-¿Por qué?- Pregunto Castiel.

-¿Por qué qué? –Pregunto Dean.

-¿Por qué?- Volvió a decir, y vio como Dean fruncía el entrecejo – ¿Por qué haces eso?

-¿Hacer qué?- contesto irritado. Castiel no contesto, tan solo levanto su mano hasta la frente de Dean y la deslizo hasta la curvatura de de nariz haciendo que su cara se relajara. Y Dean suspiro más tranquilo.- Porque me desesperas.

-¿Por qué?-Volvió a preguntar. Aquello se volvía mas difícil y repetitivo, quería respuesta y no las obtenía.

-porque no eres claro, por eso.- Contesto molestándose de nuevo.

-¿Por qué los humanos se molestan tan fácilmente?- Pregunto el ángel y Dean volvió a suspirar, sería una larga noche.

-¿Por qué los ángeles hacen tantas preguntas?

-Porque no lo entendemos y queremos aprender.-Dean creyó ver una sonrisa, tan solo una fracción de segundo. No sabía que odiaba mas, si cuando contestaba o cuando no lo hacía.

Soltó un bufido, Aquella sin duda seria una muy larga noche.