Rain Drops, por Natsuko Kuroigawa
Notas de la autora: Hola! Aquí os traigo un fic nuevo! Para este ya he comenzado a utilizar un formato diferente para los diálogos, de modo que no creo que haya más problemas...
No voy a decir mucho: solo que espero que os guste este nuevo fic, y que please... me dejéis reviews si lo leéis, si? Bueno... See ya'!
Disclaimer: Todos los derechos reservados. Rath, Lyn & Fire Emblem, etc. son propiedad de sus respectivos autores. Rain Drops es propiedad de Natsuko Kuroigawa, y por tanto, no puedes publicarlo o distribuirlo en otras webs sin haberle consultado primero.
* El texto en cursiva corresponde a flashback, a recuerdos de eventos pasados.
Capítulo 1:
"¡Rath!"
Los ojos verdes del mercenario se dirigieron a su superior, que en ese momento caminaba hacia él.
"Tengo un trabajo para ti… ¡Un grupo desconocido ha penetrado en el castillo y nos está atacando! Contra ellos está luchando ahora un grupo que llegó hace poco… "
Rath se limitaba a escuchar, mientras su superior se movía dentro de la habitación. Sabiendo ya de antemano que Rath no tenía intención de decirle nada, optó por continuar hablando.
"Tu misión consistirá en proteger a los líderes de este grupo… Se trata de tres nobles lycianos. Tu objetivo es infiltrarte en el campo de batalla y defenderlos con tu vida, si es necesario."
Al escuchar que se trataba de tres nobles lycianos, la imagen de un rostro que había visto por primera vez un año atrás se le pasó por la cabeza. Entonces fue cuando se preguntó si Lyn se encontraría entre ellos.
"…"
Agitó la cabeza, tratando de evitar preguntas sin sentido como esa. ¿Por qué se preguntaba algo así? ¿Acaso le importaba?
Ambos permanecieron en silencio durante unos segundos, hasta que la voz de Rath resonó en la habitación.
"¿Quiénes son esos nobles?"
Su jefe no pudo evitar una sarcástica risa al escuchar la voz del mercenario.
"Je… Así que puedes hablar después de todo…"
Después de reírse por unos segundos más, y al ver que el mercenario permanecía en silencio, con una seria expresión dibujada en el rostro, decidió contestar a su pregunta.
"Bueno… Supongo que hubiera tenido que decírtelo, incluso si no me lo hubieras preguntado. Es obvio que resulta crucial en esta misión que conozcas la identidad de aquellos a los que tienes que defender."
Rath, que permanecía inmóvil apoyando su espalda sobre la pared, podía ver como en el rostro del soldado se esbozaba una sonrisa.
"Supongo..." prosiguió, "que habrás oído de ellos, incluso siendo de Sacae."
La mirada del mercenario permanecía fija en su superior, y esperaba impaciente la parte importante de la respuesta.
"Se trata de Eliwood, el hijo del marqués de Pherae; Hector, el hermano menor del marqués de Ositia; y…"
Su superior hizo una pausa que despertó la curiosidad del mercenario.
"Lyndis, la nieta del marqués de Caelin."
Al escuchar este nombre el corazón de Rath comenzó a latir muy deprisa. ¿Lyn? ¿De verdad estaba Lyn allí? ¿Era posible que estuvieran bajo el mismo techo y no se hubiera dado cuenta? No podía creérselo…
"¡¡Mi señora Lyndis!! ¿Estás bien?"
El caballero pelirrojo se acercó a la chica, que permanecía de rodillas en el suelo, de la impresión. A la vez que le dio una respuesta, poco a poco se incorporó y se puso en pie.
"Sí… Estoy bien. Él… Este hombre me ha salvado."
El caballero dirigió su mirada al salvador de su señora, y luego preguntó…
"¿Podría saber su nombre?"
Rath permaneció en silencio, sin contestar a la pregunta. Luego volteó, y dispuesto a alejarse de ellos. La voz de la chica a la que había salvado le detuvo antes de que pueda avanzar apenas unos pasos sobre su caballo.
"¡Espera!"
Rath miró hacia detrás para ver el bello rostro de aquella chica. Su largo cabello verde, recogido en una cola de caballo, hacía juego con unos preciosos ojos turquesa que se habían fijado en los suyos. Sostenía una espada en la mano, que le hizo saber desde un principio que se trataba de una espadachina.
"¿Por qué…? ¿Por qué me has ayudado?"
Ante la pregunta, Rath giró la cabeza de nuevo y dirigió su mirada al castillo que tenía enfrente, dando la espalda a la chica.
"Creí que era una mujer de Sacae quién estaba siendo atacada, pero me equivoqué."
"¡No!"
La respuesta tomó por sorpresa a Rath, que volvió a virarse para encontrarse cara a cara con la espadachina.
"No te equivocaste… Soy de Sacae. Mi nombre es Lyn, hija del jefe de los Lorca."
Nuevamente se vio sorprendido por la respuesta.
"¿Los Lorca? ¿Quedaron supervivientes?"
"Sí…"
Después de decir esto, Rath pudo distinguir como la sonrisa de Lyn desaparecía, dibujándose una triste expresión en su rostro.
"Deberías irte de aquí. El castillo ha comenzado ha incendiarse, y el fuego se extiende cada vez más. No cometas la locura de permanecer aquí y desperdiciar la vida que acabo de salvar."
Pero Lyn no parecía tener la intención de irse de allí sin luchar. Y lo peor del caso es que, según le contó después parecía sentirse responsable de lo que ocurría allí.
"Soy Rath, de Sacae. Nuestras tribus serán diferentes, pero no pienso abandonar a una mujer de Sacae."
Después de ese día, Rath viajó junto a Lyn y los demás por un tiempo, hasta que finalmente llegaron a Caelin, donde se encontraría con su abuelo, el marqués. Entonces Rath desaparecería de su vida…
Lo que no esperaba el mercenario era que volvería a encontrarse con ella, y mucho menos de esta forma. No sabía cuanto tiempo llevaba ya pensando, y recordando su primer encuentro con Lyn, pero de lo que sí estaba seguro era que una voz que le llamaba interrumpió sus pensamientos.
"¡Ey! ¡¡¡Rath!!! ¿Me estás escuchando?"
La voz de su jefe devolvió a Rath al mundo real…
"¿Qué?"
"Supongo que no…"
A pesar de que lo murmuró, Rath pudo escuchar el comentario de su superior, que caminaba hacia él, hasta detenerse a unos centímetros del mercenario.
"¡Te decía que dejes de perder el tiempo y que empieces a moverte! Reúnete con el resto de soldados y usa la entrada lateral para alcanzar la sala del trono. Una vez allí busca a los nobles que se te ha encomendado proteger, y haz lo que tienes que hacer. ¿Entendido?"
Rath se limitó a asentir con la cabeza, para luego abandonar a la habitación. Una vez montado en su caballo, y con su arco entre las manos, se dirigió a la entrada lateral, donde se reunió con las demás unidades.
"Lyn…"
Después de un, casi silencioso, murmullo, encabezó al resto de soldados y atravesó la entrada lateral.
By Natsuko Kuroigawa, 12/05/05
