Summary: A lo largo de su vida, lo habían llamado de todo: bastardo, traidor, terrorista. Pero Ari era algo más que la pesadilla personal de Kate Todd. Porque ella había sido la única, además de su hermana Ziva, que vio más allá de la Bête noire. Ari era una nuez. Y Caitlin podía percibir ligeras diferencias en las cáscaras de las personas, antes de entender siquiera su tesoro interior. Kari. Rated por lenguaje y posibles escenas.

Disclaimer: es deprimente repetir una y otra vez que nada de esto me pertenece y que escribo por amor al arte. Ni soy rica ni ingeniosa, ahí queda eso.

Primero y ante todo, me gustaría comentar el título de este fic: In a nutshell es una expresión inglesa que viene a decir "en pocas palabras" o "en resumen", porque -irónicamente dado que seguramente no vayan a ser pocas- pensaba recoger aquí la historia de ambos personajes.

Ari Haswari juega mucho con el simbolismo. Le gusta hacer pensar y estudió medicina. Pone a prueba a Kate con el juego del guisante bajo las tres cáscaras de nuez (de nuevo, en inglés es "nutshell") ya no solamente para comprobar sus habilidades como agente, sino también para ver si es capaz de entenderlo a él. Ella puede ver más allá de la cáscara y de la fachada que se ha montado como agente doble (por eso no pudo matarlo), y las nueces en sí –el fruto- tienen forma de cerebro, o al menos, esa es la sensación que me han dado toda la vida. Me gusta jugar con la simbología, y esta vez la pareja Kari es mi blanco.

Este primer capítulo va a ser más cortito de lo que acostumbro, más que nada porque tenía en mente una especie de introducción para asentar acontecimientos y preparar la acción del segundo capítulo.

Así que…

OoOoO

Aquello no era normal. Ducky parecía alterado por algo y se negaba, sutilmente, a dejarla pasar. La estaba evadiendo, haciéndose el distraído de mala manera.

-He vencido mi fobia- lo intentó de nuevo, bromeando sobre lo de Abby, para aligerar el ambiente y hacerlo reír. A lo mejor, lo había ofendido antes y no se había dado cuenta.

Él la había llamado Abby, como si no la reconociera. Su nombre era Kate, pero le permitía llamarla Caitlin, solo a él y a Gibbs, muy de vez en cuando. ¿Por qué la llamaba Abby no la dejaba entrar?

Viendo que no iba a conseguir nada, se agachó a dejar la caja con las pruebas en el suelo, dispuesta a comentarle a Gibbs lo extraño de su actitud. Estaba preocupada, no era lógico en el bueno de Ducky.

-¿Desde cuándo las ratas de laboratorio llevan six hours?

Antes de voltearse a mirarlo, ya tenía la piel de gallina. Esa voz, a pesar de compartir el acento de Edimburgo con la del doctor, no era la del forense.

Un hombre moreno y atractivo la apuntaba con una nueve milímetros y estaba claramente al mando de la situación. Alzó ambas manos al aire, mientras él le invitaba a pasar a la morgue con un gesto de cabeza. Notó la mirada pesarosa de Gerard y la de disculpa de Ducky, mientras el individuo le quitaba de la parte de atrás del pantalón su six hour. Ahora la situación tenía muchísimo más sentido, siendo rehenes. El pobre Ducky había tratado de protegerla y ella insistiendo y pensando lo peor de él.

El extraño la tumbó sobre una de las camillas de autopsias, después de hacerla descalzarse con cuidado, y boca abajo, con las manos por detrás de la nuca y la cacheó con suavidad. Acariciándola, más que buscando ninguna otra arma, se hizo con el cuchillo que siempre llevaba enganchado al calcetín derecho.

-¿No lleva repuesto? –le rebuscó en la chaqueta de cuero, sin esperar respuesta- Agente especial Caitlin Todd. ¿Se le da bien usar el arma, Caitlin?

Debía ser un terrorista. ¿Quién más se cuela en la Morgue del NCIS para retener a Ducky y a Gerard? Hace poco había llegado el cuerpo de un musulmán, si no recordaba mal. A lo mejor venía a recuperarlo. De cualquier forma, ella ya lo había bautizado como terrorista, dado que entre sus intenciones no aparecían las de decirle su nombre.

Había bajado a ver a sus amigos fugazmente para despejar las ideas y seguir trabajando, y ahora se encontraba secuestrada. Había toda una torre de papeleo encima de su escritorio, esperándola. Odiaba el papeleo y ese hombre la estaba retrasando. Y encima, se atrevía a apuntarlos.

-Devuélvamela y se lo demostraré

El terrorista sonrió con algo parecido a la admiración y dejó escapar un sonido que se asemejaba a una risita burlona.

-¿Alguna vez ha disparado por ira?

-Me encantaría hacerlo ahora.

-¿Le disparó usted a Qassam?-dejó la pregunta evaporarse en el aire. - ¿Le hizo esos dos agujeros en el corazón?

-Ella no le disparó-la defendió Ducky.

-¿Quién fue?

Se produjo un silencio incómodo hasta que el forense volvió a contestar.

-El agente especial Gibbs.

-¡Ducky…!-no debían darle información. Cuanto menos cooperaran, mejor. Si esperaban calladitos, alguien se daría cuenta de todo y vendría con ayuda.

-Ese nombre me suena, doctor Mallard…

-No respondas a este cabrón.

-No reprenda al bueno del doctor, Caitlin-la regañó con condescendencia-. Al menos, hasta que conozca mis reglas.

-Yo no acato las reglas de terroristas.

-¿Quién dice que sea terrorista? –Alzó una ceja- Doctor, ¿son estas todas las pruebas?

-Por lo que veo desde aquí… -buscó confirmación- ¿Gerard?

-Parece que están todas.

-Caitlin, ahora puede darse la vuelta, si deja las manos donde las tiene… -lentamente, Kate quedó boca arriba con las manos detrás de la nuca. ¿Era cosa suya o la vista del hombre se había desviado momentáneamente y con poco disimulo a su pecho?- ¿Los agentes han registrado la habitación de Qassam? ¿Dónde están las pruebas, embolsadas y etiquetadas? –Más silencio- Doctor, explíquele las reglas a la obstinada Caitlin.

-Si mentimos o él cree que mentimos, le meterá una bala a Gerard en las articulaciones-recitó.

-Especifique-ordenó, sin variar el tono de su voz-: en las articulaciones sinoviales. Y ha omitido una condición.

-¿Sí? –frunció el entrecejo, como cuando dejaba pasar algo referente a una autopsia y Gerard tenía que recordárselo- Ah, sí, así es. No debemos tratar de engañarle.

-Cosa que usted ha intentado hacer al decir que había vencido su fobia- añadió con una suavidad letal.

-No conocía las reglas-volvió a defenderla.

-Pero usted sí, doctor Mallard, y participó en la treta llamándola Abby.

No dio tiempo a que la amenaza se recreara. Apuntó y disparó. Había sangre. Brotaba mucho rojo. No le gustaba el color rojo. El "BANG" apagado por el silenciador de la nueve milímetros todavía resonaba en el lugar y en su cabeza.

Le había disparado. ¡Ese cabrón se las había ingeniado para dispararlo y hacerles creer que era culpa suya!

Gerard cayó hacia atrás de la impresión, llevándose la mano al hombro izquierdo. Ducky jadeó espantado y Kate, todavía en la misma posición, abrió los ojos como platos de la impresión.

OoOoO

Bueno, hasta aquí el primer capítulo. No hace falta que ponga en situación: la historia comienza cuando se conocen, es decir, en "Bête noire" (NCIS, #1x16) y tenía en mente desarrollarlo hasta "Reveille" (#1x23), pero me gusta demasiado esta pareja y no tengo claro qué haré con ella.

Ya veremos, tal vez unos cuantos capítulos más y… que sea lo que Dios quiera.

¡Ya me decís que os parece!