D Gray man pertenece a Katsura Hoshino
Este conjunto de drabbles participa en el reto: Mes de apreciación: Noviembre 2016-Alma Karma del foro: Resurgiendo entre las cenizas
1. Lienzos
Sus mejillas se inflaron de aire y abrió los ojos horrorizado cuando sintió el dolor estallar como una bomba desde su dedo meñique, Alma se llevó la mano a la boca, y se retorció en la oscuridad tratando de contener el grito -y un par de maldiciones- que se habían atorado en su garganta. Había estado escondiéndose en una bodega que parecía en desuso desde hacía un buen tiempo, sin embargo, pronto se aburrió, y curioso comenzó a buscar algo interesante aún manteniéndose a oscuras, no quería que nadie lo encontrara, aunque esa maniobra le costó el meñique del pie que detectó satisfactoriamente alguna caja metálica mal puesta -nunca fallaba-.
Pasada un poco la adrenalina, resopló y se sentó para frotarse el dedo ahora amoratado y ligeramente inchado. Alma era curioso por naturaleza, así que comenzó a palpar con la mano libre el área donde se suponía estaría eso que casi le provocó una fractura.
—¿Huh?—finalmente percibió una superficie fría y lisa, confirmando sus sospechas sobre alguna caja, rebuscó un poco más hasta dar con la manilla y jaló con más fuerza de la que hubiera debido, haciendo que la misma se volcara y vaciara todo su contenido, escuchó como algunos pequeños envases rodaban a sus pies y después vertían su contenido. Alma sintió su corazón detenerse cuando algo viscoso acarició la punta de su piel.
"¿Sangre?"
Saltó hacia atrás con la respiración agitada, y sin importarle que pudieran encontrarlo u oírlo, presionó el interruptor de la luz, dejó caer los hombros cuando vio como un único bombillo parpadeaba agonizante en el techo. Miró el suelo y dejó salir aliviado todo el contenido de sus pulmones cuando vio un par de pequeños botes de pintura, uno de ellos se había destapado y de lo que se había embadurnado era sólo pintura de color negro.
Una gran sonrisa adornó sus labios, y el brillo inundó sus retinas; allí no tenían mucho, y entre los experimentos, recaídas y recuperaciones, alguna fuente de diversión era prácticamente nula... tampoco era como si hubiera alguien con quien jugar.
Emocionado, corrió a buscar algunos papeles en los estantes del mueble, si habían acuarelas posiblemente también hubiesen más materiales con los que pudiera pintar, para su decepción solo encontró un par de hojas lisas y amarillentas por la humedad, lo demás solo eran herramientas herrumbradas.
Bueno, era mejor que nada.
Puso los papeles en un lugar seguro y recolectó lo que tenía, en total tres colores: Un frasco lleno de blanco, otro de azul y medio de color negro. Y sin darse límite comenzó a pintar, con el azul y el blanco por montón, manchando cada pequeño espacio, preguntándose si algo así era el cielo. Puso todo su empeño y ganas en esa primera expresión abstracta, y una risa satisfecha brotó de su pecho cuando hubo terminado.
—Hum... debería ponerle un nombre—la pintura comenzaba a secarse—.¡Ya sé!, cuando despierte mi próximo compañero le pondré su nombre, ¡Y se lo daré como regalo de bienvenida!—afirmó con alegría.
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Al final, se llamó: "Yuu"
