Adrien ya no sabía a quién culpar. Solo se encargaba de apuntar con el dedo índice y exclamar como un lunático: ¡Es tu culpa! a todo quien se le atreva a cruzarse. Por eso bien explica, el motivo por el cual el cartero se quedara varios segundos en la puerta, parpadeando una y otra vez por lo que el modelo le había dicho.
Si, sabía que era un gesto infantil, pero cada vez que su hija volvía a comer Camembert no podía evitar actuar de ese modo. Y en el día de hoy el privilegio de ser la primera "culpable" había sido Marinette, quien había sido acusada por haber tenido un antojo de Camembert en su embarazo, otra vez, pero luego de culpar hasta el hámster. Al divisar a Plagg no dudo culparlo señalando con el dedo.
— ¡Es tu culpa! —Vocifero Adrien contra Plagg porque por su causa. Su adorada hija de tan solo tres años se había vuelto adicta al Camembert.
No había duda. Él era el causante porque su Kwami siempre se paseaba por el lugar con el alimento mencionado en sus manos. Mostrando descaradamente a su hija Emma que veía a la criatura con fascinación en sus ojos.
— Ya aburres —Se dedicó a decir Plagg con un expresión que lo indicaba.
Adrien bufo y no dejo de señalarlo.
— Tú fuiste el culpable de que Emma se haya vuelto adicta al Camembert.
— Estas exagerando —Contesto mientras seguía comiendo el queso sin molestarse en mirarlo.
— ¡Por supuesto que no! Es lo único que quiere y si lo toma mientras no la veo y se lo intento sacar llora como una desquiciada, hasta que se lo devuelves, sigue llorando y lo come entre lágrimas.
Bajo el dedo y se cruzó de brazos.
— Tuve que bañarla y lavarle las manos como unas diez veces ese día.
— Ella sabe lo que es bueno.
— ¡Claro que no! Hubiera preferido que comiera tierra.
— ¿Te estás oyendo lo que dices? —Le cuestiono Marinette quien había estado escuchando atenta la conversación con Emma en sus brazos— ¿Comer tierra? ¿De verdad?
— Bueno... era un ejemplo.
— No te creo —Repuso con el ceño fruncido— Ya deja este asunto atrás.
— ¿Cómo quieres que lo haga? Si Emma lo volvió a hacer, tomo queso y se lo comió.
— ¿La viste?
— No, pero el olor de sus manos la delato.
— ¡Y todo es tu culpa! —Volviendo a señalar a Plagg— Si, solo comieras galletas como Tikki.
Suspiro frustrado y camino de un lado a otro.
— ¡Tú fuiste el que comenzó todo! —Grito a todo pulmón moviendo las manos frenéticamente— No extrañaría un día si me dice que se quiere casar con el queso.
— No me perdería la boda —Añadió para molestarlo.
— ¡Es tu culpa! —Espeto, de nuevo— ¡Hazte responsable! ¡Deja de ingerir ese apestoso queso!
Y mientras discutían, Marinette se acercó a su esposo, intentando calmarlo. Entretanto Emma caminaba a los alrededores y hábilmente subiéndose a una silla. Sin que los padres se percataran, ella tomaba con sus pequeñas un pedazo de Camembert de la mesa y empezaba a comérselo.
Ajeno a todo, Adrien seguía discutiendo. Hasta que giro su cuello y vio a su hija infraganti. Se quedó boquiabierto mucho más que Marinette y fulmino a Plagg con la mirada, cuando este lo escucho reírse.
— ¡Es tu culpa! —Exclamo, otra vez. Dirigiéndose rápidamente hasta Emma, quien la tomo entre sus brazos antes de que tome otro pedazo de queso y se la llevo inmediatamente al baño.
A los pocos minutos, la estaba bañando mientras le fregaba todo su cuerpo fuertemente con la intención de quitar ese apestoso olor. Mascullando entre dientes: ¡Es tu culpa!
Y Plagg sabía que era culpable. Por eso era tan divertido.
