¡Hola a todos! Bueno, este es mi primer fic subido a fanfiction, y a su vez, es mi primer escrito sobre Death Note, dedicado cómo no a Chise Lawliet, que fue la que me motivó para poder escribirlo¡muchas gracias! . Sólo espero que disfrutéis leyéndolo y si queréis dejar algún comentario, mejor que mejor. Enjoy!!
Klavier
Un tintineo de cadena me sacó repentinamente de mi ensimismamiento.
Mi opaca mirada seguía perdida en algún lugar aún más allá de la distorsionada línea del horizonte, pero pude vislumbrar una mano en frente de mi cara que me recorría de arriba abajo.
- ¿Me estás escuchando, Ryuuzaki?
No respondí, él no necesitaba palabras para darse cuenta de que mi mente ya no estaba en la sala de investigaciones, sino perdida mucho más lejos de allí.
- Basta, creo que necesito un descanso…
Light-kun se levantó de su silla y se fue alejando poco a poco. Debía de haberse olvidado de las cadenas que nos apresaban a los dos, puesto que caminaba con un paso decidido sin nisiquiera molestarse en saber si le seguía o no.
La curiosidad empezó a hacerse hueco en mi interior por saber a dónde me iba a llevar.
Caminamos un buen rato, ya hacía tiempo que todo lo que encontraba a mi alrededor se me asemejaba más y más desconocido y extraño a cada paso que recorríamos.
Pero Light-kun parecía saber perfectamente a qué lugar nos dirigíamos…
De repente, nos detuvimos ante una sala en la que yo nunca, o por lo menos no recordaba haber penetrado en lo que llevaba de vida allí.
La habitación era oscura, a pesar de tener unos cuantos ventanales, pero por alguna extraña razón la luz no conseguía acallar la oscuridad.
No parecía tener nada especial, salvo que en el centro se encontraba un enorme y majestuoso piano.
Sin pronunciar palabra, Light se fue acercando a él, sin preocuparse de mi presencia que observaba detenidamente cada movimiento suyo.
Delicadamente y presinando levemente con sus finos y largos dedos, abrió la tapa del instrumento. Para mi sorpresa, el color de las teclas estaba invertido. Había visto pocos instrumentos así de grandiosos, pero juraría que las teclas siempre habían sido blancas las normales y negras para sostenidos y bemoles.
Se sentó con cuidado en el taburete, seguía sin molestarle para nada mi figura, así que me coloqué a su lado puesto que el asiento era lo bastante ancho para los dos.
En el intento de acomodarme empecé a escuchar el llanto del instrumento. Era una melodía tétrica, muy tétrica, pero increíblemente hermosa. Digna de un ser perfecto. Nunca imaginé que alguien como él supiera manejar tan bien un piano, hasta el punto de hacerme perder por momentos la razón.
Mi mente se dejó llevar por aquel sonido tan intenso y embaucador, y sin darme cuenta estaba recordando uno a uno lo peores momentos de mi vida que mi gran memoria había almacenado muy profundamente en mi interior.
En ese momento, mis ojos no lloraron, pero mi alma sí.
Poco a poco, mi cuerpo se fue acercando más a Light, que seguía impasible, hasta que mi cabeza quedó apoyada en su hombro derecho.
Al notar el contacto de mi cuerpo con el suyo, paró en secó aquel maravilloso sonido, pero no le di tiempo a pronunciar palabra.
- No pares… Light-kun… sigue tocando…
Como si mis palabras controlaran por un efímero instante sus actos, volvió a retomar el ritmo de sus dedos apoyándose en las teclas.
Me sentía a gusto a su lado. Sabía perfectamente que esa melodía me estaba torturando y a la vez destrozando por dentro, pero no podía separarme ni un segundo de él, aquel ser por el que perdí parte de mi vida acechándolo y cerciorándome cada vez más de la poca inocencia que albergaba dentro de sí.
Pero en ese momento, para mí sólo era Light-kun, y lo único que quería era que el tiempo se detuviese para poder vivir aquel momento eternamente, en el que tú y yo nos fundimos poco a poco al son de tu tétrica melodía…
"¿Por qué lloras…L?"
"Te odio…"
