Disclaimers: Los personajes y el mundo de Harry Potter pertenecen a J.K Rowling y todo aquél que posea el copyright por haber hecho compra de algunos derechos de autor, en esta historia son utilizados con fines recreativos y sin lucro alguno.
¡Hola! Bueno... creo que me he enfrascado en hacer OS de esta clase, pero... mientras le decía a mi hermana que me gustaba el Scorly, ella me dijo que no le gustaba (ella shippea el Drinny) porque pensaba en esa relación como incestuosa, así que... bueno, gracias hermana, por llevarme la contra en mis OTPs y así brindarme ideas sin que lo desees, he,he,he, espero que les agrade el OS.
Observó el altero de deberes que tenía que seguir firmando, se estiró para sujetar la edición del Diario el Profeta de ese día, la imagen en movimiento era de ella, una nueva noticia sobre su familia, abrazaba al mayor de sus hijos, acababa de salir de la academia de Aurores, se uniría a su padre, al mundo mágico le encantaba estar al tanto de lo que hacía la familia Potter, y él lo agradecía, bueno, podía seguir teniendo noticias de ella, sabia pocas cosas por su hijo, que era el mejor amigo del hijo mediano de los Potter, aun así, su hijo parecía una tumba respecto a los problemas o a sus situaciones con esa familia, no lo culpaba, él le había dicho que se negaba a saber de esa familia, y duró unos buenos meses enfadado con él cuando le informó que se había hecho amigo de Albus Severus Potter, había mucho en ese chico que lo enfadaban, desde el nombre, hasta su padre.
Observó la foto en movimiento de él y su esposa, cuando estaba embarazada de Scorpius, hizo a un lado todo para dedicarse al trabajo, era lo único que le quedaba. Desde que Scorpius había entrado a Hogwarts se había quedado completamente solo, bueno, los elfos domésticos y él, de ahí en fuera, no le quedaba nada más que soledad en época de escuela, adoraba a su hijo, pero eso no lo hacía más flexible, el hecho de que Astoria muriera no era suficiente como para mimarlo, a él lo había sobre protegido su madre, no su padre, y en el fondo, no quería ver a su hijo convertido en lo que él se convirtió, no todos tenían la suerte de salir de la más profunda oscuridad, no todos tenían a alguien que los amara, bueno, eso pensó él, no encontró otra razón para que ella le ayudará a salir de todo aquello.
Se sirvió un poco de Whisky de fuego, observó a la nada, ni si quiera veía a los elfos hacer su trabajo, sabían que odiaba verlos merodeando, limpiando y todo eso, se había vuelto un ermitaño, y se odiaba muchas veces por eso.
Observó a la chimenea cuando el fuego se tornó verde, Scorpius salió de las llamas y le observó un poco serio, un poco preocupado.
—Son las diez de la mañana, papá ¿no es muy pronto para que estés tomando?
—No te importa a qué hora tomo una copa, Scorpius ¿qué es lo que quieres? –preguntó sin prestar mucha atención.
—Vine a verte ¿es malo eso?
—Desde que saliste de Hogwarts, has dejado de venir seguido, antes estudiabas la mayor parte del año, y a veces decidías que pasarías las vacaciones de Navidad o algunas fechas con los Potter, quedó claro cuando tenías trece, que te las arreglarías para dejar de venir en cuanto cumplieras los diecisiete.
—De nuevo con eso –puso los ojos en blanco el chico.
—De nuevo con eso, recuérdame algo, Scorpius ¿Hace cuánto saliste de Hogwarts?
—Hace ocho años, papá –admitió su hijo.
—Vienes a hacer visitas cordiales que duran a veces, cinco minutos, perdón si no soy tan cariñoso contigo.
—Nunca lo fuiste, tengo que recordarlo también, lujos, comodidades, los Weasley no tienen esas mismas comodidades, pero por lo menos tienen conversaciones largas con sus hijos, sin mencionar a los Potter, papá, sé perfectamente que no somos como ellos, y es una lástima, verdaderamente, no conocí a mi madre y a veces, cuando veo a la madre de Rose, me pregunto si mi madre seria como ella, o como la madre de Albus, la señora Potter adora, cuida y reprende a sus hijos cuando lo debe de hacer, incluso el señor Potter, o el señor Weasley son más afectuosos con sus hijos de lo que tú has sido conmigo –se quedó callado un momento –no es ni tu culpa ni la mía que mi madre muriera, lo sabes, y aun así, he pasado veinticinco años culpándome por ello.
—Tienes mucha razón al decir que no somos como ellos, y no, tu madre no fue como Granger, y mucho menos como Weasley.
—Granger y Weasley –se burló su hijo –te quedaste en tu época de estudiante papá, han pasado los suficientes años como para que eso cambiara, ahora son Hermione Weasley y Ginevra P...
—No me importa como sea su apellido ahora –soltó enfadado.
—Sigues siendo igual de intolerante que siempre, eres igual que el abuelo, al menos él no se puso como un histérico –regresó hasta la chimenea –cuando te enteres por El Profeta, no vayas a enviar a tu lechuza quejándote de que no te informé mis planes.
Las flamas verdes engulleron a su hijo, no dijo nada, volvió a servirse más whisky, y lo bebió de un trago, no es que no lo dejara informarle nada, simplemente, se había negado a aceptar que Ginevra ahora realmente era de Potter.
Fue de nuevo a su trabajo y se perdió en todos los papeles, hasta que su elfo le informó que la cena estaba lista, se levantó, cenó y volvió a sus deberes, odiaba su vida, su trabajo, todo, admitía que Scorpius tenía razón en huir de esa monotonía infernal.
oOo
Había pasado una semana desde que su hijo había ido a verlo, había recibido un par de lechuzas de ella que había decidido echar al fuego sin leerlas, lo que menos quería era saber de ella en esos momentos, no cuando estaba de nuevo odiándose y odiando la vida a la que ella le había condenado, si hubiese dicho que sí, cuando le pidió que se fueran lejos, toda su vida hubiese sido diferente, y no ese mal chiste que era ahora.
Escuchó un alboroto en la estancia, escuchó la voz aguda de sus elfos decirle a ese alguien que no lo hiciera, que él estaba ocupado y se enfadaría, se puso de pie cuando la puerta se abrió de golpe, la observó atento, su cabello rojo estaba atado en una suave trenza que caía sobre su hombro derecho, su capa negra cubría su vestimenta.
—Retírense –ordenó a sus elfos –pero... ¿Quieres algo de tomar? –sonrío.
—No –soltó fríamente la pelirroja.
—Pueden irse, si la señora Potter cambia de opinión, les informaré.
—Sí, amo Malfoy –aceptaron y desaparecieron.
— ¿Puedo saber la razón de esa entrada a mi casa, Ginevra? –ocultó su sonrisa.
—No es una visita cordial –cerró la puerta y fue hasta él.
—Una lástima, pensé que lo era, tengo buenos recuerdos ¿lo sabes? Pero no estás aquí para que charlemos de nuestros buenos tiempos ¿no?
—No, te dije, y creí ser muy clara cuando te lo advertí, que quería muy lejos a tu hijo de mi hija –soltó enfadada.
—Tu hijo, es amigo de mi hijo, tú permitiste que mi hijo fuera a tú casa a pasar fechas importantes, era tú obligación, mantenerlo lejos de tú hija, no mía, yo le dije que no debía acercarse a tus hijos o a los de Granger, no es mi culpa que no hiciera caso.
—Al parecer no sacó la sangre Malfoy –soltó enfadada.
—Sacó la sangre de su madre, posiblemente –se encogió de hombros –a todo esto, no entiendo el dramatismo de tu visita.
— ¿Es que no te lo dijo? ¿Tú hijo no te lo ha dicho? –lo observó incrédula.
—Tal vez lo intentó ¿decirme qué?
—Van a casarse, tú hijo y mi hija, están planeando su boda.
— ¿Y? –se encogió de hombros –le gustan las mujeres, incluso si me dijeras que va a casarse con tu hijo seria la misma pregunta ¿Y?
—Vas a tener que hablar con él y decirle que no se casará con ella.
—Claro, le diré, Scorpius, la madre de tu novia vino a mi casa a gritonearme, a mandarme, creyendo que después de enamorarme y mandarme literalmente a la mierda, tiene el derecho y poder sobre mí, como para decir algo y yo, como estúpido complacerla, porque quería poner el mundo a sus pies, pero no, prefirió al imbécil de Potter ¿Qué quieres que haga, Ginevra? ¿Que lo mande a Azkaban sólo para complacerte?
—No pueden casarse, Draco ¿es que no lo entiendes? –soltó exasperada.
—No, están enamorados, a diferencia de nosotros, ella aceptó casarse con él, no como tú, que presumías ser una Gryffindor y terminaste siendo más cobarde que yo.
—Si no los separas tú, lo haré yo, y tendrás que aceptar las consecuencias que eso traiga.
— ¿Aceptar las consecuencias de qué? Yo no hice nada, es más enviare una lechuza y lo felicitaré, lo publicare en el Profeta.
—Eso no pasara, moví todas mis influencias para que eso no pasara, no me siento muy orgullosa de amenazar al Ministro de Magia.
—Estás haciendo...
—Es tu hija, Draco –el rubio tragó saliva ante la noticia, su garganta se secó y su respiración se volvió irregular.
— ¿Qué? –Volvió a preguntarle, quería asegurarse de que no había escuchado mal.
—Lily es tu hija, ellos son medios hermanos, no pueden casarse ¿ahora comprendes?
—Déjame entenderlo ¿me ocultaste por veintitrés años que ella es mi hija? –se enfadó y se acercó a Ginny.
— ¿Y qué hubieses hecho si te lo hubiese dicho?
—Todo hubiese cambiado, TODO, Ginevra, lleva su apellido ¿por qué permitiste eso? Ahora dime ¿James y Albus son hijos de él o son míos también?
—Son hijos de él –contestó enfadada.
—No te enfades por la pregunta, vienes a mi casa después de veinticuatro años a decirme que tenemos una hija.
—Tú la engendraste, pero Harry...
—No fui su padre por qué no lo permitiste, sólo por eso, no puedes culparme de ello, Ginevra, tú viniste a mí, tú permitiste que eso pasara.
—Por favor –suplicó.
—Nada hará que él se retracte, ni si quiera mi negativa, mi opinión jamás le ha importado, Ginevra, si la ama, deberías dejarlos casarse, digo, no lo sabrán, a menos que quieras que tu bonito y perfecto matrimonio, tu familia modelo se desmorone, deberías impedirles que se casen.
—Es tu hijo, tiene que hacerte caso –gruñó exasperada.
—Bueno, dile a Lily, es tú… nuestra hija, ella también tiene que hacerte caso.
—Aleja a tu hijo de mí hija, y es en serio.
—Nuestra hija, quisiste decir.
—Ella sólo es mi hija, mía y de Harry…
—Pues si es tú hija y de ese imbécil, no alejaré a mi hijo de ella, porque no tiene impedimentos.
—Los quiero lejos de ella, a ti, y a tu hijo –amenazó.
Draco la siguió enfadado y la detuvo, la sujetó fuertemente para evitar que con el forcejeo lograra escaparse.
—Quiero saberlo ¿por qué no me lo dijiste? –Preguntó.
—Porque te conozco, si te lo hubiese hecho, te hubieses presentado ante él, y le hubieses dicho.
— ¿Por qué estás con él si no lo amas? –Insistió –Ginevra, has estado en mis brazos antes que en los de él, incluso cuando decidiste ser la señora Potter, no entiendo porque te empeñas en decir que lo amas, si los dos sabemos que no.
—Tengo tres hijos con él, una vida hecha y…
—Tienes dos hijos con él, y una conmigo, no me hagas recordártelo de nuevo, quiero que ella lo sepa.
—Ella no se echará a tus brazos y te llamará papá, ella va a odiarte si lo sabe, Draco… ella tiene un cierto afecto por ti, quédate con eso, sólo con eso.
—Creo que estoy condenado, incluso Scorpius, prefiere a Potter que a mí, incluso mi hija también, siente un cierto afecto, por su padre, pero adora al hombre que…
—Ni Albus, ni James, ni Lily tienen la culpa de nada, todo ha sido mi culpa, y prefiero quedarme aquí, en un punto donde no le romperé el corazón a nadie.
—Me has roto el corazón por tantos años, Ginevra, peor aún, te has roto el corazón y te has forzado a vivir con alguien a quien no amas.
—Tú no sabes nada, si lo amo o no, es mi decisión estar con él y no contigo.
oOo
Se dedicó las siguientes dos semanas a ver las fotos de su hijo, en la mayoría salía la pequeña Lily Luna Potter, a veces al fondo, a veces siendo parte de la foto, pero en la mayoría estaba siempre presente ¿cómo es que no se habían dado cuenta que algo había entre ellos? Sí, tal vez él no lo sabía, pero se negaba a escuchar las aventuras de su hijo, de saberlo, hubiese escuchado por él, como la pasaba su hija.
Maldita sea, tenía una hija con Ginevra, y tenía que quedarse ahí, en su casa, encerrado, tragándose toda esa frustración, sabiendo que su hija llamaba papá a otro hombre, quería a otro hombre, y estaba furioso con Ginevra por arruinarles la vida, si ella no se hubiese callado ese gran secreto para su bienestar, ninguno de sus hijos, estaría en este embrollo, se habían enamorado de la persona incorrecta.
oOo
Lily estaba riendo divertida por lo que su compañera de compras le estaba diciendo, estaba a un mes de que llegara el día más esperado de su vida, y seguía sintiendo a su madre un poco evasiva con el tema de la boda, se había negado a ayudarle en la mayoría de los preparativos, alegando que tenía mucho trabajo, lo cual, podría ser cierto, la temporada de Quidditch estaba cada día más cerca también.
James la abrazó cuando se reunieron a comer, se sentó junto a su hermana y besó a la otra mujer, así que lo entendió, esa chica, era la novia/esposa lo que fuere del mayor de los Potter.
—Mamá dijo que no podía reunirse con nosotros, que la disculparas, Lils –se encogió de hombros James.
—No te preocupes, sé que está un poco enfadada por que le oculté mi relación con Scorpius –admitió la pelirroja.
—A todos nos ocultaron su relación, no es como para que se sienta traicionada, hubiese sido peor que todos lo supiéramos, pero ella no, ni papá se puso tan emotivo como ella con la noticia.
—Bueno, soy la más pequeña de la familia, y papá, papá es el mejor hombre del mundo, soy su favorita –se regodeo.
—Eso no es cierto –frunció el ceño James –no eres la favorita.
—Claro que lo soy, no te sientas mal por eso, James –lo abrazó.
—Su padre es genial, tengo que admitirlo, me hubiese gustado conocerlo cuando era joven, ver sus memorias, sería algo fascinante.
—La que más me gusta, es cuando notó a mamá por primera vez –admitió Lily –ni se les ocurra decirle que he estado husmeando en su pensadero, porque aunque sea el mejor padre del mundo, podría meterme a Azkaban –los tres rieron divertidos ante el comentario de Lily.
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Levantó la vista de su trabajo, Scorpius había aventado una invitación frente a él, lo observó, tenía el ceño fruncido y para no perder la costumbre, sabía que estaba furioso con él.
—Ahora ¿por qué estás furioso? –preguntó observando la invitación.
—Lily me ha dicho que la has estado vigilando ¿algo que tengas que decirme? –Su pregunta fue en un tono poco agradable.
—Me estás invitando a tu boda –lo observó –y me estás entregando una semana antes, la invitación ¿no se supone que debí recibirla en cuanto te las entregaron?
—No iba a invitarte, pero Lily me obligó a venir hasta aquí.
— ¿Ella vino contigo? –su voz lo delató.
— ¿Desde cuándo te produce alegría la mención de su nombre?
—No te importa –soltó enfadado.
—Claro que me importa, has estado hostigando a mi novia, papá, antes ni siquiera querías saber nada de ella o de su familia.
—Curiosidad –se encogió de hombros y se levantó, fue hasta la chimenea y lanzó la invitación.
—Créeme que hicieras eso me alegra –se quejó Scorpius –si mi madre viviera, honestamente, se sentiría asqueada de saber con qué hombre se casó.
—No vas a casarte con Lily Potter, Scorpius, así que te estoy evitando un fuerte dolor al quemarla.
— ¿Qué no voy a casarme con Lily? –se burló Scorpius –tienes que estar realmente loco, para pensar eso, papá, voy a casarme con Lily en una semana, y no hay nada que digas o hagas, que me haga cambiar mi opinión, gracias por quemarla, no te quería ahí, de todas formas, la única preocupada por que vayas, es Lily, y es por qué cree que sin importar la razón por la que estemos distanciados, es un día importante, y es algo que después…
—No voy a ir a esa boda, porque no habrá boda, simple y sencillo, mejor envía una nota disculpándote con los invitados.
—Escúchame bien, Draco Malfoy, porque estás perdiendo todo lo que te hace mi padre, mis abuelos estarán presentes, y es todo lo que me importa, ve o no vayas, me da igual.
—Scorpius –lo llamó pero su hijo no esperó.
Suspiró y golpeó el escritorio, maldita sea, en qué problema estaba envuelto de nuevo y por culpa de la misma mujer que le había dejado de cabeza su vida.
Ginevra, tenemos que vernos, te espero donde siempre.
Su lechuza salió volando, tomó su capa y apareció en una pequeña habitación, estaba polvosa y las mantas seguían deshechas, como la última vez que habían estado ahí, hacía veinticuatro años. La última vez que habían estado juntos, había sido cuando Astoria había muerto, le envió una lechuza y no pudo negar a ir a verla, porque quería verla, lo deseaba, el matrimonio de ella con Potter tampoco iba del todo bien, se estaban planteando la posibilidad de dejarse, y eso fue como música para sus oídos, porque… si ella lo dejaba, podían estar juntos, como siempre quiso estar con ella, pero no, habían hecho el amor y al final del día, ella volvió a su casa, con Potter, y el nuevo embarazo les hizo repensar su relación, decidiendo quedarse juntos, una niña que ni siquiera era de Potter, le había hecho permanecer con ella ¿Qué hubiese pasado si Lily Luna hubiese sido rubia, y no pelirroja?
— ¿Para qué querías verme? –Le preguntó sacándolo de sus fantasías.
—Le dije a Scorpius que no podía casarse con Lily, y no hay nada que lo haga desistir de esa absurda idea –contestó.
—Lo sé, he intentado convencer a Lily…
—Te pedí que vinieras porque quería comentarlo y saber lo que pensabas respecto a lo que haré, pero… venir aquí… sólo me ha hecho recordar que siempre has hecho las cosas conforme te favorezcan a ti, sin importarte los demás, así que sólo voy a decírtelo, voy a decirle a Scorpius que Lily y él son medios hermanos.
—Él no va a creerte –soltó.
—No tengo una buena relación con mi hijo, es cierto y la culpa es tuya, lo admito, cuando no quisiste irte conmigo, me importó…
—Ella te amaba, Draco, Astoria siempre supo lo nuestro, y me pidió que no te alejara de ella, yo ya tenía una vida con Harry cuando ella murió, tú tenías un hijo precioso con ella, las cosas no hubiesen funcionado como tu mente pensó que lo harían, tal vez tu hijo hubiese crecido con nosotros como una familia, pero ¿y mis hijos? ¿Crees que Harry se hubiese quedado muy feliz cuando me fuera contigo? Él es Harry Potter, yo no soy nada, no hubiese vuelto a ver a James y a Albus, es algo con lo que no hubiese podido, nunca, me hubiese ido contigo ¿y luego qué? Me hubiese muerto, te hubieses quedado doblemente viudo con dos hijos ¿Qué tan justo era eso para ambos?
—Voy a decirle a Scorpius –negó y acarició la mejilla de Ginny –si en verdad quieres separarlos, es la única solución.
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Todas las miradas se pusieron en Lily, se suponía que la ceremonia iniciaría a las once de la mañana y eran casi las doce, y Scorpius no había llegado, los invitados estaban inquietos, murmurando cosas.
—Tranquila –le dijo Harry y le dedicó una sonrisa –tuvo que ser algo muy grande.
—No va a venir –susurró la chica y observó a su padre.
—Claro que va a venir, Lily, Scorpius te ama –sonrió Rose –todos lo sabemos.
— ¿Entonces por qué no ha llegado, Rose?
La lechuza se posó sobre la silla junto a ella, dejando caer un pedazo de pergamino.
Lo siento, Lily, pero no puedo casarme contigo, no te amo –Scorpius H. Malfoy.
