Advertencias: Los personajes no son míos, son de Kishimoto ( sigo negociando la compra de itachan para un cameo con dei... ya veré)

Este fic contiene yaoi, ( de momento) y mpreg ( dentro de nada, en un par de caps) Itadei, kakuhi, sasodei, mada dei, madaita ( y todo lo que se me ocurra...) y hidan incordiando al personal con todo su arsenal...


Un final sin principio.

Capítulo 1: Feliz año nuevo.

Las luces chillonas titilaban por todo el cuarto dándole un aspecto de discoteca en miniatura.

El pequeño árbol de navidad descansaba olvidado en alguna parte del pequeño comedor; uno de los muchos síntomas de que la navidad asaltaba su pequeño apartamento como cada año.

Los restos de la cena descansaban olvidados sobre la mesa, que no se había molestado en recoger y los desperdicios de la fiesta yacían por todo el suelo tan olvidados como el arbolito brillante.

Confeti, tiras de papel enroscadas, vasos de plástico de distintos tamaños, unos aún en pie, otros volcados sin pena dejando que su contenido se esparciera a la espera de ser limpiado... botellas de licor igual de tiradas que sus compañeros vasos por todas partes.

No le importaba que sus compañeros de fatigas fueran unos auténticos desconsiderados con el que era su hogar y casi suspiró lujuriosamente cuando por fin se marcharon a seguir la fiesta de fin de año en algún lugar (lejano deseó) excusándose con el tema de la limpieza para no acompañarlos, cosa que era absolutamente mentira.

Solo uno de sus invitados pareció darse cuenta de sus verdaderas intenciones...

Por muy borracho que estuviera, Hidan no dejaba escapar nada y con la excusa del abrigo olvidado (abrigo que no había soltado en toda la velada) puso en su mano una caja de veinte condones, aunque se había vuelto en cuestión de segundos para abrirla y quitarle la mitad "por si acaso".

Se despidió con un beso de película, en el que aprovechó para meterle la lengua a conciencia ante los gritos y jaleos del resto de juerguistas que le esperaban en la puerta.

Aunque el alboroto no lo provocó el beso en sí, si no la reacción de Deidara que le cogió el trasero con las dos manos y le pegó a él como un amante totalmente entregado. Cuando el pequeño religioso rompió el beso con una enorme sonrisa satisfecha susurró un "eres un pervertido" que fue respondido con un certero "pero te ha encantado" para después darle un sonoro azote en el culo que hizo dar un respingo al jashinista y cerrar la puerta sin dejar de sonreír.

Cogió una botella de champán a medias y se sentó en el sofá a la espera.

La fiesta continuaba en el exterior y le llegaba tenuemente a través de las ventanas cerradas. Las risas, música y cánticos desafinados recorrían las calles pero él no tenía intención de unirse a ninguna de las fiestas repartidas por todos los rincones de la aldea.

Deidara tenía la esperanza de que llegaría a tiempo... de que cumpliría su promesa de pasar el año nuevo juntos, pero Pain tenía que mandarle a una misión de última hora justo dos días antes... oportuno como el solo.

El reloj marcaba las 3:07 de la madrugada cuando Deidara se levantó del sofá de un saltó y corrió literalmente a la terraza para abrir la ventana de un golpe.

El rubio entró por ella en un segundo y se apresuró a cerrarla para que el frío de la noche no invadiera por completo el apartamento únicamente iluminado por las luces de colores del árbol de navidad.

No dijo nada, no hacía falta.

La mochila de Itachi golpeó el suelo y después todo lo que sobraba fue a parar al mismo sitio. Las armas, la bandana, la ropa suya y la contraria y el miedo a no volver a verse se unió a los restos de la fiesta en el duro suelo.

El artista sonrió y se lanzó directamente a sus brazos en silencio.

No necesitaban decirse nada ya que esto era una rutina para ellos.

El primer contacto tras una misión siempre era así. Rápido, furioso y completamente saciante.

Después venía el alivio, las caricias suaves y las palabras de amor eterno susurradas entre besos dulces, pero el comienzo era siempre doloroso. El dolor les devolvía a la realidad de estar vivos, juntos y terriblemente ansiosos por el contrario.

No importaba el cansancio, el hambre, el dolor... sólo estaban ellos dos. El resto del mundo era algo muy lejano y prescindible.

Deidara sabía que su misión era la más importante de todas, más que cualquiera de las que su perturbado líder pudiera asignarle.

Le obligaba a sentir que aún era humano, que el dolor por los golpes podían ser sanados con besos y caricias, que el cansancio de su cuerpo era alejado con una de sus sonrisas... que su hambre era saciada con sabrosos y apetecibles besos.

Lo que el rubio artista le daba por encima de todo era paz y un amor tan incondicional como recíproco.

Por que Itachi también le amaba del mismo modo.

Por que por él era capaz de no dormir en dos días, de no comer en todo ese tiempo y de recibir gustoso una paliza por que pensar en un modo de resolver la batalla de forma segura le habría quitado tiempo de volver a su vida, a su aldea, a él.

Evita por todos lo medios apretar con demasiada fuerza pero ambos están al límite.

Los besos ya no son suficientes y acaban en el sofá después de tropezar un par de veces al moverse en mitad de un beso con los ojos cerrados, paladeando la sensación a ciegas.

Deidara consigue sentarse y atrae con un brazo sobre él al otro.

Itachi sonríe y asiente.

El rubio lo necesita más que él en este momento y no tiene ninguna intención de protestar.

El primero de la tira es separado del resto y el envoltorio tirado al suelo sin consideración.

Al mayor no le importa entregarse en primer lugar. Su relación siempre a sido de iguales sin importar el rango ni la edad. Al fin y al cabo sólo se llevan unos meses, nada en comparación con otras parejas que ellos mismos conocen... Hidan y Kakuzu por ejemplo.

Su cuerpo tiembla por la tensión de mantenerse de rodillas sobre el cuerpo de Deidara mientras se coloca el preservativo. Los signos de la carrera que le han llevado hasta ahí se hacen presentes; afortunadamente el artista no se demora mas que unos pocos segundos antes de hacerle saber que está listo y que ya no puede esperar más.

Sus cuerpos están tan acostumbrados al del contrario que no necesita preparación y se sienta sin más sobre el rubio. Deidara arquea la espalda cuando por fin siente la calidez alrededor de su miembro palpitante haciendo que su pecho se pegue al del suspira en su cuello y comienza un vaivén lento mientras las manos del de Iwa se aferran a sus caderas con desesperación.

Marca el ritmo, uno rápido y desesperado y el Uchiha se lo da aferrando su cabeza con ambos brazos entre gemidos cada vez mas altos.

Se separa lo justo cuando el deseo de un beso le llena el pecho con un calor abrasador y sus manos agarran con fuerza el espaldar del sofá. Las manos de Deidara abandonan sus caderas y se posan en su rostro con toda la delicadeza que puede sacar en medio de la pasión que le rompe el alma en dos.

Sus miradas se conectan en ese momento, en ese preciso segundo en el que el orgasmo azota al menor con tal fuerza que Itachi tiene que besarlo para que su grito no llame la atención. Aún en mitad de esa placentera sensación el rubio se las arregla para tumbarse todo lo largo que es en el sofá y arrastrar con él al mayor, que acaba sobre él sin haber roto el contacto en ningún momento.

Deidara alarga el brazo y toma de nuevo la tira de condones. Separa el segundo del resto y repite el proceso, en su pareja. Itachi, que ha mantenido la calma todo este tiempo empieza a perderla entre los intentos del rubio por recuperar el aliento.

Siente en su interior la calidez del semen contrario y eso lo desespera, y mucho.

Mira el rostro de Deidara mientras le coloca el condón, totalmente concentrado en su trabajo y cuando su mirada baja hasta su propia excitación su pulso se detiene. Los dedos del artista bajan la goma con tranquilidad y delicadeza.

Deidara aún sigue en su interior a pesar de que su dureza se ha ido perdiendo con el paso de los segundos, sabe que no quiere salir de él todavía. Itachii emite un jadeo con la boca abierta cuando finalmente el pene del otro se escurre al exterior y se desplaza hacia atrás lo justo para quitarle el preservativo y tirarlo solo jashin sabe donde.

Gatea lentamente hacia abajo y se coloca entre las piernas del rubio que se enroscan a su cintura y lo atraen al pecado con una sonrisa satisfecha. Alza las caderas a su encuentro y aferra sus hombros con las dos manos, a la espera de la primera caricia en su tentadora entrada. Itachi apoya los codos a la altura del rostro de Deidara pero no se mueve, se limita a mirarlo fijamente en silencio hasta que un "por favor" escapa de los labios sonrojados de su hermoso rubio.

No está dispuesto a rechazar semejante invitación y descarga su peso lentamente sobre el cuerpo del otro al tiempo que comienza la penetración despacio, muy despacio. Lo ha echado tanto de menos...

Deidara exige velocidad y aunque trata de mantener el ritmo lento sabe que es inútil luchar contra la pasión, al fin y al cabo nunca a sido capaz de negarle nada. Acelera sus caderas, sus besos y sus caricias y piensa por un instante, mientras contempla el rostro sonrojado y cubierto de sudor de su amante, que ese momento, es definitivamente el cielo, si es que ese lugar existe para alguien como ellos, pecadores reincidentes y sin posibilidad de redención.

Le da igual, no quiere el perdón de nadie, no lo necesita.

Nota en su vientre el cosquilleo que anuncia el final y se deja arrastrar por la sensación. El placer le asalta y se deja vencer, mientras siente como las manos del artista le abrazan con mas fuerza, manteniéndolo en el sitio y apretándole contra su cuerpo. Pasan unos segundos en completa quietud, mientras los últimos estertores del orgasmo azotan su ser hasta desvanecerse. Deidara lo aparta de su lado empujándolo suavemente hasta que acaba tendido sobre su espalda.

El rubio retira la goma de su sitio e imita a su pajera minutos antes, lo tira sin mirar donde. Acerca sus labios al aún hinchado miembro de su pareja y lo lame, lentamente.

Lame, relame, besa y succiona con delicadeza hasta que considera que el Uchiha está satisfecho. En ese momento alza la vista y sonríe. La sonrisa le es devuelta con el mismo amor e intensidad.

Acaban abrazados y desnudos sin ninguna intención de moverse, pero el estómago de Itachi tiene otros planes y se lo comunica con un potente rugido.

Deidara se levanta entre carcajadas y le pide que espere ahí. Itachi se queda en el sitio, posando el antebrazo sobre sus ojos y suspirando profundamente hasta que el sonido del agua correr le hace sonreír.

Pasan unos minutos, no sabe cuantos ni quiere, hasta que la mano del menor en su hombro le devuelve a la realidad. Deidara le guía hasta el baño donde la bañera está preparada. No hay luz, solo una docena de pequeñas velas repartidas por toda la estancia. Mientras Itachi se lava el artista vuelve a dejarle solo y reaparece cuando ya está metido en el agua, como siempre a la temperatura perfecta. Coloca una banqueta cerca de la bañera con un plato de carne y patatas encima y una botella de champán al lado. Itachi pregunta por los cubiertos y el rubio se limita a sonreír.

Entra en la bañera y se acomoda sobre Itachi. El morenos no tiene tiempo de protestar ni de preguntar por los preservativos ya que Deidara se la mete de una vez y enrosca sus piernas por debajo de las de su amante para impedirle la huida. Alarga la mano al plato de comida y toma un trozo de carne con los dedos y usa la otra mano como bandeja para evitar que la salsa gotee en el agua del baño. Itachi lo mira fijamente, muy serio. Deidara suspira intuyendo el motivo del enfado pero sabe que si el Uchiha quisiera podría quitárselo de encima con un solo movimiento. El hecho de que el trasero del artista siguiera inundado por el miembro del otro era la prueba de que no quería pararlo y de que estaba dispuesto a correr el riesgo que implicaba hacerlo sin protección.

El Uchiha susurró un "no deberíamos..." a lo que el otro respondió acercándole la carne a los labios y asintiendo. "come anda...¿que puede pasar por una vez? ¿que me dejes embarazado? Itachi asintió mientras masticaba... Deidara le contestó con un "no tendremos tanta suerte"y tomó un nuevo trozo de carne del plato que no llegó a los labios del Uchiha. Itachi posó una mano en la nuca del rubio y lo atrajo a él. "si estás seguro de esto por mí no hay problema"susurró en un suspiro en la oreja del artista para deslizar la lengua por el cuello hasta el hombro y volver a subir hasta sus labios, que reclamó para sí con un beso demandante.

Deidara alarga el brazo y coge la botella de champán haciendo jadear a Itachi con el movimiento. El líquido escurre entre sus labios y el Uchiha bebe directamente de su barbilla sin mucho éxito. El licor sigue su camino deslizándose por su abdomen hasta perderse en el agua del baño. Otro gemido y la botella regresa a su lugar en el suelo junto a la bañera. Los brazos del moreno se pierden en la espalda del otro, viajando arriba y abajo mientras el artista sigue aliméntandole con aparente tranquilidad.

Pero Itachi sabe que todo es fachada y le sorprende que el rubio no se mueva a pesar de que la tiene tan dura que sería capaz de sostener el plato de comida sin caerse en la punta.

El plato está casi vacío y el artista sonríe complacido.

El agua hace rato que perdió su calor pero ninguno de los dos está dispuesto a marcharse hasta quedar saciados, ya sea de alimento o de amor...

Deidara empieza a moverse con lentitud, deleitándose con la sensación tan maravillosa de tener a Itachi de vuelta, en su casa, en su cuerpo, en su vida...

Cierra los brazos en torno a su cuerpo y se impulsa hacia arriba entrando profundamente en el cuerpo del otro. El largo gemido que sigue al gesto se mezcla con el sonido del agua desbordándose. Y es ahí cuando el mundo deja de ser importante. Cuando el placer es lo único que los mantiene cuerdos... un gemido, otro y otro mas... dos voces distintas gritadas, mezcladas y susurradas en el mismo idioma: el amor.

Un gemido, otro y otro mas... miles de besos y caricias y por fin el tan ansiado deleite final.

Deidara se mantiene en el sitio, quieto muy quieto, tanto que por un momento el otro cree que le pasa algo y trata de alejarse para mirarle a la cara. Deidara evita su mirada de la única manera que se le ocurre en esa situación.

Le besa. Lenta y amorosamente. Dedica unos segundos a recorrer el interior de la boca ajena mientras trata de recuperar el aliento sólo por la nariz.

Itachi bosteza y en el rostro de Deidara se dibuja un puchero de protesta. El Uchiha está realmente cansado y se lo hace saber en mitad de una disculpa sincera.

Deidara sale de la bañera y ayuda a Itachi a secarse.

Caminan entre risas hasta llegar a la cama y se tumban aún con la sonrisa en los labios.

Itachi se acomoda de manera que el otro quede sobre su pecho y le abraza firmemente, para que Deidara pueda dormir tranquilo.

-¿Deidara?

-¿Mmm..?

-Feliz año nuevo.

En ese momento ninguno de los dos es consciente de lo mucho que van a cambiar sus vidas a partir de este día. Ninguno de los dos sabe cuanto dolor tendrán que soportar, ni cuanto amor es necesario para remachar un corazón destrozado... en ese momento no importa, pero este día volverá a su memoria una y otra vez en el futuro... y ninguno de los dos cambiaría ni un sólo segundo de este día...

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Bueno pues hasta aquí llega el epi uno...

espero que guste.

Besitos y mordiskitos

Shiga san