Has sentido alguna vez esa sensación tan agobiante del ahogo? El percibir que todo a tu alrededor de pronto desaparece y solo tu, con un gran peso en el pecho, y la nada existen en un mismo lugar? Pudiste experimentar lo que es caer desde el precipicio mas alto hacia una oscuridad mas intensa que la que reina en las noches sin luna y sentir como las sombras te devoran jalando lentamente de ti? Comprimiéndote, estrujándote, dejándote sin habla, sin respiración y sin movimiento? Crees entender lo que se siente el estar en las sombras? El ser parte de aquella masa negra, color azabache, que te rodea cuando ya de nada eres conciente y todo, absolutamente todo, se transforma en un demonio con alas ensangrentadas?
Has sentido alguna vez un frío tan helado que te consume desde adentro? Que desde la punta de los dedos de tus pies asciende lentamente por tus empeines, tobillos, gemelos, rodillas, muslos, cadera, hasta llegar a las raíces de tus cabellos provocándote un escalofría que solo tu notas mas el resto a tu alrededor que no ven mas que un cuerpo inerte no pueden percibir? Sabes que significa el vértigo que se ancla en tu estomago como una pesada roca cuando debajo de ti no hay nada dentro de esa masa oscura? Sabes cuantos segundos quedan antes de que lo oscuro te devore una vez mas?

Y vas cayendo y cayendo, en un pozo sin fin ni principio, infinito como el cosmos y tan oscuro como el punto mas vacío del universo. Sientes que no tiene fin, pero no te molesta, quieres seguir cayendo, anhelas que el final no llegue porque a pesar del frío que atrapa tu cuerpo y lo ennegrecido de toda la zona circundante algo cálido crece en tu interior. Las culpas se van, el miedo se desvanece y el aliento de hielo que roza tu nuca no te molesta, te parece abrasador como el fuego que, según muchos creen, rodea el infierno. Pero recuerda, la tierra no esta rodeada de fuego en verdad.

Y seguido a aquel soplido helado unos brazos te rodean, una fuerza más cálida aún parece envolverte, y te sientes relajado, más que antes. Ya no mas vértigo, ya no mas precipicio, ya no mas caída, ya no mas nada. "No temas." Susurra una voz grave en tu oído que depende de ti puede parecer tan femenina o masculina como lo desees, y de nuevo esa sensación de aire en tu nuca. Y no temes, no mas, porque ya nada puede lastimarte, porque ya no sientes, porque esos brazos que de niño te asustaban y te deban escalofríos en realidad son cálidos como los de una padre o madre que desea proteger a su hijo, porque entre ellos ya nada te ocurrirá, porque son un escudo invisible ante todo y frente a nada.

No te resistes, te dejas arrastrar nuevamente, caes pero no lo sientes, duele pero no lo sientes, no volverás pero no te importa. Caes, caes con esa esencia que te acompaña, que en verdad no tiene sexo pero tu crees que si, que no es hombre ni mujer porque es una esencia solamente. Y allí dudas de nuevo. Que eres? Quien eres? Que haces allí? "Ya nada importa." Vuelve a hablar ese aire gélido que eriza tu piel por el frió pero que para ti la quema con fuerza. El abrazo que te envuelve se transforma cada vez en algo mas fuerte, como si los brazos que te rodean de pronto fueran cadenas en verdad, pero no te importa y caes, sigues cayendo hasta que tus miedos, dudas, tu ansiedad, tu cordura, tu memoria, y tu ser se transforma en nada, en nada dentro de esos brazos que tu llamas protectores y los demás llamas crueles. Protectores o crueles? Depende de quien lo mire.

Y sabes que no verás más muchas cosas que apreciabas, pero no te duele, porque el abrazo de la muerte te deja ciego, sordo, mudo y sin pensamiento. Lo único que ronda tu esencia a modo de pensamientos es que jamás pensaste, creíste ni volverás a pensar que el arcano del numero trece en verdad fuera un ser tan cálido…