Disclaimer: Obviamente, no soy J. K. Rowling así que no gano nada de dinero escribiendo esto. Sólo la satisfacción de crear una historia en la que Hermione no está con Ron.
PROLOGO
No había querido hacerlo. Había luchado contra viento y marea intentando evitar que aquel sentimiento tan poco común en él tomara forma y, poco a poco, fuera invadiendo su cuerpo. Lo había negado delante de sí y delante de todos sus amigos y enemigos; se había burlado crudamente a pesar de que en su pecho dejaba a su corazón sangrante que anhelaba sacarle a sus ojos esa venda que le impedía ver la realidad.
Se había mentido a sí mismo, se había engañado como un idiota negándose a ver lo que tenía delante y lo que sentía, quedándose como un ciego, dejando a sus oídos sordos, a su boca sin poder pronunciar aquellas palabras que anhelaba decir y había privado a sus manos de tocar, acariciar con desesperación aquella piel que parecía ser la misma seda y que venía a visitarlo cada noche en sus sueños para atorméntalo…
Y cada vez que despertaba después de esos sueños estaba anhelante, más atento a cada uno de los movimientos de ella para comprobar que era lo que hacía o no, si dejaba entrever algún sentimiento que no fuera odio hacia él, si cabía la posibilidad de que ella también se atormentara soñando en que estaban juntos, que se besaban…
¡Locura!
¡Era la misma locura desearla con tanta desesperación, amarla con esa devoción ciega y desinhibida!
Era una caprichosa locura que no lo dejaba tranquilo.
Cada vez que ella estaba cerca sus ojos se elevaban con voluntad propia para mirarla y así, tan sólo poder comprobar que ella era real y no un producto de su retorcida mente atrofiada por aquella enfermedad que muchos llamaban amor. Y cada vez que esto sucedía, cada vez que su mirada la buscaba anhelante se sentía como un halcón al acecho y ella, su presa.
¿Cómo había sucedido aquello? ¡Él ni siquiera se había dado cuenta! Ni siquiera recordaba la primera vez que había comenzado a verla con "otros ojos". Solamente sabía que ahora ella había sido nombrada reina y señora de sus pensamientos pero nadie la había coronado como tal; y, a pesar de que su estirpe no la podía relacionar con la nobleza, su corazón no entendía de diferencias de sangre.
¡Locura!
¡La detestaba tanto! Ella se creía tan perfecta. Siempre yendo y viniendo de un lado para el otro, tan servicial con todos, sonriendo y ayudando en las materias a los idiotas que no comprendía por sí solos. La había visto luchar con valentía y sin temor… Se creía tan perfecta y hermosa… Tenía esos ojos hermosos y llenos de inocencia; esos cabellos rebeldes tan largos que le hacían desear enterrar sus dedos en ellos, esos labios suculentos que lo volvían loco, esa piel cremosa que había que sus manos cosquillearan de deseos de acariciarla para descubrir si en verdad era suave como la seda… se creía tan perfecta y hermosa… y tal vez lo era.
No, no lo era. Su único defecto era estar enamorada de alguien tan inferior y desvergonzado como el imbécil de Potter. ¡El muy mal nacido ni siquiera se daba cuenta de lo que ella sentía! ¡Y eso que eran amigos! Ella merecía a alguien mucho mejor, alguien como él…
¡Pero era una locura!
¡La detestaba por ser tan deseable y CASI perfecta! Porque su modo de ser era casi un misterio para él y le provocaba curiosidad, porque era inalcanzable y porque, sobre todo, amaba a alguien más que no era él.
¡Y en ese afán suyo de detestarla, de odiarla, de intentar encontrar sus defectos había acabado locamente enamorado de ella!
¡Inalcanzable! ¿Acaso alguna vez había hecho caso a esa palabra? ¿Alguna vez en su vida había encontrado algo inalcanzable?
Sonrió divertido.
Hermione Granger, prepárate, porque Draco Malfoy hará todo lo que se encuentra en sus manos para enamorarte.
