Prologo

Todo comienza aquí, en la tierra en Grecia.

La noche de un diez de noviembre, tan perfecta, tan hermosa como la luna que se cernía en aquel lugar llamado santuario, adentrándose un poco mas para ser exactos en una pequeña cabaña, el destino de muchos incluso de la humanidad se ponía en juego, a las afueras de esta cinco imponentes figuras aguardaban a lo que sucediera adentro de esta pequeña propiedad, el hermetismo de saber que sucedería en realidad y la incertidumbre e reflejaba en sus rostros.

Con solo la luz de una pequeña lámpara que alumbraba la modesta habitación, tres mujeres aguardaban el momento preciso

- Solo un poco mas - alentaba una anciana mujer a la joven que yacía en la cama dando el mayor esfuerzo de su vida.

Ni mil batallas se comparaban con esto…

- Eso hija otro poco - insistía la mujer – Ya falta muy poco para que vea la luz

Luz que solo daba aquella pequeña lámpara.

- No entiendo por que las ataduras - decía la anciana a la joven mujer que la acompañaba

- No cuestione, solo ayúdela - con tono frió y con gran dolor asentaba la joven pelirroja que limpiaba el sudor de la futura joven madre que yacía entre sus brazos.

Encaminándose hacia las barracas de entrenamiento, la imagen de una mujer que se decía era la reencarnación de la diosa de la sabiduría y la guerra seguida por su mas fiel caballero, llego donde las cinco imponentes figuras se encontraban. En una reverencia postrándose ante ella le mostraron sus respetos.

- No ha sucedido aun mi señora - decía aquel que era llamado mas cercano a dios

- Esta bien esperaremos mis queridos caballeros – dijo la diosa con un semblante de tristeza.

- Muy bien hija ya lo veo, puja otro poco!

La joven a la cual pedían de su esfuerzo parecía sujetarse de sus ataduras para obtener fuerzas y poder traer al mundo todo lo que hubo anhelado alguna vez.

- Una mujer en su estado no debería ser tratada asi - señalaba la anciana viendo con desaprobación a la pelirroja

- Le he dicho que….

- No Marin déjala! ella no sabe nada! …por favor! - decía entre jadeos y aspiraciones profundas la joven peliverde maniatada a la cabecera de la cama.

Después de tres esfuerzos mas el pequeño ser salio de su joven madre. Un largo suspiro acompaño el alivio y entonces la joven se dejo caer en las almohadas, respiro un poco y trato de incorporarse pero se lo impidieron recostándola de nueva cuenta.

- Déjame Marin! por favor quiero verlo!

- No! - decía la amazona

La nueva madre hizo otro intento por levantarse y de nuevo se lo negaron.

- Por favor Marin. Tu eres madre también no me hagas esto!

Con todo el dolor de su alma la pelirroja trataba de contener las lagrimas.

- ¿ porque no llora?- preguntaba presurosa la madre

- Es solo cuestión de tiempo, no te asustes - decía la anciana oprimiendo el pequeño pecho de ese indefenso ser seguido por el llanto dehesado por la peliverde. Sus lagrimas no se hicieron esperar y las dejo correr.

- Lo vez? El esta bien - dijo la joven pelirroja quien se apiado de la que se había convertido en su mejor amiga y dándole un gesto de aprobación a la anciana esta se lo puso en su regazo

- Debe parecerse a su padre. Es un hermoso varón!


Mientras tanto en Cabo Sunion

- Ya todo debe estar pasando siento ese Gran poder acercarse a la tierra. Solo espero que Athena no flaquee

- Son unos hijos de puta tenían que traerme aquí entre todos para no luchar por ellos. Son unos malditos bastardos

- Silencio Milo. No debes cuestionar las decisiones de Athena

- Y me lo dices tu, hijo de puta?!

- Ya Kanon déjalo. - decía un rejuvenecido maestro de libra

- ¿donde quedo su honor como caballeros? Amistad, compañerismo todo se fue a la mierda cuando me trajeron aquí!"

La cólera en el escorpión dorado era palpable. Sus ojos parecían adquirir ese temible tono carmesí.

- Ya basta milo! - decía camus

Milo dirigió su mirada furiosa al que se decía ser su mejor amigo

- Y tu tienes el descaro de estar aquí?

Solo lo hice para que ellos no te tuvieran que matar - Decía mirando a los gemelos y al antiguo maestro.

- hump! Son unos hijos de puta. Mi hijo ya debió de haber nacido y lo dejare que tenga ese cruel destino sin poder hacer nada? - decia mirando el suelo detrás de la verja que lo retenía

- Las decisiones de Athena no son cuestionables

- Pero ni ella misma esta segura de lo que pasara!

El menor de los gemelos se acerco dándole un golpe en el abdomen haciendo que se doblara de dolor.

- Hermano no te han dicho que no se debe golpear a traición? - decía saga mientras le abría la verja y lo desataba.

Con asombro Milo quedo boquiabierto. Saga se inclino y le dijo:

- Solo danos algunas de tus agujas para despistar quieres?

Milo sonrió con malicia.

- Tu acompáñalo - decía Docko

Camus asintió y salieron juntos hacia el santuario .

- Solo espero y no te equivoques Milo, porque si no nos mataran y lo sabes

- Si lo se Camus, lo se. Ahora vamonos.


De Regreso en el Santuario

Shaina miraba a su hijo que gemía sin poder retener las lagrimas. Era lo mas hermoso que ella había tenido en toda su vida. Entonces miro la silueta que vislumbraba detrás de la cortina dando paso a su diosa.

- Shaina – dijo - es hora de hacer lo que se debe.

Marin se giro hacia la pared y no permitió que Saori y su acompañante la miraran llorar asi que lo hizo en silencio.

- mi señora, por favor no lo condene a esto. El no tiene culpa alguna. Es solo mía quíteme a mi la vida pero no a el! déjelo vivir!

De pronto el caballero que se encontraba detrás de la deidad le dijo:

- Basta Shaina. No entiendes ni entendiste entonces que ese gran poder se acerca y se apoderara de tu hijo para destruir a Saori, el santuario y la tierra. No debes de dudar de la sabiduría de Saori.

- Tu Seiya serás el que ponga fin a la vida de mi hijo? ¿Por qué? ¿Qué mal te he hecho?

El caballero de pegaso no pudo ni supo que decir.

- Esto es cruel - decía la vieja partera - según entiendo usted es la reencarnación de la diosa de la sabiduría. No le haga esto.

Al escuchar eso, Marin salio disparada a las afueras de la cabaña donde la recibió su amado y la consoló.

Saori no se atrevía a mirar a los ojos a Shaina. Solo las palabras de la anciana le rondaban en la mente. Con tristeza miro a la vieja partera y le dio una sonrisa triste.

Seiya se acerco y desato las muñecas de Shaina para que pudiera coger en brazos a su hijo.

- Gracias - le dijo el caballero que no se atrevió mirarla.

Atrajo con gran amor al bebe hacia su pecho, le acaricio su cabeza y las pequeñas extremidades. Entonces su cosmo cargado de amor lo hizo calmar su llanto y pareció abrir sus ojos. Eran hermosos como los de su padre. Era la idéntica imagen con aquellas orbes azules tan profundas e infinitas como el mismo firmamento, o como el mar mas puro.

- Perdóname - le decía abrasándolo con fuerza – perdóname! - le rogaba.

Le miro su pequeña carita, su piel, la pequeña pelusa azulada de su cabeza.

- Solo será momentáneo mi amor. Yo te seguiré a donde vayas.

Cada palabra que salía de su boca era una puñalada para Saori.

- Por eso su padre no estuvo a mi lado no es cierto mi señora? El es de los mas leales. El no permitirá que nada le pase a usted o a la tierra mi señora - no hubo respuesta - pero si es su decisión, no debo dudar.- beso a su hijo y con lagrimas en los ojos se lo entrego a Seiya.

Entonces recibió una mirada de tristeza por parte de el quien lo envolvió en una sabana y se dirigió a donde Saori.

Vamos no debemos tardar. Ese cosmos esta muy cerca y no hay vuelta atrás. Yo te ayudare a llevar esta pesada carga - y dicho esto desaparecieron tras la cortina.

- Nunca había visto semejante prueba - decía la partera - eres joven y valiente y ya veras como todo siempre se soluciona tarde o temprano.


- No se resistió?

- No Shaka - decía Saori - ella es como es

Entonces el décimo caballero se acerco y le dijo:

- No lo haga mi señora. Yo pase por lo mismo que usted y me arrepentí cada día de mi vida y lo pague con la muerte que fue justa por mi osadla.

- Basta Shura! - dijo el mas cercano a un dios - no queda otra opción. Vamos!

- Yo no! Iré con su madre. Ninguno aquí la ha considerado.

Los demás siguieron al templo principal, solo el décimo caballero se dirigió a la cabaña, toco y le permitieron pasar

- Shaina! – dijo- puedo entrar? - decía detrás de la cortina

Shaina que se encontraba con la vista fija en la nada salio de su trance y asintió a la partera. Esta se levanto, se dirigió al caballero de capricornio y dejo la humilde morada. Shura pudo sentir como su corazón se detenía. Los habían mandado a segarle la vida si se oponía. Apretó los puños y la mandíbula.

- Shura! Ayúdame! debo estar con mi hijo. Ayúdame a llegar a donde será todo por favor - le rogaba mientras intentaba ponerse de pie

- Que? como puedes pedirme algo así?

- Solo hazlo carajo!

Aun dudando, el caballero se acerco y trato con delicadeza de ayudarla a incorporarse.

- (eres una mujer hermosa y valiente ) - pensó el caballero .

La cogio por los brazos y la ayudo a caminar lentamente.

- A este paso no llegare a tiempo - le decía

Por lógica, el caballero le paso un brazo por debajo de sus piernas y el otro detrás de su espalda.

- Yo te llevare así - le dijo con un dejo de frustración - es lo menos que puedo hacer.

Ya en el templo principal Seiya, Saori, Mu, Aldebaran y Shaka colocaron al pequeño en un pequeño pedestal. Saori saco de un pequeño cofre la daga con la que se decia podia matar a los dioses. Seiya la miro y tomo la daga de sus manos.

- yo lo haré Saori. te he dicho que te ayudare a llevar este peso.

- Mi señora - decia Shaina - Permítame ver. le prometo no intervenir.

- Si es lo que quieres que así sea.

Seiya empuño la daga y justo en el momento que se decidio acestar el golpe, tres rayos rojizos le quitaron la daga dorada y lo hicieron retroceder. Todas las miradas se posaron sobre el pedestal y no encontraron al niño.

Su sorpresa fue mayor al ver al escorpión dorado sosteniendo en brazos a su hijo

- MILO! - Gritaba Shaina

El furico padre miraba con desprecio a compañeros y a la diosa que juro proteger.

- ¿Cómo han podido hacer esto? - decía mientras miraba a la madre de su hijo y las marcas de las ataduras en sus muñecas.

Volvió su mirada al pequeño envoltorio que yacía gimiendo en sus brazos, lo descubrió y se maravillo con sus pequeñas extremidades su cara, su piel… todo en el era perfecto….

- Danos al niño Milo - dijo Shaka .

- No lo hare. Ella ya esta aquí"….