Nota previa: Ambientados en el mismo universo que mi otra serie de Mass Effect, esta sigue las aventuras de dos pilotos de la Alianza a lo largo del tercer juego; habrá pues referencias a los eventos del mismo, aunque desde otros escenarios y otros personajes (aunque Shepard puede aparecer en alguno de los futuros capítulos), por lo que contendrá spoilers del juego, incluido el final extendido (en este universo, Destrucción con los recursos bélicos muy altos, por lo que la escena extra del final tiene lugar). Finalmente, advertencia de que esta fanfic contiene parejas del mismo sexo, así que si no es vuestro plato, no sigáis leyendo y ahorraros las críticas en ese sentido. Espero que os guste e intentaré actualizar tan a menudo como pueda.

Disclaimer: El universo de la trilogía de los videojuegos de Mass Effect pertenece a BioWare y EA y sus respectivos creadores.


Mass Effect: The Black Knight Series

01 —


Toda la tripulación de SSV-Einstein se encontraba en su puesto de combate, la enorme nave avanzaba lenta pero segura con parte de la Tercera Flota rumbo al relé de masa de la Corriente de Arturo; el ataque segador les había sorprendido orbitando sobre el planeta Benning en el sistema hermano de Arturo, Euler, y junto a otras naves, retornaban ahora hacia el puesto de avanzada de la Alianza, no para entrar en combate, sino para retirarse al punto de reunión designado. Las órdenes eran claras para todos, no se debía entrar en combate con las fuerzas enemigas, la Segunda Flota se estaba encargando de mantener el relé limpio y operativo para que las otras flotas pudiesen cruzarlo y abandonar un sistema que ya estaba perdido.

Sin embargo, el lento avance de la Einstein se debía a que varios de sus cazas e interceptores estaban fuera, escoltándolos y protegiendo los flancos de la Tercera Flota y de aquellas naves civiles que habían podido sumarse a la evacuación a tiempo; la nave nodriza necesitaba mantener una velocidad y posición relativas para permitir que los cazas e interceptores pudiesen despegar y aterrizar en sus hangares sin peligro, aparte de evitar mostrar al enemigo un objetivo fácil, algo complicado debido a la escasa maniobrabilidad de la nave.

—Tenemos visual del relé —informó a la capitana uno de los pilotos.

—Gabriel, quiero a todos nuestros pájaros de vuelta en diez —ordenó la oficial al mando de la Einstein a su navegante.

—A todos los caballeros de la Einstein, regresen a casa. Repito, regresen a casa —Gabriel transmitió la orden de su capitana en seguida por el canal de radio que mantenían abierto con los cazas e interceptores.

Varias respuestas afirmativas de los diferentes líderes de escuadrón sonaron a través del canal de comunicaciones.

—Señora, todos los escuadrones están volviendo —informó el navegante.

La capitana Jean Leighboro asintió y volvió a centrar su atención en las maniobras de aproximación al relé, la suya sería una de las últimas naves en cruzarlo; odiaba tener que retirarse de aquella manera, dejando atrás a la Segunda Flota, que hacía cuanto podía por contener a los Segadores, luchando en las inmediaciones de la Estación Arturo o, mejor dicho, de lo que quedaba de la estación, nada más que restos flotando en el vacío y cientos de miles de vidas perdidas, pero si querían tener alguna posibilidad en el futuro de devolver el golpe, aquella era la única manera.

—¿Pero qué demonios hace el Ala Negra?

La capitana se volvió al oír a uno de los operadores en el puente de mando, el hombre miraba la pantalla de su terminal como si no acabase de creerse lo que veía en ella.

—Señora, el Ala Negra abandona el curso de vuelta y se dirige hacia el sector cinco —le informó el operador antes de que ella tuviese tiempo de preguntarle qué ocurría.

—¿Ala Negra por qué demonios desobedecen la orden de regresar? —Preguntó la capitana mediante el canal de comunicación.

—Un grupo de esas especies de ojos voladores… Em, cazas enemigos ha establecido rumbo de intercepción con las naves más rezagadas en el sector cinco —respondió la líder de escuadrón, una piloto de caza bajo el apodo de Black Knight.

—Olvídelas, Black Knight, y regrese de inmediato —ordenó la capitana.

—Pero, señora, sí las dejamos, vamos a perderlas, son naves civiles, no tienen ninguna posibilidad contra esas cosas.

—Les he dado una orden, comandante Forbes. Regresen a la Einstein de inmediato, estamos en curso de aproximación al relé y nuestras órdenes son abandonar la Corriente de Arturo y reunirnos en el punto de encuentro.

—Solicito permiso para seguir adelante con la acción tomada y ayudar a las naves civiles —pidió Black Knight.

—Negativo, piloto.

—Pero, señora…

—Negativo. Ahora vuelvan —Leighboro utilizó su tono más definitivo, conocía a la piloto en cuestión muy bien, era el CAG de la Einstein y uno de los mejores pilotos de caza que había conocido y con quien había tenido el placer de volar en más de una ocasión, por eso no le sorprendió la respuesta de Black Knight.

—Lo siento, señora, pero no podemos dejar que masacren a esos civiles. Ala Negra, formación de combate beta.

—Ala Negra, han recibido una orden directa de su oficial al mando. Retírense. —Aunque la capitana no tenía muchas esperanzas de que aquellos pilotos fuesen a abandonar a su líder, Black Knight era el tipo de persona al que uno siempre quería seguir, sobre todo por causas nobles como aquella.

Como toda respuesta, en el puente de mando solo obtuvieron silencio, estaba claro que el escuadrón había tomado la decisión de ignorarles. Leighboro abandonó su puesto tras los pilotos y se acercó a una de las pantallas donde poder seguir los movimientos de sus cazas y el de los enemigos. La cosa no pintaba muy bien.

—¿Pretenden suicidarse, Black Knight? —Inquirió a la líder del Ala Negra.

—No si podemos evitarlo, señora —pese a la estática, la capitana detectó el tono irónico de su CAG.

—No lo lograrán —comentó a su lado el operador del terminal fuera de radio.

Ciertamente, un solo escuadrón contra aquellas pequeñas y sofisticadas naves de los segadores parecía tener todas las de perder, pero lograrían comprar un valioso tiempo para que las naves civiles que habían quedado atrás alcanzasen el relé de masa y se pusiesen a salvo. Mas perder todo un escuadrón de cazas era un precio muy alto para la Alianza y para la capitana de la Einstein en particular.

—Recapaciten, Ala Negra, según lo que estamos viendo aquí, sus posibilidades de lograrlo son prácticamente inexistentes —les dijo la capitana.

—Con todo el respeto señora, pero usted mejor que nadie debería saber que a veces las cosas se ven distintas desde fuera del puente de mando —contestó Black Knight.

—Es un suicidio, comandante. Va a lograr que los maten a todos —Leighboro logró mantener la voz a nivel normal, aunque su deseo era gritarle a su obstinada CAG.

—No lo creo, señora —fue la respuesta de la piloto—, este escuadrón está compuesto por los mejores y más talentosos hijos de perra con los que he tenido el placer de volar y servir.

—¡Así es, señora!

—¡Mandaremos a esos ojos de vuelta al agujero negro del que han salido!

—¡Di que sí, Black Knight!

—¿Nos has llamado hijos de perra? Bueno, me quedaré con lo de talentoso.

Fueron varias de las respuestas que se pudieron oír a través de la radio a la afirmación de la líder de escuadrón. La capitana sacudió la cabeza, "déjaselo a Kate para que se rodeé de los más locos de todos ellos", pensó.

—Es su última oportunidad, Ala Negra, abandonen y regresen a la Einstein. No les vamos a esperar —por mucho que le doliese decir aquello, Leighboro sabía que no podía ser de otra manera, una nave nodriza era lenta, si demoraban aunque fuese unos minutos su paso por el relé, era más que seguro que estuviesen acabados; no eran una nave de combate como los acorazados o los cruceros, su fuerza principal residía en sus cazas e interceptores, en los vehículos y tropas que eran capaces de transportar y desplegar en cualquier lugar.

La capitana pudo sentir las miradas de todos los miembros de la tripulación que se encontraban en el puente de mando, pero su deber como oficial al mando estaba claro. "Maldita sea, Kate", gruñó para sí, "si sales de esta con vida te juro que yo te…"

—Lo siento, Einstein, pero seguimos adelante. No nos esperen, conocemos las coordenadas del punto de encuentro, nos veremos al otro lado. Ala Negra, cambio y corto.

Por unos segundos el silencio se adueñó del puente de mando, hasta que alguno de los oficiales dejó escapar un audible "malditos héroes suicidas". La capitana apretó con fuerza los puños tratando de ignorar la preocupación por el escuadrón y su líder; volvió a su puesto tras los pilotos al tiempo que el relé de masa llenaba todo su campo de visión, ya no había vuelta atrás.

—Todos nuestros pájaros están en casa… Salvo el Ala Negra, señora —informó su navegante.

—Bien —la capitana asintió—. Adelante, nos vamos de aquí, todos listos para el salto. Una vez al otro lado, les daremos diez minutos a las naves civiles y el Ala Negra para aparecer, pasado ese tiempo, quiero que pongan rumbo a las coordenadas acordadas.

—Sí, señora —respondieron los pilotos.

Mientras se acercaban más y más al relé, Leighboro no podía dejar de pensar en los hombres que dejaban atrás, no había decisión más difícil que la que acababa de tomar, puede que su voz hubiese sonado dura y segura, que su semblante estoico no hubiese delatado cómo se sentía realmente, pero la verdad era esa, su corazón se encogía con cada segundo que pasaba; sabía que las posibilidades del Ala Negra de salir con vida de allí eran pocas, aunque se aferraba a la pequeña esperanza de saber que si alguien era capaz de encontrar la manera de ayudar a las naves civiles y volver de una pieza, esa era Black Knight. Sin embargo, el problema era que su mayor fuente de temor y preocupación era precisamente Black Knight, aunque eso muy pocos lo sabían y desde luego, nadie del puente de mando tenía ni idea de ello.

Con los ojos marrones fijos en la brillante luz del relé de masa, Leighboro rezó a todos los dioses que conocía para que la temeraria piloto de caza y aquellos que la habían seguido a una más que probable muerte, lograsen volver con ellos.

—Tráelos de vuelta a todos, Kate —musitó para sí justo cuando la Einstein comenzaba el salto a través del relé.

. —. — . — .

—Muy bien, señoritas, estamos solos, así que todo el mundo atento —ordenó la comandante Kate Forbes a su escuadrón de cazas.

—Tú solo dinos dónde y qué y nosotros lo volamos, Black Knight —respondió uno de los pilotos.

—Sí, vamos a enseñarles a esas tostadoras como se baila de verdad —dijo otro.

Kate sonrió bajo su casco, eso era lo que le gustaba de sus pilotos, no importaban las pocas posibilidades de supervivencia, ni el que hubiesen desobedecido una orden directa de su oficial al mando, ellos siempre estaban dispuestos a seguirla hasta el mismísimo infierno, si con ello daban una oportunidad a aquellas naves civiles y de paso pateaban el sintético trasero de unos cuantos segadores.

—Ok, caballeros, formación beta. A mi señal.

—Entendido.

—A los capitanes de las naves civiles, les habla la comandante Forbes al mando del escuadrón Ala Negra; vamos a comprarles algo de tiempo para que puedan llegar al relé. Olvídense de los hostiles a su cola y flancos y céntrense en llegar al objetivo.

—Gracias, Ala Negra.

—A toda máquina, señora.

Fueron las respuestas de las naves civiles. Kate volvió a sonreír, respiró hondo y puso toda su atención en el combate que les esperaba; los cazas segadores les superaban en número, pero confiaba en la habilidad de su escuadrón para que aquello no fuese una terrible desventaja. Cuando tuvieron visual de los enemigos, Kate dio la orden de comenzar el ataque, el escuadrón se dividió en parejas y se desperdigaron maniobrando entre los cazas segadores y las naves civiles a las que debían proteger. Pronto la radio crepitó con todo tipo de mensajes, gritos y aullidos de pilotos excitados; la mente de Kate filtraba la información necesaria, al tiempo que no perdía pista de lo que ocurría a su alrededor y veía en su HUD y lo que marcaban sus instrumentos y su ordenador de abordo.

De repente, una señal acústica le avisó de que tenía un perseguidor en su cola fijándola; comenzó una serie de maniobras evasivas para esquivar los disparos enemigos, poniendo al F-61 al máximo de sus capacidades. Tenía que quitárselo de encima cuanto antes, uno de aquellos disparos sería suficiente para borrarla de la existencia.

—¿Necesitas ayuda, Black Knight? —Una voz masculina sonó en su frecuencia.

—Eres música para mis oídos, Break Sword —respondió Kate al piloto.

—Siempre diciéndome las cosas más bonitas, solo por eso te voy a librar de ese pesado oculus.

—¿Qué?

—Oculus, es así como se llaman esas naves, porque parecen ojos. Deberías leer alguno de los memorándum que llegan del Alto Mando e Inteligencia.

—Buen, ya me conoces, eventualmente acabo leyéndolos… Pero si ya has acabado con tu lección sobre naves enemigas, ¿te importaría…?

—Será un placer.

Kate se permitió una ligera risa y lo siguiente que supo fue que detrás de ella ya no había un caza segador, el tridente de Break Sword se puso a su altura un momento.

—Gracias por la ayuda.

—De nada, señora.

El combate espacial siguió varios intensos minutos más, los tridentes F-61 de la Alianza perseguían a los oculi sin descanso, acosando a aquellos que se acercaban demasiado a las naves civiles, al tiempo que efectuaban maniobras evasivas si alguno de ellos los fijaba como objetivo. La táctica elegida les permitía moverse rápido y sin comprometer demasiado su integridad, por supuesto, alguno de ellos fue alcanzado, pero las nuevas barreras ciclónicas aguantaron bien; un par de cazas del escuadrón tuvieron que retirarse y volar junto a los civiles al ser dañados de cierta gravedad, pero por el momento todos seguían vivos.

—Comandante Forbes, todas las naves civiles estamos a punto de cruzar el relé. Gracias por su ayuda. Nos vemos al otro lado.

—Entendido. Caballeros, un poco más y podremos irnos a casa —dijo Kate a sus pilotos.

"Irse a casa", pensó con cierta tristeza, porque ahora su casa eran la Einstein y el punto de reunión, las colonias en la Corriente de Arturo se daban por perdidas básicamente y en la Tierra era mejor no pensar; si ellos habían caído teniendo al grueso de las flotas allí, lo que habría sido de su planeta natal era algo a lo que ahora mismo no podía hacer frente o su mente se descentraría pensando en la familia y amigos que tenía allí.

—La última nave civil ha cruzado el relé —informó uno de los pilotos.

—Ok. Nos vamos —ordenó Kate, poniendo rumbo al propio relé.

—¡Aquí Diamond, tengo dos bandidos en la cola y no puedo quitármelos de encima!

—Aguante, Diamond, la ayuda está en camino. El resto de caballeros fuera de aquí, yo me ocupo.

—¿Estás segura, Black Knight?

—Sí, Break Sword, quedas al mando, llévalos a casa.

—A lo orden señora.

Kate abandonó el curso establecido y se dirigió al caza acosado por los dos oculi.

—Ey, Kate, más te vale volver con vida o Jean es capaz de ir a buscarte al infierno mismo y traerte de vuelta de la oreja —aquello le llegó directamente por uno de los canales privados—. Aunque solo sea para llevarte a un consejo de guerra por desobedecer sus órdenes.

—Volveré, Jake, cuenta con ello. —Cortó la conexión y se centró en salvar a su otro piloto.

Después de darle unas rápidas instrucciones a Diamond, Kate logró maniobrar hasta ponerse tras el grupo perseguidor y un hábil disparo le sirvió para eliminar a uno de los oculus. Sin embargo, el otro despareció de su campo visual en segundos.

—¿Dónde demonios está? —gruñó entre dientes—. ¡Diamond, mueva el culo hasta el relé! —le ladró al piloto.

—Sí, señora.

Kate lo siguió unos metros por detrás, todos los sentidos alerta, esperando la vuelta del oculus, aquellas máquinas no eran de las que se daban por vencidas. Cuando ya casi alcanzaban el relé, la señal de alarma se disparó en su cabina, el enemigo estaba a su cola y la tenía fijada.

—Mierda —masculló.

No tenía mucho espacio para maniobrar, no con el relé llenando su campo de visión, los anillos girando rápidamente y listos para atraparla en su campo de efecto de masa y lanzarla a años luz de su posición original. No podía permitir que aquel caza enemigo la siguiera, así que apretando los dientes, comenzó un movimiento desesperado; acelerando al máximo, hizo un amplio rizo, saliendo del alcance del relé y de la mira del enemigo, quedando justo a su cola ahora, todos los músculos de su cuerpo se estremecieron de dolor ante las fuerzas operantes en aquel giro, el sudor perló su frente bajo el casco. Con apenas unos segundos para disparar antes de que el segador se volviera contra ella, apretó el gatillo y una ráfaga de munición impactó contra su objetivo, volándolo en pedazos.

—¡Cómete esa, cabrón! —gritó al tiempo que su caza cruzaba los restos y entraba de nuevo en el campo del relé.

—Buena suerte, Segunda Flota… —dijo por un canal abierto de radio a las naves que en las inmediaciones de la destruida estación espacial todavía seguían luchando—… Nos vemos en el otro lado.


Notas: Por si os estáis preguntando de dónde sale eso de la nave nodriza, es la traducción que en castellano se ha hecho del término "carrier", una clase de nave espacial de la Alianza, la Flota humana es la única que tiene este tipo de naves (de hecho, "carrier" es como se llaman en inglés a los portaviones y el concepto es extrapolable al espacio). Podéis encontrarla en el Códice de Mass Effect 3 (como curiosidad, la hermana del ingeniero Adams sirve como navegante en una de estas naves nodrizas y Cortez estuvo a punto de ser nombrado CAG de otra). No he encontrado imágenes de ellas ni descripciones, así que su disposición la he hecho siguiendo un poco la que creo que puede ser basada en otras naves.