Conjunto de drabbles por la semana de la DigiOTPweek. ¡Festejemos el Mimato!

Premisa: Coffee Shop AU.

Disclaimer: Digimon no me pertenece.

Summary: Porque ella siempre iba al mismo café, él siempre la esperaba con late y una mirada discreta.

Cantidad de palabras: 429.


Día 1: Dulce.

Sus ojos azules oscuros se movieron disimuladamente entre su reloj de muñeca y la taza de café negro que estaba sirviendo. Nunca admitiría que él, Yamato Ishida, estaba ansioso por algo y mucho menos, por alguien. Pero cuando los martes y jueves llegaban y las tres de la tarde marcaba su reloj, la puerta de la cafetería donde él trabajaba como barista, se abría para dejar ver a quién él aguardaba en silencio.

La campanilla de la puerta sonó cuando ésta se abrió y varias voces reinaron el recinto, aplacando el sonido ambiental que brotaba de los parlantes en las esquinas del mismo. Yamato miró de soslayo deteniendo en el aire el pequeño tarro de leche caliente que iba agregar a su pedido sólo para verla.

Castaña, delgada con una sonrisa que enloquecería a cualquiera. Sus castaños orbes parecían estar entretenidos en sus amigas quienes no dejaban de reír de algo que dijeron entre ellas. Se acomodaron en la misma mesa de todos los días que visitaban el Comme à la maison, la cafetería que quedaba a una cuadra del instituto de Danza donde todas estudiaban.

No sabía su nombre, sólo sabía que el mochaccino era su favorito. No le extrañaría, todo en ella parecía hablar de dulzura, de un sabor exquisito que no te aburriría ni un día.

Cuando la castaña se giró hacia la barra donde él se encontraba, él bajó la vista a su pedido y luego se volvió a un compañero para que vaya a tomar su orden. El hombre asintió y se dirigió con una agenda pequeña y un bolígrafo. Yamato no volvió a dirigir su atención a la mesa de la castaña mocha, siguió con lo suyo hasta que unas manos femeninas se apoyaron sobre la barra que él atendía, llamando su atención.

─¿Ese es para mí? ─Preguntó con su sonrisa coqueta y sus ojos castaños estudiándolo en silencio.

Yamato no pudo sino sonrojarse y bajar la mirada a la taza que traía entre sus manos. Volvió a mirarla y se la colocó delante con un platillo de porcelana que iba a juego. Ella sonrió emocionada y se llevó los dedos a la porcelana fina que contenía su café favorito.

Porque antes de que las tres sonaran y la puerta se abriera recibiendo esos ojos castaños, él ya preparaba un mochaccino para ella. Porque ella siempre iba al mismo café, él siempre la esperaba con late y una mirada discreta.

Salvo ese día, que ella no se separó de la barra y él por fin conoció su nombre.

Mimi Tachikawa.

Dulce, sin duda.


Notas finales:

Comme à la maison: Como en casa, en francés. Lo sé, muuuuy original xDD

¡Gracias por leer!