¡Hola a Todos!

Aquí les traigo un nuevo fic, (me llego esta idea mientras me ponía a hacer el cap de Mi Guapo Acosador) Bueno, como siempre me paso algo malo en el día y decidí desahogarme escribiendo. Sin más aquí la historia.

Los personajes no me pertenecen a mi si no a la Clamp.

Disfruten

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Ella cambio mi mundo en un abrir y cerrar de ojos. Al principio se suponía que la odiaba, luego afirmaba que lo nuestro era solo amistad, después le recalcaba que la quería como mi hermana. Pero todo era mentira, solo quería ocultar lo que sentía para que ella fuera libre.

"Si tú me lo pides nunca me iré de tu lado, solo tienes que decirlo Shaoran"

La conocí un verano. Mis padres hicieron un viaje a nuestra casa de campo e invitaron a sus mejores amigos, una joven pareja que habían conocido en sus días de secundaria. Ellos y mis padres habían estado incomunicados desde mi nacimiento, ya que la joven pareja había tenido que viajar al país de origen de la esposa para hablar con sus padres de la relación que tenía con aquel que se había convertido en su esposo en un matrimonio a escondidas.

Su pequeña hija era menor que yo por un par de años, ese día llevaba un vestido blanco con flores rosas estampadas y un sombrero que le cubría casi toda la cabeza.

"Adorable", según mi madre, pero para mi yo de 7 años aquella no era más que una chiquilla llorona.

Tenía el cabello castaño corto y unos ojos verdes bonitos —Bien, eso si no lo pude negar— Ella parecía una muñequita de porcelana que en cualquier momento, con la menor brisa, caería y se rompería en miles de pedazos. De ahí que para mí ella fuese una niña llorona: se la veía tan frágil y débil.

Sus padres estaban muy felices con ella y mis padres al verla también. Lo admito, sentía muchos celos en ese momento. Ella era linda tierna y pequeña, tenía todo lo que a los mayores les gusta y yo ya había pasado mi etapa de ternura.

Quise no prestarle atención e irme lo más lejos posible del lugar, pero me fue imposible. Mis padres y los de ella conversaban "cosas de grandes" por lo que me encargaron el llevarla a jugar y cuidarla. Me negué en un principio como es obvio, pero al tener sobre mí la mirada asesina de mi madre termine aceptando con desdén.

La lleve a una parte del campo donde la sombra de los arboles cubría el lugar y donde cerca había un pequeño riachuelo. Le dije que se sentara bajo el árbol mientras yo en un intento de ignorarla y distraerme, iba a tirar piedras al rio.

— ¿Pod que? — escuche por fin su dulce voz hacia mí. Ella parecía todavía no pronunciar bien las palabras.

Por mi lado le respondí con fastidio.

— ¿Qué? — ni siquiera me gire a verla, yo solo seguía en lo mío aventando rocas lo más lejos que podía.

— ¿Pod que me odias?

— ¿Quien dijo que te odio? — le respondí distraídamente sin darle importancia.

— Nu lo sé, solo eso creo— se encogió de hombros.

— ¿Y tú porque no hablas bien? — la mire molesto. ¿Todavía preguntaba porque la odio? ¡Ella me estaba quitando a mis papas, y sin siquiera ser su hija!

-—Podque todavia nu se— me respondió con simpleza.

— ¿Sabes por qué? ¡Yo lo sé! ¡Es porque eres una niñita engreída! Por eso hablas así. Intentas que todo el mundo te quiera, hasta mis padres — avente una piedra con fuerza al rio haciendo que salpicara hasta nosotros.

— ¡Nu es cielto! Yo tengo cuato años y los niños pequeños hablan así— decía segura.

Mejor era no prestarle atención.

Pasó el tiempo y se me hizo raro que no hablara ni hiciera ruido, así que me gire a verla por fin. Ella estaba leyendo un libro que sostenía en su regazo, muy concentrada en lo que hacía. ¡¿Ella ya podía leer?! Me pregunte entre asombrado y molesto, y me dirigí allí para comprobarlo.

— ¿Que tienes ahí?

—Un liblo

—Sé que es un libro— rodé los ojos— ¿Lo sabes leer? — le pregunte molesto.

— Si ¿Quieres que lu lea? —dijo con una sonrisa.

¡Ja! Eso quería verlo. Asentí con la cabeza y me senté a su lado, luego ella comenzó con su relato.

—Había una vez una dinda plincesa que todos quelian porque era muy guena y un día, una señola mu guena también, le hinco su dedito para que dulmiela porque ella estaba cansada y todos cuando la plincesa dulmio quelian domir tambien hasta que un día vino el señol plincipe, le dio un besito y despertaron todos, y así fue felices pol siemple y fin. ¿Qué tal? ¿Te gusto? —me preguntaba con una gran sonrisa.

Ella no leía, solo veía las imágenes del libro y sacaba su propia conclusión de lo que veía. Comencé a reír a carcajadas y ella me miro curiosa.

— ¡No es chistoso! —inflo sus cachetes rosas.

—Así no es la historia— seguí riendo— pero casi le atinas— me burle para luego quitarle el libro y lo tomarlo en mis manos— Yo lo voy a leer para que veas como es en realidad— dije con superioridad.

Ella sonrió y asintió enérgicamente con la cabeza.

Paso mucho tiempo antes de que me diera cuenta de que ella se había dormido y yo la había seguido también al mundo de los sueños, cuando desperté ya estaba en mi cama y el día habia sido remplazado por la noche. Me levante hacia la sala donde había todavía una luz encendida y ahí encontré a mis padres y a los padres de ella.

—Hola Shaoran— se dirigió el padre de ella hacia mí. Él tenía el mismo color de cabello que ella y usaba lentes. Mi mama me había dicho que él era un profesor.

—Qué bueno que despertaste, gracias por cuidar a Sakura— su madre me dedico una sonrisa. Ellas eran idénticas, aunque el color de su cabello era diferente al de su hija.

— ¿Y...donde esta ella? — pregunte distraídamente mientras sobaba mí ojo en un intento de desperezarme. La pregunta había salido sin querer, y me regañe por preocuparme por esa niña tonta.

—Ella duerme querido, está en el cuarto de huéspedes— me aviso mi madre.

—Ya veo…— dije dando media vuelta para ir en dirección a mi habitación.

—Hijo, esperamos que te lleves bien con Sakura. Para nosotros ella es como un miembro de nuestra familia, así que la debes cuidar como tal — me decía mi padre, y para mi cada palabra que él me dirigía era una orden que debía acatar con devoción… pero esta vez no lo tome de la misma forma.

¡Estaba enojado! ¡Ahora papá decía que ella era de nuestra familia! Ella lo había conseguido, me había quitado a mis papas.

—Si padre— desaparecí en el pasillo rápidamente.

«Esa niña no es nada para mí. ¿Qué objeto tenía que la cuide? Ella no me agrada, yo no cuidara a alguien que no me agrada» había pensado cuando esa noche me encerré en mi cuarto.

Ahora que lo pienso en la actualidad… yo era un niño mimado.

Estaba acostumbrado a tenerlo todo. No tenía hermanos con los que compartir así que la atención de mis padres siempre había estado solo para mí, de pronto había llegado aquella niña quien parecía querérmelo arrebatar todo.

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—o—

Al día siguiente trate de acércamele lo menos posible, pero ella buscaba la forma de encontrarme y seguirme. Me invadía con muchas preguntas sin sentido: ¿porque el cielo es azul? ¿Cuándo los animales mueran van al cielo? ¿De dónde vienen los bebes? ¡Hombre! Ni yo sabía eso en aquel tiempo.

Y así pasamos todos esos días en que estuvimos ahí. El último día lo recuerdo bien, no podría olvidarlo ya fue la última vez que la vi.

Todos se despidieron como es de costumbre, pero cuando ella estaba por subir al auto salió corriendo hacia mí quien me encontraba en la entrada de la casa viendo cómo se iban.

— ¡Shaolan! —gritaba en mi dirección, sus padres dejaron de perseguirla y yo me acerque hasta ella para que dejara de correr.

— ¿Qué quieres ahora?

Me había puesto feliz de porque se fuera y el que atrasara su partida me puso molesto.

—Shaolan yo..yo voy a ser fuelte, no voy a sel débil, así tu no me vas a odial ¿velda? —dijo con una enorme sonrisa.

Rodé los ojos pero fingí una sonrisa.

-—Si, si te haces fuerte y no lloras yo te voy a querer

— ¡Viva! —comenzó a saltar

Sus padres vinieron por ella, se despidieron por última vez y se fueron...

…Y ese sería la última vez que vería al matrimonio Kinomoto con vida.

Pasaron los años, y fui a estudiar la secundaria al extranjero completamente incomunicado de lo que sucedía en la ciudad donde había vivido. Me había convertido en alguien demasiado orgulloso y déspota— sin olvidar un casanova— y debido a mí actitud me había ganado enemigos, además de que me solía meter en problemas muy seguido.

¿Por qué hacía todo eso? Pues me sentía sin una meta en mi vida, había llegado aquí a estudiar porque mi padre así lo quiso. Yo me convertiría en empresario y tendría a mi cargo la empresa de mi padre.

Él se había reusado cuando le conté que quería estudiar medicina, y yo por mi parte me había enfadado mucho por su decisión hasta el punto de querer huir de casa, pero fue por el pedido de mi madre con su rostro lleno de lágrimas que no lo hice. Y aquí estaba, lejos de casa haciendo algo que no me gustaba para convertirme en alguien que no quería.

4 años después me entere de la noticia del fatídico accidente automovilismo de los Kinomoto. Su hija había sido la única sobreviviente de aquel suceso, solo con unas cuantas fracturas y heridas leves.

Al momento de escucharlo de la propia boca de mi madre se me helo la piel. La ahora Sakura de 14 años se había quedado completamente sola ya que no tenía ningún familiar que se le conociera, tanto el señor como la señora Kinomoto tenían a sus respectivas familias fuera del país y ambos eran reacios de hablar de ellas. Mi madre dijo que se encargaría de ella desde ahora ya que mis padres y los de ella había llegado a un acuerdo hace años atrás.

No le di importancia y seguí con mi vida como siempre lo había hecho.

Los años volvieron a pasar, ya había terminado mi carrera y me graduado de la universidad, ahora debía de volver a casa para hacerme cargo de la empresa de mi padre… y yo no estaba feliz por eso. A pesar de mi edad aun mi padre infringía su poder sobre mí, pero no tenía opción, yo lo hacía por mi madre.

Volvería a casa la misma noche de la graduación, mis padres solo habían venido para eso, como temiendo de que huyera en algún momento.

Nos encontrábamos en el aeropuerto esperando por el avión que nos llevaría a casa, y muy dentro de mí deseaba que ese avión nunca llegase…pero para mí mala suerte mis deseos nunca se hacen realidad.

—Vamos querido, tenemos que irnos— me decía mi madre mientras me daba palmaditas en la espalda. Ella sabía cómo me sentía pero aun así no hacía nada para evitarlo. Mi padre, imponente como siempre, solo hizo su camino a embarcar el avión sin decir ni una palabra. Yo lo imite, y metiendo mis manos a mis bolsillos lo seguí.

En el viaje mi madre me hablaba sobre todo lo que había pasado en la ciudad estos años y ¡Claro! Estaba la infaltable de Sakura siendo nombrada a cada momento. Cosas como "Sakura está siguiendo administración de empresas" " Ella es tan amable, linda, responsable" o " Fue elegida como la mejor estudiante de su promoción en secundaria" salían de su boca con orgullo.

Ella se había convertido en la hija que mi madre siempre quiso y así daba por el hecho que mi temor de mi infancia ya se había hecho realidad: yo había sido remplazado por la dulce Sakura.

Cuando por fin llegamos a casa todo seguía tal y como recordaba, a excepción de pequeños cambios en adornos.

Camine lentamente examinando todo a mí alrededor hasta llegar a la gran sala donde solía pasar horas jugando en mi niñez.

—Sakura debe estar durmiendo, tenía la ilusión de que se vieran hoy— mi madre estaba algo decepcionada por eso, y eso más me fastidiaba —Bien Shaoran, debes ir a descansar, mañana hablaremos de lo que haremos y así también podrás ver a Sakura— concluía con una sonrisa. Yo solo rodé los ojos.

—Creo que me iré a dormir más tarde quiero recorrer un poco la casa—le dije para que ella ya se fuera a dormir ya que el viaje había sido largo

— ¿No necesitas algo? Si tienes hambre te puedo preparar algo y...

—No es necesario mamá— le dedique una sonrisa y ella se retiró devolviéndomela.

Recorrí varios lugares recordando las pequeñas cosas que había realizado en cada uno de ellos, la luna iluminaba cada habitación así que me decidí por no encender la luz, esto me daba un momento de quietud y eso era lo que más deseaba en estos momentos.

El hambre me gano haciendo gruñir mi estómago y me dirigí a la cocina a zacearla con cualquier cosa que encontrara. Cruce por la sala donde la luz estaba encendida, y yo no recordaba el haberla encendido. No le di importancia y fui a apagarla de nuevo, pero al parecer yo ahora no estaba solo en la habitación

Al acercarme más note que había alguien sentado en uno de los sofás, pero esta persona se encontraba de espaldas por lo que no podía ver su rostro. Me acerque lentamente a una distancia óptima para divisar el rostro de aquel intruso.

—Oye... —intente decir y el intruso se asustó levantándose de golpe.

Me sorprendí, aquella chica ahí de pie era realmente hermosa. Ella vestía una bata blanca más arriba de las rodillas con mangas largas. Su cabello era castaño corto, su piel como la porcelana, y sus ojos...nunca olvidaría aquellos ojos, los cuales solo había visto en una persona en toda mi vida.

—Sakura... — solté en un susurro.

— ¿Shaoran? —dijo curiosa girando su cabeza un poco hacia un lado.

—Sí, soy yo... —aun no salía de la impresión. Esa chiquilla debilucha se había convertido en toda una mujer.

— ¡Vaya! Así que volviste, la tía te ha extrañado mucho— dijo con una sonrisa mientras juntaba sus manos sobre su pecho. Al parecer ella se refería a mi madre como "tía" — Estas mucho más alto de lo que recuerdo — rio nerviosa.

—Es normal, eras un bebe cuando te conocí— le dije metiendo mis manos a mis bolsillos despreocupadamente.

—Es cierto— se mantuvo callada por unos segundos para después continuar— pero... Deberías dormir ¿No estás cansado?

—Si, a eso iba pero primero quería comer algo

—Si quieres te puedo preparar algo

—No es necesario

—No te preocupes, por mí no hay problema. Estaría feliz de poder hacerte algo.

¿Por qué tan servicial? ¿Intentaba hacerse la buena también conmigo? ¿Quería que yo también hablara de lo buena que era ella? ¿Qué la alabara igual que mi madre? Odiaba el hecho de que yo tuviera que ser al que siempre le imponian cosas y que aun así Sakura fuese la preferida.

—En serio no es necesario, ya me retiro— tenía que irme antes de…

— Pero...

— ¡No necesito la ayuda de una niñita como tú!

Y salí de la sala dejándola sola. Podía haber crecido, pero ahí seguía estando aquella niña engreída que buscaba ganarse el afecto de las personas.

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—-o—

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Los rayos del sol entraron por mi ventana y esperaba que todo solo fuera una pesadilla de la cual despertaría para vivir mi vida como quiero, pero como había dicho: mis deseos nunca se hacen realidad.

Desperté de mal humor, cuando llegue al comedor donde madre preparaba la primera comida del día, mi padre se encontraba leyendo el periódico y la dulce Sakura leyendo un libro mientras degustaba de un pan con mermelada. Yo solo estaba ahí parado en el umbral de la puerta sin decir ni una palabra, pero no duro mucho ya que esos ojos verdes se percataron de mi presencia.

—Buenos días Shaoran— dijo, y mi madre alegremente hizo lo mismo, también mi padre pero él en un tono neutral.

—Buenas… — me senté de golpe a la mesa

— Vendrás conmigo a la empresa después del desayuno, luego puedes ir a donde quieras. Solo regresa a las 8:00 pm a casa, ni un minuto más ni un minuto menos— decía mi padre sin quitar la vista del periódico— lo mismo va para Sakura— concluyo él.

—Si— respondió ella alegremente.

¿8:00 pm? ¿Acaso creía que seguía siendo un niño?

— Si— dije desganado aun sabiendo que yo no acataría esa última orden.

Mientras desayunaba no podía quitarle la vista de encima a ella

¿Cómo se había convertido en eso? Seguía pareciendo una muñequita que se rompería a la mínima brisa pero ahora eso era algo que me atraía un poco…

Quizás solo sentía curiosidad y asombro por no verla en tanto tiempo, me decía mentalmente.

Salí con mi padre a la empresa donde me dio un recorrido por las instalaciones, me presento gente y me informó de la situación actual. Para las demás personas debíamos de vernos como una bonita escena de la relación entre padre e hijo, pero esto no podía ser más que lo contrario. Yo estaba aquí siendo obligado a hacer algo que no me estaba.

Cuando termino decidí ir a dar una vuelta en la ciudad. Casi nada había cambiado ahí, todas las cosas eran tan familiares y llenas de recuerdos que me anime en caminar hasta llegar a un parque. Cuando me dispuse a dar vuelta y regresar la vi.

Ahí estaba ella de nuevo, llevaba un overol rosa de pantalón corto y una blusa manga larga blanca, sentada en una banca que se encontraba bajo un árbol leyendo un libro, una escena familiar para mí.

No sabía si acercarme a molestarla o darme vuelta y hacer como si no la había visto, pero cuando di un paso hacia adelante me detuve en seco. Un chico se le había acercado y habían entablado una conversación. Ella sonreía alegremente, ignorante a que era vista por mí desde lejos.

Así debía de hacer con todos, me dije molesto. Ella sonreía así para poder agradar a los demás y conseguir su objetivo.

Llegue a casa una hora tarde de la establecida. Mis padres se habían reunido en la sala y Sakura ya estaba ahí.

Mis padres hablaban cosas sin sentido de la familia y de cómo habían llegado a esta situación de ser todos una familia con Sakura, solo volví mi atención a ello cuando hablaron de una supuesta promesa con los padres de ella.

—Y pues... —alargaba mi madre— nosotros siempre hemos querido que Sakura sea miembro de la familia oficialmente, y bueno, la única forma que habíamos visto era que ustedes dos se casaran.

Tanto mis ojos como los de Sakura casi se salen de sus orbitas. El deseo de sus padres y los míos es que algún día nuestras familias estuvieran unidas, pero... ¡Estaban locos! ¡Querían tomar toda mi vida a su antojo otra vez! ¡¿Siempre tenía que ser yo el obligado a ser lo que no quería?!

Me iba a retirar lo más rápido posible pero una idea cruzo por mi mente.

Esta vez yo no estaba solo…a Sakura también la estaban obligando, le estaban imponiendo hacer esto. Si Sakura sufría por esto serian mis padres quienes tendrán la culpa, ellos serían testigos a través de ella, del cómo me he estado sintiendo desde hace años teniendo que seguir sus imposiciones… Y también podía aprovechar esta oportunidad para hacer a ella mostrar su verdadera forma, aquella que ocultaba. Porque yo estaba seguro de que su actitud era solo para agradar a los demás.

—No tienen que aceptar si no quieren... —decía mi madre, pero la corte en un instante.

— ¡Si quiero! si...me casare con ella— mi madre quería saltar de la emoción y mi padre me miro con desconfianza. Él me conocía bien, sabía que yo debía de traer algo entre manos.

Mire a Sakura. Quería ver sorpresa en su rostro, negación, enojo, que corriera y llorara diciendo que no mandaran en su vida. Que esto era injusto. Eso les demostraría a mis padres, pensé con satisfacción.

Pero ella no lo hizo.

—Acepto— dijo sin mirarme y con la expresión calmada

Mi madre nos abrazó con fuerza a ambos, gritaba, reía, brincaba. Ella estaba tan feliz como nunca en mi vida la había visto. Mi madre había comenzado una fiesta en la cual ella era la única festejando. Sakura sonreía pero era una sonrisa falsa, mi padre seguía analizándome y yo comenzaba a planear lo que haría.

Llego la hora de dormir mis padres ya estaban en su recamara así que aproveche eso para ir a hablar con ella.

Y ahí estaba de nuevo sentada en el sillón con un libro en su regazo.

— ¿Porque aceptaste? —me dirigía a ella

—Ese fue el deseo de nuestros padres y solo quiero que ellos sean felices— dijo caminando en dirección a la salida de la sala, pero la tome del brazo haciendo que quedara frente a mí. Ella se sorprendió.

— ¿Y tu felicidad?

—No tiene importancia, estoy aquí gracias a ellos y les debo mucho

—Así que crees que con esto pagaras la deuda que tienes— reí con ironía

— Más o menos— dijo agachando la mirada

—Pues hare realidad tu deseo y no tendrás momentos de felicidad conmigo, eso tenlo por seguro—Me miro con los ojos bien abiertos.

— ¿Porque me odias? — me dijo y una pequeña voz resonó en mi cabeza.

" Podque mi odias"

Yo tenía razón ella era la misma.

Me abalance sobre ella y la bese con fuerza, sus débiles brazos luchaban por separarse de mi agarre pero no se lo permití, agarre su cabeza para profundizar más aquel beso, caí sobre ella en el sofá y me separe por fin de sus labios, vi su rostro lleno de lágrimas lo que hizo que sintiera un pinchazo en mi pecho al cual no le preste atención.

Salí del lugar no sin antes echarle una última mirada.

—Estas a tiempo de arrepentirte por qué cosas como estas te pasaran muy seguido. Ahora ve y quéjate con mis padres. Ve y diles que no te pueden obligar a casarte conmigo— Ella solo giro su rostro hacia otro lado para no verme.

Y este suceso de esta noche me costaría más adelante.

"Shaoran...dime, ¿Tienes a alguien importante en tu vida?"

Si...tú lo eres... Y me arrepiento de no haber sido valiente y decírtelo en ese momento.

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Bueno hasta aquí, disculparan mis faltas que siempre tengo ya que soy nueva en esto..

Bye, Bye ^.^/