El Inocente Amor de una Muñeca.

Prologo.

Bienvenidos los fans de esta gran serie que es Rozan Maiden. Una serie que, honestamente, me gusta bastante. Pero no vinieron aquí para leer mi biografía. Espero que sea de su agrado.

Era una noche fría de invierno en la casa Sakurada. La familia que ahí vivía, dormía plácidamente. La hermana mayor Nori, dormía tranquilamente en su alcoba, enroscada en su cama, como si de un gato se tratara, tapada hasta la cabeza. Mientras tanto, en la otra habitación dormía tranquilamente un muchacho, Jun, y al igual que su hermana, estaba enroscado en las sabanas. El rostro de Jun reflejaba completa serenidad, ajeno a cualquier problema que hubiese ocurrido en el pasado. No muy lejos de la cama de Jun estaban tres maletas color marrón, acomodadas perfectamente en una hilera. Las maletas, lejos de contener ropa o algún otro objeto, eran las camas de tres muñecas. Shinku, Hinaichigo y Suiseiseki. Shinku e Hinaichigo dormían tranquilamente, cada una soñando maravillosamente. Pero había una muñeca que no estaba durmiendo en su maleta.

Suiseiseki estaba parada en la orilla de la ventana. La delicada luz de la luna formaba una sombra al contacto con el cuerpo de la muñeca. La muñeca miraba por la ventana, contemplando la hermosa luna llena de esa noche. Sus pequeñas manos tocaban el frio cristal de la ventana. La muñeca exhalo aire caliente a la ventana, y en la parte empañada comenzó a escribir dos nombres, rodeados por un corazón.

La muñeca, desde hace algún tiempo, se había sentido extraña, algo que jamás había sentido. Lejos de tener algún problema médico, lo que ella sentía es una rara atracción por Jun. Su mente no paraba de crear imágenes de ella y jun, abrazándose cariñosamente. Entre más tiempo pasaba cerca de él, más difícil se le había fingir que lo odiaba, y más difícil se le hacía controlar sus impulsos de abalanzarse a él y llenarlo de besos y abrazos.

La pensativa muñeca salto hacia la cama de Jun, y lentamente se acercó a él, cuidando cada paso que daba, pues, aunque pareciera profundamente dormido, en realidad tenía el sueño bastante ligero. En una ocasión, mientras lo miraba dormir, cosa que se había vuelto algo de casi todas las noches, la muñeca había empujado un lápiz, el cual estaba en una mesa cercana a la cama de Jun, el simple ruido de un lápiz al chocar con el suelo, había sido suficiente para despertarlo.

Suiseiseki al fin había llegado a la cabecera de la cama. La muñeca se sentó delicadamente alado de Jun y solo se quedó ahí, observado el sereno rostro del muchacho. La muñeca comenzó a ponerse nerviosa, su pequeño corazón latía rápidamente. Una idea paso por la mente de Suiseseki, una idea que lentamente se convirtió en deseo. No podía resistir estar tan cerca del rostro de Jun y no poder besarlo. Lo necesitaba, necesitaba besar sus labios, al menos una vez.

La muñeca agito su cabeza, para alejar ese pensamiento. Era una locura, con el mínimo rose de sus labios Jun podría despertar, y no tenía ni una excusa.

Pero el deseo fue más fuerte que su sentido común. Suiseiseki lentamente acerco su rostro al de Jun, sus rostros llegaron a estar tan cerca que Suiseiseki podía sentir la cálida respiración de Jun. Pero de un momento al otro el muchacho abrió los ojos, encontrando una figura borrosa frente a él, pero reconocible.

Jun – ¿Suiseiseki? – Dijo, extendiendo el brazo hacia la mesa, para tomar sus anteojos – ¿Qué haces mirándome?, me asustaste –

Suiseiseki – No sé de qué… y-yo solo… escuche que hacías ruidos extraños, al parecer tenías una pesadilla… s-solo eso – Se excusó, desviando su rostro, para evitar que viera sus coloradas mejillas.

Jun sonrió ligeramente, por alguna razón se sentía feliz al saber que Suiseiseki, la persona que creía que lo odiaba con toda su alma de muñeca, se preocupaba por él.

Jun – ¿No puedes dormir?, ¿También tuviste una pesadilla? – Pregunto, con una sonrisa amistosa – Si quieres puedes dormir conmigo –

Suiseiseki no pudo evitar sorprenderse mucho, pero también se formó una sonrisa en su rostro, parecía casi como un sueño. Jun pidiéndole a ella que durmiera en su cama, sin duda debía estar soñando.

Suiseiseki – C-Como le puedes preguntar e-eso a una dama como yo – Dijo, fingiendo que estaba ofendida – A-Apuesto que deseas hacer c-cosas pervertidas –

Jun – ¿Cómo puedes pensar eso? –

Suiseseki – B-Bueno, si insiste… p-pero no v-vallas a hacer intentar nada –

Jun – Jeje, claro que no –

Jun se hiso para un lado, dándole suficiente espacio a Suiseiseki para que estuviera cómoda. La muñeca se metió entre las sabanas y se acurruco en el brazo Jun, escondiendo su cara, para que no notara lo avergonzada que estaba.

Por alguna razón, extraña para Jun, le era muy agradable el estar con Suiseiseki. Ni siquiera él sabía porque le había ofrecido dormir alado de él… pero le gustaba, le gustaba saber que ella estaba recargada en su brazo, sentir su delicada respiración, y sentir como lentamente abrazaba su brazo. Simplemente no podía resistir tanta ternura.

Jun se acomodó en la cama, quedando frente a Suiseiseki, y lentamente rodeo su pequeña cintura con su brazo y la acerco a él, provocando que no hubiera espacio que los separara.

Suiseiseki – ¿Q-Que h-haces? – Su rostro se enrojecía cada vez más.

Jun – Shhh – Puso su dedo índice en sus pequeños labios – Solo por esta vez – Le dijo, pues sabía que se pondría a gritar.

Suiseiseki se quedó callada, y por una vez hiso lo que su corazón le decía. La muñeca solo cerro los ojos y abrazo el torso de Jun. En ese momento no le importaba nada, solo quería que ese bello momento no acabara nunca.

Espero que les haya gustado. Si quieren que siga, no olviden dejar sus Reviews. Nos leemos luego.