiferente. ¿Y si se daban una oportunidad? Una oportunidad para amar y ser amado. Si, lo había decidido. Lentamente se separo de Seiichi, para poder verlo a la cara.

- Yukimura, se gentil conmigo por favor.

-Jamas te lastimaría.