SORROW HOLLOW

Desde que recuerdo, siempre he vivido aquí... y no es un mal lugar, claro; pero, bueno, en ocasiones me gustaría vivir en otra parte, ya saben, otra vida, otra familia... otro yo...

Vivo en Sorrow Hollow junto con mi padre, hermanos y mi buen Cancerbero; me gustaría decir que es el mejor lugar de todo El Imperio pero lamentablemente, no soy lo que se diría, ¿Mmmmh? una Norna de primer nivel. Siempre he estado por debajo del nivel de mis hermanos y cuando digo que estoy por debajo del nivel no estoy exagerando, mis siete hermanos sí que dan miedo, no por algo son los favoritos del Emperador mientras yo, supongo que no se puede hacer nada...

En fin, supongo que esto siempre pasa hasta en las familias de más alto rango...

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En El Imperio siempre es de noche y es mejor, bueno, eso dicen mis hermanos "¿Para qué quieres estar bajo la despreciable Luz cuando aquí las Tinieblas nos protegen?" tal vez si les hubiera escuchado las cosas hubieran sido muy diferentes, tal vez esto nunca hubiera pasado.

La noche que todo empezó, como era mi costumbre estaba en mi habitación repasando El Manual, si me preguntan, ese libro es muy díficil; mi padre siempre dice "No me importa si tienes que dormir con El Manual si es necesario para que lo aprendas... Ninguno de mis hijos falla la prueba para L´Enfer"

L´Enfer es el Colegio más prestigiado de todo El Imperio y mis siete hermanos mayores salieron de ahí con excelencia así que mi padre no soportaría nunca la humillación de que yo no alcanzara a entrar por mi bajo rendimiento.

Cerré El Manual con fastidio, ese libro parecía estar escrito en una lengua que me era desconocida, simplemente no podía memorizar una sola línea, con un suspiró azoté la cara contra la pasta del libro, podía oler la cubierta de piel... retiré el rostro al momento, el aroma era repugnante.

Cancerbero entró ladrando a mi habitación, quiero mucho a Cancerbero, es mi mejor amigo, siempre ha estado conmigo, y sus tres cabezas siempre terminan llenándome la cara de baba de perro pero yo lo quiero, mis hermanos siempre mantienen la distancia cuando Cancerbero está conmigo.

Las tres cabezas del buen Cancerbero gimotearon de gusto solo verme, yo que estaba de malas por el inútil libro no pude evitar dar las gracias por el pretexto para dejar de estudiar.

¿Quieres jugar?- le pregunté al can de tres cabezas.

Cancerbero movió la cola y comenzó a ladrar alegremente.

Bien, vamos a jugar- dije tomando mi guadaña de la cama.

Estaba a punto de salir cuando sin entender por qué regresé por El Manual metiéndolo al momento a mi mochila.

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Las Nornas que me conocen saben que nunca salgo sin mi guadaña y sin mi mochila, fue un regalo de mi abuelo quien sirvió hace mucho, pero mucho tiempo atrás a uno de los más grandes Emperadores que El Imperio ha tenido.

Mi abuelo siempre me quiso mucho, él siempre decía que yo llegaría lejos ¿llegar lejos? Pero si siempre he sacado apenas el mínimo en las pruebas escolares, es más todavía sigo rogando a las Sombras me ayuden a entrar a L´Enfer.

En ese momento no me importaba la noche siguiente, solamente estaba jugando con Cancerbero en el Campo Santo yo lanzaba huesos y él los atrapaba destrozándolos con las fauces.

Y así, sin aviso sucedió lo que nunca había pasado en Sorrow Hollow, en el cielo nocturno carente de estrellas pero vigilado por la Luna un círculo de luz se hizo presente, primero pequeño después más y más grande, tan grande y luminoso que todas las Nornas que estaban en el Campo Santo levantaron la vista al cielo.

Cancerbero se acercó a mi protegiéndome como siempre. Yo le acaricié la cabeza central ¿Qué era eso?

La Guardia llegó al momento.

Todos a sus casas- dijo uno de los Oficiales.

No tenía ganas de meterme en problemas, además mi padre no tardaría en regresar del Magisterio y tampoco quería que alguno de mis hermanos reportara mi ausencia así que tomé a Cancerbero de la correa con la intención de irme de ahí aunque tenía mucha curiosidad por ver que era el aro luminoso.

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No había dado ni tres pasos con Cancerbero cuando se dejó sentir una corriente de aire muy fuerte, como un huracán enmedio de Campo Santo, la corriente era tan fuerte que me levantó sin que pudiera oponer resistencia, de un rápido movimiento clavé la guadaña al suelo.

Cancerbero ladraba con todas sus fuerzas intentando jalarme hacia el suelo.

Primero la luz, después el viento ¿qué más podía pasar?

No debí haber hecho esa pregunta ya que solamente pensarlo mi guadaña no soportó más y fui devorado por el torbellino de aire, tuve mucho miedo, como nunca lo había tenido, ese miedo que se tiene hacia lo desconocido.

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No supe que pasó después, cuando desperté estaba de cara al suelo sobre pasto ¿pasto? ¡En Sorrow Hollow no había pasto!¡En Sorrow Hollow no había nada con vida!

Una lamida en la cara me regresó a la realidad, Cancerbero estaba a mi lado, sus tres cabezas lamiéndome felizmente.

¿Dónde estámos?- pregunté a la nada.

No sabía donde estaba, nunca había estado en un lugar como ese, nunca me había alejado tanto de Sorrow Hollow, nunca me había alejado tanto de mi casa...

Continuara...